Donald Trump, cuyo
controvertido único mandato termina -para bien- el día de hoy, empieza a ser considerado
por los historiadores como el peor presidente en la historia de Estados Unidos.
Véanse los rankings publicados periódicamente por dos instituciones académicas
dedicadas a calificar la actuación histórica de los mandatarios, basados en las
opiniones de 160 politólogos, historiadores, economistas, etc. Para el Siena
College Trump quedó en antepenúltimo, sólo por detrás de James Buchanan y
Andrew Johnson, y para la Brandon Rottinghaus de la Universidad de Houston (conocida
como la "Encuesta de Grandeza Presidencial") ocupó el último lugar. Incluso
entre los encuestados identificados como conservadores Trump salió mal parado: lugar
número 40 (de 45). Entre los moderados y liberales, Trump fue clasificado el
peor.
Ahora bien, estas
encuestas fueron realizadas en 2019, antes del desastre del coronavirus, de las
protestas del movimiento "Black Lives Matter", de la debacle
económica, de las acusaciones sin fundamento propaladas por Trump sobre un
supuesto fraude electoral y del grotesco asalto al capitolio y del sin
precedente segundo juicio de impeachment. ¡Pobre Dony! El gran ególatra
auguraba tomar un lugar
prominente en la lista de grandes ex presidentes, e incluso llegó a sugerir hacerse
un lugar en el monumento presidencial de Monte Rushmore en Dakota del Sur junto
con Washington, Jefferson, Lincoln y Ted Roosevelt. No es broma. El gobernador republicano
del estado, Kristi Noem así lo platicó: “¿Sabes
cuál es mi sueño?”, me preguntó, ansioso, el presidente, “ ¡Tener mi cara esculpida
en el Monte Rushmore!”. A mi me ganó la risa, pero Trump se puso serio y me reclamó,
“no te rías, lo digo en serio, nunca he hablado más seriamente en mi vida”.
Ahora en lugar de Mont Rushmore, a Donny le espera la continuación del impeachment
aprobado en la Cámara de Representantes la semana pasada. Muchos dudan sobre la
constitucionalidad de este hecho. ¿Se puede hacer impeachment a un presidente
cuyo mandato ha finalizado? Pero hay antecedentes de funcionarios sometidos a
este proceso una vez abandonado el cargo público. El más conspicuo es el del Secretario
de Guerra William Belknap, procesado y juzgado en el Senado en 1876 pese a
haber dimitido previamente. “Nada en la Constitución sugiere que un presidente
que ha demostrado ser una amenaza mortal para nuestra supervivencia como
república constitucional debería ser capaz de agotar nuestra capacidad de
condenar su conducta y asegurar que nunca pueda repetirse", afirman
algunos constitucionalistas, pero no hay consenso sobre el tema. Sólo la Corte
Suprema puede dar una sentencia definitiva. Eso sí, de proceder el impechment “a
posteriori”, los republicanos deberían considerar seriamente si es digna de aprovecharse
esta oportunidad para deshacerse de Trump y reducir al máximo su muy perniciosa
influencia en el partido.
Pedro Arturo Aguirre
Hombres Fuertes
20/Ene/21