viernes, 25 de marzo de 2011

Guerra en Libia: momento de definiciones


La guerra en Libia es uno de esos momentos críticos en los que Estados y estadistas dan a conocer el tamaño del que verdaderamente están hechos. Después de vergonzosas dudas, Estados Unidos y la mayor parte de la Unión Europea encontraron el coraje para salir en defensa de los principíos fundamentales que, se supone, inspiran supolítica exterior: la defensa de la democracia y los derechos humanos, mientras que  el BRIC (el bloque de potencias emergentes conformado por Brasil, China, India y Rusia) refirmó que su sólido y casí único punto en común en el cual sustentan su pretención de convertise en una especie de alianza internacional consiste en contradecir todo lo que diga o haga Estados Unidos. Aun peor,  Alemania hizo el ridículo y Silvio Berlusconi, bueno, pues es Silvio Berlusconi.

La abstención en el Consejo de Seguridad de las cuatro naciones que integran el bloque BRIC se sustentó en su consideración de que las acciones contra  Muammar Khadafi eran "riesgosas e injustificadas". De esta forma, la oposición a la campaña libia se ha convertido en un punto de convergencia diplomática para los BRICS, que celebrarán una cumbre en el sur de China el mes próximo. Ya les urgía a los emergentes algo en que estar de acuerdo, pero es improbable que la postura crítica a la intervención contra el sátrapa de Trípoli se traduzca en una acción unificada por un grupo dispar de países que tienen grandes e históricas  rivalidades mutuas. Ese es el problema de la potencias emergentes: la ausencia de estrategias y objetivos de política exterior claros más allá de exportar más y de oponerse a intervenciones en estados soberanos, poniendpo siempre "las barbas a remojar". Es obvio que los emergentes no creen en que la defensa global de los derechos humanos y ni en la expansión de la democracia, pero no se entiende entonces en que justifican su demanda de tener mayor influencia mundial cuando sus perspectivas del mundo se ven limitadas por la estrechez de sus posturas defensivas, son incapaces de asumir compomisos internacionales de gran envergadura y ni ellos tienen claro para que carajos quieren más influencia.

Verdaderamente lamentables las declaraciones del primer ministro ruso, Vladimir Putin, quien comparó la campaña en Libia con la invasión en Irak, diciendo que recuerda a "los llamados medievales para las cruzadas". Le valió incluso una divergencia con el presidente del país (¡Qué él mismo puso!) A Rusia sólo le interesa que la dejen hacer lo que le venga en gana dentro de su territorio y en lo que considera su zona de influencia. Remember Georgia.


Las críticas de Brasil han sido ambiguas, como casi toda su política exterior  Ha llamado a un cese al fuego en Libia y lamentó la pérdida de vidas, pero no va más allá en ningún sentido. Sencillamente es un país cuya política exterior carece de forma flagrante de una estrategia coherente de largo plazo. Palos de ciego. Quiere marcar independencia y subrayar que no está más subordinado a Estados Unidos. Muy bien, ¡Bravo! pero, ¿Qué más? ¿Para qué? ¿Hacia dónde? 

China fue el que hizo más explícito su desacuerdo y ahora da crédito a las versiones de Kaddafi en el sentido de que los bombardeos han provocado víctimas civiles. También a China le preocupa sobremanera la intromisión de la comunidad internacional en los "asuntos internos" de las naciones. Política a la defensiva que en algún momento tendrá que modificarse si este gran país pretende ser una genuina superpotencia mundial.


Lo mismo sucede con la India, cuya postura internacional la resumió muy bien el ministro de Finanzas y líder de la cámara baja del Parlamento indio, Pranab Mukherjee, "lo que ocurre en un país, dentro de sus asuntos internos, ningún poder externo debe poder interferir". El problema es este retorno a un soberanismo imposible e indeseable de potencias emergentes que juegan a la defensiva porque aúin tienen en lo interno demasiadas cuentas pendientes que atender. Una potencia, por definición, debe tener claros sus objetivos en política exterior y ello se logra sólo cuando cuenta con una auténtica cohesión interna, además de abundancia de recursos militares y económicos. Esta cohesión interna es el punto flaco de países como China, Rusia y la India.


Ah, también un "potencia" occidental se abstuvo en el voto del Consejo de Seguridad de la ONU, pero por razones más vergonzantes: Alemania. Dicen que político es aquél que ve únicamente a las próximas elecciones y estadista el que es capaz de vislumbrar y pensar en las próximas generaciones,. Angelita Merkel y sus atolondrados socios liberales dan el perfecto ejemplo de políticos inmediatistas y medrosos, atentos úniamente al calendario electoral . Merkel teme perder el domingo unas cruciales elecciones locales en el Land de Baden Würtemberg y para tratar de evitarlo ha partido a la OTAN y a la UE. Al abstenerse junto con China, Rusia, Brasil e India, Alemania se suma al coro de las potencias emergentes que solo ven en la política exterior oportunidades económicas y que renuncian a asumir responsabilidades.


Responsabilidades que implican la capacidad de asumir riesgos a veces ingentes. Evidentemente la misión libia encierra grandes incertidumbres. No hay respuestas sencillas. Khadafi podría mantenerse en el poder, después de todo, aunque fuese sólo de medio país; los rebeldes podrían ganar y fracasar en el momento de tratar de organizar un gobierno, la coalición podría disolverse víctima de sus divisiones. Todo eso es cierto, pero lo importante es que se impidió la segura masacre que hubiese resultado de la reconquista del este de Libia por parte del tirano del Libro Verde. El mismo Khadafi lo amenazó en retirteradas ocasiones. La intervención armada fue una necesidad internacional. Bien por quienes se atrevieron a asumir riesgos y responsabilidades. 

domingo, 20 de marzo de 2011

Otra de Lujambio

Dice Lujambio que las Telenovelas son un instrumento importante para abatir rezago educativo, ¡Y yo que tanto tiempo perdí leyendo! ¡Qué bueno que al menos vi Rina, El Premio Mayor y Los Ricos También Lloran!


viernes, 18 de marzo de 2011

Japón y sus políticos de tercer mundo

 
Los japoneses afirman, no sin razón, que su país en una potencia económica del primer mundo donde funciona un sistema político del tercer mundo. En efecto, a pesar de que en este país ha funcionado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial una democracia representativa intachable desde el punto de vista de las amplias libertades ciudadanas que permite y de la limpieza electoral con la que funciona, lo cierto es que la recurrencia de los escándalos de corrupción, la penetrante injerencia de los intereses empresariales y financieros en política y el antidemocrático predominio del aparato burocrático sobre los órganos de representación ciudadana han tergiversado los procedimientos democráticos y permitido que una gris clase política lleve a la deriva a un gran país que en los años ochenta apuntaba para ser la gran potencia mundial del siglo XXI ¿Se acuerdan?

Hoy que Japón padece la triple tragedia terremoto-tsunami-crisis nuclera se ha hecho evidente como nunca antes la mediocridad y falta de liderazgo de los gobernantes nipones. Japón enfrenta su mayor desafío desde la Segunda Guerra al padecer desastres da tal maginitud que exigen, de entrada, una movilización nacional para organizar la búsqueda, el rescate y la reubicación de habitantes y un enorme esfuerzo para encontrar soluciones improvisadas en un territorio nuclear desconocido, en el que la crisis de múltiples reactores plantea un conjunto de problemas de ingentes proporciones. El gobierno japonés se ha desempeñado de una manera lamentable al exhibir desconcierto e impericia y desplegar una ineficaz y oscura política de comunicación que empieza a recibir reproches literalmente de todo el mundo. Los políticos, basándose casi por completo en la empresa Tepco (dueña de la dañada central de Fukushima) para conseguir información, sólo han podido comunicar aquello que pesta le dice, y con frecuencia de manera poco convincente. Se extraña la presencia de una voz firme y dueña de plena credibilidad capaz de tranquilizar a los ciudadanos, encabezar las labores de rescate y orientar de forma persuasiva a la población. Lo único que ha quedado claro es que se mantienen la viejas rivalidades entre entre burócratas y políticos y entre diversos ministerios que tienden a funcionar como feudos individuales de sus titulares.

Claro, no todo es tan negro para Japón, un pueblo admirable que ha sabido levantarse de peores situaciones en el pasado. Pero sin lugar a dudas en el futuro inmediato el sol naciente tendrá que profundizar los cambios que le permitan a su política ser más eficaz y transparente y a su economía mantenerse como una de las más productivas y competitivas del orbe. Pero si bien es cierto que nunca se debe descartar del todo a Japón, también lo es que el sueño de muchos ultranacionalistas japoneses que en los ochentas esperaban ver a su país convertirse en una gran superpotencia mundial compitiendo con Estados Unidos por el dominio mundial ha pasado a ser sólo una anécdota.

jueves, 17 de marzo de 2011

Mera expresión geográfica



A 150 años de la gesta del Risogimento,  políticamente Italia ha vuelto lo que antes era: una mera expresión geográfica.


miércoles, 16 de marzo de 2011

Khadafi: ¿Impunidad garantizada?


Llevo días tratando de terminar el capítulo “Khadafi” para mi blog de historia mundial de la megalomanía y confieso que el personaje se me complica. Se trata de un megalómano complejo, sobreviviente singular cuya astucia, a la par que su infamia, ha quedado más que acreditada a lo largo de las largas cuatro décadas que ha ocupado el poder. Un líder infinitamente más inteligente que, digamos, Saddam Hussein, quien conoce a fondo los entresijos de la política internacional y sabe jugar muy bien con ellos. Es falso que Khadafi sea únicamente un loco desconectado de la realidad, como opinaron muchos analistas occidentales luego de ver la delirante intervención del líder blandiendo su famoso libro verde y amenazando a los alzados con la pena de muerte en su primera aparición pública tras estallar la revuelta democrática. Lo cierto es que este déspota tiene los pies bien plantados en la tierra, ha respondido a la crisis con gran determinación y ha sabido mover inteligentemente sus fichas, para desgracia no sólo del sufrido pueblo libio, sino de las emergentes aspiraciones libertarias de los pueblos árabes. También el resto de la comunidad internacional tiene razones de sobra para desear el derrocamiento del tirano, pese a lo cual no han hecho nada concreto para propiciarla, más allá de aprobar un paquete de sanciones. Occidente no ha tenido el estómago para intervenir militarmente en Libia. Estados Unidos está entrampado en Irak y Afganistán como consecuencia funesta de los errores de Bush Jr. Europa demostró otra vez y como nunca antes su inoperancia e impotencia como potencia mundial y las potencias emergentes reiteraron su absoluta falta de compromiso con los valores de la democracia y la defensa de los derechos humanos.



Es cierto que una intervención militar tiene grandes riesgos, pero las consecuencias de un triunfo de Khadafi serían sumamente negativas. La lección que occidente deja al mundo por su pasividad es que las naciones que aspirar a la libertad nada pueden esperar de las potencias. Se sanciona la tolerancia a la represión y a la brutalidad de los sátrapas que se nieguen a dejar el poder y apelen al uso de la fuerza bruta. Los primeros en entender este triste mensaje han sido los autoritarios gobernantes de Arabia Saudita, que han enviado tropas a Bahrein para apoyar la labor represiva del régimen en contra de sus ciudadanos. La impunidad parece garantizada.





miércoles, 9 de marzo de 2011

Memory


A memory is a beautiful thing, it's almost a desire that you miss.



Gustave Flaubert 

martes, 1 de marzo de 2011

Khadafi: Cruza entre Benito Mussolini y Michael Jackson


La mejor definición que he leído sobre la verdadera naturaleza de Muammar Khadafi: una cruza entre Benito Mussolini y Michael Jackson