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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Libros de Pedro Aguirre: Consolidación Democrática y Gobernabilidad en América Latina


Consolidación Democrática y Gobernabilidad en América Latina

Fundación por la Socialdemocracia de las América

2004


El tedioso texto del prefacio dice:

"El cambio democrático que ha vivido América Latina durante la última década ha resuelto una buena cantidad de interrogantes pero ha abierto a la vez un abanico de desafíos.

Los sistemas democráticos en América Latina afrontan serios problemas de funcionamiento con sus instituciones. No son capaces de entregar los servicios que la ciudadanía reclama y ello afecta su legitimidad y genera una insatisfacción con la democracia. Se trata de una debilidad estructural del Estado y de sus burocracias que, implica, entre otras cosas, una escasa capacidad para democratizar sociedades con una historia de desigualdad que demandaría un Estado fuerte para combatirla y no un Estado ausente para tolerarla.

Al mismo tiempo, los gobiernos democráticamente electos han descubierto en la última década que el poder real que detentan es cada vez mas limitado frente a los desafíos de la gobernabilidad democrática. Y por paradójico que suene, algunos han querido atribuirle con ligereza dichas limitaciones a los procesos propios de la consolidación democrática. La nostalgia de poderes ejecutivos omnipotentes propios del autoritarismo, es una página que por fortuna ha quedado atrás por cuenta de la independencia de las otras ramas del poder, organismos de control autónomos, sociedad civil que ocupa nuevos espacios, etc. Media docena de presidentes se han ido por la acción de poderes institucionales de la democracia sin golpe de estado de por medio.

En los noventas, el hecho de haberle quitado la prioridad a la reforma política en la agenda de desarrollo llevó a que los intentos reformistas en la región fueran superficiales en su mayoría, de corto plazo y al servicio de intereses políticos particulares. La misma reforma del Estado que se anunció hace una década con bombos y platillos, muchas veces terminó también como ejercicio “técnico” ajeno a lo político, incapaz de descubrir los intereses políticos detrás de la estrategia reformista; de evaluar las implicaciones políticas de la reforma; o de anticipar la repercusión sobre la distribución del poder en la sociedad. En suma, se ha querido hacer reforma económica, reforma social e incluso reforma del Estado, sin valorar la incidencia gigantesca de la variable política.

La globalización reclama instituciones públicas que permitan ser el punto de partida de resultados económicos y sociales que la hagan inclusiva. La ola democratizadora en un mundo globalizado coincidió en mala hora con las reformas económicas orientadas a la liberalización de los mercados. Ello ha sido una infeliz coincidencia porque ha implicado que la cuenta de cobro de los débiles resultados del modelo económico en materia de crecimiento y lucha contra la pobreza, se la han pasado a la democracia. En parte se debe también a que la consolidación de la democracia ha pasado de una concepción minimalista y procedimental –elecciones periódicas y libres- a otra que sin ser maximalista pueda garantizar resultados económicos y sociales. Lo único claro es que mantener la política aislada de la economía y de la sociedad es un ejercicio suicida.

Desde otro aspecto, académicos como Pzreworsky sostienen que la posibilidad de que la democracia se mantenga crece con la mejora del nivel de vida de los ciudadanos, al punto que nunca ha caído un régimen democrático con una renta per cápita de más de US $ 6.000. La riqueza es pues uno de los factores que mantiene la democracia. Desde la otra cara, la pobreza que era antes sólo ausencia de ingreso hoy es parte del déficit de participación, de voz y, por supuesto, de democracia. En consecuencia, la pobreza tiene hoy causas y consecuencias legales y políticas que sitúan la exclusión en el marco de la negación de los derechos civiles y políticos tanto como económicos y sociales. La exigibilidad de estos últimos derechos es el mayor desafío que viene para la globalización y su respuesta es de nuevo eminentemente política.

El pecado de la década pasada fue relegar las conquistas de la democracia a lo estrictamente político, sin sincronización alguna con la agenda económica. Lo social quedó al margen de la agenda de la democracia, para no hablar de la agenda económica que -como lo ha reconocido recientemente el padre putativo de la receta mal llamada “Consenso de Washington”, John Williamson-, excluyó deliberadamente los temas de la distribución del ingreso del decálogo neoliberal porque “no había unanimidad respecto de su deseabilidad”. Esta fórmula pensó que la economía podía andar suelta de la política y que lo social podía esperar.

El desarrollo del “capital político” y las acciones para evitar que este se esfume como el capital financiero dependen de la capacidad de amarrarlo a partidos políticos fuertes, modernos y legítimos. La realidad de hoy es que los partidos siguen distanciados del interés general, entre otras cosas porque la agenda de desarrollo de la última década subestimó el rol de los partidos.

Dicha agenda al achicar los márgenes de acción política contribuyó al debilitamiento de la capacidad representativa de los partidos. Para acabar de complicar el asunto, el modelo Collor- Salinas-Fujimori-Menem fue la “vieja política” al servicio de la supuesta “nueva economía”. Sin embargo, la esperada modernización económica no trajo la modernización política y la vieja política continuó siendo inelástica frente a la reforma económica. Por ello, la mala y la vieja política siguió haciendo de las suyas frente a un modelo económico que subestimó y que finalmente no produjo los resultados deseados.

En síntesis, la reforma política en América Latina tiene que hacer parte de la agenda de desarrollo porque la democracia es una condición indispensable para lograr el crecimiento y luchar contra la pobreza. El menosprecio por la política debe enterrarse en el mismo sitio con la ortodoxia del modelo neoliberal hoy en crisis.

En su texto, Aguirre plantea la necesidad de establecer fórmulas constitucionales y electorales que procuren un mejor funcionamiento del régimen democrático y las cuales no se aprobarán por si mismas y además no ofrecerán todas las soluciones. Establece la necesidad de una clase política profesional y sensata que anteponga los intereses del país a los caprichos individuales, y de una sociedad que sea capaz de educarse en la democracia, que conciba al gobierno no como panacea o fin en sí misma, sino como un medio para conseguir los fines sociales deseados. Finalmente, plantea la necesidad de arribar a una reforma del Estado que incluya la adopción de diferentes fórmulas constitucionales y electorales que podrían funcionar en México dentro de las nuevas condiciones de competitividad. De nuevo llega la hora de analizar la viabilidad de mecanismos constitucionales que coadyuven una relación más fluida entre los poderes de la Unión".

Libros de Pedro Aguirre: La Alternativa Socialdemócrata


La Alternativa Socialdemócrata
Fundación por la Socialdemocracia de las Américas
Primera edición 2002; segunda edición, 2004

Texto de la introducción:

"Debemos renunciar al sueño de una sociedad futura que sea “completamente” distinta y en la cual los hombres sean “completamente” diferentes a como han sido hasta ahora y son aún hoy. Tenemos que aprender a vivir en la duda, pues es productivo dudar. Tenemos que dejar de buscar una única verdad y aprender a vivir con las diversas verdades que forman nuestra vida."
Willy Brandt

"La Fundación por la Socialdemocracia de las Américas publica la segunda edición, corregida y actualizada, de este libro, el cual pretende, como en su primera edición, ofrecer al lector un panorama general del desarrollo de la socialdemocracia en el mundo, así como una reflexión sobre su situación actual y un análisis sobre su viabilidad en México y América Latina. La importancia de la socialdemocracia como una de las grandes tendencias del pensamiento político universal es incuestionable. Su presencia en Europa ha sido fundamental y, a pesar de sus vaivenes electorales, nadie duda de su viabilidad hacia el siglo XXI tanto a nivel de los gobiernos nacionales como en la construcción de la unidad económica y política europea, la cual no podría concebirse sin la poderosa influencia que en ella han tenido las ideas de la socialdemocracia. México y el resto de América Latina han sido testigos de la eclosión de numerosas organizaciones y corrientes de orientación socialdemócrata las cuales, al igual que otras corrientes ideológicas y políticas que han surgido en las incipientes democracias latinoamericanas, en la mayor parte de los casos han conocido grados muy cuestionables de aceptación popular y éxito político.

Ahora que los mexicanos debemos consagrarnos a la labor de consolidar nuestro aún equívoco régimen democrático, la construcción de opciones políticas viables, responsables y modernas se hace condición imprescindible. Sin duda alguna la socialdemocracia, entendida como una alternativa progresista empeñada en conciliar la necesidad de respetar la libertad individual con el imperativo de implantar equilibrio social y bienestar compartido, será una de estas opciones.

Las primeras partes del libro se dedican a estudiar a la socialdemocracia como tendencia de pensamiento político fundamental en la historia contemporánea. El primer capítulo hace un breve recorrido por la historia y desarrollo de la socialdemocracia en Europa desde el histórico Congreso de Gotha de 1875 hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial. En el segundo se aborda el tema del Estado bienestar, desde su auge una vez terminada la Segunda Guerra Mundial hasta su crisis, evidenciada por la recesión internacional de los años setenta. El tercer capítulo analiza los vaivenes electorales socialdemócratas que se ha verificado en Europa en el transcurso de las dos últimas décadas. El cuarto trata sobre la polémica que se ha generado en torno a la renovación de la socialdemocracia, la aparición de la tercera vía y el estilo de gobernar de los actuales dirigentes socialdemócratas europeos. Los dos últimos capítulos están consagrados a reflexionar sobre la viabilidad de la socialdemocracia en América Latina y México.

Características muy distintas en los renglones económico, social, político y cultural presenta nuestra región en relación a las sociedades europeas. Las desigualdades sociales (muchas veces abismales), la inexistencia de cultura y de tradiciones democráticas arraigadas, la debilidad de los sistemas de partidos, las palmarias imperfecciones constitucionales, el personalismo, el cuadillismo y la concepción patrimonialista del poder son, entre otros, factores que obstruyen al desarrollo de la democracia en América Latina. En este contexto, pensar en la construcción de una alternativa de centro izquierda viable debe, como premisa fundamental, tener en cuenta el ominoso peso de nuestras realidades.

A pesar de los grandes obstáculos que la democracia debe enfrentar en América Latina, esta región ha sido testigo del surgimiento de opciones inspiradas en la socialdemocracia europea. Sin embargo, estas opciones han contado con poca fortuna en el momento de ocupar el gobierno, ya sea por que caen en la tentación populista o por que se ven compelidas a aplicar las recetas neoliberales.

Por otra parte, se ha afirmado que en México el PRI, durante las décadas que ha gobernado al país, ha adoptado algunas de las políticas propias de la socialdemocracia. Sin embargo, el PRI gobernó al país, fundamentalmente, bajo una lógica autoritaria y clientelista por completo ajena a la socialdemocracia.

Sin embargo, a pesar de los obstáculos y de los fracasos, pensar en la construcción de alternativas socialdemócratas en América Latina tiene sentido, precisamente por las profundas desigualdades sociales que nos afectan y por la necesidad que tenemos de arraigar auténticos regímenes democráticos. La socialdemocracia tiene como fundamental premisa la instauración de un estado social democrático y de derecho que no renuncie bajo ninguna circunstancia a su compromiso como garante de parámetros mínimos de derechos y bienestar para la población. Ese es él al que los socialdemócratas latinoamericanos deben dedicar su actividad política, frente a la palmaria realidad que presenta una derecha incapaz de presentar propuestas verdaderamente integrales y de largo alcance en lo concerniente a la política social, y que no esta interesada en respetar y tolerar de manera irrestricta las decisiones que los ciudadanos toman respecto a su vida personal.

La socialdemocracia latinoamericana deberá adaptarse a las realidades que cada país de la región presenta en los terrenos económicos, políticos y sociales. Una socialdemocracia mexicana que pretenda tener éxito ajustarse a estos imperativos, Constituir una alternativa incluyente y flexible que sepa alejarse lo más posible de ataduras ideológicas. Sin embargo, inmersos, como estamos, en una etapa de transformaciones históricas, en el contexto de un mundo globalizante en constante y vertiginosa evolución, deberá defender valores que se mantienen imperturbables: tiene la obligación de aspirar a una sociedad en la que el hombre, como individuo, alcance plena dignidad en la cultura, en el trabajo, en la seguridad y en la salud; y, como integrante de la sociedad, afirme los sentimientos de solidaridad, tolerancia y de búsqueda del bienestar colectivo.

En lo político, la socialdemocracia deberá ser patrocinadora de la democratización, pero en el entendido de que esta labor requiere de ritmos adecuados para garantizar su éxito. En México, es vital para nuestro futuro democrático el saber acompasar los cambios. Lo que está en juego es la construcción de una nueva cultura política basada en la tolerancia y en la pluralidad. Se trata, sin duda, de un proceso largo y complejo que demanda la participación activa y constante de toda la sociedad. Se debe insistir en que la tarea de la transformación nacional es un ejercicio de corresponsabilidad, que a todos involucra y a todos compromete.

Por eso es que se deberá procurar impulsar reformas que no descuiden el problema de la gobernabilidad. La búsqueda de la gobernabilidad democrática es una de las prioridades esenciales hacia el siglo XXI de nuestro país. La democratización necesitará de una etapa de maduración para garantizar su arraigo y estabilidad. Para ello, se deberá trabajar en la construcción de un régimen de partidos verdaderamente fuerte y representativo, en el desarrollo de diseños constitucionales capaces de asegurar en la mayor medida posible el buen desempeño de la actividad gubernamental, en fortalecer nuestro federalismo y en fomentar la responsabilidad política de los principales actores sociales. Si no somos capaces de lograr esta gobernabilidad democrática, México será susceptible de caer, nuevamente en la tentación autoritaria.

En lo económico, la propuesta socialdemócrata tiene que ver, sobre todo con el papel que desempeña el Estado en la economía. La crisis del denominado “Estado bienestar” nos ha obligado a repensar sobre los alcances y límites de la actividad gubernamental. Resulta claro que el Estado propietario y omnímodo que en todo pretende intervenir e influir ya no corresponde a las necesidades impuestas por las realidades del fin de siglo. La revolución científica y tecnológica, la intensificación de los vínculos comerciales y económicos entre las naciones, y la necesidad de incrementar nuestra capacidad competitiva con el exterior son algunos de los factores que nos han obligado a emprender una redimensionamiento del aparato estatal. En nuestros días, ya es inconcebible un Estado obeso, despilfarrador y propietario. Se imponen criterios de racionalidad en la distribución de los recursos, eficiencia administrativa e impulso al sector privado.

Sin embargo, esto no significa que el Estado deba abandonar por completo su injerencia en el desarrollo económico y social de un país en un país en vías de desarrollo, como es el nuestro. El Estado moderno debe efectuar sus funciones de forma eficaz, para disminuir costos y maximizar beneficios para la sociedad. Necesita saber impulsar al sector privado, para convertirlo en el motor principal de la actividad económica, pero también es indispensable que se preocupe en propiciar igualdad de oportunidades a través de una justa distribución del ingreso. No es posible concebir una nación justa sin un Estado que dedique buena parte de sus energías y recursos a atender las demandas sociales más elementales, como son salud, educación y vivienda. En México, la lucha contra la pobreza y la inequidad es, y seguirá siendo, una de las misiones estatales fundamentales.

Finalmente, una alternativa de socialdemocracia renovada en México deberá siempre actuar con aquella altura intelectual de los partidos que no asumen un “credo de cruzada”, sino una actitud profundamente crítica del entorno real, y, como lo propuso Crossman, utilizando una filosofía “escéptica pero no cínica; independiente, pero no neutral; racional, pero no dogmáticamente racionalista”.

Libros de Pedro Aguirre: Ocho en la Cumbre


Ocho en la Cumbre

Nuevo Horizonte Editores
1998
La segunda edición, actualizada, verá la luz en 2011
Texto del Prefacio:

"Inaugurado en 1975 como un mecanismo sui generis de alto nivel para propiciar la reunión periódica de los líderes de las principales democracias industrializadas del mundo, el Grupo de los Siete (hoy, de los Ocho) se ha convertido en una institución axial en el desarrollo político y económico internacional, por lo que su estudio es fundamental para la comprensión del mundo contemporáneo.

La historia del G8 no ha estado exenta de crisis y altibajos: recesión, la creciente saturación de su agenda y el inusitado impacto que tuvo el fin de la guerra fría propiciaron graves problemas estructurales y formales a las Cumbres, particularmente a las celebradas entre 1988 y 1994, pero la institución, paulatinamente, ha recuperado presencia y viabilidad en un mundo necesitado de contar con un instrumento de consulta directa que ayude a arribar a decisiones rápidas para enfrentar los cada vez más complejos de la sociedad contemporánea. El G8 ha comprobado ser un foro de útil en la tarea de estrechar los vínculos de cooperación intergubernamental, en la promoción del entendimiento mutuo y en fomentar la conciliación de esfuerzos para enfrentar los retos de nuestros tiempos, sobre todo los relativos al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales. Asimismo, la reciente inclusión de Rusia lo ha fortalecido como órgano idóneo de interlocución entre los países más poderosos del mundo.

Aunque la recesión y los problemas derivados del fin de la guerra fría cuestionaron su existencia, la fortaleza del G8 radica en su naturaleza relativamente informal, la cual, paradójicamente, lo convierte en un eficaz mecanismo de consenso entre las grandes potencias, que pueden deliberar y eventualmente decidir de manera directa y sin mayores trámites o intermediarios sobre cuestiones trascendentales.

Ahora que la reforma a las Naciones Unidas está empantanada, sobre todo en lo concerniente a la conformación del Consejo de Seguridad, el G8 asume un nueva dimensión en problemas de seguridad y política internacional, lo cual, aunado a su renovado protagonismo en los temas de la sociedad posindustrial (defensa del medio ambiente, combate al narcotráfico, prevención de enfermedades contagiosas, etc.) lo convierte en un prominente instrumento global en el escenario del fin de siglo, muchas veces por encima de otras instancias y organizaciones formales, y sin considerar mecanismos económicos que involucran a los grandes consorcios multinacionales. De hecho, muchos piensan que con la eventual incorporación de China al denominado “Club del Poder”, éste desplegará todas sus potencialidades.

Claro, desde el principio la integración de un club tan “exclusivo” provocó protestas del resto de la comunidad internacional. Por un lado, de las potencias económicas medias (como los Países Bajos, Bélgica o Suecia) y de los países en vías de desarrollo más habitados (India, Indonesia y China), que se sentían con suficiente derecho y representatividad para ser considerados miembros del grupo; por otra parte, del mundo en desarrollo, que reprocha al G8 su supuesta pretensión de hablar y decidir en nombre de la humanidad; y, por último, de aquellos que consideran que se está relegando a la ONU y al resto de los organismos internacionales a un segundo plano en beneficio de los países más ricos.

Es por esta razón que prácticamente desde la primera cumbre, el tema de las relaciones entre los países desarrollados y el tercer mundo fue incluido en la agenda de conversaciones. Grandes ideas y proyectos de asistencia se han discutido cumbre tras cumbre, pero lo cierto es que los resultados han dejado mucho que desear. En lo que respecta a la cooperación internacional con las naciones en vías de desarrollo es donde el grupo de los poderosos entrega los resultados más magros.

Por otra parte, es importante subrayar que el G7/8 nunca ha tenido la pretensión de tomar decisiones excluyendo al resto de la humanidad, ni de constituir un organismo hegemónico que suplante la tarea de Naciones Unidas y sus órganos especializados. El grupo nació por la necesidad que existe en el mundo de contar con un mecanismo de deliberación y consulta que involucre a las principales potencias mundiales con capacidad de ejercer un liderazgo global o regional, del cual no emanan directrices terminantes o categóricas y cuyas conclusiones no son necesariamente ni obligatorias ni vinculantes.

Concebida inicialmente como un evento consagrado a tratar temas exclusivamente económicos, la agenda del G78 ha variado considerablemente con el tiempo. Respondiendo a las demandas de los tiempos, muy pronto cobraron preeminencia los temas de política y seguridad internacional, y más recientemente los asuntos derivados de la globalización

Este libro constituye un esfuerzo por publicar un estudio que explique y analice a fondo el origen, historia, características, naturaleza, evolución y perspectivas del Grupo de los Siete, enfatizando su papel en lo concerniente a los temas de política internacional. Se trata de un trabajo realizado en México ante la necesidad que tenemos en nuestro país de actualizar el estudio de las tendencias mundiales a la luz de los grandes acontecimientos que la humanidad ha vivido durante la última década."

Libros de Pedro Aguirre: Una reforma electoral para la democracia.


Una reforma electoral para la democracia. Argumentos para el
Consenso


Pedro Aguirre, Ricardo Becerra, Lorenzo Córdova y José Woldenberg (no me merecían estos coautores, pero ya ni modo)

1995
Instituto de Estudios para la Transición Demorática, IETD


Dice en la página del IETD:


"La pluralidad política que cruza al país no puede ni debe ser exorcizada. Hay una diversidad que reclama un marco normativo e institucional para expresarse, convivir y competir de un modo más civilizado. Es necesario edificar los acuerdos para una reforma electoral que sea capaz de ofrecer cauces a dicha pluralidad.

Convencidos de lo anterior, y a partir de la Propuesta de Agenda para una nueva Reforma Electoral, presentada en noviembre de 1994 por los consejeros ciudadanos del Instituto Federal Electoral, los autores de este documento, conocedores del problema, reflexionan en torno a dicho cambio.

A diferencia de otros trabajos que se han escrito sobre el tema, Una reforma electoral para la democracia, más allá de ser sólo un catálogo de reformas a emprender, apuntala cada propuesta en la experiencia reciente, así como en la idea de que a la democracia se le construye en la acción política y con proyectos. Se trata, así, de ofrecer argumentos para el consenso."

Libros de Pedro Aguirre: Asia Oriental, Desarrollo y Democracia


Asia Oriental, Desarrollo y Democracia
Editorial Diana
1995

Texto del Prefacio:
"Sin duda alguna, uno de los acontecimientos más impactantes del fin de siglo es el dramático desarrollo económico que han experimentado una buena parte de las naciones de la región Asia-Pacífico. A partir del principio de los años sesentas, dos países (Corea del Sur y Taiwan) y dos ciudades Estado (Hong Kong y Singapur) han experimentado un progreso material asombroso gracias a la aplicación de estrategias de industrialización orientadas a la exportación, que ya habían sido adoptadas con singular éxito por otro país de la región: Japón. Estas políticas permitieron a estos Estados, conocidos desde entonces como los "tigres" o los Nic's (Newly Industrialized Nations)- transitar del subdesarrollo, del aislamiento y de la destrucción heredada de la guerra a ser potencias económicas y comerciales reconocidas a nivel mundial. Un par de décadas después del despegue de los "tigres", el fenómeno empezó a reproducirse en una nueva generación de países que había elegido la industrialización orientada a la exportación como su estrategia general de desarrollo, los denominados "jaguares" del sudeste asiático: Indonesia, Malasia, Tailandia y (más recientemente) Vietnam, entidades que están logrando acelerados niveles de desarrollo económico en la actualidad.

Si al impacto internacional que ha provocado el auge de esta fauna de "tigres y jaguares", sumamos el restablecimiento de China como una potencia económica mundial, gracias a las reformas iniciados por Deng Xiaoping desde principios de los años ochenta, tenemos entonces que la zona Asia-Pacífico tiene un excelente potencial hacia el ya inminente siglo XXI, y que, aparentemente, no se equivocan aquellos analistas que pronostican el cambio de la balanza del poder mundial en favor de esta región. Con China, la nación más poblada del orbe, alcanzando fantásticas tasas de crecimiento económico; con Japón aún a la vanguardia del mundo industrializado; y con la imbatible pujanza de naciones como Taiwan, Corea, Indonesia y Malasia, ¿quien detendrá a Asia oriental?

Sin embargo, en el análisis de la evolución económica y política de estos países, no deben perderse de vista algunas importantes fallas estructurales que se han manifestado en los últimos años, y que podrían condenar a este modelo oriental de desarrollo a padecer en el futuro severas crisis, a pesar de que, a primera vista, la fórmula se presenta como indiscutiblemente exitosa. Asimismo, en todos los casos (con la excepción de Japón), la estrategia ha sido posible gracias al prevalecimiento de regímenes profundamente autoritarios; dictaduras arbitrarias y violadoras de los derechos humanos que han provocado aversión a las conciencias liberales y democráticas de occidente. Desde luego, como efecto del desarrollo económico, los procesos de democratización se han acelerado en algunos de estos países, pero no en todos los casos se han reportado los mismos resultados, ni la democracia esta arribando a un mismo ritmo.

Este libro hace un esbozo general de cuales han sido las características del fenómeno de los Nic's y del modelo de desarrollo económico (industrialización orientada a la exportación), causa de la revolución económica asiática. Al mismo tiempo, analiza los orígenes y consecuencias del surgimiento de Asia oriental como una región axial en los renglones económico y comercial, así como de su éxito en dos campos claves en nuestro tiempo: competitividad y tecnología. Sin embargo, no se soslayan las dificultades estructurales inherentes al modelo exportador, los cuales acechan a Asia oriental con la posibilidad de aniquilar la prosperidad si no son corregidos oportunamente. En cuanto a China, sin dejar de reconocer sus espléndidos avances en materia económica, se pone el acento en algunas deficiencias, tales como el exceso de regionalización del esquema de desarrollo y la ausencia de una infraestructura eficiente capaz de ser el vehículo del progreso.

También nos detenemos en el estudio de las nuevas naciones en Asia Oriental que experimentan una rápida expansión económica; de la naturaleza y espectativas de la ASEAN, el APEC y otros organismos regionales; de las posibilidades que tiene Asia Oriental de convertirse ya sea en un bloque comercial homogéneo o en un escenario de enconadas pugnas internas, sin perder de vista, por un lado, la formación de alianzas comerciales dentro de la región, ni, por el otro, la existencia de una feroz competencia entre algunas de las naciones del área; de las principales tendencias y de los posibles escenarios que definirán el futuro asiático hacia el siglo XXI; y de la relación entre esta región con otras zonas influyentes en el mundo (Europa y Norteamérica). Asimismo, se presenta un estudio de las conexiones económicas y comerciales entre Asia Oriental y México, enfatizando las posibilidades de desarrollo tanto en las relaciones de tipo multilateral como bilateral con las principales naciones del área.

Por lo que corresponde al tema estrictamente político, se efectúa un examen comparativo sobre el impacto que ha tenido dentro del sistema político de las naciones de Asia Oriental el desarrollo económico acelerado consecuencia de la estrategia de industrialización orientada a la exportación, destacando las principales peculiaridades que han caracterizado a la política de la región: sistemas de partido único, hegemónico pragmático y dominante; democratización impuesta desde el exterior; autoritarismo militar y/o personal; fundamentalismo musulmán; y dictadura comunista. También se realiza una descripción del proceso de transición democrática iniciado en los últimos años como resultado de la eclosión de nuevas clases sociales relacionadas a la industrialización y del fin de la Guerra Fría, así como de la determinante influencia que los regímenes autoritarios han desempeñado en la imposición del modelo económico, al cual difícilmente hubiese conocido tanta gloria si no es mediante un severo dirigismo estatal.

Para la exposición del estudio sobre el desarrollo político de las naciones de Asia oriental, hemos establecido cuatro categorías:

1.- Japón, hoy por hoy, una de las principales potencias del mundo capitalista, inobjetable líder regional, cuyo sistema político ha presentado graves deficiencias, que contrastan pobremente con su poderío económico y comercial.

2- Los "tigres" (Corea del Sur, Taiwan, Singapur y Hong Kong), naciones acosadas durante décadas por los vaivenes de la Guerra Fría, las cuales han logrado un desarrollo acelerado desde los años sesentas, y cuyos sistemas de gobierno han sido dominados la mayor parte de este período por dictaduras o regímenes coloniales.

3.- Los "jaguares del Sudeste", cuatro estados (Indonesia, Malasia, Tailandia y Vietnam) que han iniciado, a partir de finales de los años setenta, un proceso de industrialización acelerada orientada a la exportación, y en donde también han prevalecido gobiernos autoritarios.

4.- China, supernación que en la actualidad repunta espectacularmente en los campos económicos y comerciales, perfilándose para ser una potencia de primer orden en el siglo XXI, pero que aún no ha podido saldar efectivamente el reto de su modernización política.

Este es un libro escrito por mexicanos para ser leído por mexicanos. Es decir, se trata de un trabajo que, a pesar de tratar un tema extranjero, ha sido escrito con una "óptica mexicana", sobre todo con la idea de exponer al público nacional cuales son las realidades y los mitos del denominado "fenómeno de los Nic's", tanto desde el punto de vista político como del económico, y de ensayar algunas explicaciones sobre cuales son las perspectivas más viables para la región Asia-Pacífico rumbo al siglo XXI. Nuestra intención es coadyuvar de manera modesta a divulgar el conocimiento una región cada vez más importante, cuyas vicisitudes afectan no solo a sus protagonistas directos, sino a toda la humanidad. Además, la transición política de países que han evolucionado económicamente de forma acelerada en poco tiempo implica una valiosa lección para naciones que, como las latinoamericanas, han optado por estrategias de apertura comercial y liberalización económica como receta para lograr el progreso.

Entender a fondo la naturaleza y evolución de las transformaciones internacionales es comprender también la dinámica en la que estamos inmersos los mexicanos como miembros de una nación que ha decidió enfrentar los desafíos de la globalización. Es vital para nuestro país el entender de una vez que no constituye un "planeta aparte" dentro de un mundo que por sus grados cada vez más profundos de interrelación e interdependencia ha sido bautizado como "la aldea global".

Libros de Pedro Aguirre: La Unión Europea, Evolución y Perspectivas


La Unión Europea: Evolución y Perspectivas

Editorial Diana
1994

Texto del prefacio:

"Europa, al cerrar el convulsionado siglo XX, pretende volver por sus fueros y convertirse en una potencia política de primer orden en la próxima centuria. Después de la pavorosa destrucción de la que el continente fue víctima en la Segunda Guerra Mundial, que condenó a los europeos a ser actores de reparto en el drama de la Guerra Fría, se emprendió un profundo proceso de integración comercial, económica y política, que hasta la fecha evoluciona como la única forma en la que esta región del mundo puede conformar una entidad poderosa capaz de incidir en el rumbo de la historia.
La Unión Europea es una institución singular. Se trata de la expresión más completa del deseo de un grupo de naciones soberanas de colaborar estrechamente entre sí, abandonando recelos nacionales a favor de la convivencia pacífica y del desarrollo compartido. Por ya más de dos décadas, los Estados miembros han aprendido a llevar adelante al proceso de integración, a pesar de las desventajas y contratiempos que en todo momento han surgido en el camino. Desde la fundación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, en el año de 1952, Europa ha logrado gradualmente imprimir dimensión continental a sus estructuras nacionales en comercio, economía y, más recientemente, política. Los principales beneficiados de este fenómeno, a pesar de aquellos que pretenden presentar a las estructuras supranacionales europeas como armazones burocráticos ajenos a los anhelos de la "sociedad civil", han sido los 350 millones de europeos, que en la actualidad disfrutan de las ventajas que les ofrece un mercado interno único (el más grande del mundo) donde prevalecen plenas libertades de movimiento, trabajo y consumo.

Lo más notable de la integración europea en que ha sido posible en el respeto a las culturas e identidades nacionales. Lejos de ser destruidas o suplantadas, las viejas estructuras nacionales han servido de base para la construcción de la unión. Asimismo, la integración se ha logrado en medio de la libertad, la paz y la democracia. El fantasma de la guerra ha sido desterrado. La Unión Europea es hoy factor central en el progreso y la estabilidad de la comunidad internacional.

Sin embargo, en la actualidad la Unión Europea vive una encrucijada. A pesar de que en el transcurso de los últimos años han ocurrido sucesos que pudieron haber fortalecido notablemente la presencia política internacional de Europa, tales como el fin de la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín, la Reunificación Alemana y la fundación del Mercado Interior Europeo, una serie de contratiempos han demostrado que la unificación política y monetaria del viejo continente podría verse obligada a esperar más tiempo del previsto para concretarse. El creciente desprestigio de las instituciones políticas tradicionales, el prevalecimiento de intereses nacionales contrapuestos, el resurgimiento del chauvinismo y la recesión económica han creado un ambiente de "euroesceptisismo" que está debilitando a la posibilidad de ver a la Europa unida instalada como una de las principales potencias políticas del orbe.

El Tratado de Maastricht que dio lugar a la Unión Europea, fue ratificado después de una dura batalla. Todavía no cesan los cuestionamientos por parte de importantes sectores de la opinión pública acerca de la poca claridad que existe en el proceso de toma de decisiones comunitario. El Reino Unido, el gran rebelde europeo, no cesa en presentar obstáculos contra el fortalecimiento de los vínculos políticos intracomunitarios. Asimismo, hay dudas en cuanto a la capacidad de los órganos de la Unión Europea para recibir en su seno a las naciones del sector oriental, recientemente liberadas del yugo totalitario. En el terreno comercial, Estados Unidos y Japón temen que el Mercado Interior Europeo se convierta eventualmente en una sólida fortaleza preparada para emprender guerras comerciales.

Europa vive un momento coyuntural de su historia, del que bien podría surgir como la principal potencia económica y política, o volver a ser centro de pugnas y tensiones.
Este libro presenta un panorama general del desarrollo político e institucional de la Unión Europea y de cuales son los principales retos que deberá enfrentar en el futuro cercano en el marco del denominado "nuevo orden internacional". También presenta un estudio sobre las relaciones económicas y comerciales entre México y el bloque europeo. Se trata de un trabajo que, a pesar de tratar un tema extranjero, ha sido escrito con una "óptica mexicana", sobre todo con la idea de exponer al público nacional cuales fueron y son las principales características de la integración europea, considerando que nuestro propio país ha empezado a vivir un fenómeno, si no idéntico, si bastante similar en varios aspectos. Entender a fondo la naturaleza y evolución de las transformaciones internacionales es comprender también la dinámica en la que estamos inmersos como miembros de una nación que ha decidió enfrentar los desafíos de la globalización"

Libros de Pedro Aguirre: Elecciones y Política en Francia



Elecciones y Política en Francia:De Charles de Gaulle a Jacques Chirac

Fecha de publicación: 1996

Editorial: Nuevo Horizonte


Texto del Prólogo:

"La historia de las naciones democráticas contemporáneas ha sido, en buena medida, la historia de sus elecciones. En cada proceso electoral se determina el rumbo que cada país habrá de tomar durante los años venideros tanto en el terreno económico y político como en el social e internacional. Las elecciones son las coyunturas neurálgicas de nuestro tiempo, por lo que su estudio y comprensión ofrecen una visión a fondo del sistema de gobierno que aparece en los albores del siglo XXI como la opción política más plausible: la democracia, ya que (y no olvidarlo) es precisamente la competencia electoral el principal factor (aunque si bien, no el único) que determina el carácter democrático de un régimen.

Esta es una breve historia electoral de Francia, una de las democracias más importantes del mundo, desde la fundación de la V República hasta la elección de Jacques Chirac en los comicios presidenciales de 1995. El trabajo contiene una parte introductoria en donde se explica, de forma sucinta, las características generales del sistema político francés. La sección medular se refiere a los partidos y a las elecciones. Se presenta el panorama partidista francés, describiendo los antecedentes históricos, las características programáticas, las formas organizativas y el origen de la fuerza electoral de los partidos que han jugado un papel significativo durante el período que se estudia. Asimismo, se hace un análisis -elección por elección- de cuales fueron los factores económicos, políticos, sociales y diplomáticos que influyeron en los resultados finales que arrojaron cada una de las contiendas electorales a nivel nacional celebradas desde 1958 en Francia, ya fuera que se tratase de elecciones presidenciales, legislativas, referéndums o elecciones para el Parlamento Europeo.

Francia es una república democrática y unitaria que combina características del régimen parlamentario con algunas de las particularidades del sistema presidencial. En 1958, como resultado de la conflictiva situación política creada en el país a causa de la crisis de Argelia, el presidente René Coty nombró como primer ministro con plenos poderes al general Charles De Gaulle, quién de inmediato ordenó la redacción de una nueva Constitución, la cual otorgaría mayores facultades al jefe del Estado como una garantía de gobernabilidad. La nueva Ley Fundamental fue aprobada en el referéndum del 28 de septiembre de 1958 por el 79.2% de los electores, y promulgada el 4 de octubre de ese mismo año, dando así lugar a la fundación de la V República.

Aunque la nueva Constitución prescribía mayores poderes para el presidente, Francia mantenía, en el fondo, un régimen parlamentario tradicional, y se esperaba que tras el eventual retiro de De Gaulle las cosas se parecerían bastante ha como habían sido durante las III (1875-1940) y IV (1946-58) Repúblicas. Es decir, prevalecería una aguda fragilidad gubernamental frente a un parlamento omnipotente, aunque quizá con un grado relativamente mayor de estabilidad, como efecto del fortalecimiento de las facultades del jefe de Estado. Sin embargo, el sistema político adoptó una cariz distinto en 1962, cuando a iniciativa de De Gaulle se efectuó una importante reforma a la Constitución al establecer la elección universal y directa del presidente de la República, que hasta ese momento era designado por un Colegio Electoral. De esta forma, se proveía al jefe de Estado de una indiscutible legitimidad y de una poderosa autoridad política, lo que le permitiría llevar efectivamente las riendas del Estado por encima de los caprichos del Parlamento.

Sin embargo, el régimen francés dista mucho de ser un sistema presidencialista al estilo americano. Aunque el presidente es elegido por sufragio universal y posee un importante poder e influencia, la jefatura del gobierno sigue estando en manos de un primer ministro y de su gabinete, todos ellos responsables ante el parlamento. De hecho, Para muchos constitucionalistas el sistema francés no es más que una variante del parlamentarismo, negándose a reconocer en el una forma original de gobierno y designándolo como un régimen parlamentario "híbrido" o con "correctivo presidencial". No obstante, el destacado politólogo Maurice Duverger a sostenido que se trata de un sistema distinto tanto al presidencialismo como al parlamentarismo, y lo ha bautizado como "semipresidencialismo", vigente hasta finales de los años ochenta (con diversos matices) apenas en un puñado de naciones europeas, pero cuya presencia se ha extendido considerablemente en el transcurso de los últimos años, al haber sido adoptado por un buen número de las ex repúblicas socialistas del Este de Europa tras la caída del comunismo.

El fenómeno electoral merece de atención y estudio, sobre todo en naciones en vías de arribar a la democracia. México, país que aspira con cada vez más fuerza a ingresar de lleno al terreno de la competitividad electoral no es, de ninguna manera, la excepción. La principal intención de este libro es contribuir a la divulgación en el medio mexicano del conocimiento de formas de gobierno que, como la francesa, son claves para la comprensión del mundo contemporáneo."

Libros de Pedro Aguirre: Sistemas Políticos, Partidos y Elecciones


Fechas de publicación: primera edición 1993, segunda edición 1997.
Editorial: Nuevo Horizonte

Sistemas Políticos, Partidos y Elecciones: estudios comparados, es un libro dirigido a estudiantes universitarios de ciencia política y relaciones internacionales. Se publicaron dos ediciones. Incluye análisis comparados en torno a la evolución político-electoral de España, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y México desde el fin de la segunda guerra mundial hasta 1997 (segunda edición). Su principal propósito fue divulgar en México el conocimiento de sistemas políticos cuya influencia en el mundo contemporáneo es evidente.