viernes, 29 de enero de 2010

La "idea" es que pierda el PRI (¿¿¿¡¡¡???!!!)


Al parecer muchos opinólogos de esos que se sienten adalides de la ciudadanía lo han perdido de vista, por lo que no está de más que el Oso Bruno les recuerde qué el PRI perdió el poder a nivel federal hace casi 10 años, qué –en consecuencia- el PAN ya no es un partido de oposición, qué el PRD gobierna y ha gobernado en varias entidades de la República, notoriamente en la capital del país (desde 1997 para ser precisos: 13 años) , y qué pese a ello lejos de haber experimentado el sistema político mexicano (como hubiera cabido esperar) una reducción de las añejas prácticas priístas como el clientelismo, la corrupción, el cacicazgo, corporativismo, vinculación entre política y crimen organizado y un largo etcétera estos fenómenos no solo no han declinado, sino que incluso muchas veces se han agudizado tanto en la esfera federal como en la de aquellos estados y municipios que la otrora (sí, o-tro-ra) oposición ha gobernado. ¿No hemos, por poner sólo un ejemplo, la manera en que el PAN se ha aliado para ganar elecciones con estructuras corporativas heredadas del viejo sistema, como el SNTE? ¿O alguien duda que el PRD gobierna al DF apelando a los mismos usos clientelares del PRI? ¿Quién podría afirmar seriamente que el cacicazgo y la presencia del crimen organizado en política ha menguado en lugares como Michoacán, Baja California, Yucatán, Guanajuato, y otras tantas entidades que han sido o son gobernadas por la “oposición”, incluyendo Tlaxcala, Chiapas y Nayarit estados donde el PRI fue derrotado por sendas alianzas PRD-PAN armadas en nombre de la sacrosanta “ciudadanía? La experiencia de todos estos años de gobiernos panistas y perredistas es simple y llanamente es que la oprobiosa cultura política del priísmo goza de cabal salud y que tanto azules como amarillos se regodean en ella cual porcinos en pocilga.

Las palmas se las lleva, otra vez, la opinadora Denise Dresser, quien haciendo alarde de todo un desplante de tonterías opina la “idea” debe ser derrotar al PRI para –y aquí la politóloga se luce usando elegantes términos dignos de la más penetrante analista política- ahora sí acabar con las “víboras y tepocatas”. Dresser pasa así, sin ninguna plausible explicación de por medio, de promover el anulismo electoral a suscribir la muy pragmática teoría del “voto útil”, pero en ningún lado ni esta señora ni ninguno de los avispados opinadores que la secundan se toman la molestia de hacer una reflexión sobre las razones por las que las “tepocatas y víboras” del panismo y del perredismo no son en absoluto mejores que las tricolores, ni por qué las practicas del viejo sistema siguen tan campantes. Tampoco se toman la molestia de explicarnos como es que ex priístas de la calaña de Gabino Cué (¿Remember el video con Ahumada?) o de ese siniestro personaje que es Miguel Ángel Yunes, o empresarios de fama tan cuestionable como Moreno Valle van a hacerle con los antecedentes que tienen para imponer una “nueva política ciudadana” que ponga fin a los cacicazgos y a la corrupción.

No es que me escandalice que el PRD y el PAN celebren matrimonios dizque de “conveniencia” (habría que ver para conveniencia de quién). Me importa un carajo si los hacen y si logran derrotar al nefasto PRI. Same shit, anyway. Lo que me purga es el tufillo moralino, pudibundo e hipócrita de la que no se cansan de hacer gala ni la iluminada señora Dresser ni alguno que otro regordetillo por ahí, quienes pretenden hacernos creer que todos los males del país terminarán ¡¡¡¿¿¿el día que pierda el PRI el poder!!!??? cuando lo que hemos visto en estos horrendos diez últimos años es todo lo contrario. Y si lo que nos es pera en 2012 es una espeluznante restauración priísta, pues la culpa la tendrá el PAN y el PRD, dos partidos que han demostrado cabalmente su formidable incapacidad de gobernar y su absoluta falta de voluntad para democratizar al sistema y hacerlo, pero de forma genuina, más ciudadano.

¿De verdad creen que somos idiotas, ustedes, pudibundos farsantes?

martes, 26 de enero de 2010

Los temas de fondo en una democracia





La democracia norteamericana, cuyas instituciones y prácticas son admiradas como modélicas por muchos de nuestros opinólogos, está llena de deficiencias e imperfecciones. Es un sistema donde las corporaciones y el dinero tienen cada vez más influencia mientras el proceso de toma de decisiones se aleja cada vez más del ciudadano común. La gravísima sentencia dictada la semana pasada por la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos que permitirá a las entidades privadas financiar de forma ilimitada a los partidos y candidatos en las campañas electorales, así como la autorización a estas a expresarse a favor o en contra de los candidatos, empeorará considerablemente la tendencia a la oligarquización del sistema político norteamericano, lo que necesariamente tendrá repercusiones a nivel global. "Esa sentencia es un golpe a la democracia. No puedo imaginarme otra cosa más devastadora para el interés público", declaró el presidente Obama en su discurso radial. Tiene mucha razón. Esta decisión tan controvertida anula una decisión de hace dos décadas que obligaba a las empresas a usar fondos sólo mediante un "comité de acción política" especial y que prohibía a empresas y a sindicatos usar su dinero para costear y transmitir anuncios que pedían la elección o la derrota de un candidato particular mencionándolo por su nombre y la cual fue aprobada como reacción natural ante la ola de escándalos políticos de corrupción que afecto a Estados Unidos desde Watergate.
Los grandes triunfadores con este dictamen de la Suprema serán los lobbystas y de los representantes de los grupos de poder. Desde ahora aquellos congresistas que intenten enfrentarse o aprobar leyes en detrimento de instituciones como bancos, empresas petroleras, aseguradoras de la salud y un largo etc. serán susceptibles a jugar con desventaja frente a sus eventuales rivales en las urnas, quienes gozarán de los ilimitados recursos que proporcionan las corporaciones. ¿Es esto una democracia?

El máximo tribunal, integrado por nueve miembros, aprobó la infame sentencia con el voto a favor de los cinco miembros conservadores, herencia de las administraciones republicanas de Reagan y los Bush, mientras que los cuatro liberales votaron en contra. La medida permitirá que cualquier empresa financie anuncios televisivos o cualquier tipo de campaña contra candidatos cuyas políticas consideren contrarias a sus intereses o apoyar a aquellos que los puedan favorecer sin límite o tope alguno. Desde luego, fue la derecha republicana la primera en aplaudir la medida y saludarla como una "restauración de la libertad de expresión".

Estos son los temas de fondo en la agenda de una democracia. Las cuestiones de forma como la reelección legislativa, la proporcionalidad, el número de integrantes de un Congreso, las candidaturas independientes, las dos vueltas y otros más que tanto nos desvelan actualmente en México son importantes, sin duda, pero los temas que verdaderamente tienen trascendencia para definir el carácter genuino de una democracia son los que tienen que ver con cuestiones como la regulación de los fondos para las campañas electorales, el papel de los medios de comunicación, la actuación de los grupos de poder, el clientelismo y el corporativismo. Mientras ataquemos los meollos del quehacer político y nos limitemos a defender o criticar medidas formales padeceremos una democracia frágil y espuria.

lunes, 25 de enero de 2010

La Europa Irrelevante


El drama haitiano confirma la creciente irrelevancia de Europa en el escenario internacional. Las autoridades de la UE han reaccionado ante la hecatombe de forma confusa y errática. Europa fue incapaz de actuar de manera eficaz como bloque ante una emergencia mundial y sólo se verificaron algunas iniciativas aisladas de algunos gobiernos nacionales, mientras Estados Unidos desplazaba su poderosa maquinaria militar y logística. La realidad es que las flamantes autoridades europeas han tenido un desempeño lamentable, al grado que El Parlamento Europeo lanzó una fuerte llamada de atención a Europa para que esté a la altura en la tragedia haitiana. La reacción inicial de Catherine Ashton, la desconocida responsable de la diplomacia del bloque europeo, fue limitarse a hacer viajes a Washington y a Nueva York para dizque “coordinar la ayuda” y omitió apersonarse en el escenario del desastre. Quienes la critican le reprochan haberse dejado robar el protagonismo por la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton. "No soy médico ni bombero", se defendió la jefa de la diplomacia europea, al estilo en el que lo hacen siempre los malos políticos que no saben como reaccionar ante una tragedia. "Es mucho más útil hacer llamadas telefónicas que ocupar un asiento precioso en un avión". Esa es la mentalidad de esta burócrata: hacer llamadas desde el escritorio para resolver el mundo. De verdad que pobre Europa.
Peor aún fue la reacción de algunos europeos, en particular franceses, quienes se indignaron por el arrollador despliegue de Estados Unidos, de 10,000 soldados a Haití y por su toma de control del aeropuerto de Puerto Príncipe. "Espero que las cosas se aclaren en cuanto al papel de los Estados Unidos. Aquí se trata de ayudar a Haití, no de ocuparlo", espetó, con una retórica demagógica digna de Chávez, un tal Joyandet (ministro de una cosa que se llama “francofonía”, ¡Háganme ustedes el chingao favor!). Reacción de lo más patética muy representativa de los complejos que impiden a Europa asumir como gran potencia mundial y que se resumen en su impotencia real política y económica pero, eso sí, con su rancio orgullo imperial todavía intacto.Poco tiempo después Sarkozy tomó distancias de lo dicho por Joyandet y propuso, para “desfacer el entuerto” de su ministro, convocar a una conferencia internacional para ayudar a Haití de la cual está excluida la UE. La idea tomó por sorpresa y desestabilizó a la pobre Ashton.

Afortunadamente, la irritación, las querellas e incluso la incompetencia de ciertos europeos no ha hecho mella en la voluntad de la administración de Obama, la cual continua inmutable sus esfuerzos en Haití. Mientras tanto, en Bruselas, muchos terminaron por reconocer en voz baja que sin el decisivo liderazgo norteamericano la situación hubiera degenerado en una anarquía de imprevisibles consecuencias. Aunque hay aún quien rumia por los rincones de Bruselas su indignación “Para la mayoría, lo realmente importante es la solidaridad financiera. Poco importa quién va o no va a Haití, Con el tiempo, los estadounidenses siempre terminan pasando la posta a la ONU y a la UE", declaró, ridículo y ufano, Antonio Missiroli, director de estudios del European Policy Centre (EPC) “El primer donante mundial en materia de ayuda humanitaria y al desarrollo es la UE”. Es cierto, pero también lo es que la falta de coordinación, la lentitud y lamentable capacidad de reacción de UE frente a los grandes acontecimientos del mundo confirman una triste realidad: el papel de Europa en el mundo va decididamente a la deriva.

miércoles, 20 de enero de 2010

¿Y el clientelismo, apá?


No deja de llamarme la atención el entusiasmo con el que muchos de nuestros opinadores políticos enarbolan la idea de implantar reformas electorales como la reelección legislativa, la ampliación del número de senadores o diputados, la posibilidad de las candidaturas independientes y otras más sin detenerse a meditar sobre su viabilidad dentro la realidad política que nos circunda o de pensar si en México cumplimos los prerrequisitos básicos para ejercer una verdadera ciudadanía democrática. Las lecciones que nos han dado la mayoría de las experiencias latinoamericanas y de otras latitudes es que los movimientos ciudadanos muy frecuentemente fracasan en el intento por sacar ventaja de las reformas institucionales. Desdeñan nuestros sesudos analistas temas fundamentales en la degradación de nuestra vida democrática como el clientelismo, el cual detiene el poder de los ciudadanos y frustra las promesas de los cambios institucionales.

Definido por la Academia Española de la Lengua como "sistema de protección y amparo con que los poderosos patrocinan a quienes se acogen a ellos a cambio de su sumisión y de sus servicios", el clientelismo aflora en sociedades con situaciones económicas precarias donde se orilla a sectores mayoritarios de la población a valorar los
beneficios inmediatos de cambiar favores por votos en perjuicio de los beneficios abstractos y a largo plazo de la representación política. Quienes con tanto frenesí apuestan por las meras reformas formales a las leyes deberían entender que los
políticos y sus maquinarias han mostrado una extraordinaria habilidad para adaptarse a los cambios en las reglas políticas e institucionales y lo peor es que no solo las desigualdades sociales y las fallas estructurales de la economía dictaminan el carácter clientelar de un sistema político, sino que también hay prevalecen en el obvios elementos culturales e ideológicos. Democracias desarrollas tan señeras como Japón, Italia, España y Estados Unidos (entre otras varias) padecen de forma ostensible el fenómeno clientelar, al grado que uno se pregunta si esto del clientelismo es una especie de “mal necesario” con el que la democracia debe aprender a convivir y aspirar únicamente a tratar de mantenerla dentro de unos márgenes más o menos aceptables.

Po encima de los buenos deseos y las visiones rosas de muchos opinólogos y de los autonombrados “líderes de la ciudadanía impoluta” es indispensable encarar el gran problema del clientelismo entre nosotros para tratar de entenderlo mejor y tratar de moderarlo con iniciativas que se adapten a las realidades nacionales y no con ideas que lejos de garantizar una mayor apertura del sistema político acaben por contribuir a la promoción de sus vicios, como podría ser el caso de la reelección. También un poquito de menos soberbia ayudaría un tanto. Hace poco un distinguido constitucionalista, el Dr. Lorenzo Córdova, se lanzó la puntada de publicar en el universal algo así como “No se necesita ser un doctor en ciencia política para saber que mientras más miembros integren un parlamento myor será el la representación”. ¿Considerará entonces Córdova al parlamento de China Popular, con sus más de 2,200 delegados, el más representativo del mundo a pesar de ser una institución que se limita a aprobar de forma acrítica todo lo que resuelve el gobierno? ¿No dudará Cordova de la representatividad democrática real del mastodóntico Parlamento Europeo (750), el cual fue electo con el voto de apenas el 43% del electorado?
Nada hay de definitivo en eso de cuantos diputados debe haber en cada país, pero lo cierto es que para atender al tema se necesita algo más allá de los lugares comunes y de las respuestas “por librito”.

Es cierto que un parlamento demasiado pequeño podría dejar sin representación o silenciar intereses importantes, pero uno demasiado grande puede provocar que el proceso legislativo se vuelva poco manejable y generar la necesidad de una compleja estructura de comités y subcomités, animar la delegación de mayor autoridad legislativa en el poder ejecutivo y, desde luego, pude acarrear problemas de gobernabilidad. Y aunque Córdova tiene razón cuando nos dice que reducir el número de diputados y senadores tendría un impacto mínimo en el gran total de las cuentas públicas, lo cierto es que los reiterados abusos de los “representantes populares” sobre sus canonjías y sobresueldos han despertado la indignación ciudadana. Lo simbólico también pesa en política, y mucho. Por eso no deberíamos desechar la idea de recortar el número de diputados, aunque sin perjudicar el número de representantes elector por la representación proporcional. También, insisto, es hora de repensar las funciones y utilidad del Senado de un país que no necesita la duplicación de la función parlamentaria pero que es (o aspira a ser) una república federal plena.

Y la pregunta del día es....


domingo, 17 de enero de 2010

Los tele-evangelistas y sus estúpidas audiencias


No sorprende que un imbécil como Pat Robertson haya declarado que el drama de Haití se debe a que este país hizo "un pacto con el diablo". Podríamos llenar páginas y páginas con los dislates que ha dicho este señor a lo largo del tiempo. Lo que debe verdaderamente preocuparnos es que tele-evangelistas descerebrados como éste, el difunto Falwell y una pléyade de sujetos por el estilo erupten sus tonterías todos los días y un sector muy significativo del público norteamericano les crea. Recuérdese que Estados Unidos es un país donde hay un porcentaje mauyor de personas que creen en las posesiones diabólicas que en la teoría de la evolución. Según alguna encuesta el 48% de los norteamericanos consideran el evolucionismo una herejía; el 68% dicen creer en el diablo y, más aún, afirman verlo o haberlo visto alguna vez. Abundan en el país más poderoso del mundo la creencia en la literalidad sin recurso alguno a la interpretación de las barrabasadas que dice la Biblia. Fue a finales de la década de los setenta y durante toda la década de los 80 cuando los fundamentalistas jugaron un papel importante en la esfera política con la creación de la Mayoría Moral S. A., del pastor bautista y teleevangelista Jerry Falwell, y de la Coalición Cristiana, del teleevangelista Pat Robertson. Rompían así el aislamiento político en el que se encontraban y colocaban la "Mayoría Moral" al servicio de una política ultraconservadora en lo político, lo religioso, lo cultural, lo educativo y lo moral, que contrarrestara la decadencia de la religión en todos los campos. El apoyo de los fundamentalistas fue decisivo en los dos triunfos electorales de Ronald Reagan, en 1980 y 1984, y en el de George W. Bush padre en 200 y 2004.

Desde los orígenes del movimiento fundamentalista, el principal objetivo de la derecha religiosa, aliada con la derecha neoconservadora, es condenar el humanismo secular, ideología que, a su juicio, está a punto de destruir América, minando su "fibra moral". La expresión "humanismo secular" se refiere al ateísmo, el evolucionismo, el materialismo, el antropocentrismo y el liberalismo. Falwell explicaba el avance del humanismo secular en estos términos: "Hasta hace treinta años, las escuelas públicas americanas servían como orientación y ayuda a nuestros niños y niñas. La Biblia se leía en todas las escuelas de la Nación. Pero la decadencia en nuestro sistema político sufrió una enorme fatalidad cuando la Corte Suprema retiró de las clases la lectura de la Biblia. Nuestro sistema público está ahora perneado por el humanismo secular, que cree que cada hombre es su propio dios y que los valores son relativos. Bajo el presunto propósito de la educación sexual, los libros de texto están pervirtiendo las mentes de millones de estudiantes. Yo creo que la grandeza de América puede atribuirse al Gran Libro, así como a los buenos libros científicos, literarios e históricos que nos han llevado a asimilar los hechos necesarios para construir una gran República bajo la tutela de Dios".

El discurso y la actividad política de estos fanáticos tele-evangelistas se caracterizan por el maniqueísmo con tonos apocalípticos y espíritu de venganza que desemboca en violencia e incluso en terrorismo de Estado. Maniqueísmo presente en todos los fundamentalismos, tantos los religiosos como los poticos (sin olvidar, desde luego, a los de izquierda). Estos locos son los más puros exponentes de la vieja teoría maniquea que establece una división rígida en la realidad, en toda realidad: el Mal Absoluto y el Bien Absoluto. El Maniqueismo predica la intolerancia, la negación de la libertad y el dualismo y en pleno siglo XXI está, desgraciadamente, cada día más presente. Hay que erradicarlo.

jueves, 14 de enero de 2010

Gus Dur, in memoriam


La semana pasada murió el ex presidente de Indonesia Abdurrahman Wahid, mejor conocido en su país y el mundo como Gus Dur. Promovió la democracia, la tolerancia, el liberalismo y el pluralismo, razones por las que fue destituido por el nada tolerante y muy obtuso parlamento de su país. Más importante que todo esto, Gus tenía un impecable sentido del humor. Sabía que tener un buen sentido del humor era esencial para mantner una mente sana. He aquí una recopilacón de sus mejores chistes, publicados recientemente en la prensa de su país con motivo de su fallecimiento (las dejo en inglés, por huevón que soy):

"Sukarno was mad about sex, Suharto was mad about money, Habibie was mad about technology. But me? I'm just mad!

Suharto was a New Order president. Habibie was In Order and I am No Order.

The deep problem is that people use religion wrongly in pursuit of victory and triumph. This sad fact then leads to conflict with people who have different beliefs.

I was a forced politician, yes, but not a true politician..... in the sense that I never cared about public opinion, for example... No politician will do that.

You don’t realise that losing the presidency for me is nothing ... I regret more the fact that I lost 27 recordings of Beethoven’s Ninth Symphony.

I am not worried about minorities dominating us. That is born from our own insecurities. Muslims – possibly due to historical factors – are often haunted by feelings of defeat and weakness.

Why sweat it? (Gitu aja kok repot?) --Gus Dur frequently used this offhand remark to dismiss issues he considered unimportant.

Seventy percent of our nation is saltwater, so why do we import salt? It’s okay being stupid but why are we purposely being ignorant?

This is an ideal team. The president can't see and the vice president can't talk. --After becoming president alongside the famously taciturn Megawati Sukarnoputri

I need help to step up, let alone to step down. --On being asked to resign

If in the past I said that the House of Representatives was a kindergarten, now I say it is a playgroup.

miércoles, 13 de enero de 2010

El triste consuelo de no ser haitiano


Haití es uno de esos lugares que medio lo reconcilian a uno con eso de ser mexicano. "Es el destino del pueblo haitiano es sufrir", comentó celebremente en alguna ocasión Jean Claude Papa Doc Duvalier que algo supo del tema habiendo sido precisamente él el principal instigador del sufrimiento haitiano durante su larga y sanguinaria dictadura. Por eso la próxima vez que reciban una mala noticia del país (dentro de los próximos 15 minutos como promedio, calculo yo) sólo piensen "bueno, podríamos ser haitianos". O "Sí, bueno, pero jodidos, jodidos, lo que se dice jodidos, los haitianos"

Edwige Danticat, escritora de origen haitiano radicada en Estados Unidos, alguna vez hizo notar que Haití es uno de esos lugares que sólo interesan al mundo y a los medios cuando le ocurre alguna desgracia, lo cual no es poco frecuente. México, en cambio, hasta se da el lujo de dar buenas noticas....a veces....sí...a veces. Claro, mal de muchos, consueo de tontos dián algunos. Pero ¡qué diablos! demos las gracias de que no somos haitianos.

lunes, 11 de enero de 2010

De helicópteros


"¿Y qué provocó el accidente, preguntó el alcalde Marcelo Ebrard. "Saba Dios", le respondieron.

Primeros auxilios para la inminente guerra en Yemen


Sí hay guerra en Yemen tendrán que consolar a los heridos diciéndoles: "Sana'a, Sana'a, colita de Rana'a".

viernes, 8 de enero de 2010

Michelle y Cretina: Sol y Sombra


Dos mujeres gobiernan actualmente en Sudamérica: Michelle Bachelet y Cristina Kirchner. El contraste no puede ser mayor entre ellas. Son sol y sombra. Mientras la presidenta de Chile se acerca al final de su fructífero mandato con un monumental índice de aprobación popular de más del 80%, la gobernante de la malhadada República Argentina va de tumbo en tumbo y de tropelía en tropelía. Ayer cometió su más grave desaguisado al destituir de manera ilegal al titular del Banco Central de Argentina, Martín Redrado, con lo que se ha desatado una crisis espectacular cuyas consecuencias para el país austral pueden ser catastróficas. Kirchner pretende el uso de las reservas federales para pagar la deuda externa lo que supone el traspaso de $ 6,569 millones de dólares. Queda en evidencia, una vez más, el estilo autocrático del populismo latinoamericano, que en la pobre Argentina ha conocido algunas de sus mas nefastas encarnaciones desde la dictadura de Perón. El afán de gobernar al margen de los límites legales del kirnerchismo, que ya apareció antes con a polémica "resolución 125" contra el campo, cuando se forzó el alejamiento de figuras independientes que se hallaban a cargo de organismos de control y con las arbitrariedades oficialistas en perpetradas en contra de los diarios Clarín y la Nación, llvan a Argentina a un nuevo abismo.

Por cierto que la inmensa popularidad de Bachelet no se ha traducido en una ventaja para el candidato de la Concertación, el tedioso ex presidente Eduardo Frei. Vientos de cambio soplan en Chile. Al respecto, vale mucho la pena la editorial publicada a finales de diciembre por Jorge Edwards Jorge Edwards en El País de España. El escritor anuncia que pese a ser un tradicional votante de izquierda votará ahora a Piñera cansado del monopolio de la Concertación y de que "...la palabra izquierda se ha(ya) transformado en una palabra mágica, una especie de escudo moral y mental".

Los Term Limits en Estados Unidos...y sus razones


Menos mal que la propuesta presidencial para instalar en México la reelección legislativa incluye límites al número de mandatos que los diputados y senadores podrán ejercer de forma consecutiva. Lo que me preocupa es que los académicos empleados de la Secretaría de Gobernación y los analistas que hacen de compañeros de viaje de aquellos, que con tanto entusiasmo nos presentan la idea de la reelección legislativa con tan hermosos colores, se aferren a una actitud de soberbia cada vez que alguien les cuestiona sobre la efectividad real que ha exhibido la reelección legislativa (y la de alcaldes) en los países que la permiten. Menos prepotencia y más análisis comparado llevaría a estos señores a ponderar en mucho los panegíricos que constantemente dedican a la reelección. ¿Por qué estos analistas no han profundizado en las razones por las que se han impuesto límites al derecho de reelección de los gobernadores, legisladores locales y alcaldes (Term Limits) en Estados Unidos? Sigue creciendo en la Unión Americana una irrefrenable tendencia a imponer limitaciones al número de mandatos que pueden ejercer los gobernantes a nivelo local, y sigue cobrando fuerza la idea de establecer estos límites a los legisladores a nivel federal. Abundan los trabajos analíticos serios (que nuestros “especialistas”, obviamente, no conocen) que explican que estas limitaciones al derecho de reelección se han hecho indispensables como una forma eficaz de combatir varios males, de los cuales yo destacaría tres: lobbysmo excesivo, clientelismo e injusticias en las condiciones de competencia electoral que dan a los candidatos en ejercicio, ventajas adicionales frente a sus opositores. ¡Y algunos de los “pundits” que pretender vender la idea de la reelección nos dicen en México que este mecanismo es el “ideal” para evitar precisamente estos problemas! ¡Pues en qué mundo viven? Vuelvo a preguntar.

Reitero que es muy más grave la afirmación de algunos opinadores favorables a la reelección de legisladores y alcaldes en el sentido de que el fenómeno clientelar es menor es menor (¡¡¡???!!!¿¿¿) en las naciones donde existe la reelección. Tal aserto sencillamente no resiste el menor análisis. El clientelismo es un fenómeno universal que cada vez cobra una mayor importancia, desgraciadamente, y para evitarlo de poco ha servido la presunta "rendición de cuentas" que es, según los panegiristas de la reelección , es resultado natural de este mecanismo. Los casos de corrupción y clientelismo pululan en numerosas ciudades norteamericanas en donde los alcaldes pueden reelegirse. ¿Por qué? Las cosas no son mucho mejores en América Latina y en naciones famosas por sus prácticas clientelares como Italia, Japón o las de Europa del Este. ¡Y en todos los casos se reelige a los alcaldes!

Esta es una lista con la información de los estados en los que los ciudadanos han impuesto límites al derecho de reelección de sus legisladores locales:


Arizona 1992 Diputados: 4 mandatos (8 años)
Senado: 4 mandatos (8 años)

Arkansas 1992 Diputados: 3 mandatos (6 años)
Senado: 2 mandatos (8 años)

California 1990 Diputados: 3 mandatos (6 años)
Senado: 2 mandatos (8 años)

Colorado 1990 Diputados: 4 mandatos (8 años)
Senado: 2 mandatos (8 años)

Florida 1992 Diputados: 4 mandatos (8 años)
Senado: 2 mandatos (8 años)

Louisiana 1995 Diputados: 3 mandatos (12 años)
Senado: 3 mandatos (12 años)

Maine 1993 Diputados: 4 mandatos (8 años)
Senado: 4 mandatos (8 años)

Michigan 1992 Diputados: 3 mandatos (6 años)
Senado: 2 mandatos (8 años)

Missouri 1992 Diputados: 4 mandatos (8 años)
Senado: 2 mandatos (8 años)

Montana 1992 Diputados: 4 mandatos (8 años)
Senado: 2 mandatos (8 años)

Nebraska 2000 Unicameral: 2 mandatos (8 años)

Nevada 1994 Diputados: 6 mandatos (12 años)
Senado: 3 mandatos (12 años)

Ohio 1992 Diputados: 4 mandatos (8 años)
Senado: 2 mandatos (8 años)

Oklahoma 1990 Unicameral: 4 mandatos (12 años)

Dakota del Sur 1992 Diputados: 4 mandatos (8 años)
Senado: 2 mandatos (8 años)

Wyoming 1992 Diputados: 6 mandatos (12 años)
Senado: 3 mandatos (12 años)


A: Los “term limits” fueron cancelados por ser considerados “anticonstitucionales” por las cortes supremas de Idaho, Massachusetts, Oregon, Utah y Washington pese a que en todos los casos la propuesta contó con una abrumadora mayoría a favor en los respectivos referéndums.

B: En Arizona, Florida, Louisiana, Maine, Ohio y Dakota del Sur la limitación al derecho de reelección es sólo para mandatos consecutivos

C: En Arkansas, California, Michigan, Missouri, Nevada and Oklahoma la limitación al derecho de reelección es de por vida.

D: En Colorado, Montana y Wyoming la limitación no es de por vida, pero deben pasar por lo menos cuatro años para poder volver a presentarse a la reelección.

E: Varias ciudades han impuesto límites al número de mandatos que los alcaldes pueden ejercer al frente del gobierno local, dentro de las que destacan Nueva York, Cincinnati, Los Ángeles, Houston, Filadelfia, Phoenix, San Antonio, San Diego, Dallas y San José

miércoles, 6 de enero de 2010

Los arcanos de Sana'a



Ahora que Yemen está en la mira de la inútil guerra acontra el terrorismo me viene a la memoria el soberbio documental realizado por Pasolini durante el rodaje de Las Mil y Una Noches sobre Sana'a (la Real Academia quiere que escribamos "Saná", pero eso le resta encanto) como un llamamiento a la UNESCO frente a la demolición de sus murallas históricas. Sana’a, la capital del Yemen, es una de las ciudades más deslumbrantes y arcanas del mundo. Se trata de un lugar fuera del tiempo y la historia. Una leyenda narra que Saná fue fundada por Sem, hijo mayor de Noé, quien tras abandonar el país de origen se trasladó al sur, donde encontró un territorio formado por montañas avasallantes y lujuriosos valles. Se estableció aquí y gracias a él la ciudad fue considerada una especie de refugio y oasis de paz, ya que en el lugar los combates estaban absolutamente prohibidos. Sana’a tiene una fantástica arquitectura, en buena medida inspiradora de escuelas contemporáneas, con sus casas de varios pisos (hasta 7-8) construidas con ladrillos de arcilla cocida al sol y enriquecidas con ventanitas de alabastro, fachadas de creta blanca y pequeños balcones tallados que recuerdan encajes. El inmortal pasolini se enammoró del lugar y gracias a él la ciudad fuera reconocida por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. El gran maestro dijo “Me dirijo a la UNESCO, en nombre de la verdadera, si bien todavía no expresada, voluntad del pueblo yemenita.En nombre de los hombres simples que la pobreza ha mantenido puros. En nombre de la gracia de los siglos oscuros. En nombre de la escandalosa fuerza revolucionaria del pasado, porque aún estamos a tiempo para convencer a una todavía ingenua clase dirigente, que la única riqueza de Yemen es su belleza y conservar tal belleza significa, entre otras cosas, poseer una reserva económica que no cuesta nada. Salvemos a Yemen de su destrucción, porque es un patrimonio que pertenece a la humanidad.” Hoy Yemen, anárquico país, estado fallido que desde hace mucho sobrevive en medio de la vorágine del fundamentalismo musulmán y la pobreza extrema, salta inesperadamente a los titulares de la prensa mundial. Pobre país, pero no dejen de ver a Pasolini.

lunes, 4 de enero de 2010

Del G8 al G20


Rodolfo Santos Dávila, distinguido panista originario del estado de Tamaulipas identificado con el ala liberal de este partido, y su servidor publicarán este año el libro “Del G8 al G20: los Retos de la Gobernabilidad Mundial”, el es producto de trabajos e investigaciones que ambos hemos realizado a los largo de los años y que ya dieron un modesto fruto a mediados de los noventas con el libro “Ocho en la Cumbre”, que ahora corregimos y ampliamos, sobre todo con la perspectiva de otorga la integración de México en el G20. Rodolfo y yo siempre hemos aquilatado la importancia del G8 como una institución clave para el mantenimiento de la seguridad internacional. Desde luego, esta afirmación no deja de ser polémica. Muchos dudan de la efectividad del G8, y califican a la cumbre anual como un acto social únicamente útil para “sacarse la foto”. De hecho, la práctica de sostener cumbres en las que participan personalmente jefes de Estado es duramente cuestionada por algunos ortodoxos de las relaciones internacionales. Uno de los principales críticos de las cumbres ha sido Harold Nicolson. Teórico fundamental la diplomacia mundial, deploró en alguna ocasión la práctica del contacto personal entre los estadistas del mundo, a la que calificó como “irrelevante, en el mejor de los casos…” “y hasta peligrosa, pues puede propiciar innecesarias desavenencias y malos entendidos” . Pero, pese a sus detractores, lo cierto es que las cumbres han servido para el propósito de acercar posturas entre dirigentes mundiales, reducir tensiones, construir consensos e intentar liderazgos colectivos. Por ejemplo, pocos cuestionan las aportaciones que a la preservación de la paz mundial efectuaron las cumbres entre los mandatarios de Estados Unidos y la Unión Soviética durante la guerra fría logradas, desde luego, no sin dificultades e incluso sufriendo eventuales retrocesos; y solamente la institucionalización de un Consejo Europeo, que no es más que la reunión semestral de los gobernantes de sus países integrantes, fue capaz de dotar a la Unión Europea de un órgano eficaz para la toma de decisiones comunitarias. Actualmente, las cumbres periódicas se han extendido a prácticamente todas las regiones del mundo. Recuérdense, entre otras, las reuniones de la APEC, la ASEAN, la OTAN, la Organización de la Unidad Africana, el Grupo de Río y las Cumbres Iberoamericanas. Algunas más útiles y exitosas que otras, en general permiten el estrecho contacto entre los presidentes y una mejor comunicación para arribar a acuerdos para la defensa de intereses y el combate a problemas comunes.

Las cumbres son relativamente recientes en la historia de la diplomacia mundial. Analistas como John Kirton aseguran que las cumbres ”representan la tercera y, en algunos aspectos, más efectiva de las grandes olas internacionales de construcción de instituciones de la posguerra, siendo la primera de estas olas la construcción de la ONU y sus agencias especializadas en los años inmediatos al fin de la II Guerra Mundial, y la segunda la creación de organismos multilaterales complementarios a aquéllos, como el GATT, la OECD, la ASEAN, la OTAN y la Agencia Internacional de Energía (AIE), por citar algunos”.
Las cumbres aparecen como un intento de suplir las insuficiencias de los organismos multilaterales en la tarea de contener las recurrentes crisis políticas y económicas internacionales que suceden en el mundo desde los años setenta. El fracaso del FMI para salvar el sistema monetario internacional nacido en Bretton Woods, la ineficacia de las instituciones especializadas para responder efectivamente a los shocks energéticos y políticos de Medio Oriente, y la incompetencia mostrada por Naciones Unidas para manejar el nuevo orden económico internacional resultado de estas sacudidas, obligaron a establecer mecanismos más directos de coordinación en los que los mandatarios procuraran, por lo menos, intercambiar puntos de vista y darse una oportunidad para la reflexión.

En ese sentido, el G8 fue es un esfuerzo peculiar para otorgar un liderazgo político colectivo del más alto nivel a un mundo turbulento. Inaugurado en 1975 como un mecanismo sui generis de alto nivel para propiciar la reunión periódica de los líderes de las siete naciones más industrializadas del mundo capitalista (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido), el Grupo de los Siete (a partir de este año, de los Ocho) era concebido por sus dos principales promotores, Valery Giscard d’Estaing y Helmut Schmidt, como una instancia informal creada con el propósito de evitar los grandes e ineficaces encuentros multilaterales, que la mayor parte de las veces concluían en atrofia y burocratismo. La esencia de estas cumbres residía en agilizar las relaciones entre las potencias mediante el encuentro directo de sus jefes de Estado y en implantar, de esta forma, un mecanismo espontáneo de intercambios no burocrático y dueño de vida propia entre “los que realmente cuentan”.

Claro, desde el principio la integración de un club tan “exclusivo” provocó protestas del resto de la comunidad internacional. Por un lado, de las potencias económicas medias (como los Países Bajos, Bélgica o Suecia) y de los países en vías de desarrollo más habitados (India, Indonesia y China), que se sentían con suficiente derecho y representatividad para ser considerados miembros del grupo; por otra parte, del mundo en desarrollo, que reprocha al G8 su supuesta pretensión de hablar y decidir en nombre de la humanidad; y, por último, de aquellos que consideran que se está relegando a la ONU y al resto de los organismos internacionales a un segundo plano en beneficio de los países más ricos. Pero los creadores del G7, sobre todo Giscard, pretendían que esta institución sirviera como un foro para tratar de establecer consensos entre las grandes potencias exclusivamente sobre temas de macroeconomía, política monetaria y comercio internacional. Pero, paulatinamente, los aspectos de política y de seguridad mundial, relegados en una primera parte, cobraron importancia, sobre todo a partir del inicio de la década de los ochenta, con el recrudecimiento de la guerra fría. Prueba de ello es que los acuerdos más importantes alcanzados en las cumbres del G7 tuvieron que ver con las cuestiones de política internacional. Compromisos trascendentales sobre el combate al terrorismo, el desarme, las relaciones Este-Oeste, la defensa de los valores democráticos, la guerra Irán-Irak y la invasión soviética a Afganistán fueron fruto de las conversaciones sostenidas en las cumbres.

Evidentemente, con esto no se quiere decir que el impacto del G7 en la economía internacional haya sido intranscendente. En las cumbres se han logrado importantes acuerdos, como los que permitieron destrabar, en su momento, las rondas de Tokio y de Uruguay del GATT, así como los consensos logrados para tratar de aliviar en algo el peso de la deuda externa a países en vías de desarrollo, como los alcanzados en París en 1989 y en Halifax en 1995. Dicho sea esto sin dejar de reconocer los muchos fracasos, a veces estruendosos, que ha sufrido el G7 durante su historia, e incluso la futilidad de algunas cumbres.

Fue, entonces, en los ochenta cuando se comenzó a percibir al G7 cada vez más como un organismo garante de la seguridad global, tendencia que se reforzaría en los noventa tras el fin de la guerra fría y el advenimiento de un confuso “nuevo orden internacional”. Asimismo, poco a poco los líderes de las democracias industrializadas han ido incorporando a la agenda los temas “globales” que afectan a la sociedad contemporánea, como el tráfico de drogas, la defensa del ambiente e incluso la propagación del SIDA.

Tras el fin de la guerra fría, la integración al gran gripo del poder de Rusia, el auge del terrorismo y, sobre todo, la relativa declinación de poder económico de los miembros tradicionales frente al empuje de nuevas naciones emergentes como India, China y Brasil el g8 empezó a verse obsoleto tanto en lo concerniente a los temas económicos como den los de seguridad internacional. Por ello ahora parece inminente su y transformación en un Grupo de los 20 que integre tanto a las naciones de nueva industrialización como a otros países significativos por el tamaño de su población o de su economía. Desde luego, cabe preguntarse la viabilidad de un mecanismo que funcionó relativamente bien con 8 miembros pero que difícilmente conocerá la misma eficiencia con 20 integrantes, muchos de los cuales comparten entre sí visiones similares sobre los grandes temas políticos económicos y sociales del nuevo siglo pero, para bien o para mal, y ahora que la reforma a las Naciones Unidas está empantanada -sobre todo en lo concerniente a la conformación del Consejo de Seguridad- el G8/20 tiene la posibilidad de asumir una nueva dimensión en problemas de seguridad y política internacional que lo podría convertir en el instrumento global de toma de decisiones más prominente en el escenario del fin de siglo, por encima de otras instancias y organizaciones formales de carácter multilateral.
Este será el índice de nuestro libro:

Del G8 al G20 y los Retos de la Gobernabilidad Mundial
Autores: Rodolfo Santos y Pedro Aguirre
Primera Parte: Origen y desarrollo del G7/8
A) Primera Etapa: 1975-81: el dilema económico y comercial
B) Segunda Etapa: 1982-93: El éxito de los aliados.
C) Tercera Etapa 1993-2001: El impacto de la guerra fría y la aparición de la sociedad civil.
D) Cuarta Etapa: 2001-2009: El G5, el G20 y la eclosión de las potencias emergentes.

Segunda Parte: Los Cuatro Grandes Dilemas de la gobernabilidad mundial
A) Economía y Comercio
B) Seguridad Alimentaria Internacional
C) Paz y Seguridad Internacionales
D) Ecología y seguridad

Tercera Parte: México en el G 20: realidades y perspectivas

viernes, 1 de enero de 2010

¡Ñoños, No!


El Oso Bruno les desea un feliz 2010 y renueva ante todos su inmutable compromiso de perseguir, criticar, desenmascarar y evidenciar a los ñoños y pedantes de este mundo durante el año que hoy inicia.