lunes, 23 de abril de 2012

Debates Mexicanos: entre Disraelis y Cicerones

Si los candidatos a la presidencia de México fueron personajes de los Simpsons, quien fuera quien.

Me enternece ver en las redes sociales a todos mis amigos progres asegurar que el Peje va a “arrasar” en los debates a Peña Nieto, y que esa es la razón por la que el candidato del PRI se niega a ir a más debates o a foros más o menos polémicos en donde pueda enfrentar auditorios adversos, estrategia que, por otro lado, siguen los candidatos punteros en cualquier democracia del mundo que se me cite. ¿A que exponerse cuando se tiene ventaja amplia? Cosa cierta es que Peña es un sujeto que carece de formación intelectual y batalla mucho a la hora de articular sus ideas para exponerlas con claaridad. Se le ha visto trastabillar una y otra vez, y no solo en la feria del libro de Guadalajara, sino en una buena cantidad de entrevistas cuando las preguntas empiezan a ser algo incomodas. Pero otro tanto se puede decir del Peje, a quien se le dan bien solo los adjetivos y que es desesperantemente lento para hablar y también bastante confuso. Solo se le dan bien los adjetivos y las ocurrencias. Esas conferencias mañaneras suyas son exasperantes. ¡Hasta al Juárez del grabado que muestra atrás de él parece tener ganas de dormirse!  A López le fue mal en el debate que tuvo hace seis años con Calderón, y esa farsa que sostuvo con Diego hace unos años de ninguna manera puede ser considerada un debate. Por su parte, Josefina no ha mostrado absolutamente ninguna virtud como polemista. En la Cámara de Diputados jamás debatió, se vio mal que en sus debates contra Cordero y es tan desarticulada a la hora de hablar que no falta quien piense que la señora es alcohólica. Entoncres, ¿De dónde me sacan que Peña es el peor? ¿De dónde saca Enrique Krauz…. a, no, fue Carlos Fuentes, sí, ¡Fuentes! El que dijo que Obrador era muy “rápido” de pensamiento y que iba a hacer pedazos a Peña en los debates. ¡Pero en que universo paralelo el peje es “rápido”, querido maestro Kra, digo, Fuentes.  No, en México no producimos grandes polemistas. Nuestra funesta clase política comparte, toda, de izquierda a derecha graves limitaciones intelectuales, escasa formación cultural y académica, nula capacidad de persuasión (que no sea la que da el marketing) y nuestra vida parlamentaria, ese magnífico foro donde en tantas otras latitudes se forman los líderes, es absolutamente impresentable (aunque con contadas, muy contadas excepciones, desde luego).  

Si yo fuese asesor de Peña lo mandaría a los debates. Los tres principales candidatos son pésimos para exponer ideas y defender conceptos. Hace mal López Obrador y sus incondicionales adeptos en menospreciar tanto a Peña, y no porque el señor sea un nuevo Disraeli, sino porque su gallito está muy, pero muy lejos de ser un nuevo Demóstenes. Recuerdo que igual menospreciaban a Bush Jr en las elecciones del año 2000. Tenía el republicano una enorme fama de ser desarticulado y pendejo, pero cuando debatió con Al Gore, supuestamente un político intelectualmente muy superior, el que ganó fue Bushito, y no porque arrasara con una impresionante retórica, sino porque se limitó a no tratar de asumir papeles que no le correspondía y, sobre todo, a no salirse de ciertas líneas de discurso. Mucha gente que vio a Bush Jr defenderse aceptablemente en los debates llegó a la conclusión de que el candidato republicano “no-es-tan-pendejo” después de todo, y eso lo beneficio ampliamente. Esto podría pasar con Peña, sujeto que adolece de grandes limitaciones, pero que ha demostrado ser lo suficientemente disciplinado como para aprender a desempeñar un papel. Cuidado, porque si sale del envite más o menos airoso y la gente saca la conclusión de que después de todo no-es-tan-pendejo, la elección podría estar definitivamente fincada, digo, si es que a estas alturas no lo está ya.

Mi pronóstico es que Peña no va a salir "arrollado" de los debates, como muchos suponen. Y con eso le basta, amigos. No va a impresionar a nadie con su amplia cultura y su manejo de las realidades políticas contemporáneas, dese eso por descontado, pero con no hacer un ridículo mayúsculo tiene para ganar. El Peje va a defraudar, sobre todo si su estrategia se basa (como seguro va a pasar) en vilipendiar al adversario como “candidato televisa”, “pirruris” y otras tonterías por el estilo y trata de sacarle supuestas "sorpresas" sobre la corrupción de su gobierno en el EDOMEX. Eso convencerá a los convencidos, táctica que parece ser el leitmotiv de la campaña “progresista” pero nada más. Y Gaffefina Vázquez Mota, bueno, espero que para cuando llegue el 6 de mayo al menos siga siendo candidata, la pobre.

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