Defender este esquema de ineficacia y corrupción en nombre del “nacionalismo revolucionario” o de los pobres es ofensivo y profundamente reaccionario. El discurso destructivo y ausente de propuesta de la izquierda mexicana es reflejo de la orfandad de ideas que padece la izquierda mundial. Claro, nuestros progres piensan que el Ingreso Básico Ciudadano, que consiste en regalar dinero a ricos y pobres por el simple hecho de existir, es una idea novedosa y de avanzada. Ya hemos tratado esta idea en el blog y a la que volveremos a tocar pronto, insistiendo en sus muchas desventajas. Pero, más allá de estas sandeces irrisorias, la izquierda sólo maneja ya un discurso negativo. Eso sí, han adoptado, en hora buena, ideas de ampliación de libertades individuales que, en su origen, fueron impulsados por los liberales que tanto odian. Es el caso del derechos de los homosexuales, la legalización de las drogas y el aborto y todas esas iniciativas que ahora nuestros progres se apresuran en presumir como propias. Baste un breve análisis de la historia del socialismo para darse cuenta que sólo hasta los años setentas empezaron a ser adoptadas por la izquierda. La izquierda es reaccionaria, se ha convertido en algo más que una enfermedad: es un reflejo irracional, un prejuicio, un capricho".
Desgañítense todo lo que quieran los progres mexicanos y del resto del mundo, pero el liberalismo (al que los progres llaman, pomposamente, pensamiento único), ha desmontado uno a uno todos los mitos de la izquierda. Y desde el principio. Cuando Marx publicó El capital, otro economista alemán, Eugen Böhm-Bawerk, refutó la teoría de la plusvalía. Desde entonces, nadie ha podido revivir a un cadáver prematuro. Un siglo después, Ludwig von Mises y Friedrich Hayek explicaban cómo una economía regida bajo el comunismo estaba abocada a la miseria y la escasez. Ejemplos como éstos vienen a probar que la libertad sí que funciona, y que todo intento sistemático de coacción estatal inspirado por el socialismo conduce a la pobreza.
El liberalismo ha padecido muy “mala prensa” sobre todo en América Latina. De ahí que haya tan pocos partidos que se confiesen liberales. Es anatema de los populistas y progres, pero debo decir que gracias a internet se expande progresivamente echen un día un vistazo a la gran cantidad de blogs y periódicos digitales liberales y verán que lo que digo es cierto. Creo que en algún momento del siglo XXI se dejará a un lado la mitología izquierdista y retorne al liberalismo, que hizo de Occidente una civilización sin igual en derechos y libertades.
En la Europa actual, los gobiernos de izquierda o de derecha, reivindicando casi todos el "centro", apenas si se diferencian salvo en cuestiones de matiz que pueden, desde luego, ser importantes: más o menos impuestos, más o menos reglamentos en el mundo económico y laboral, más o menos privatizaciones, más o menos Estado, más o menos Europa, etc. Pero, en esencia, los paridos socialdemócratas han entrado al aro del liberalismo y lo hacen como única medida para poder sobrevivir electoralmente. Ni siquiera la “fabulosa” idea del ingreso básico ciudadano ha sido plenamente adoptada por los socialdemócratas europeos. De hecho, ha sido relegada por partidos como el PSOE y el socialista francés sólo para ser recogida del basurero por Izquierda Unida el ERC y La Izquierda” de Alemania. Los que se van a los extremos están condenados a la eterna oposición. El liberalismo gana espacios. Los gobiernos del centro derecha, casi siempre, más progresistas que los de centroizquierda, entendiendo por progresista más progreso, más libertad individual, mayor bienestar y, desde luego, menos Estado.
Desde luego, es importante subrayar que no toda la derecha es progresista. La tradicional derecha conservadora sigue tan reaccionaria como siempre, y buena muestra de ello nos lo da nuestro sacrosanto Partido Acción Nacional. Por eso es bueno que los liberales simpre recuerden aquello que dijo el tory inglés Michael Portillo: "Si eres un liberal en lo económico también deberías serlo en lo social. No corresponde al Gobierno decir a la gente cómo debe vivir su vida".
De este modo, podremos decir a nuestros pejelagarto y a su caterva de reaccionarios de izquierda y, de pasada, a los intelectuales progres: la revolución será liberal o no será...