A la memoria de
Vily Serio
Después de la peste, ¿la guerra?
Xi Jinping y Narendra Modi son los hombres fuertes de
los dos países más poblados del mundo, líderes ambiciosos y nacionalistas
deseosos de alcanzar una mayor preeminencia mundial. Ambos, tras gozar de un
período de éxitos, hoy encaran grandes obstáculos, tales como la ralentización económica,
disensiones internas y, ahora, el coronavirus, el cual aún se extiende
aceleradamente en India mientras China intenta contener un nuevo brote en
Beijing.
China e India tienen décadas de protagonizar severas
diputas territoriales en las regiones fronterizas del Himalaya. La semana pasada
estos diferendos estallaron violetamente y costaron la vida por lo menos a 20 soldados
indios.
China se ha negado a reconocer unas fronteras
diseñadas durante la era colonial británica. En 1962, estos reclamos llevaron a
una breve pero cruenta entre ambos los dos gigantes asiáticos, la cual acabó
con una humillante derrota militar de India.
Hoy, ni Xi no Modi quieren perder prestigio. China protagoniza
este rifirrafe en el contexto de una ofensiva en política exterior la cual
incluye endurecer posicionamientos frente a Hong Kong y Taiwán, desplegar
exhibiciones de fuerza en el mar del Sur de la China y una actitud
contestataria frente a las acusaciones de negligencia frente al coronavirus vertidas
por Estados Unidos y algunas naciones europeas.
Pero Modi es quien más puede perder. Su popularidad,
muy alta durante los primeros cinco años de su mandato, hoy está amenazada.
Llegó al gobierno con un discurso populista. Proyectó
el resentimiento de buena parte del electorado ante las élites políticas
tradicionales y apelando al nacionalismo hinduista promovió la idea de
desterrar el laicismo del Estado fundado por Nehru y Gandi para sustituirlo por
un sistema dominado por la cultura hindú, donde las minorías (musulmanes,
budistas, etc.) estén sometidas a severos controles y discriminación.
Por eso para el actual gobierno explotar la vena
nacionalista es vital. "La soberanía y la integridad de la India es
suprema, y nadie puede detenernos en su defensa", declaró Modi,
jactancioso.
Pero pese a esta retórica agresiva, el enfrentamiento
ha subrayado el rezago de India respecto a su vecino. La economía china es casi
cinco veces mayor y en el campo estratégico global rivaliza con Estados Unidos.
India dese hace tiempo alberga visiones de un orden
mundial multipolar donde espera desempeñar un papel significativo, quizá
incluso un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero el
país tiene demasiados pendientes a resolver antes de ver materializado este
anhelo: temas de integración nacional, desarrollo regional, resolución de
conflictos con sus vecinos.
Y, también, con los recientes combates quedó evidenciada
la imposibilidad de ver a las potencias emergentes aliadas en un bloque común.
El proyecto de los BRICS queda en entredicho.
Pedro Arturo Aguirre
Publicado en la columna Hombres Fuertes
24 de junio de 2020