La oportunidad se nos presenta para derribar dos tabúes en un solo movimiento: uno, el mito nacionalistoide petrolero mediante un legítimo e incuestionable procedimiento democrático; otro, que en México somos incapaces de utilizar mecanismos de democracia directa en virtud a que somos demasiado estúpidos.
Es cierto que el mecanismo del referéndum no está vigente
en México de acuerdo a nuestra legislación positiva, pero su adopción sí está
contemplada dentro de los acuerdos del Pacto por México firmados por los
principales partidos políticos. Impúlsese la idea para que se legisle a su
favor y se reglamente a la brevedad. Me atrevería a pensar, incluso, que simplemente
con que se decidiera a dar el tan trascendental paso de encabezar la
instauración de esta innovación política Peña Nieto pasaría a la historia como
un buen presidente, sí, sólo eso, nada de “grande”. Modesto, tal vez, pero dados
los últimos personajes que han ocupado Lo Pinos quizá eso de “buen presidente”
ya sea para dar altos brincos.
La mayor parte de las democracias representativas
actuales utilizan el mecanismo del referéndum para decidir sobre cuestiones
axiales. Es de lamentarse, pero este es el caso del tema petrolero en México. No
debería, pero así es nuestra triste realidad. Por ello merecemos un referéndum.
A fin de cuentas todos los países tienen sus tabúes, sus taras, sus clichés nacionalistas.
De ninguna manera somos los únicos. Ahí tenemos Estados Unidos y su obsesión
por las armas, los temores anti inmigracioncitas europeos, los complejos
nacionales de tantos países que han sido dominadas por potencias extranjeras
(el caso más escandaloso: China). En fin, no se crea que la nuestra necedad
petrolera es una “excepcionalidad”.
Y argüir que el asunto del petróleo es demasiado
"técnico" para dejarlo al criterio de la gente es un argumento asaz
falaz y autoritario. Llevar esa lógica a sus conclusiones últimas nos obligaría
a pensar que lo mejor para los países es ser gobernados por una dictadura de
"tecnócratas ilustrados" y eso ha sido desmentido por la historia una
y otra vez, incluso por los casos más “exitosos” de tal experimento, como lo
pueden ser China o Singapur.
¿Por qué en Europa se celebran referéndums para temas tan
"técnicos” como lo son, por ejemplo, la moneda única, los subsidios
agrícolas o el mercado interior único sin que nadie diga nada y aquí se dice
que estos temas tan complejos quedan muy lejos de la comprensión de 110
millones de retrasados mentales? No, lectores queridos, es la hora de derribar
tabúes y de superar nocivas práctica. Empecemos con este par: la obcecación
petrolera y los reflejos autoritarios de los gobernantes.