Inició convocada por el caricturista Rius, (que tantas veces a metido la pata aclamando dictadores y diciendo barrabasadas) una campaña que, en general, creo vale la pena: que los ciudadanos coloquen en un lugar visible de su espacio vital o ciberespacio una leyenda que diga No Más Sangre. No sé que tanta repercusión tenga dicha iniciativa, pero creo que sus motivos son legítimos. Los mexicanos estamos cansados de la guerra contra el narco tal y como la esta efectuando el gobierno de Calderón y ha llegado el momento de que los ciudadanos demos una llamada severa llamada de atención. Claro, de forma muy justificada muchos cuestionarán la campañita con preguntas como ¿Entonces ustedes pretenden que se pacte con criminales? No. Desde m punto de vista no es que se invite al gobierno a dejar de perseguir criminales y a pactar con ellos. Eso es falso, aunque no culpo a quien esto deduzca a falta de explicaciones más convincentes de parte de los organizadores de la campañita antisangre. Yo creo que se debe exigir al gobierno a cambiar de estrategia, sustituyendo la actual tan sesgada, opaca, errática y sangrienta por una que le ofrezca a los ciudadanos mayor transparencia en cuanto a las formas y los fondos de la guerra antinarco, que sepa convencernos como afecta el narcotráfico a la gente común y por qué debe combatirse con toda energía, que explique las repercusiones internacionales del problema y las razones por las que en Estados Unidos (principal destino de las drogas) no se hacen campañas de esta envergadura y que, además, conduzca a un debate serio sobre la posibilidad de legalizar las drogas.
Faltan transparencia, honestidad intelectual, claridad de propósitos y fines. Se anuncia una guerra cruenta contra un enemigo invencible que ha demostrado una y mil veces ser una hidra de mil cabezas. Bueno, pues que el gobierno me explique y me demuestre de forma convincente que es posible derrotar al narco, que el sacrificio vale la pena, que la opción de legalizar es peor. No lo hace. Sólo sabemos de muertos y violencia y nadie está convencido de que sea por algo que lo merezca. Ese es el punto. Increíblemente (porque, efectivamente, es increíble) el gobierno mexicano no tiene legitimidad en su lucha contra el narco. Carece de ella porque no ha sabido explicar, convencer, iluminar sobre las razones que hacen a este "flagelo" tan perjudicial para los mexicanos y que la opción de legalizar es ilusoria o inviable, por lo menos por el momento. ¿Eso de quien es culpa?
Claro, el Oso Bruno desconfía profundamnte de los grupos que convocan a esta campaña (no sólo es el tal Rius), cuyo origen es la izquierda rabiosa. Hablo como el simple ciudadano de a píe que soy. Ahora bien, aunque los convocantes y sus intenciones son cuestionables, lo cierto es que todo esto puede servir como una severa llamada de atención, una jaladita de orejas a la errática e inepta campaña gubernamental antidroga. Y lo bueno, de donde venga.
lunes, 17 de enero de 2011
viernes, 14 de enero de 2011
Respuesta al distinguido Don Federico Anaya Galllardo
Recibí en mi correo electrónico de Gmail de parte mi distinguido amigo Don Federico Anaya Gallardo la siguiente comunicación, misma que comparto con ustedes junto con mis comentarios.
Ene. 12, 2010
23 Nivoso del Año 222 de la Gran Revolución
Chikwey-Tochtli (8-Conejo)
Atemostli (Mes en que se esconden las aguas)
Matlaktli-wan-sé-Tochtli-Ílwitl (Año 11-Conejo)
México-Tenochtitlan, Distrito Federal, República Mexicana
Don Pedro
SALUD Y REPÚBLICA
Para seguir el debate aquél…
¿Por qué le cae a Usted mal el señor Chávez?
Federico
Mi querido Federico, con mucho gusto le seguimos al debate que iniciamos a fines del año pasado. Voy a subirlo a mi blog del Oso Bruno, si no tienes inconveniente. Comentó párrafo a párrafo lo dicho por el reportero en la nota que me hiciste el favor de enviar a mi mail privado y que se llama "Sin Permiso ¿Por qué Washington odia a Chávez?" De Mike Whitney. Mis notas van en rojo (rojo chavista, se entiende):
Sin Permiso
¿Por qué Washington odia a Chávez?
Mike Whitney
Mike Whitney es un analista político independiente que vive en el estado de Washington y colabora regularmente con la revista norteamericana CounterPunch.
09/01/11
[ Este artículo podrá comentarse en nuestra página en facebook: http://www.facebook.com/pages/SinPermiso/106764166044474 ]
A fines de noviembre, Venezuela fue golpeada por lluvias torrenciales e inundaciones que dejaron 35 muertos y cerca de 130.000 desplazados. Si George Bush hubiera sido el presidente en lugar de Hugo Chávez, los desplazados hubieran sido llevados a punta de pistola a campos prisión improvisados –como el Superdomo— como lo fueron después del Huracán Katrina. Pero esa no es la manera en la que trabaja Chávez. El Presidente Venezolano aprobó rápidamente "leyes potenciadoras" que le daban poderes especiales para llevar ayuda de emergencia y vivienda a las víctimas de las inundaciones. Sí, unas leyes impuestas con el pretexto de una emergencia que extenderán su vigencia por año y medio para abarcar absolutamente todos los ámbitos legislativos nacionales, no sólo los que tienen que ver con el desastre. ¡Qué oportuno!
Luego, Chávez salió del palacio presidencial y lo convirtió en la vivienda de 60 personas, o lo que equivale a convertir la Casa Blanca en un refugio para indigentes. Demagógico gesto que no resuelve ningún problema si consideramos que fueron más de 70,000 los damnificados Las víctimas de desastre ahora están bien alimentadas y atendidas hasta que puedan reconstruir sus vidas.
Fue grotesca la imparcialidad como se distribuyo la ayuda a los damnificados. En Falcón, donde gobierna una chavista, la ayuda llegó a raudales y sin trabas mientras que en Miranda, donde gobierna un opositor, todo se demoró menos las insidiosas acusaciones de Chávez de que el gobierno local no hacía nada. Fue hasta varios días después de ocurrida la tragedia que, por la presión de la opinión pública, el gobierno se vio obligado a declarar a la zona de Miranda área en estado de emergencia.
Los detalles de los esfuerzos de Chávez han pasado prácticamente inadvertidos por los medios de comunicación estadounidenses, donde, de hecho, él es frecuentemente demonizado como un "hombre fuerte de izquierda" o un dictador. Los medios de comunicación rehúsan reconocer que Chávez ha reducido la brecha de ingresos, ha eliminado el analfabetismo, ha proporcionado salud a todos los venezolanos, ha reducido la desigualdad y elevado el estándar de vida en general. Mientras que Bush y Obama estaban extendiendo sus guerras en el extranjero y presionando para que se mantengan o extiendan las reducciones fiscales para los más ricos, Chávez estaba ocupado mejorándole la vida a los pobres y necesitados a la vez que se defendía de las últimas agresiones de los Estados Unidos.
¡Pamplinas! Vamos poniendo las cosas un poquito en su lugar en este tema del desarrollo social con Chávez. Es cierto que gracias al uso clientelar, meramente asistencialista y sesgado que el régimen chavista dio a la riqueza generada por el boom petrolero verificado entre los años 2004-2008, unos ocho millones de pobres lograron levantar sus ingresos y mejorar sus condiciones de vida, pero durante los últimos dos años esa realidad ha comenzado a esfumarse debido al enfriamiento de la economía, el vertiginoso ascenso de la inflación que evapora los salarios, el deterioro de los servicios públicos y una creciente criminalidad que golpea con mayor inclemencia a los sectores más humildes de país.
Veamos cifras: un salto de más del doble que tuvo la tasa de homicidios en la última década y que llevó el registro oficial de asesinatos a más de 12 mil en 2009. Debe decirse que ocho de cada diez homicidios enlutaron a las familias que habitan las barriadas más pobres.
Ahora bien, cuando decimos que el combate chavista contra la pobreza es meramente asistencial y clientelar nos referimos a que atacan exclusivamente necesidades perentorias y de corto plazo sin atender la urgencia de establecer en el país condiciones para que el desarrollo social sea sustentable y de largo plazo. Según estadísticas oficiales la pobreza pasó de 60.3% en el primer semestre de 2004, a 33.1% en igual periodo de 2008. Asimismo, la pobreza extrema descendió de 28% en 2004 a 9.2% en 2008. Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ubicaron la pobreza para 2009 alrededor de 30%. Pero la realidad es que si bien los sectores más humildes mejoraron su situación entre 1997-2007, eso sólo se logró de la “puerta para adentro” de sus casas, puesto que en lo que se refiere a servicios públicos, vivienda, vialidad, sistema de recolección de basura, las cosas han empeorado en los últimos años. Las viviendas hechas de materiales de desecho, conocidas en Venezuela como “ranchos” o “chabolas”, pasaron de 140 mil en 1997 a 407 mil en 2007, según los estudios a nivel nacional realizados por el instituto de la UCAB. De igual forma, para 1997, 9% de las familias que estaban en pobreza extrema habitaban viviendas con piso de tierra, y diez años después esa proporción se elevó a 22%. Otro dato significativo: el 63.2% del estrato E (personas de pobreza extrema) tenía acceso al servicio de agua para 1997, y esa relación bajó a 41.4% en 2007.
A partir de 2004 el gobierno de Chávez impulsó a cerca de una decena de programas sociales, conocidos como las “misiones” y unas redes de mercados estatales, que beneficiaron de manera directa a decenas de miles de personas en todos los estados del país y permitieron paliar momentáneamente las deficiencias de los servicios de salud y los efectos de la inflación. A esto se sumó el favorable desempeño que tuvo la economía entre 2004 y 2007, años en los que se dieron crecimientos entre diez y ocho puntos; el desempleo abierto pasó de 20% a 10% y los incrementos salariales que se dieron en ese periodo, que se mantuvieron por debajo de la inflación, lo que permitió preservar el poder de compra de los venezolanos. Pero los años de prosperidad económica comenzaron a hacer agua a partir de 2008 tras estallar la crisis financiera mundial que originó el desplome de los precios del petróleo, que financian 94 de cada cien dólares que ingresan al país por exportaciones. ¡Y luego nos indignamos de la dependencia mexicana respecto al petróleo! ¿Y que decimos de Venezuela, progres de mi vida, que no ha sido capaz de construir una economía diversa con su socialismo dizque del siglo XXI?
El primer impacto de la crisis se observó en el vertiginoso incremento que tuvieron los precios de los bienes y servicios básicos, que hicieron saltar la inflación al cierre de 2008 a 30% y el año siguiente a 25%. De acuerdo con cifras del Banco Central de Venezuela, el ingreso de la población viene sufriendo desde 2008 un progresivo deterioro a consecuencia de la inflación, situación que se profundizó en el segundo trimestre de este año con la caída de 7.7% del poder de compra. A final de cuantas el espejismo chavista se difuminará sin que se haya logrado superar la pobreza al largo plazo y sin lograr que la economía sea sustentable para un futuro sin petróleo.
Washington detesta a Chávez porque éste no está dispuesto a entregar los vastos recursos naturales de Venezuela a las elites corporativas y banqueras. Esa es la razón por la que la administración Bush intentó deponer a Chávez mediante un fallido golpe de estado en 2002, y es la razón por la que el cándido Obama continúa lanzando ataques encubiertos contra Chávez, hoy.
Washington quiere un cambio de régimen para poder instalar a una marioneta que entregue las reservas Venezolanas a las grandes petroleras a la vez que les hace la vida imposible a los trabajadores.
Documentos recientemente publicados por Wikileaks muestran que la administración Obama ha aumentado su intromisión en los asuntos internos venezolanos. A continuación mostramos un extracto de una publicación reciente de la abogada y autora Eva Golinger:
"En un documento secreto escrito por el actual Vicesecretario Asistente de Estado para el Hemisferio Occidental, Craig Kelly, y enviado por la embajada en Santiago en junio de 2007 al Secretario de Estado, a la CIA y al Comando Sur del Pentágono, además de otras embajadas estadounidenses en la región, Kelly proponía 'seis prioridades de acción que el gobierno de los Estados Unidos (USG) debía implementar para limitar la influencia de Chávez' y 'reestablecer el liderazgo estadounidense en la región'".
En su informe, Kelly, quien desempeñó un papel primordial como "mediador" durante el último golpe de estado en Honduras contra el Presidente Manuel Zelaya, describe al Presidente Hugo Chávez como un "enemigo".
"Conocer al enemigo: debemos entender mejor cómo piensa Chávez y cuáles son sus intenciones... para contrarrestar efectivamente la amenaza que representa, debemos conocer mejor sus objetivos y cómo pretende lograrlos. Esto requiere mejor inteligencia en todos nuestros países".
Más adelante en el memorándum, Kelly confiesa que el Presidente Chávez es un "enemigo formidable", pero, añade, "ciertamente podemos 'encargarnos' de él". (Wikileaks: Documentos confirman planes estadounidenses contra Venezuela, Eva Golinger, Postcards of the Revolution).
Los cables del Departamento de Estado muestran que Washington ha venido financiando grupos anti-Chávez en Venezuela a través de organizaciones no gubernamentales (ONG) que pretenden estar trabajando en pro de las libertades civiles, los derechos humanos o la promoción democrática. Estos grupos se esconden bajo una fachada de legitimidad, pero su propósito real es el de hacer caer el gobierno de Chávez, que fue elegido democráticamente. Obama apoya este tipo de subversión tan alegremente como lo hacía Bush. La única diferencia es que el equipo de Obama es más discreto. El siguiente es otro extracto de Golinger con algunos detalles sobre el rastro monetario:
"En Venezuela, los Estados Unidos han venido apoyando a grupos anti-Chávez por más de 8 años, incluyendo aquéllos que ejecutaron el golpe contra el Presidente Chávez en abril de 2002. Desde entonces, el financiamiento ha aumentado substancialmente. En un informe de mayo de 2010 que evaluaba la ayuda extranjera para grupos políticos en Venezuela, encargado por el Fondo Nacional pro Democracia de los Estados Unidos, reveló que anualmente se enviaba más de $40 millones a grupos anti-Chávez, la mayoría a través de agencias estadounidenses..."
Venezuela sobresale como el país Latinoamericano donde NED (National Endowment for Democracy) invirtió más en financiar grupos de oposición en 2009, con $1.818.473, más del doble que el año anterior... Allen Weinstein, uno de los fundadores originales de NED, reveló en una ocasión al Washington Post, "Lo que hacemos hoy, hace 25 años lo hacía clandestinamente la CIA…" (America's Covert "Civil Society Operations: US Interference in Venezuela Keeps Growing", Eva Golinger, Global Research).
No hay un solo documento de Wikileaks que confirme, pruebe u ofrezca indicios inobjetables de que Estados Unidos complota para derrocar a Chávez con planes concretos. Todo es simple palabrería, opiniones, puntos de vista, pero ¿Dónde están los indicios claros de las grandes conspiraciones? No existen. Wikileaks lejos de confirmar que Estados Unidos trabaja en lo oscurito para deshacerse de Chávez confirma que no se está haciendo absolutamente nada concreto, real, verificable, en su contra.
La NED lleva años financiando de forma completamente abierta y legal grupos pro democracia en América Latina. Ese es el caso de Venezuela, donde el dinero (menos de dos millones de dólares) lo recibe de acuerdo con las leyes del país aun vigentes, y por cierto que no representan ni una migaja de los recursos que el oficialismo recibe del gobierno para comprar votos cada que hay elecciones. ¿Por qué el reportero no dice nada sobre cómo se compra el voto en Venezuela a favor del PSUV? ¿Por qué, progres de mi corazón, nos indignamos tanto cuando el clientelismo lo hace el PRI y aplaudimos a rabiar cuando lo hace Chávez?
¿Y cuál “subversión” ninguno de los grupos de oposición chavista apela a la subversión ni al terrorismo. O díganme, ¿Cuáles fueron los atentados? ¿Cuántos muertos hubo? ¿Dónde? Es obvio que el reportero tergiversa, dice verdades a medias y miente todo el tiempo.
El lunes, la administración Obama revocó la visa del embajador venezolano en Washington en retaliación por el rechazo de Chávez del candidato a embajador estadounidense en Caracas, Larry Palmer. Palmer ha sido abiertamente crítico de Chávez diciendo que existían vínculos claros entre miembros de la administración Chávez y las guerrillas izquierdistas en la vecina Colombia. Ésta es una manera indirecta de acusar a Chávez de terrorismo. Y, peor aún, el historial de Palmer sugiere que su designación podría representar una amenaza para la seguridad nacional venezolana. Si no, considere los comentarios de James Sugget de Venezuelanálisis en Axis of Logic:
"Vea los antecedentes de Palmer: trabajó con los oligarcas respaldados por los Estados Unidos en República Dominicana, Uruguay, Paraguay, y Sierra Leona, Corea del Sur y Honduras, 'promocionando el Tratado de Libre Comercio de Norte América (NAFTA).' Del mismo modo que la clase gobernante de los Estados Unidos designaron a un afroamericano, Barack Obama, para reemplazar a George W. Bush y manteniendo todo lo demás intacto, Obama, a su vez, designa a Palmer para remplazar a Patrick Dudy, quien estuvo involucrado en el fallido golpe contra el Presidente Chávez en 2002 y enemigo de los venezolanos durante todo su mandato como Embajador de los Estados Unidos para Venezuela."
Desde ya, Venezuela está llena de espías y saboteadores, Otra vez, ¿Cuáles espías y saboteadores? ¿A cuántos han expulsado o detenido? ¿Con qué pruebas? que no necesitan ayuda de los agentes que trabajan dentro de la embajada. Chávez hizo lo correcto al rechazar a Palmer, además que Chávez acababa de criticar las falaces acusaciones de Palmer justo la semana previa cuando extraditó al comandante del ELN Nilson Albian Terán Ferreira, alias "Tulio", a Colombia, "la primera extradición de un guerrillero colombiano hacia su país" (Colombia Reports). La historia no apareció en ningún medio de comunicación de occidente (porque demuestra que Chávez no respalda a los grupos paramilitares que operan en Colombia).
Las pruebas del apoyo de Chávez a la guerrilla colombiana son multiples y palmarias. El Departamento de Inteligencia de Colombia ha levantado un expediente que ya supera los 10,000 folios.
La nominación de Palmer es sólo "más de lo mismo"; más interferencia, más subversión, más creación de problemas, ya que el Departamento de Estado estuvo directamente involucrado en las así llamadas revoluciones en Ucrania, Líbano, Georgia, Kirguizstán, etc.; todos ellos eventos 'hechos para la televisión', que enfrentaban los intereses de los capitalistas contra los de los gobiernos electos. ¡Por favor! Cualquiera que conozca mínimamente la situación de los países citados sabrá que ahí se verificaron poderosos movimientos sociales y civiles contra regímenes autoritarios e impopulares. Tratar de explicarnos, como intenta el reportero, movimientos cívicos tan amplios como los citados apelando a las absurdas teorías conspiracionistas de que “todo lo organizó la CIA para la tele” es considerarnos, de plano, retrasados mentales.
Ahora la pandilla de Hillary quiere intentar la misma estrategia en Venezuela, y depende de Chávez el detenerlos, y esa es la razón por la que ha presionado para que se aprueben leyes que "regulan, controlan o prohíben el financiamiento externo de actividades políticas". La única manera en la que puede defenderse contra la interferencia estadounidense y proteger la soberanía venezolana es tomando medidas severas contra las ONG. ¡Ya me imagino a nuestros progres la forma en que saltarían si alguien en México pidiera “tomar medidas severas” contra las ong!
Chávez también está usando sus nuevos poderes para reformar el sector financiero. Aquí tenemos una parte de un artículo titulado "La Asamblea Nacional Venezolana aprueba una ley que declara a la banca como un 'Servicio Público'":
"La Asamblea Nacional de Venezuela aprobó el viernes una nueva ley que define a la banca como una industria de 'servicio público', que obliga los bancos en Venezuela a contribuir más a los programas sociales, a los esfuerzos de construcción de viviendas y a otras necesidades sociales, haciendo al mismo tiempo más fácil la intervención del gobierno cuando un banco incumple las prioridades nacionales...
La nueva ley protege los activos de los clientes de los bancos en caso de irregularidades de parte de los propietarios... y estipula que el Superintendente de Instituciones Bancarias debe tomar en cuenta el interés mayor de los clientes y no solamente el de los accionistas... cuando se toman decisiones que afectan a las operaciones de un banco".
Entonces, ¿por qué Obama no hace lo mismo? ¿Es que le teme demasiado al cambio de verdad o es sólo un lacayo de Wall Street? Aquí sigue el mismo artículo:
"En un intento de controlar la especulación, la ley limita la cantidad de crédito que los bancos pueden prestar en cualquier momento a personas naturales o empresas a 20% de su capital. La ley también limita la formación de grupos financieros y prohíbe que los bancos mantengan intereses en sociedades agentes de bolsa y en compañías de seguros.
La ley también estipula que el 5% de las utilidades brutas de todos los bancos se dediquen exclusivamente a proyectos elaborados por consejos comunales. Asimismo, el 10% del capital de cada banco debe reservarse en un fondo para pagar salarios y pensiones en caso de quiebra.
Según las cifras de 2009 proporcionadas por Softline Consultores, el 5% de las utilidades brutas de la industria bancaria venezolana hubiera significado 314 millones de bolívares adicionales ($73,1 millones), para programas sociales que beneficiarían a la mayoría de venezolanos pobres."
"¿Controlar la especulación"? ¡Vaya que esa es una idea innovadora! Naturalmente que los líderes de la oposición están llamando a la ley "un ataque contra la libertad económica", pero son patrañas. Chávez, simplemente, está protegiendo a la población de las prácticas depredadoras de los banqueros. ¡La mayoría de estadounidenses desearía que Obama hiciera lo mismo! Otra vez el autor asume que somos unos ignorantes. La mayoría de los norteamericanos rechazó el bail out bancario y abomina la intervención estatal en la economía, esa es la verdad. Afirmar que los norteamericanos quieren más estatismo en sus bancos es mentir de forma flagrante.
Según el Wall Street Journal, "Chávez ha amenazado con expropiar a los grandes bancos en el pasado si no aumentaban los préstamos a las pequeñas empresas y eventuales propietarios de vivienda, esta vez está aumentando la presión públicamente para mostrar su preocupación por la falta de vivienda para 28 millones de venezolanos".
Caracas sufre de un déficit masivo de vivienda que ha empeorado con las recientes inundaciones. Decenas de miles de personas necesitan refugio ahora, y es la razón por la que Chávez está presionando a los bancos a dar una mano. Por supuesto que los bancos no quieren ayudar, por lo que han optado por hacer berrinche. Pero Chávez no les va a hacer caso y ya les ha dado una "aviso". De hecho, el martes lanzó esta advertencia:
"Al primer banco que falle… lo expropio, así sea el Banco Provincial, o Banesco o el Banco Nacional de Crédito".
Bravo, Hugo. En la Venezuela de Chávez las necesidades básicas de la gente trabajadora ordinaria anteceden al lucro desmedido de los bánksters. ¿Todavía se pregunta por qué Washington lo odia?
Acabará nacionalizando los bancos porque el socialismo dizque del siglo XXI de Chávez es exactamente una calca del viejo socialismo estatista, totalitario, controlador, asfixiante e ineficiente que fracasó de forma tan estrepitosa el siglo pasado.
CONCLUSIONES:
Me preguntas, Federico, por qué me cae gordo Chávez. Te respondo: porque el señor es un dictador megalómano cuya única virtud es haber aprovechado la riqueza generada por un efímero boom petrolero para fomentar su popularidad mediante un grosero clientelismo, descuidando en el camino las inversiones de largo plazo que garanticen la sustentabilidad del desarrollo social y económico de su país al futuro.
Me cae gordo porque no ha sabido superar la excesiva dependencia de la economía venezolana respecto al petróleo: más del 90% de los ingresos vienen del rubro energético a más de 10 años de régimen chavista.
Porque el señor se ha convertido en un dictador. Cierto que aún mantiene cierta fachada democrática, pero todo el sistema electoral está diseñado para beneficiar al oficialismo tal como sucedió por décadas en México con el PRI. Este artículo mucho habla de las limosnas que los grupos antichavez reciben, reitero que legalmente, por parte de la NED pero no dice ni una palabra de las carretadas de millones que recibe el oficialismo por parte del gobierno para derrotar en las urnas a sus adversarios a base de comprar el voto. Cuando esto sucede en México, ¡vaya que nos indignamos, Federico! ¿Por qué entonces callamos o incluso aplaudimos cuando lo hace Chávez?
Me cae gordo porque recurre a la vieja estratagema de hacerse víctima del imperialismo cuando incluso los dichosos wikileaks aquí citados no ofrecen ni una sola prueba sólida o convincente que indique apoyo norteamericano a complots ilegales, campañas terroristas, sabotajes o cualquiera otra forma de atosigar a un gobierno.
Y, finalmente me cae godo porque su famoso socialismo del siglo XXI no es sino la vieja fórmula socialista de consolidar al Estado como el agente todo poderoso controlador de la vida, obra y destinos de los habitantes de una país en aras de una supuesta “justicia social” que nunca llega. Un experimento social deleznable que naufragó ante los ojos de la humanidad entera de forma espectacular e inobjetable el siglo pasado
Gracias, amigo, por la nota. Te envío un cordial saludo
lunes, 10 de enero de 2011
El Oso Del Mundo

A infamias como la que sucedió en Tucson es a lo que pueden llevar los discursos de intolerancia y odio en política. Una de las seis víctimas fatales del tiroteo, Christina Taylor Green, nació -paradoja cruel- el 11 de septiembre de 2001, el mismo día de los ataques de Al-Qaeda a las Torres Gemelas. Hoy está muerta porque un demente seguramente acicateado por la demagogia exaltada y falaz de la ultraderecha disparó a mansalva contra un grupo pacífico de ciudadanos que asistía a un evento organizado por una congresista liberal. Eso sí, hubiesen visto a los animales de FOX NEWS lo compungidos que estaban tras el atentado. Vean nada más este mapa que mandó publicar la estúpida de Palin antes de las elecciones del año pasado, en la que incluye a la congresista Giffords como una de los "objetivos a disparar" y que ya se ha hecho mundialmente célebre.


La obcecación y miopía de Ratzinger no tienen límites. Y luego se preguntan por qué los ateos hacen campañas para defenderse. El Papa está en plena campaña en contra de los que el llama "intolerancia del relativismo" y “el fuerte laicismo, un anticlericalismo y un secularismo muy fuerte y agresivo". Recuérdese su desastrosa visita reciente a España en la que comparó la situación actual de la "pobrecita" iglesia católica española con la prevaleciente en la segunda república, y eso a pesar de que el Estado español la subsidia con más de 8 mil millones de dólares anuales e innumerables facilidades fiscales.Hoy aparecen en la prensa mundial unas declaraciones de Razinger completamente inauditas: "La educación sexual amenaza la libertad religiosa en Europa".
La Iglesia se hace la víctima de una presunta intolerancia para promover su bien conocida y secular intolerancia. Muchos critican que los ateos y laicos hagan campañas para defenderse de las iglesias, e incluso no faltan quienes comparan a defensores del ateísmo como Hitchens con los Testigos de Jeovah. Pero con estas andanadas (por otra parte tan comunes) de la intolerante Iglesia Católica, apelar a la defensa propia resulta más que legítimo

Me topé con esta nota personal que escribí sobre Calderón cuando lo conocí en 1999, cuando era yo director de Voz y Voto: "Un hombre desabrido, de escasa cultura, pobres ideas y encogidas maneras pero, eso sí, cargadito de complejos"

Mucha razón tenía Montesquieu con aquello de que solo son felices los pueblos que tienen una historia aburrida (por alguna razón, siempre que pienso esto me acuerdo de Noruega) y la nuestra se esta convirtiendo, otra vez, en preocupantemente entretenida.

Después de décadas de meter la pata, Rius tiene una buena idea: escribir ¡BASTA DE SANGRE! en una cartulina y ponerla, visible, a partir del 10 de enero.

Lo mejor de la horrorosa década de los noughties que acaba de terminar fue la bella nostalgia que tuvimos los diez años de los magníficos años noventa, y muy poco más.

martes, 4 de enero de 2011
El contraste de dos poderosas damas
El cambio de año nos ha ofrecido un contraste interesante entre dos de las mujeres dedicadas a la política más importantes del mundo. Por un lado tenemos a la nueva presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, cuya primera decisión importante luego de tomar posesión fue dar a conocer su plan de privatizar los aeropuertos, una medida sumamente significativa porque marca una distancia con Lula, quien siempre rehuyó tomar este tipo de decisiones por miedo a ser considerado un "privatizador". De hecho, aplicar este calificativo fue estrategia del PT frente a sus rivales del partido socialdemocrata PSDB, del expresidente Fernando Henrique Cardoso. Bien por la presidenta, a quien le urge demostrar que es algo más que una protegida de su popular antecesor.
Y esto es una nueva muestra, una más, de que más allá de la parafernalia demagógica de los neopopulistas, de los lugares comunes de la izquierda y de tanto bla, bla, bla, la verdad es que los gobiernos progresistas de América Latina gobiernan obedeciendo a pie juntillas los cánones contenidos en el perverso "Consenso de Washington" (ñaca, ñaca).
Más desapercibida, pero sin dejar de ser importante, pasó la noticia de la derrota del candidato republicano al Senado en el estado de Alaska, el loquito Joe Miller, un ultraconservador que ganó la nominación del partido republicano apoyado por Sarah Palin derrotando a la senadora en funciones Lisa Murkowski, republicana moderada y enemiga de Palin. La senadora no se resignó a su derrota en las primarias y decidió postularse como candidata independiente. Dentro de uso ideario político, Miller asegura que el calentamiento global es un fraude, que el aborto debe ser declarado ilegal incluso en casos de incesto, violación y cuando esté en peligro la vida de la madre, y se aventó la puntada de poner a la extinta RDA como un buen ejemplo de control efectivo sobre el flujo de tráfico en las fronteras.
Después de un complicado recuento, Murkowski fue declarada vencedora el 30 de diciembre. La derrota de su protegé justo en el estado donde fue gobernadora pone, otra vez, en perspectiva la victoria republicana de este año: los ultraconservadores como Palin tienen una muy limitada fuerza electoral y no todo el Tea Party debe se identificado con estos fanáticos. Palin fue una de las derrotadas de los comicios de este año, pese lo que algunos opinólogos ignorantes y superficiales en México afirmen lo contrario.
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Libros de Pedro Aguirre: Consolidación Democrática y Gobernabilidad en América Latina

Consolidación Democrática y Gobernabilidad en América Latina
Fundación por la Socialdemocracia de las América
2004
El tedioso texto del prefacio dice:
"El cambio democrático que ha vivido América Latina durante la última década ha resuelto una buena cantidad de interrogantes pero ha abierto a la vez un abanico de desafíos.
Los sistemas democráticos en América Latina afrontan serios problemas de funcionamiento con sus instituciones. No son capaces de entregar los servicios que la ciudadanía reclama y ello afecta su legitimidad y genera una insatisfacción con la democracia. Se trata de una debilidad estructural del Estado y de sus burocracias que, implica, entre otras cosas, una escasa capacidad para democratizar sociedades con una historia de desigualdad que demandaría un Estado fuerte para combatirla y no un Estado ausente para tolerarla.
Al mismo tiempo, los gobiernos democráticamente electos han descubierto en la última década que el poder real que detentan es cada vez mas limitado frente a los desafíos de la gobernabilidad democrática. Y por paradójico que suene, algunos han querido atribuirle con ligereza dichas limitaciones a los procesos propios de la consolidación democrática. La nostalgia de poderes ejecutivos omnipotentes propios del autoritarismo, es una página que por fortuna ha quedado atrás por cuenta de la independencia de las otras ramas del poder, organismos de control autónomos, sociedad civil que ocupa nuevos espacios, etc. Media docena de presidentes se han ido por la acción de poderes institucionales de la democracia sin golpe de estado de por medio.
En los noventas, el hecho de haberle quitado la prioridad a la reforma política en la agenda de desarrollo llevó a que los intentos reformistas en la región fueran superficiales en su mayoría, de corto plazo y al servicio de intereses políticos particulares. La misma reforma del Estado que se anunció hace una década con bombos y platillos, muchas veces terminó también como ejercicio “técnico” ajeno a lo político, incapaz de descubrir los intereses políticos detrás de la estrategia reformista; de evaluar las implicaciones políticas de la reforma; o de anticipar la repercusión sobre la distribución del poder en la sociedad. En suma, se ha querido hacer reforma económica, reforma social e incluso reforma del Estado, sin valorar la incidencia gigantesca de la variable política.
La globalización reclama instituciones públicas que permitan ser el punto de partida de resultados económicos y sociales que la hagan inclusiva. La ola democratizadora en un mundo globalizado coincidió en mala hora con las reformas económicas orientadas a la liberalización de los mercados. Ello ha sido una infeliz coincidencia porque ha implicado que la cuenta de cobro de los débiles resultados del modelo económico en materia de crecimiento y lucha contra la pobreza, se la han pasado a la democracia. En parte se debe también a que la consolidación de la democracia ha pasado de una concepción minimalista y procedimental –elecciones periódicas y libres- a otra que sin ser maximalista pueda garantizar resultados económicos y sociales. Lo único claro es que mantener la política aislada de la economía y de la sociedad es un ejercicio suicida.
Desde otro aspecto, académicos como Pzreworsky sostienen que la posibilidad de que la democracia se mantenga crece con la mejora del nivel de vida de los ciudadanos, al punto que nunca ha caído un régimen democrático con una renta per cápita de más de US $ 6.000. La riqueza es pues uno de los factores que mantiene la democracia. Desde la otra cara, la pobreza que era antes sólo ausencia de ingreso hoy es parte del déficit de participación, de voz y, por supuesto, de democracia. En consecuencia, la pobreza tiene hoy causas y consecuencias legales y políticas que sitúan la exclusión en el marco de la negación de los derechos civiles y políticos tanto como económicos y sociales. La exigibilidad de estos últimos derechos es el mayor desafío que viene para la globalización y su respuesta es de nuevo eminentemente política.
El pecado de la década pasada fue relegar las conquistas de la democracia a lo estrictamente político, sin sincronización alguna con la agenda económica. Lo social quedó al margen de la agenda de la democracia, para no hablar de la agenda económica que -como lo ha reconocido recientemente el padre putativo de la receta mal llamada “Consenso de Washington”, John Williamson-, excluyó deliberadamente los temas de la distribución del ingreso del decálogo neoliberal porque “no había unanimidad respecto de su deseabilidad”. Esta fórmula pensó que la economía podía andar suelta de la política y que lo social podía esperar.
El desarrollo del “capital político” y las acciones para evitar que este se esfume como el capital financiero dependen de la capacidad de amarrarlo a partidos políticos fuertes, modernos y legítimos. La realidad de hoy es que los partidos siguen distanciados del interés general, entre otras cosas porque la agenda de desarrollo de la última década subestimó el rol de los partidos.
Dicha agenda al achicar los márgenes de acción política contribuyó al debilitamiento de la capacidad representativa de los partidos. Para acabar de complicar el asunto, el modelo Collor- Salinas-Fujimori-Menem fue la “vieja política” al servicio de la supuesta “nueva economía”. Sin embargo, la esperada modernización económica no trajo la modernización política y la vieja política continuó siendo inelástica frente a la reforma económica. Por ello, la mala y la vieja política siguió haciendo de las suyas frente a un modelo económico que subestimó y que finalmente no produjo los resultados deseados.
En síntesis, la reforma política en América Latina tiene que hacer parte de la agenda de desarrollo porque la democracia es una condición indispensable para lograr el crecimiento y luchar contra la pobreza. El menosprecio por la política debe enterrarse en el mismo sitio con la ortodoxia del modelo neoliberal hoy en crisis.
En su texto, Aguirre plantea la necesidad de establecer fórmulas constitucionales y electorales que procuren un mejor funcionamiento del régimen democrático y las cuales no se aprobarán por si mismas y además no ofrecerán todas las soluciones. Establece la necesidad de una clase política profesional y sensata que anteponga los intereses del país a los caprichos individuales, y de una sociedad que sea capaz de educarse en la democracia, que conciba al gobierno no como panacea o fin en sí misma, sino como un medio para conseguir los fines sociales deseados. Finalmente, plantea la necesidad de arribar a una reforma del Estado que incluya la adopción de diferentes fórmulas constitucionales y electorales que podrían funcionar en México dentro de las nuevas condiciones de competitividad. De nuevo llega la hora de analizar la viabilidad de mecanismos constitucionales que coadyuven una relación más fluida entre los poderes de la Unión".
"El cambio democrático que ha vivido América Latina durante la última década ha resuelto una buena cantidad de interrogantes pero ha abierto a la vez un abanico de desafíos.
Los sistemas democráticos en América Latina afrontan serios problemas de funcionamiento con sus instituciones. No son capaces de entregar los servicios que la ciudadanía reclama y ello afecta su legitimidad y genera una insatisfacción con la democracia. Se trata de una debilidad estructural del Estado y de sus burocracias que, implica, entre otras cosas, una escasa capacidad para democratizar sociedades con una historia de desigualdad que demandaría un Estado fuerte para combatirla y no un Estado ausente para tolerarla.
Al mismo tiempo, los gobiernos democráticamente electos han descubierto en la última década que el poder real que detentan es cada vez mas limitado frente a los desafíos de la gobernabilidad democrática. Y por paradójico que suene, algunos han querido atribuirle con ligereza dichas limitaciones a los procesos propios de la consolidación democrática. La nostalgia de poderes ejecutivos omnipotentes propios del autoritarismo, es una página que por fortuna ha quedado atrás por cuenta de la independencia de las otras ramas del poder, organismos de control autónomos, sociedad civil que ocupa nuevos espacios, etc. Media docena de presidentes se han ido por la acción de poderes institucionales de la democracia sin golpe de estado de por medio.
En los noventas, el hecho de haberle quitado la prioridad a la reforma política en la agenda de desarrollo llevó a que los intentos reformistas en la región fueran superficiales en su mayoría, de corto plazo y al servicio de intereses políticos particulares. La misma reforma del Estado que se anunció hace una década con bombos y platillos, muchas veces terminó también como ejercicio “técnico” ajeno a lo político, incapaz de descubrir los intereses políticos detrás de la estrategia reformista; de evaluar las implicaciones políticas de la reforma; o de anticipar la repercusión sobre la distribución del poder en la sociedad. En suma, se ha querido hacer reforma económica, reforma social e incluso reforma del Estado, sin valorar la incidencia gigantesca de la variable política.
La globalización reclama instituciones públicas que permitan ser el punto de partida de resultados económicos y sociales que la hagan inclusiva. La ola democratizadora en un mundo globalizado coincidió en mala hora con las reformas económicas orientadas a la liberalización de los mercados. Ello ha sido una infeliz coincidencia porque ha implicado que la cuenta de cobro de los débiles resultados del modelo económico en materia de crecimiento y lucha contra la pobreza, se la han pasado a la democracia. En parte se debe también a que la consolidación de la democracia ha pasado de una concepción minimalista y procedimental –elecciones periódicas y libres- a otra que sin ser maximalista pueda garantizar resultados económicos y sociales. Lo único claro es que mantener la política aislada de la economía y de la sociedad es un ejercicio suicida.
Desde otro aspecto, académicos como Pzreworsky sostienen que la posibilidad de que la democracia se mantenga crece con la mejora del nivel de vida de los ciudadanos, al punto que nunca ha caído un régimen democrático con una renta per cápita de más de US $ 6.000. La riqueza es pues uno de los factores que mantiene la democracia. Desde la otra cara, la pobreza que era antes sólo ausencia de ingreso hoy es parte del déficit de participación, de voz y, por supuesto, de democracia. En consecuencia, la pobreza tiene hoy causas y consecuencias legales y políticas que sitúan la exclusión en el marco de la negación de los derechos civiles y políticos tanto como económicos y sociales. La exigibilidad de estos últimos derechos es el mayor desafío que viene para la globalización y su respuesta es de nuevo eminentemente política.
El pecado de la década pasada fue relegar las conquistas de la democracia a lo estrictamente político, sin sincronización alguna con la agenda económica. Lo social quedó al margen de la agenda de la democracia, para no hablar de la agenda económica que -como lo ha reconocido recientemente el padre putativo de la receta mal llamada “Consenso de Washington”, John Williamson-, excluyó deliberadamente los temas de la distribución del ingreso del decálogo neoliberal porque “no había unanimidad respecto de su deseabilidad”. Esta fórmula pensó que la economía podía andar suelta de la política y que lo social podía esperar.
El desarrollo del “capital político” y las acciones para evitar que este se esfume como el capital financiero dependen de la capacidad de amarrarlo a partidos políticos fuertes, modernos y legítimos. La realidad de hoy es que los partidos siguen distanciados del interés general, entre otras cosas porque la agenda de desarrollo de la última década subestimó el rol de los partidos.
Dicha agenda al achicar los márgenes de acción política contribuyó al debilitamiento de la capacidad representativa de los partidos. Para acabar de complicar el asunto, el modelo Collor- Salinas-Fujimori-Menem fue la “vieja política” al servicio de la supuesta “nueva economía”. Sin embargo, la esperada modernización económica no trajo la modernización política y la vieja política continuó siendo inelástica frente a la reforma económica. Por ello, la mala y la vieja política siguió haciendo de las suyas frente a un modelo económico que subestimó y que finalmente no produjo los resultados deseados.
En síntesis, la reforma política en América Latina tiene que hacer parte de la agenda de desarrollo porque la democracia es una condición indispensable para lograr el crecimiento y luchar contra la pobreza. El menosprecio por la política debe enterrarse en el mismo sitio con la ortodoxia del modelo neoliberal hoy en crisis.
En su texto, Aguirre plantea la necesidad de establecer fórmulas constitucionales y electorales que procuren un mejor funcionamiento del régimen democrático y las cuales no se aprobarán por si mismas y además no ofrecerán todas las soluciones. Establece la necesidad de una clase política profesional y sensata que anteponga los intereses del país a los caprichos individuales, y de una sociedad que sea capaz de educarse en la democracia, que conciba al gobierno no como panacea o fin en sí misma, sino como un medio para conseguir los fines sociales deseados. Finalmente, plantea la necesidad de arribar a una reforma del Estado que incluya la adopción de diferentes fórmulas constitucionales y electorales que podrían funcionar en México dentro de las nuevas condiciones de competitividad. De nuevo llega la hora de analizar la viabilidad de mecanismos constitucionales que coadyuven una relación más fluida entre los poderes de la Unión".
Libros de Pedro Aguirre: La Alternativa Socialdemócrata

La Alternativa Socialdemócrata
Fundación por la Socialdemocracia de las Américas
Primera edición 2002; segunda edición, 2004
Texto de la introducción:
"Debemos renunciar al sueño de una sociedad futura que sea “completamente” distinta y en la cual los hombres sean “completamente” diferentes a como han sido hasta ahora y son aún hoy. Tenemos que aprender a vivir en la duda, pues es productivo dudar. Tenemos que dejar de buscar una única verdad y aprender a vivir con las diversas verdades que forman nuestra vida."
Willy Brandt
"La Fundación por la Socialdemocracia de las Américas publica la segunda edición, corregida y actualizada, de este libro, el cual pretende, como en su primera edición, ofrecer al lector un panorama general del desarrollo de la socialdemocracia en el mundo, así como una reflexión sobre su situación actual y un análisis sobre su viabilidad en México y América Latina. La importancia de la socialdemocracia como una de las grandes tendencias del pensamiento político universal es incuestionable. Su presencia en Europa ha sido fundamental y, a pesar de sus vaivenes electorales, nadie duda de su viabilidad hacia el siglo XXI tanto a nivel de los gobiernos nacionales como en la construcción de la unidad económica y política europea, la cual no podría concebirse sin la poderosa influencia que en ella han tenido las ideas de la socialdemocracia. México y el resto de América Latina han sido testigos de la eclosión de numerosas organizaciones y corrientes de orientación socialdemócrata las cuales, al igual que otras corrientes ideológicas y políticas que han surgido en las incipientes democracias latinoamericanas, en la mayor parte de los casos han conocido grados muy cuestionables de aceptación popular y éxito político.
Ahora que los mexicanos debemos consagrarnos a la labor de consolidar nuestro aún equívoco régimen democrático, la construcción de opciones políticas viables, responsables y modernas se hace condición imprescindible. Sin duda alguna la socialdemocracia, entendida como una alternativa progresista empeñada en conciliar la necesidad de respetar la libertad individual con el imperativo de implantar equilibrio social y bienestar compartido, será una de estas opciones.
Las primeras partes del libro se dedican a estudiar a la socialdemocracia como tendencia de pensamiento político fundamental en la historia contemporánea. El primer capítulo hace un breve recorrido por la historia y desarrollo de la socialdemocracia en Europa desde el histórico Congreso de Gotha de 1875 hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial. En el segundo se aborda el tema del Estado bienestar, desde su auge una vez terminada la Segunda Guerra Mundial hasta su crisis, evidenciada por la recesión internacional de los años setenta. El tercer capítulo analiza los vaivenes electorales socialdemócratas que se ha verificado en Europa en el transcurso de las dos últimas décadas. El cuarto trata sobre la polémica que se ha generado en torno a la renovación de la socialdemocracia, la aparición de la tercera vía y el estilo de gobernar de los actuales dirigentes socialdemócratas europeos. Los dos últimos capítulos están consagrados a reflexionar sobre la viabilidad de la socialdemocracia en América Latina y México.
Características muy distintas en los renglones económico, social, político y cultural presenta nuestra región en relación a las sociedades europeas. Las desigualdades sociales (muchas veces abismales), la inexistencia de cultura y de tradiciones democráticas arraigadas, la debilidad de los sistemas de partidos, las palmarias imperfecciones constitucionales, el personalismo, el cuadillismo y la concepción patrimonialista del poder son, entre otros, factores que obstruyen al desarrollo de la democracia en América Latina. En este contexto, pensar en la construcción de una alternativa de centro izquierda viable debe, como premisa fundamental, tener en cuenta el ominoso peso de nuestras realidades.
A pesar de los grandes obstáculos que la democracia debe enfrentar en América Latina, esta región ha sido testigo del surgimiento de opciones inspiradas en la socialdemocracia europea. Sin embargo, estas opciones han contado con poca fortuna en el momento de ocupar el gobierno, ya sea por que caen en la tentación populista o por que se ven compelidas a aplicar las recetas neoliberales.
Por otra parte, se ha afirmado que en México el PRI, durante las décadas que ha gobernado al país, ha adoptado algunas de las políticas propias de la socialdemocracia. Sin embargo, el PRI gobernó al país, fundamentalmente, bajo una lógica autoritaria y clientelista por completo ajena a la socialdemocracia.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos y de los fracasos, pensar en la construcción de alternativas socialdemócratas en América Latina tiene sentido, precisamente por las profundas desigualdades sociales que nos afectan y por la necesidad que tenemos de arraigar auténticos regímenes democráticos. La socialdemocracia tiene como fundamental premisa la instauración de un estado social democrático y de derecho que no renuncie bajo ninguna circunstancia a su compromiso como garante de parámetros mínimos de derechos y bienestar para la población. Ese es él al que los socialdemócratas latinoamericanos deben dedicar su actividad política, frente a la palmaria realidad que presenta una derecha incapaz de presentar propuestas verdaderamente integrales y de largo alcance en lo concerniente a la política social, y que no esta interesada en respetar y tolerar de manera irrestricta las decisiones que los ciudadanos toman respecto a su vida personal.
La socialdemocracia latinoamericana deberá adaptarse a las realidades que cada país de la región presenta en los terrenos económicos, políticos y sociales. Una socialdemocracia mexicana que pretenda tener éxito ajustarse a estos imperativos, Constituir una alternativa incluyente y flexible que sepa alejarse lo más posible de ataduras ideológicas. Sin embargo, inmersos, como estamos, en una etapa de transformaciones históricas, en el contexto de un mundo globalizante en constante y vertiginosa evolución, deberá defender valores que se mantienen imperturbables: tiene la obligación de aspirar a una sociedad en la que el hombre, como individuo, alcance plena dignidad en la cultura, en el trabajo, en la seguridad y en la salud; y, como integrante de la sociedad, afirme los sentimientos de solidaridad, tolerancia y de búsqueda del bienestar colectivo.
En lo político, la socialdemocracia deberá ser patrocinadora de la democratización, pero en el entendido de que esta labor requiere de ritmos adecuados para garantizar su éxito. En México, es vital para nuestro futuro democrático el saber acompasar los cambios. Lo que está en juego es la construcción de una nueva cultura política basada en la tolerancia y en la pluralidad. Se trata, sin duda, de un proceso largo y complejo que demanda la participación activa y constante de toda la sociedad. Se debe insistir en que la tarea de la transformación nacional es un ejercicio de corresponsabilidad, que a todos involucra y a todos compromete.
Por eso es que se deberá procurar impulsar reformas que no descuiden el problema de la gobernabilidad. La búsqueda de la gobernabilidad democrática es una de las prioridades esenciales hacia el siglo XXI de nuestro país. La democratización necesitará de una etapa de maduración para garantizar su arraigo y estabilidad. Para ello, se deberá trabajar en la construcción de un régimen de partidos verdaderamente fuerte y representativo, en el desarrollo de diseños constitucionales capaces de asegurar en la mayor medida posible el buen desempeño de la actividad gubernamental, en fortalecer nuestro federalismo y en fomentar la responsabilidad política de los principales actores sociales. Si no somos capaces de lograr esta gobernabilidad democrática, México será susceptible de caer, nuevamente en la tentación autoritaria.
En lo económico, la propuesta socialdemócrata tiene que ver, sobre todo con el papel que desempeña el Estado en la economía. La crisis del denominado “Estado bienestar” nos ha obligado a repensar sobre los alcances y límites de la actividad gubernamental. Resulta claro que el Estado propietario y omnímodo que en todo pretende intervenir e influir ya no corresponde a las necesidades impuestas por las realidades del fin de siglo. La revolución científica y tecnológica, la intensificación de los vínculos comerciales y económicos entre las naciones, y la necesidad de incrementar nuestra capacidad competitiva con el exterior son algunos de los factores que nos han obligado a emprender una redimensionamiento del aparato estatal. En nuestros días, ya es inconcebible un Estado obeso, despilfarrador y propietario. Se imponen criterios de racionalidad en la distribución de los recursos, eficiencia administrativa e impulso al sector privado.
Sin embargo, esto no significa que el Estado deba abandonar por completo su injerencia en el desarrollo económico y social de un país en un país en vías de desarrollo, como es el nuestro. El Estado moderno debe efectuar sus funciones de forma eficaz, para disminuir costos y maximizar beneficios para la sociedad. Necesita saber impulsar al sector privado, para convertirlo en el motor principal de la actividad económica, pero también es indispensable que se preocupe en propiciar igualdad de oportunidades a través de una justa distribución del ingreso. No es posible concebir una nación justa sin un Estado que dedique buena parte de sus energías y recursos a atender las demandas sociales más elementales, como son salud, educación y vivienda. En México, la lucha contra la pobreza y la inequidad es, y seguirá siendo, una de las misiones estatales fundamentales.
Finalmente, una alternativa de socialdemocracia renovada en México deberá siempre actuar con aquella altura intelectual de los partidos que no asumen un “credo de cruzada”, sino una actitud profundamente crítica del entorno real, y, como lo propuso Crossman, utilizando una filosofía “escéptica pero no cínica; independiente, pero no neutral; racional, pero no dogmáticamente racionalista”.
Fundación por la Socialdemocracia de las Américas
Primera edición 2002; segunda edición, 2004
Texto de la introducción:
"Debemos renunciar al sueño de una sociedad futura que sea “completamente” distinta y en la cual los hombres sean “completamente” diferentes a como han sido hasta ahora y son aún hoy. Tenemos que aprender a vivir en la duda, pues es productivo dudar. Tenemos que dejar de buscar una única verdad y aprender a vivir con las diversas verdades que forman nuestra vida."
Willy Brandt
"La Fundación por la Socialdemocracia de las Américas publica la segunda edición, corregida y actualizada, de este libro, el cual pretende, como en su primera edición, ofrecer al lector un panorama general del desarrollo de la socialdemocracia en el mundo, así como una reflexión sobre su situación actual y un análisis sobre su viabilidad en México y América Latina. La importancia de la socialdemocracia como una de las grandes tendencias del pensamiento político universal es incuestionable. Su presencia en Europa ha sido fundamental y, a pesar de sus vaivenes electorales, nadie duda de su viabilidad hacia el siglo XXI tanto a nivel de los gobiernos nacionales como en la construcción de la unidad económica y política europea, la cual no podría concebirse sin la poderosa influencia que en ella han tenido las ideas de la socialdemocracia. México y el resto de América Latina han sido testigos de la eclosión de numerosas organizaciones y corrientes de orientación socialdemócrata las cuales, al igual que otras corrientes ideológicas y políticas que han surgido en las incipientes democracias latinoamericanas, en la mayor parte de los casos han conocido grados muy cuestionables de aceptación popular y éxito político.
Ahora que los mexicanos debemos consagrarnos a la labor de consolidar nuestro aún equívoco régimen democrático, la construcción de opciones políticas viables, responsables y modernas se hace condición imprescindible. Sin duda alguna la socialdemocracia, entendida como una alternativa progresista empeñada en conciliar la necesidad de respetar la libertad individual con el imperativo de implantar equilibrio social y bienestar compartido, será una de estas opciones.
Las primeras partes del libro se dedican a estudiar a la socialdemocracia como tendencia de pensamiento político fundamental en la historia contemporánea. El primer capítulo hace un breve recorrido por la historia y desarrollo de la socialdemocracia en Europa desde el histórico Congreso de Gotha de 1875 hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial. En el segundo se aborda el tema del Estado bienestar, desde su auge una vez terminada la Segunda Guerra Mundial hasta su crisis, evidenciada por la recesión internacional de los años setenta. El tercer capítulo analiza los vaivenes electorales socialdemócratas que se ha verificado en Europa en el transcurso de las dos últimas décadas. El cuarto trata sobre la polémica que se ha generado en torno a la renovación de la socialdemocracia, la aparición de la tercera vía y el estilo de gobernar de los actuales dirigentes socialdemócratas europeos. Los dos últimos capítulos están consagrados a reflexionar sobre la viabilidad de la socialdemocracia en América Latina y México.
Características muy distintas en los renglones económico, social, político y cultural presenta nuestra región en relación a las sociedades europeas. Las desigualdades sociales (muchas veces abismales), la inexistencia de cultura y de tradiciones democráticas arraigadas, la debilidad de los sistemas de partidos, las palmarias imperfecciones constitucionales, el personalismo, el cuadillismo y la concepción patrimonialista del poder son, entre otros, factores que obstruyen al desarrollo de la democracia en América Latina. En este contexto, pensar en la construcción de una alternativa de centro izquierda viable debe, como premisa fundamental, tener en cuenta el ominoso peso de nuestras realidades.
A pesar de los grandes obstáculos que la democracia debe enfrentar en América Latina, esta región ha sido testigo del surgimiento de opciones inspiradas en la socialdemocracia europea. Sin embargo, estas opciones han contado con poca fortuna en el momento de ocupar el gobierno, ya sea por que caen en la tentación populista o por que se ven compelidas a aplicar las recetas neoliberales.
Por otra parte, se ha afirmado que en México el PRI, durante las décadas que ha gobernado al país, ha adoptado algunas de las políticas propias de la socialdemocracia. Sin embargo, el PRI gobernó al país, fundamentalmente, bajo una lógica autoritaria y clientelista por completo ajena a la socialdemocracia.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos y de los fracasos, pensar en la construcción de alternativas socialdemócratas en América Latina tiene sentido, precisamente por las profundas desigualdades sociales que nos afectan y por la necesidad que tenemos de arraigar auténticos regímenes democráticos. La socialdemocracia tiene como fundamental premisa la instauración de un estado social democrático y de derecho que no renuncie bajo ninguna circunstancia a su compromiso como garante de parámetros mínimos de derechos y bienestar para la población. Ese es él al que los socialdemócratas latinoamericanos deben dedicar su actividad política, frente a la palmaria realidad que presenta una derecha incapaz de presentar propuestas verdaderamente integrales y de largo alcance en lo concerniente a la política social, y que no esta interesada en respetar y tolerar de manera irrestricta las decisiones que los ciudadanos toman respecto a su vida personal.
La socialdemocracia latinoamericana deberá adaptarse a las realidades que cada país de la región presenta en los terrenos económicos, políticos y sociales. Una socialdemocracia mexicana que pretenda tener éxito ajustarse a estos imperativos, Constituir una alternativa incluyente y flexible que sepa alejarse lo más posible de ataduras ideológicas. Sin embargo, inmersos, como estamos, en una etapa de transformaciones históricas, en el contexto de un mundo globalizante en constante y vertiginosa evolución, deberá defender valores que se mantienen imperturbables: tiene la obligación de aspirar a una sociedad en la que el hombre, como individuo, alcance plena dignidad en la cultura, en el trabajo, en la seguridad y en la salud; y, como integrante de la sociedad, afirme los sentimientos de solidaridad, tolerancia y de búsqueda del bienestar colectivo.
En lo político, la socialdemocracia deberá ser patrocinadora de la democratización, pero en el entendido de que esta labor requiere de ritmos adecuados para garantizar su éxito. En México, es vital para nuestro futuro democrático el saber acompasar los cambios. Lo que está en juego es la construcción de una nueva cultura política basada en la tolerancia y en la pluralidad. Se trata, sin duda, de un proceso largo y complejo que demanda la participación activa y constante de toda la sociedad. Se debe insistir en que la tarea de la transformación nacional es un ejercicio de corresponsabilidad, que a todos involucra y a todos compromete.
Por eso es que se deberá procurar impulsar reformas que no descuiden el problema de la gobernabilidad. La búsqueda de la gobernabilidad democrática es una de las prioridades esenciales hacia el siglo XXI de nuestro país. La democratización necesitará de una etapa de maduración para garantizar su arraigo y estabilidad. Para ello, se deberá trabajar en la construcción de un régimen de partidos verdaderamente fuerte y representativo, en el desarrollo de diseños constitucionales capaces de asegurar en la mayor medida posible el buen desempeño de la actividad gubernamental, en fortalecer nuestro federalismo y en fomentar la responsabilidad política de los principales actores sociales. Si no somos capaces de lograr esta gobernabilidad democrática, México será susceptible de caer, nuevamente en la tentación autoritaria.
En lo económico, la propuesta socialdemócrata tiene que ver, sobre todo con el papel que desempeña el Estado en la economía. La crisis del denominado “Estado bienestar” nos ha obligado a repensar sobre los alcances y límites de la actividad gubernamental. Resulta claro que el Estado propietario y omnímodo que en todo pretende intervenir e influir ya no corresponde a las necesidades impuestas por las realidades del fin de siglo. La revolución científica y tecnológica, la intensificación de los vínculos comerciales y económicos entre las naciones, y la necesidad de incrementar nuestra capacidad competitiva con el exterior son algunos de los factores que nos han obligado a emprender una redimensionamiento del aparato estatal. En nuestros días, ya es inconcebible un Estado obeso, despilfarrador y propietario. Se imponen criterios de racionalidad en la distribución de los recursos, eficiencia administrativa e impulso al sector privado.
Sin embargo, esto no significa que el Estado deba abandonar por completo su injerencia en el desarrollo económico y social de un país en un país en vías de desarrollo, como es el nuestro. El Estado moderno debe efectuar sus funciones de forma eficaz, para disminuir costos y maximizar beneficios para la sociedad. Necesita saber impulsar al sector privado, para convertirlo en el motor principal de la actividad económica, pero también es indispensable que se preocupe en propiciar igualdad de oportunidades a través de una justa distribución del ingreso. No es posible concebir una nación justa sin un Estado que dedique buena parte de sus energías y recursos a atender las demandas sociales más elementales, como son salud, educación y vivienda. En México, la lucha contra la pobreza y la inequidad es, y seguirá siendo, una de las misiones estatales fundamentales.
Finalmente, una alternativa de socialdemocracia renovada en México deberá siempre actuar con aquella altura intelectual de los partidos que no asumen un “credo de cruzada”, sino una actitud profundamente crítica del entorno real, y, como lo propuso Crossman, utilizando una filosofía “escéptica pero no cínica; independiente, pero no neutral; racional, pero no dogmáticamente racionalista”.
Libros de Pedro Aguirre: Ocho en la Cumbre

Ocho en la Cumbre
Nuevo Horizonte Editores
1998
La segunda edición, actualizada, verá la luz en 2011
1998
La segunda edición, actualizada, verá la luz en 2011
Texto del Prefacio:
"Inaugurado en 1975 como un mecanismo sui generis de alto nivel para propiciar la reunión periódica de los líderes de las principales democracias industrializadas del mundo, el Grupo de los Siete (hoy, de los Ocho) se ha convertido en una institución axial en el desarrollo político y económico internacional, por lo que su estudio es fundamental para la comprensión del mundo contemporáneo.
La historia del G8 no ha estado exenta de crisis y altibajos: recesión, la creciente saturación de su agenda y el inusitado impacto que tuvo el fin de la guerra fría propiciaron graves problemas estructurales y formales a las Cumbres, particularmente a las celebradas entre 1988 y 1994, pero la institución, paulatinamente, ha recuperado presencia y viabilidad en un mundo necesitado de contar con un instrumento de consulta directa que ayude a arribar a decisiones rápidas para enfrentar los cada vez más complejos de la sociedad contemporánea. El G8 ha comprobado ser un foro de útil en la tarea de estrechar los vínculos de cooperación intergubernamental, en la promoción del entendimiento mutuo y en fomentar la conciliación de esfuerzos para enfrentar los retos de nuestros tiempos, sobre todo los relativos al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales. Asimismo, la reciente inclusión de Rusia lo ha fortalecido como órgano idóneo de interlocución entre los países más poderosos del mundo.
Aunque la recesión y los problemas derivados del fin de la guerra fría cuestionaron su existencia, la fortaleza del G8 radica en su naturaleza relativamente informal, la cual, paradójicamente, lo convierte en un eficaz mecanismo de consenso entre las grandes potencias, que pueden deliberar y eventualmente decidir de manera directa y sin mayores trámites o intermediarios sobre cuestiones trascendentales.
Ahora que la reforma a las Naciones Unidas está empantanada, sobre todo en lo concerniente a la conformación del Consejo de Seguridad, el G8 asume un nueva dimensión en problemas de seguridad y política internacional, lo cual, aunado a su renovado protagonismo en los temas de la sociedad posindustrial (defensa del medio ambiente, combate al narcotráfico, prevención de enfermedades contagiosas, etc.) lo convierte en un prominente instrumento global en el escenario del fin de siglo, muchas veces por encima de otras instancias y organizaciones formales, y sin considerar mecanismos económicos que involucran a los grandes consorcios multinacionales. De hecho, muchos piensan que con la eventual incorporación de China al denominado “Club del Poder”, éste desplegará todas sus potencialidades.
Claro, desde el principio la integración de un club tan “exclusivo” provocó protestas del resto de la comunidad internacional. Por un lado, de las potencias económicas medias (como los Países Bajos, Bélgica o Suecia) y de los países en vías de desarrollo más habitados (India, Indonesia y China), que se sentían con suficiente derecho y representatividad para ser considerados miembros del grupo; por otra parte, del mundo en desarrollo, que reprocha al G8 su supuesta pretensión de hablar y decidir en nombre de la humanidad; y, por último, de aquellos que consideran que se está relegando a la ONU y al resto de los organismos internacionales a un segundo plano en beneficio de los países más ricos.
Es por esta razón que prácticamente desde la primera cumbre, el tema de las relaciones entre los países desarrollados y el tercer mundo fue incluido en la agenda de conversaciones. Grandes ideas y proyectos de asistencia se han discutido cumbre tras cumbre, pero lo cierto es que los resultados han dejado mucho que desear. En lo que respecta a la cooperación internacional con las naciones en vías de desarrollo es donde el grupo de los poderosos entrega los resultados más magros.
Por otra parte, es importante subrayar que el G7/8 nunca ha tenido la pretensión de tomar decisiones excluyendo al resto de la humanidad, ni de constituir un organismo hegemónico que suplante la tarea de Naciones Unidas y sus órganos especializados. El grupo nació por la necesidad que existe en el mundo de contar con un mecanismo de deliberación y consulta que involucre a las principales potencias mundiales con capacidad de ejercer un liderazgo global o regional, del cual no emanan directrices terminantes o categóricas y cuyas conclusiones no son necesariamente ni obligatorias ni vinculantes.
Concebida inicialmente como un evento consagrado a tratar temas exclusivamente económicos, la agenda del G78 ha variado considerablemente con el tiempo. Respondiendo a las demandas de los tiempos, muy pronto cobraron preeminencia los temas de política y seguridad internacional, y más recientemente los asuntos derivados de la globalización
Este libro constituye un esfuerzo por publicar un estudio que explique y analice a fondo el origen, historia, características, naturaleza, evolución y perspectivas del Grupo de los Siete, enfatizando su papel en lo concerniente a los temas de política internacional. Se trata de un trabajo realizado en México ante la necesidad que tenemos en nuestro país de actualizar el estudio de las tendencias mundiales a la luz de los grandes acontecimientos que la humanidad ha vivido durante la última década."
"Inaugurado en 1975 como un mecanismo sui generis de alto nivel para propiciar la reunión periódica de los líderes de las principales democracias industrializadas del mundo, el Grupo de los Siete (hoy, de los Ocho) se ha convertido en una institución axial en el desarrollo político y económico internacional, por lo que su estudio es fundamental para la comprensión del mundo contemporáneo.
La historia del G8 no ha estado exenta de crisis y altibajos: recesión, la creciente saturación de su agenda y el inusitado impacto que tuvo el fin de la guerra fría propiciaron graves problemas estructurales y formales a las Cumbres, particularmente a las celebradas entre 1988 y 1994, pero la institución, paulatinamente, ha recuperado presencia y viabilidad en un mundo necesitado de contar con un instrumento de consulta directa que ayude a arribar a decisiones rápidas para enfrentar los cada vez más complejos de la sociedad contemporánea. El G8 ha comprobado ser un foro de útil en la tarea de estrechar los vínculos de cooperación intergubernamental, en la promoción del entendimiento mutuo y en fomentar la conciliación de esfuerzos para enfrentar los retos de nuestros tiempos, sobre todo los relativos al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales. Asimismo, la reciente inclusión de Rusia lo ha fortalecido como órgano idóneo de interlocución entre los países más poderosos del mundo.
Aunque la recesión y los problemas derivados del fin de la guerra fría cuestionaron su existencia, la fortaleza del G8 radica en su naturaleza relativamente informal, la cual, paradójicamente, lo convierte en un eficaz mecanismo de consenso entre las grandes potencias, que pueden deliberar y eventualmente decidir de manera directa y sin mayores trámites o intermediarios sobre cuestiones trascendentales.
Ahora que la reforma a las Naciones Unidas está empantanada, sobre todo en lo concerniente a la conformación del Consejo de Seguridad, el G8 asume un nueva dimensión en problemas de seguridad y política internacional, lo cual, aunado a su renovado protagonismo en los temas de la sociedad posindustrial (defensa del medio ambiente, combate al narcotráfico, prevención de enfermedades contagiosas, etc.) lo convierte en un prominente instrumento global en el escenario del fin de siglo, muchas veces por encima de otras instancias y organizaciones formales, y sin considerar mecanismos económicos que involucran a los grandes consorcios multinacionales. De hecho, muchos piensan que con la eventual incorporación de China al denominado “Club del Poder”, éste desplegará todas sus potencialidades.
Claro, desde el principio la integración de un club tan “exclusivo” provocó protestas del resto de la comunidad internacional. Por un lado, de las potencias económicas medias (como los Países Bajos, Bélgica o Suecia) y de los países en vías de desarrollo más habitados (India, Indonesia y China), que se sentían con suficiente derecho y representatividad para ser considerados miembros del grupo; por otra parte, del mundo en desarrollo, que reprocha al G8 su supuesta pretensión de hablar y decidir en nombre de la humanidad; y, por último, de aquellos que consideran que se está relegando a la ONU y al resto de los organismos internacionales a un segundo plano en beneficio de los países más ricos.
Es por esta razón que prácticamente desde la primera cumbre, el tema de las relaciones entre los países desarrollados y el tercer mundo fue incluido en la agenda de conversaciones. Grandes ideas y proyectos de asistencia se han discutido cumbre tras cumbre, pero lo cierto es que los resultados han dejado mucho que desear. En lo que respecta a la cooperación internacional con las naciones en vías de desarrollo es donde el grupo de los poderosos entrega los resultados más magros.
Por otra parte, es importante subrayar que el G7/8 nunca ha tenido la pretensión de tomar decisiones excluyendo al resto de la humanidad, ni de constituir un organismo hegemónico que suplante la tarea de Naciones Unidas y sus órganos especializados. El grupo nació por la necesidad que existe en el mundo de contar con un mecanismo de deliberación y consulta que involucre a las principales potencias mundiales con capacidad de ejercer un liderazgo global o regional, del cual no emanan directrices terminantes o categóricas y cuyas conclusiones no son necesariamente ni obligatorias ni vinculantes.
Concebida inicialmente como un evento consagrado a tratar temas exclusivamente económicos, la agenda del G78 ha variado considerablemente con el tiempo. Respondiendo a las demandas de los tiempos, muy pronto cobraron preeminencia los temas de política y seguridad internacional, y más recientemente los asuntos derivados de la globalización
Este libro constituye un esfuerzo por publicar un estudio que explique y analice a fondo el origen, historia, características, naturaleza, evolución y perspectivas del Grupo de los Siete, enfatizando su papel en lo concerniente a los temas de política internacional. Se trata de un trabajo realizado en México ante la necesidad que tenemos en nuestro país de actualizar el estudio de las tendencias mundiales a la luz de los grandes acontecimientos que la humanidad ha vivido durante la última década."
Libros de Pedro Aguirre: Una reforma electoral para la democracia.

Una reforma electoral para la democracia. Argumentos para el
Consenso
Consenso
Pedro Aguirre, Ricardo Becerra, Lorenzo Córdova y José Woldenberg (no me merecían estos coautores, pero ya ni modo)
1995
Instituto de Estudios para la Transición Demorática, IETD
Instituto de Estudios para la Transición Demorática, IETD
Dice en la página del IETD:
"La pluralidad política que cruza al país no puede ni debe ser exorcizada. Hay una diversidad que reclama un marco normativo e institucional para expresarse, convivir y competir de un modo más civilizado. Es necesario edificar los acuerdos para una reforma electoral que sea capaz de ofrecer cauces a dicha pluralidad.
Convencidos de lo anterior, y a partir de la Propuesta de Agenda para una nueva Reforma Electoral, presentada en noviembre de 1994 por los consejeros ciudadanos del Instituto Federal Electoral, los autores de este documento, conocedores del problema, reflexionan en torno a dicho cambio.
A diferencia de otros trabajos que se han escrito sobre el tema, Una reforma electoral para la democracia, más allá de ser sólo un catálogo de reformas a emprender, apuntala cada propuesta en la experiencia reciente, así como en la idea de que a la democracia se le construye en la acción política y con proyectos. Se trata, así, de ofrecer argumentos para el consenso."
Convencidos de lo anterior, y a partir de la Propuesta de Agenda para una nueva Reforma Electoral, presentada en noviembre de 1994 por los consejeros ciudadanos del Instituto Federal Electoral, los autores de este documento, conocedores del problema, reflexionan en torno a dicho cambio.
A diferencia de otros trabajos que se han escrito sobre el tema, Una reforma electoral para la democracia, más allá de ser sólo un catálogo de reformas a emprender, apuntala cada propuesta en la experiencia reciente, así como en la idea de que a la democracia se le construye en la acción política y con proyectos. Se trata, así, de ofrecer argumentos para el consenso."
Libros de Pedro Aguirre: Asia Oriental, Desarrollo y Democracia

Asia Oriental, Desarrollo y Democracia
Editorial Diana
Editorial Diana
1995
Texto del Prefacio:
"Sin duda alguna, uno de los acontecimientos más impactantes del fin de siglo es el dramático desarrollo económico que han experimentado una buena parte de las naciones de la región Asia-Pacífico. A partir del principio de los años sesentas, dos países (Corea del Sur y Taiwan) y dos ciudades Estado (Hong Kong y Singapur) han experimentado un progreso material asombroso gracias a la aplicación de estrategias de industrialización orientadas a la exportación, que ya habían sido adoptadas con singular éxito por otro país de la región: Japón. Estas políticas permitieron a estos Estados, conocidos desde entonces como los "tigres" o los Nic's (Newly Industrialized Nations)- transitar del subdesarrollo, del aislamiento y de la destrucción heredada de la guerra a ser potencias económicas y comerciales reconocidas a nivel mundial. Un par de décadas después del despegue de los "tigres", el fenómeno empezó a reproducirse en una nueva generación de países que había elegido la industrialización orientada a la exportación como su estrategia general de desarrollo, los denominados "jaguares" del sudeste asiático: Indonesia, Malasia, Tailandia y (más recientemente) Vietnam, entidades que están logrando acelerados niveles de desarrollo económico en la actualidad.
Si al impacto internacional que ha provocado el auge de esta fauna de "tigres y jaguares", sumamos el restablecimiento de China como una potencia económica mundial, gracias a las reformas iniciados por Deng Xiaoping desde principios de los años ochenta, tenemos entonces que la zona Asia-Pacífico tiene un excelente potencial hacia el ya inminente siglo XXI, y que, aparentemente, no se equivocan aquellos analistas que pronostican el cambio de la balanza del poder mundial en favor de esta región. Con China, la nación más poblada del orbe, alcanzando fantásticas tasas de crecimiento económico; con Japón aún a la vanguardia del mundo industrializado; y con la imbatible pujanza de naciones como Taiwan, Corea, Indonesia y Malasia, ¿quien detendrá a Asia oriental?
Sin embargo, en el análisis de la evolución económica y política de estos países, no deben perderse de vista algunas importantes fallas estructurales que se han manifestado en los últimos años, y que podrían condenar a este modelo oriental de desarrollo a padecer en el futuro severas crisis, a pesar de que, a primera vista, la fórmula se presenta como indiscutiblemente exitosa. Asimismo, en todos los casos (con la excepción de Japón), la estrategia ha sido posible gracias al prevalecimiento de regímenes profundamente autoritarios; dictaduras arbitrarias y violadoras de los derechos humanos que han provocado aversión a las conciencias liberales y democráticas de occidente. Desde luego, como efecto del desarrollo económico, los procesos de democratización se han acelerado en algunos de estos países, pero no en todos los casos se han reportado los mismos resultados, ni la democracia esta arribando a un mismo ritmo.
Este libro hace un esbozo general de cuales han sido las características del fenómeno de los Nic's y del modelo de desarrollo económico (industrialización orientada a la exportación), causa de la revolución económica asiática. Al mismo tiempo, analiza los orígenes y consecuencias del surgimiento de Asia oriental como una región axial en los renglones económico y comercial, así como de su éxito en dos campos claves en nuestro tiempo: competitividad y tecnología. Sin embargo, no se soslayan las dificultades estructurales inherentes al modelo exportador, los cuales acechan a Asia oriental con la posibilidad de aniquilar la prosperidad si no son corregidos oportunamente. En cuanto a China, sin dejar de reconocer sus espléndidos avances en materia económica, se pone el acento en algunas deficiencias, tales como el exceso de regionalización del esquema de desarrollo y la ausencia de una infraestructura eficiente capaz de ser el vehículo del progreso.
También nos detenemos en el estudio de las nuevas naciones en Asia Oriental que experimentan una rápida expansión económica; de la naturaleza y espectativas de la ASEAN, el APEC y otros organismos regionales; de las posibilidades que tiene Asia Oriental de convertirse ya sea en un bloque comercial homogéneo o en un escenario de enconadas pugnas internas, sin perder de vista, por un lado, la formación de alianzas comerciales dentro de la región, ni, por el otro, la existencia de una feroz competencia entre algunas de las naciones del área; de las principales tendencias y de los posibles escenarios que definirán el futuro asiático hacia el siglo XXI; y de la relación entre esta región con otras zonas influyentes en el mundo (Europa y Norteamérica). Asimismo, se presenta un estudio de las conexiones económicas y comerciales entre Asia Oriental y México, enfatizando las posibilidades de desarrollo tanto en las relaciones de tipo multilateral como bilateral con las principales naciones del área.
Por lo que corresponde al tema estrictamente político, se efectúa un examen comparativo sobre el impacto que ha tenido dentro del sistema político de las naciones de Asia Oriental el desarrollo económico acelerado consecuencia de la estrategia de industrialización orientada a la exportación, destacando las principales peculiaridades que han caracterizado a la política de la región: sistemas de partido único, hegemónico pragmático y dominante; democratización impuesta desde el exterior; autoritarismo militar y/o personal; fundamentalismo musulmán; y dictadura comunista. También se realiza una descripción del proceso de transición democrática iniciado en los últimos años como resultado de la eclosión de nuevas clases sociales relacionadas a la industrialización y del fin de la Guerra Fría, así como de la determinante influencia que los regímenes autoritarios han desempeñado en la imposición del modelo económico, al cual difícilmente hubiese conocido tanta gloria si no es mediante un severo dirigismo estatal.
Para la exposición del estudio sobre el desarrollo político de las naciones de Asia oriental, hemos establecido cuatro categorías:
1.- Japón, hoy por hoy, una de las principales potencias del mundo capitalista, inobjetable líder regional, cuyo sistema político ha presentado graves deficiencias, que contrastan pobremente con su poderío económico y comercial.
2- Los "tigres" (Corea del Sur, Taiwan, Singapur y Hong Kong), naciones acosadas durante décadas por los vaivenes de la Guerra Fría, las cuales han logrado un desarrollo acelerado desde los años sesentas, y cuyos sistemas de gobierno han sido dominados la mayor parte de este período por dictaduras o regímenes coloniales.
3.- Los "jaguares del Sudeste", cuatro estados (Indonesia, Malasia, Tailandia y Vietnam) que han iniciado, a partir de finales de los años setenta, un proceso de industrialización acelerada orientada a la exportación, y en donde también han prevalecido gobiernos autoritarios.
4.- China, supernación que en la actualidad repunta espectacularmente en los campos económicos y comerciales, perfilándose para ser una potencia de primer orden en el siglo XXI, pero que aún no ha podido saldar efectivamente el reto de su modernización política.
Este es un libro escrito por mexicanos para ser leído por mexicanos. Es decir, se trata de un trabajo que, a pesar de tratar un tema extranjero, ha sido escrito con una "óptica mexicana", sobre todo con la idea de exponer al público nacional cuales son las realidades y los mitos del denominado "fenómeno de los Nic's", tanto desde el punto de vista político como del económico, y de ensayar algunas explicaciones sobre cuales son las perspectivas más viables para la región Asia-Pacífico rumbo al siglo XXI. Nuestra intención es coadyuvar de manera modesta a divulgar el conocimiento una región cada vez más importante, cuyas vicisitudes afectan no solo a sus protagonistas directos, sino a toda la humanidad. Además, la transición política de países que han evolucionado económicamente de forma acelerada en poco tiempo implica una valiosa lección para naciones que, como las latinoamericanas, han optado por estrategias de apertura comercial y liberalización económica como receta para lograr el progreso.
Entender a fondo la naturaleza y evolución de las transformaciones internacionales es comprender también la dinámica en la que estamos inmersos los mexicanos como miembros de una nación que ha decidió enfrentar los desafíos de la globalización. Es vital para nuestro país el entender de una vez que no constituye un "planeta aparte" dentro de un mundo que por sus grados cada vez más profundos de interrelación e interdependencia ha sido bautizado como "la aldea global".
Si al impacto internacional que ha provocado el auge de esta fauna de "tigres y jaguares", sumamos el restablecimiento de China como una potencia económica mundial, gracias a las reformas iniciados por Deng Xiaoping desde principios de los años ochenta, tenemos entonces que la zona Asia-Pacífico tiene un excelente potencial hacia el ya inminente siglo XXI, y que, aparentemente, no se equivocan aquellos analistas que pronostican el cambio de la balanza del poder mundial en favor de esta región. Con China, la nación más poblada del orbe, alcanzando fantásticas tasas de crecimiento económico; con Japón aún a la vanguardia del mundo industrializado; y con la imbatible pujanza de naciones como Taiwan, Corea, Indonesia y Malasia, ¿quien detendrá a Asia oriental?
Sin embargo, en el análisis de la evolución económica y política de estos países, no deben perderse de vista algunas importantes fallas estructurales que se han manifestado en los últimos años, y que podrían condenar a este modelo oriental de desarrollo a padecer en el futuro severas crisis, a pesar de que, a primera vista, la fórmula se presenta como indiscutiblemente exitosa. Asimismo, en todos los casos (con la excepción de Japón), la estrategia ha sido posible gracias al prevalecimiento de regímenes profundamente autoritarios; dictaduras arbitrarias y violadoras de los derechos humanos que han provocado aversión a las conciencias liberales y democráticas de occidente. Desde luego, como efecto del desarrollo económico, los procesos de democratización se han acelerado en algunos de estos países, pero no en todos los casos se han reportado los mismos resultados, ni la democracia esta arribando a un mismo ritmo.
Este libro hace un esbozo general de cuales han sido las características del fenómeno de los Nic's y del modelo de desarrollo económico (industrialización orientada a la exportación), causa de la revolución económica asiática. Al mismo tiempo, analiza los orígenes y consecuencias del surgimiento de Asia oriental como una región axial en los renglones económico y comercial, así como de su éxito en dos campos claves en nuestro tiempo: competitividad y tecnología. Sin embargo, no se soslayan las dificultades estructurales inherentes al modelo exportador, los cuales acechan a Asia oriental con la posibilidad de aniquilar la prosperidad si no son corregidos oportunamente. En cuanto a China, sin dejar de reconocer sus espléndidos avances en materia económica, se pone el acento en algunas deficiencias, tales como el exceso de regionalización del esquema de desarrollo y la ausencia de una infraestructura eficiente capaz de ser el vehículo del progreso.
También nos detenemos en el estudio de las nuevas naciones en Asia Oriental que experimentan una rápida expansión económica; de la naturaleza y espectativas de la ASEAN, el APEC y otros organismos regionales; de las posibilidades que tiene Asia Oriental de convertirse ya sea en un bloque comercial homogéneo o en un escenario de enconadas pugnas internas, sin perder de vista, por un lado, la formación de alianzas comerciales dentro de la región, ni, por el otro, la existencia de una feroz competencia entre algunas de las naciones del área; de las principales tendencias y de los posibles escenarios que definirán el futuro asiático hacia el siglo XXI; y de la relación entre esta región con otras zonas influyentes en el mundo (Europa y Norteamérica). Asimismo, se presenta un estudio de las conexiones económicas y comerciales entre Asia Oriental y México, enfatizando las posibilidades de desarrollo tanto en las relaciones de tipo multilateral como bilateral con las principales naciones del área.
Por lo que corresponde al tema estrictamente político, se efectúa un examen comparativo sobre el impacto que ha tenido dentro del sistema político de las naciones de Asia Oriental el desarrollo económico acelerado consecuencia de la estrategia de industrialización orientada a la exportación, destacando las principales peculiaridades que han caracterizado a la política de la región: sistemas de partido único, hegemónico pragmático y dominante; democratización impuesta desde el exterior; autoritarismo militar y/o personal; fundamentalismo musulmán; y dictadura comunista. También se realiza una descripción del proceso de transición democrática iniciado en los últimos años como resultado de la eclosión de nuevas clases sociales relacionadas a la industrialización y del fin de la Guerra Fría, así como de la determinante influencia que los regímenes autoritarios han desempeñado en la imposición del modelo económico, al cual difícilmente hubiese conocido tanta gloria si no es mediante un severo dirigismo estatal.
Para la exposición del estudio sobre el desarrollo político de las naciones de Asia oriental, hemos establecido cuatro categorías:
1.- Japón, hoy por hoy, una de las principales potencias del mundo capitalista, inobjetable líder regional, cuyo sistema político ha presentado graves deficiencias, que contrastan pobremente con su poderío económico y comercial.
2- Los "tigres" (Corea del Sur, Taiwan, Singapur y Hong Kong), naciones acosadas durante décadas por los vaivenes de la Guerra Fría, las cuales han logrado un desarrollo acelerado desde los años sesentas, y cuyos sistemas de gobierno han sido dominados la mayor parte de este período por dictaduras o regímenes coloniales.
3.- Los "jaguares del Sudeste", cuatro estados (Indonesia, Malasia, Tailandia y Vietnam) que han iniciado, a partir de finales de los años setenta, un proceso de industrialización acelerada orientada a la exportación, y en donde también han prevalecido gobiernos autoritarios.
4.- China, supernación que en la actualidad repunta espectacularmente en los campos económicos y comerciales, perfilándose para ser una potencia de primer orden en el siglo XXI, pero que aún no ha podido saldar efectivamente el reto de su modernización política.
Este es un libro escrito por mexicanos para ser leído por mexicanos. Es decir, se trata de un trabajo que, a pesar de tratar un tema extranjero, ha sido escrito con una "óptica mexicana", sobre todo con la idea de exponer al público nacional cuales son las realidades y los mitos del denominado "fenómeno de los Nic's", tanto desde el punto de vista político como del económico, y de ensayar algunas explicaciones sobre cuales son las perspectivas más viables para la región Asia-Pacífico rumbo al siglo XXI. Nuestra intención es coadyuvar de manera modesta a divulgar el conocimiento una región cada vez más importante, cuyas vicisitudes afectan no solo a sus protagonistas directos, sino a toda la humanidad. Además, la transición política de países que han evolucionado económicamente de forma acelerada en poco tiempo implica una valiosa lección para naciones que, como las latinoamericanas, han optado por estrategias de apertura comercial y liberalización económica como receta para lograr el progreso.
Entender a fondo la naturaleza y evolución de las transformaciones internacionales es comprender también la dinámica en la que estamos inmersos los mexicanos como miembros de una nación que ha decidió enfrentar los desafíos de la globalización. Es vital para nuestro país el entender de una vez que no constituye un "planeta aparte" dentro de un mundo que por sus grados cada vez más profundos de interrelación e interdependencia ha sido bautizado como "la aldea global".
Libros de Pedro Aguirre: La Unión Europea, Evolución y Perspectivas

La Unión Europea: Evolución y Perspectivas
Editorial Diana
1994
Texto del prefacio:
"Europa, al cerrar el convulsionado siglo XX, pretende volver por sus fueros y convertirse en una potencia política de primer orden en la próxima centuria. Después de la pavorosa destrucción de la que el continente fue víctima en la Segunda Guerra Mundial, que condenó a los europeos a ser actores de reparto en el drama de la Guerra Fría, se emprendió un profundo proceso de integración comercial, económica y política, que hasta la fecha evoluciona como la única forma en la que esta región del mundo puede conformar una entidad poderosa capaz de incidir en el rumbo de la historia.
La Unión Europea es una institución singular. Se trata de la expresión más completa del deseo de un grupo de naciones soberanas de colaborar estrechamente entre sí, abandonando recelos nacionales a favor de la convivencia pacífica y del desarrollo compartido. Por ya más de dos décadas, los Estados miembros han aprendido a llevar adelante al proceso de integración, a pesar de las desventajas y contratiempos que en todo momento han surgido en el camino. Desde la fundación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, en el año de 1952, Europa ha logrado gradualmente imprimir dimensión continental a sus estructuras nacionales en comercio, economía y, más recientemente, política. Los principales beneficiados de este fenómeno, a pesar de aquellos que pretenden presentar a las estructuras supranacionales europeas como armazones burocráticos ajenos a los anhelos de la "sociedad civil", han sido los 350 millones de europeos, que en la actualidad disfrutan de las ventajas que les ofrece un mercado interno único (el más grande del mundo) donde prevalecen plenas libertades de movimiento, trabajo y consumo.
1994
Texto del prefacio:
"Europa, al cerrar el convulsionado siglo XX, pretende volver por sus fueros y convertirse en una potencia política de primer orden en la próxima centuria. Después de la pavorosa destrucción de la que el continente fue víctima en la Segunda Guerra Mundial, que condenó a los europeos a ser actores de reparto en el drama de la Guerra Fría, se emprendió un profundo proceso de integración comercial, económica y política, que hasta la fecha evoluciona como la única forma en la que esta región del mundo puede conformar una entidad poderosa capaz de incidir en el rumbo de la historia.
La Unión Europea es una institución singular. Se trata de la expresión más completa del deseo de un grupo de naciones soberanas de colaborar estrechamente entre sí, abandonando recelos nacionales a favor de la convivencia pacífica y del desarrollo compartido. Por ya más de dos décadas, los Estados miembros han aprendido a llevar adelante al proceso de integración, a pesar de las desventajas y contratiempos que en todo momento han surgido en el camino. Desde la fundación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, en el año de 1952, Europa ha logrado gradualmente imprimir dimensión continental a sus estructuras nacionales en comercio, economía y, más recientemente, política. Los principales beneficiados de este fenómeno, a pesar de aquellos que pretenden presentar a las estructuras supranacionales europeas como armazones burocráticos ajenos a los anhelos de la "sociedad civil", han sido los 350 millones de europeos, que en la actualidad disfrutan de las ventajas que les ofrece un mercado interno único (el más grande del mundo) donde prevalecen plenas libertades de movimiento, trabajo y consumo.
Lo más notable de la integración europea en que ha sido posible en el respeto a las culturas e identidades nacionales. Lejos de ser destruidas o suplantadas, las viejas estructuras nacionales han servido de base para la construcción de la unión. Asimismo, la integración se ha logrado en medio de la libertad, la paz y la democracia. El fantasma de la guerra ha sido desterrado. La Unión Europea es hoy factor central en el progreso y la estabilidad de la comunidad internacional.
Sin embargo, en la actualidad la Unión Europea vive una encrucijada. A pesar de que en el transcurso de los últimos años han ocurrido sucesos que pudieron haber fortalecido notablemente la presencia política internacional de Europa, tales como el fin de la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín, la Reunificación Alemana y la fundación del Mercado Interior Europeo, una serie de contratiempos han demostrado que la unificación política y monetaria del viejo continente podría verse obligada a esperar más tiempo del previsto para concretarse. El creciente desprestigio de las instituciones políticas tradicionales, el prevalecimiento de intereses nacionales contrapuestos, el resurgimiento del chauvinismo y la recesión económica han creado un ambiente de "euroesceptisismo" que está debilitando a la posibilidad de ver a la Europa unida instalada como una de las principales potencias políticas del orbe.
El Tratado de Maastricht que dio lugar a la Unión Europea, fue ratificado después de una dura batalla. Todavía no cesan los cuestionamientos por parte de importantes sectores de la opinión pública acerca de la poca claridad que existe en el proceso de toma de decisiones comunitario. El Reino Unido, el gran rebelde europeo, no cesa en presentar obstáculos contra el fortalecimiento de los vínculos políticos intracomunitarios. Asimismo, hay dudas en cuanto a la capacidad de los órganos de la Unión Europea para recibir en su seno a las naciones del sector oriental, recientemente liberadas del yugo totalitario. En el terreno comercial, Estados Unidos y Japón temen que el Mercado Interior Europeo se convierta eventualmente en una sólida fortaleza preparada para emprender guerras comerciales.
Europa vive un momento coyuntural de su historia, del que bien podría surgir como la principal potencia económica y política, o volver a ser centro de pugnas y tensiones.
Este libro presenta un panorama general del desarrollo político e institucional de la Unión Europea y de cuales son los principales retos que deberá enfrentar en el futuro cercano en el marco del denominado "nuevo orden internacional". También presenta un estudio sobre las relaciones económicas y comerciales entre México y el bloque europeo. Se trata de un trabajo que, a pesar de tratar un tema extranjero, ha sido escrito con una "óptica mexicana", sobre todo con la idea de exponer al público nacional cuales fueron y son las principales características de la integración europea, considerando que nuestro propio país ha empezado a vivir un fenómeno, si no idéntico, si bastante similar en varios aspectos. Entender a fondo la naturaleza y evolución de las transformaciones internacionales es comprender también la dinámica en la que estamos inmersos como miembros de una nación que ha decidió enfrentar los desafíos de la globalización"
Este libro presenta un panorama general del desarrollo político e institucional de la Unión Europea y de cuales son los principales retos que deberá enfrentar en el futuro cercano en el marco del denominado "nuevo orden internacional". También presenta un estudio sobre las relaciones económicas y comerciales entre México y el bloque europeo. Se trata de un trabajo que, a pesar de tratar un tema extranjero, ha sido escrito con una "óptica mexicana", sobre todo con la idea de exponer al público nacional cuales fueron y son las principales características de la integración europea, considerando que nuestro propio país ha empezado a vivir un fenómeno, si no idéntico, si bastante similar en varios aspectos. Entender a fondo la naturaleza y evolución de las transformaciones internacionales es comprender también la dinámica en la que estamos inmersos como miembros de una nación que ha decidió enfrentar los desafíos de la globalización"
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