El drama haitiano confirma la creciente irrelevancia de Europa en el escenario internacional. Las autoridades de la UE han reaccionado ante la hecatombe de forma confusa y errática. Europa fue incapaz de actuar de manera eficaz como bloque ante una emergencia mundial y sólo se verificaron algunas iniciativas aisladas de algunos gobiernos nacionales, mientras Estados Unidos desplazaba su poderosa maquinaria militar y logística. La realidad es que las flamantes autoridades europeas han tenido un desempeño lamentable, al grado que El Parlamento Europeo lanzó una fuerte llamada de atención a Europa para que esté a la altura en la tragedia haitiana. La reacción inicial de Catherine Ashton, la desconocida responsable de la diplomacia del bloque europeo, fue limitarse a hacer viajes a Washington y a Nueva York para dizque “coordinar la ayuda” y omitió apersonarse en el escenario del desastre. Quienes la critican le reprochan haberse dejado robar el protagonismo por la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton. "No soy médico ni bombero", se defendió la jefa de la diplomacia europea, al estilo en el que lo hacen siempre los malos políticos que no saben como reaccionar ante una tragedia. "Es mucho más útil hacer llamadas telefónicas que ocupar un asiento precioso en un avión". Esa es la mentalidad de esta burócrata: hacer llamadas desde el escritorio para resolver el mundo. De verdad que pobre Europa.
Peor aún fue la reacción de algunos europeos, en particular franceses, quienes se indignaron por el arrollador despliegue de Estados Unidos, de 10,000 soldados a Haití y por su toma de control del aeropuerto de Puerto Príncipe. "Espero que las cosas se aclaren en cuanto al papel de los Estados Unidos. Aquí se trata de ayudar a Haití, no de ocuparlo", espetó, con una retórica demagógica digna de Chávez, un tal Joyandet (ministro de una cosa que se llama “francofonía”, ¡Háganme ustedes el chingao favor!). Reacción de lo más patética muy representativa de los complejos que impiden a Europa asumir como gran potencia mundial y que se resumen en su impotencia real política y económica pero, eso sí, con su rancio orgullo imperial todavía intacto.Poco tiempo después Sarkozy tomó distancias de lo dicho por Joyandet y propuso, para “desfacer el entuerto” de su ministro, convocar a una conferencia internacional para ayudar a Haití de la cual está excluida la UE. La idea tomó por sorpresa y desestabilizó a la pobre Ashton.
Afortunadamente, la irritación, las querellas e incluso la incompetencia de ciertos europeos no ha hecho mella en la voluntad de la administración de Obama, la cual continua inmutable sus esfuerzos en Haití. Mientras tanto, en Bruselas, muchos terminaron por reconocer en voz baja que sin el decisivo liderazgo norteamericano la situación hubiera degenerado en una anarquía de imprevisibles consecuencias. Aunque hay aún quien rumia por los rincones de Bruselas su indignación “Para la mayoría, lo realmente importante es la solidaridad financiera. Poco importa quién va o no va a Haití, Con el tiempo, los estadounidenses siempre terminan pasando la posta a la ONU y a la UE", declaró, ridículo y ufano, Antonio Missiroli, director de estudios del European Policy Centre (EPC) “El primer donante mundial en materia de ayuda humanitaria y al desarrollo es la UE”. Es cierto, pero también lo es que la falta de coordinación, la lentitud y lamentable capacidad de reacción de UE frente a los grandes acontecimientos del mundo confirman una triste realidad: el papel de Europa en el mundo va decididamente a la deriva.
Afortunadamente, la irritación, las querellas e incluso la incompetencia de ciertos europeos no ha hecho mella en la voluntad de la administración de Obama, la cual continua inmutable sus esfuerzos en Haití. Mientras tanto, en Bruselas, muchos terminaron por reconocer en voz baja que sin el decisivo liderazgo norteamericano la situación hubiera degenerado en una anarquía de imprevisibles consecuencias. Aunque hay aún quien rumia por los rincones de Bruselas su indignación “Para la mayoría, lo realmente importante es la solidaridad financiera. Poco importa quién va o no va a Haití, Con el tiempo, los estadounidenses siempre terminan pasando la posta a la ONU y a la UE", declaró, ridículo y ufano, Antonio Missiroli, director de estudios del European Policy Centre (EPC) “El primer donante mundial en materia de ayuda humanitaria y al desarrollo es la UE”. Es cierto, pero también lo es que la falta de coordinación, la lentitud y lamentable capacidad de reacción de UE frente a los grandes acontecimientos del mundo confirman una triste realidad: el papel de Europa en el mundo va decididamente a la deriva.