domingo, 28 de julio de 2019

¿Un “Hombre Fuerte” para el Reino Unido?


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 Desde el triunfo de la llamada “Feliz Revolución de 1688”, la cual consolidó de forma definitiva su sistema parlamentario, el Reino Unido no ha sido proclive a caer en las garras de demagogos .

Los dirigentes políticos de Albión han sido quizá pérfidos, pero poco propensos a padecer delirios megalómanos.

Cualquier exceso en este sentido ha sido castigado en las urnas, como aquella necedad de Margaret Thatcher de imponer un Poll Tax, a finales de los años ochenta.

Quizá la razón de esto reside en el carácter inglés, curtido de una fina ironía, un legendario pragmatismo, una deliciosa excentricidad y una sabia idea: “la vida no es para tomarse demasiado en serio”.

Durante el siglo XX el Reino Unido se mantuvo al margen de los enfrentamientos ideológicos, los sueños utópicos y los fanatismos devastadores.

Arthur Koestler definió al británico como un pueblo por naturaleza “sospechoso de toda causa, desdeñoso de todo sistema, aburrido por las ideologías, escéptico con las utopías”.

Sin embargo,  al parecer todo esto se ha acabado. La insensatez del Brexit dio al traste con la leyenda del sentido común británico.

El electorado inglés se entregó, sin más, a las falacias, prosopopeyas y falta de escrúpulos de demagogos impresentables como Nigel Farage y de varios dirigentes del Partido Conservador famosos por su exceso de egocentrismo, siendo el principal de ellos el carismático ex alcalde de Londres, Boris Johnson, hoy gran favorito para suceder a Theresa May como primer ministro.

No es todo deleznable en la carrera pública y personalidad de Boris. Es un individuo intelectualmente brillante: escritor de mérito, polémico columnista, dueño de un magnífico sentido del humor, capaz de citar a Milton, a Shakespeare y a los trágicos griegos. Es extraña tanta solidez intelectual en los pedestres dirigentes populistas de por aquí y por allá.

Pero Boris también es un megalómano excéntrico y bufonesco. Como uno de los principales exponentes del Brexit realizó una campaña llena de mentiras y nacionalismo chabacano.

También fue mediocre su desempeño como jefe de la Foreing Office, caracterizado por sus constantes salidas de tono.

El hombre sencillamente no es de fiar, incluso en opinión de muchos de sus correligionarios, y eso podría impedir su llegada a Downing Street.

Porque pese a ser el gran favorito de las bases, para poder salir electo nuevo líder de los tories Boris deberá, primero, ser aprobado por un número suficiente de parlamentarios de su partido.

Con la demagogia e irresponsabilidad  de Boris, el Reino Unido arriesga una salida sin acuerdo de la Unión Europea, lo cual significaría una catástrofe económica.

La figura de un “hombre providencial”, de moda en estos tristes tiempos, también podría imponerse en el Reino Unido. ¿Se jugará tan arriesgada apuesta una nación otrora flemática?

Pedro Arturo Aguirre

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