domingo, 28 de julio de 2019

Llegaron para Quedarse por Mucho Tiempo




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Nada los detiene: ni sus promesas incumplidas, ni su corrupción, ni su ineficiencia como gobernantes. Los hombres fuertes llegaron para quedarse, y al parecer será por mucho tiempo.

Hace un par de semanas, Benjamín Netanyahu fue reelecto en Israel a pesar de enfrentar graves escándalos de corrupción.

En Venezuela se mantiene la pertinaz presencia del infame gobierno de Maduro.

Duterte salió reforzado en las elecciones legislativas y municipales celebradas hace unos días en Filipinas.

Pese al desgobierno italiano, la figura de Salvini sigue al alza.

Las perspectivas de reelección rumbo a las elecciones presidenciales del año entrante para el impresentable Donald Trump no son nada despreciables.

Por su parte, la semana pasada Narendra Modi obtuvo una aplastante victoria electoral no obstante haber abandonado muchos ofrecimientos de campaña y representar una amenaza para los cimientos mismos de un Estado creado como inclusivo, laico y plural por sus fundadores.

India es una nación cada vez más fragmentada a causa de un gobierno cuya  principal característica ha sido polarizar a la sociedad con los temas de la identidad religiosa y nacional.

Modi ha vulnerado el espíritu de la Constitución de su país al enfatizar las diferencias entre comunidades y promover formas de segregacionismo entre ellas.

En la India viven casi 200 millones de musulmanes y en los últimos años se ha registrado un aumento de los reportes de violencia, con linchamientos incluidos.

Según un informe reciente de la ONG Human Rights Watch, se han contabilizado 44 víctimas mortales víctimas de linchamientos entre 2015 y 2018, durante el gobierno de Narendra Modi.

Los nacionalistas partidarios de Modi lo defienden y destacan su supuesto logro de “haber revitalizado el legado cultural e histórico del  país destrozado por los británicos”.

El primer ministro, según dicen, es popular entre los pobres gracias a sus programas sociales y a su capacidad de comunicarse con ellos y acusan a “esos intelectuales universitarios” de estar desconectados de las masas.

También están orgullosos de tener un gobernante fuerte capaz de devolverle a la India un lugar preponderante en el mundo. "Para sobrevivir hace falta un líder potente, y la prueba de ello son Rusia y Estados Unidos”, afirman.

El mismo discurso antiélites. La misma “gran revancha” del pueblo frente al poder establecido. El mismo triunfo del guía mesiánico y paternalista en detrimento de cualquier racionalidad.

Modi ha fracasado en su promesa de relanzar la economía india. En 2018, el desempleo alcanzó el 6.1 por ciento, la cifra más alta en 45 años, la situación de millones de trabajadores rurales es cada vez más precaria y son evidentes las señales de ralentización económica.

Por eso la campaña de Modi olvidó la economía y giró en torno al nacionalismo hinduista.

Y eso le bastó para ganar por amplio margen
Pedro Arturo Aguirre

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