domingo, 28 de julio de 2019

La Extrema Derecha Reaparece en España




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Las elecciones españolas de ayer confirmaron la muerte definitiva del sistema de bipartidismo imperfecto PP/PSOE y establecieron un escenario multipartidista de difícil manejo.

Las familias políticas tradicionales (socialdemócratas, conservadores y liberales) confirman por toda Europa su caída elección tras elección en beneficio de partidos radicales, nacionalistas, populistas y “antiestablishment”.

A la derecha nos encontramos a la xenofobia antiinmigracionista y al nacionalismo a ultranza, y a la izquierda a movimientos de corte populista.

España se ajusta bien a esta lógica. Tanto los gobiernos socialistas como los populares perdieron sus brújulas ideológicas y programáticas.

Sin embargo, la fragmentación española presentaba una excepción: no había surgido una opción xenófoba de derecha. Como resultado de la crisis económica y del desgaste del binomio PP-PSOE en el gobierno surgieron dos grandes organizaciones para desdibujar la dominancia.

Una de ellas, Ciudadanos, es un caso raro por constituir uno de los pocos ejemplos de organizaciones emergentes no ligadas al radicalismo político.

La otro, Podemos, transitó de un discurso de izquierda cuyo propósito declarado era “asaltar el cielo” a, ahora, aparecer como un partido de izquierda normal, casi socialdemócrata.

Esto, desde luego, sin olvidar la forma de como el panorama político español ha sido influido poderosamente por los anhelos centrífugos de los partidos independentistas catalanes.

Ayer apareció, por fin, de la extrema derecha. La organización VOX  obtuvo más del 10 por ciento de los votos. Su líder, Santiago Abascal, ex militante del Partido Popular, ha sabido aprovechar el profundo descontento creado por la crisis catalana en sectores importantes del electorado español más conservador y también por los numerosos escándalos de corrupción protagonizados por políticos del Partido Popular.

Las banderas de Vox son rancio nacionalismo español, eliminación de las autonomías, miedo a la inmigración, antifeminismo, defensa de la tauromaquia y los derechos de los cazadores.

Pretende también eliminar el aborto legal y en su españolismo acérrimo quiere arrebatar de los británicos el control de Gibraltar y levantar muros alrededor de Ceuta y Melilla para frenar a los migrantes.

¿Llegará Santiago Abascal a convertirse en una especie de “Mateo Salvini español”? Es decir, en un “hombre fuerte” cuya influencia en la política española llegue a ser irrefrenable, tal como sucede con Salvini en Italia. Ello dependerá de cómo evolucione la compleja situación política española.

El Ejecutivo resultado de la elección de ayer enfrentará un difícil escenario de inestabilidad y de dependencia ante los partidos independentistas catalanes.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias transitarán por un campo minado. La situación puede polarizarse muchísimo.

La formación de un bloque de derecha más perfilado ya se asomó en esta elección y se consolidaría en el futuro cercano si la izquierda fracasa en formar un gobierno plausible. Muy probablemente la influencia de Abascal y su partido sería considerable en un eventual gobierno conservador.
Pedro Arturo Aguirre

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