viernes, 1 de marzo de 2013

El Liberalismo “Hayekeano” de Nueva Alianza


 
Ahora que la Gorgona ha caído lo confieso: tuve un efímero y surrealista paso por la cosa esa que se llama Nueva Alianza, y por mi culpa el bodrio ese el único partido que tiene status de observador en la muy honorable Internacional Liberal. En uno de los episodios más absurdos de mi vida, una tarde de diciembre de 2005 quien a la sazón fungía (en el papel) como presidente del partidillo de Elba Esther, mi ex amigo Miguel Ángel Jiménez, me convocó a una reunión “ultra secreta” porque “un amigo suyo” me quería conocer. Total, que terminé en la casa de Fernando González (“Fer”), el famoso yerno de la hoy lideresa en desgracia, quien me invitó a cenar y a “echar una platicadita de política”. Presentes estaban algunos distinguidos dirigentes (en el papel) de Nueva Alianza, todos ex alumnos del ITAM, como se sabe, alma mater de lo más granado de nuestra tecnocracia. Todos ellos manifestaron en esa oportunidad muy arraigadas convicciones liberales. De hecho, la plática rondó sobre la necesidad que en México se tiene de contar con un partido genuinamente liberal. Según el famoso Fer, Nueva Alianza tenía toda la intención de levantar en México la bandera del liberalismo. Fue entonces cuando le pregunté al “yernísimo” si de verdad Elba y la dirigencia del SNTE conocen, han leído o, por le menos oído mentar en el transcurso de sus encomiables vidas las opiniones que tienen sobre el sindicalismo centralizado y autoritario y, en general, sobre el corporativismo pensadores como Hayek, Von Mieses, Friedman y Nozick. Mi interlocutor me aseguró categóricamente que sí, que la maestra “era una gran admiradora del pensamiento liberal” y que le encantaban los libros Rand “especialmente el que habla del Atlas (sic)”. “Ni hablar”, dije yo, “sorpresas te da la vida”. Total que al terminar el encuentro Fer me invitó a ser presidente de Nueva Alianza en el Distrito Federal, cosa que yo acepté (alego, para mi defensa, que para entonces ya me había zampado tres botellas de Ribera del Duero). “Muy bien, Pedro, para nosotros será un honor. Sólo preséntate mañana a las 10 am en el Holliday Inn de Calzada de Tlalpan para que seas electo y tomes posesión”, me instruyó Fer al despedirse de mí.

Fue así que una mañana perdida de invierno llegué al auditorio del citado hotel donde ya estaban sentaditos y en orden más de 700 “delegados” a la convención que habría de elegir a la nueva comisión ejecutiva del partido a nivel DF. Jamás había visto a ni una sola de las personas que estaban presentes, ni ninguna de ellas me había visto a mí la cara, pero eso no fue óbice para que, al momento de elegir al presidente, una persona propusiera con voz mecánica pero sonora: “propongo al compañero Pedro Aguirre”. “¿Alguien secunda esta propuesta?”, preguntó entonces  quien dirigía la farsa desde el presidium, a lo que varios “compañeros” de partido alzaron la mano para favorecer tan brillante idea. Salí electo de manera unánime.

Detesto a Elba Esther Gordillo. Es precisamente por esa razón que no duré en esta cosa ni dos meses.  De las espeluznantes escenas de auto denigración humana fui testigo en Nueva Alianza, como cuando durante una reunión entre la maestra y la dirigencia del “partido” todos los líderes  estatales fueron obligados a esperar durante ¡más de diez horas! En un salón contiguo a que la señora terminara una junta que tenía con el entonces secretario de Educación, un tal “Limón”. Lo sé porque a mí, en mi calidad de presidente de la cochinada esa en el DF, uno de los “profes” del sindicato me habló de improviso un viernes en la mañana para pedirme que asistiera de inmediato a “una importante junta”. “¿Cómo es posible que no nos avisen con tiempo?”, reclamé al tal profe Zepeda. “Es que urge tomar decisiones. Nuestra reunión se celebrará inmediatamente después de que termine una reunión del SNTE con funcionarios de la Secretaría de Educación. Por favor, no dejes de ir”, me explicó. En fin, tuve que ir. Cuando llegué vi a la inefable de la “maira” en plena reunión con los altos funcionarios de la SEP y paraditos en un salón contiguo, muy calladitos y dóciles, a los lidercillos neoaliancistas en espera de su turno. Era la 1 PM, más o menos. Cómo me di cuenta que la cosa iba para largo, me fui a comer con un amigo mío (el  “Bubus”). Estuvimos vacilando toda la tarde en Santa Fe y de regreso se me ocurre decirle a Bubus “Vamos a ver si de casualidad sigue la junta del partido”. Eran ya las 9:30 PM cuando regresamos al salón. Para nuestra sorpresa, seguía la junta de Elba con las autoridades de la SEP, mientras los sufridos jefes del partidillo seguían ahí, disciplinados y trajeaditos, esperando a ver a qué hora tendrían el alto honor de que la señora los atendiera.
La reunión para la que habíamos sido convocados empezó, por fin, alrededor de las 10:30 pm. No me quedé ni 20 minutos. Me revolvía el estómago ver como una mujer ostensiblemente vulgar, prepotente e ignorante humillaba a una caterva de ratones.

Pocos días después salí de Nueva Alianza, no sin antes aventarme un chiste en una reunión de no-se-que comité del partido en el que comparaba a la hoy defenestrada con una tarántula. Pero mi legado para  Nueva Alianza fue su estatus de observador en la Internacional Liberal, que aún conserva y que incluso ese nobilísimo personaje que es Quadri presumió durante su campaña. Fui yo quien les informé a los elba-itamitas de la existencia de una cosa que se llama Internacional Liberal, que reúne a todos los partidos y organizaciones de este signo ideológico que hay en el mundo, y que muy pronto celebraría su Congreso en la ciudad de Sofía, Bulgaria. Raudos los mentados dirigentes hicieron los trámites necesarios para asistir a tan magno evento allá por los Balcanes (no me llevaron los muy…) y presentar al partido más vertical y corporativizado de México (entre otras muchas “virtudes”, desde luego) como el único adalid del liberalismo en México. ¡Vaya país éste, donde los socialdemócratas son liberales, los liberales corporativistas, los ecologistas abogan a favor de la pena de muerte, los revolucionarios son institucionales, la izquierda es profundamente reaccionaria y la derecha hizo elegir como presidentes a personajes de la talla de Fox y Calderón!

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