Jorge Castañeda señala atinadamente en su artículo de ayer en Reforma el muy probable triunfo de Barack Obama: "un país conservador -todavía con algunos tintes racistas, antiintelectual como pocos y dotado de una proclividad recurrente por el simplismo- está próximo a elegir Presidente a un intelectual negro progresista y de historia personal compleja". Tiene razón este intelectual tan mal comprendido por la mayor parte de sus supuestos colegas cuando encabezó un movimiento determinado a abrir más y mejores cauces ciudadanos a la política en México. aunque este Oso nunca ha sido fan de Obama, no deja de darnos gusto que, a fin de cuentas, un negro intelectual y exquisito sea presidente de Estados Unidos. Eso sí, tuvo que suceder una debacle financiera para lograrlo. Hasta hace todavía tres o cuatro semanas todo apuntaba a una victoria del viejo Mac, pero, a fin de cuentas, el milagro está sucediendo. Festejemos (aunque un poco por adelantado, a ver que pasa) lo positivo de un triunfo de Obama, que no es poco.
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