domingo, 19 de octubre de 2008

La Sorpresa de Octubre



Tradicionalmente, cuando hay elecciones en Estados Unidos se habla siempre (con temor o esperanza, depende) de la "sorpresa de octubre", es decir, de la posibilidad de que algún acontecimiento inesperado de último momento influya de manera determinante en el ánimo de los electores y logre ser el fiel de la balanza en las urnas. Hay que decir que una verdadera "sorpresa de octubre" que verdaderamente haya sido capaz de cambiar de forma dramática el curso de una elección nunca se ha dado en la historia. Quizá lo más cercano a ello fue la oportunísima (para los republicanos) aparición en video de Osama Bin Laden poco antes de las elecciones de 2004 en las que salió reelecto el infame Bush Jr. Desde luego, siempre ha habido intentos de hacer anuncios espectaculares previo a los comicios para tratar de influir en el ánimo de los electores, tal como cuando Kissinger declaró celebremente que "la paz estaba a la mano" en Vietnam días antes de la paliza que Nixon le dio a McGovern en 1972; o cuando previo a los comicios de 1992 un alcalde independiente que investigaba el caso Iran-Contras cito al ex Secretario de Defensa Caspar Weinberger presumiendo su posible responsabilidad en dicho escándalo; o el descibrimiento en octubre de 2000 de que Dubya había sido arrestado por manejar briago en 1976, etc. Nimiedades todas ellas, tal vez.

Ahhh, pero la sorpresa de este año tiene pocos parangones La declaración de ayer del ex secretario de defensa Colin Powell puede ser la puntilla que acabe de enterrar cualquier esperanza que le quede al viejo Mac. Que un republicano de tantos merecimientos y tan elogiado como Colin Powell, manifeste abiertamente su apoyo al candidato presidencial demócrata Barack Obama es una jugada casi de jaque mate. Recuérdese que el gran argumento contra Obama es su supesta incapacidad de ser comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Ahora tenemos que un gallón de los espolones de Powell opina que Obama tiene tanta capacidad como MacCain para ser comandantes. Adicionalmente, Powell opinó que el demócrata está mejor capacitado para responder a los problemas económicos del país y mejorar su posición ante el mundo. "No es fácil para mí el decepcionar al senador McCain en la forma en que lo estoy haciendo esta mañana y lo lamento", fueron las palabras textuales, "Sin embargo, creo firmemente que en esta coyuntura en la historia estadounidense, necesitamos un presidente que no solamente continuará _ independientemente de tener un rostro nuevo, algunos cambios y cierta rebeldía _, quien no solamente continuará con las políticas que hemos emprendido durante los últimos años". ¡¡Pa' su mecha!!

Y siguió: "Creo que necesitamos una figura que emprenda una transformación. Creo que necesitamos a un presidente que represente un cambio de generación y por eso apoyo a Barack Obama, independientemente de mi respeto o admiración para el senador John McCain".
Asimismo, Powell expresó su decepción por lo que consideró el tono negativo de la campaña de McCain, así como por elegir a la mensita gobernadora de Alaska Sarah Palin como compañera de fórmula. De plano Powell dijo que no considera a Palin una persona con la capacidad requerida para asumir la presidencia. Así de crudo. Ahora bien, lo que no dijo también tiene su peso. Es obvio que en la decisión de Powell fue determinante el acre recuerdo del maltrato y de los engaños que recibió de parte del clan Bush-Cheney-Rumsfeld, que lo llevaron a hacer un rídiculo histórico en el Consejo de Seguridad en donde al pobre Powell le tocó justificar con una serie de grotescas mentiras la ominosa invación a Irak. Y esas cosas no se olvidan...

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