domingo, 12 de octubre de 2008

La Soberbia de Bendedicto


La semana pasada, en ocasión del 50° aniversario de la muerte de Eugenio Pacelli -el Papa Pío XII- Benedicto XVI mantuvo inmutable la obcecación del Vaticano de santificar a este siniestro personaje, que cuando fungió como jefe de la Iglesia Católica se negó a condenar las persecuciones de judíos y otras minorías raciales y religiosas perpetradas por los nazis y sus aliados. Ya en un post anterior comentamos como este señor apoyó y protegió al criminal Ante Pavelic y a su dictadura, responsable de masacrar a miles de judíos,musulmanes, gitanos y cristianos ortodoxos, y de como lo ayudo a escapar de la justicia una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, así como también coadyuvó en la huída de muchos criminales nazis. No está de más reiterar ahora que se insiste en su beatificación ecordar cómo durante su catastrófico papado se fomentó el antisemitismo . Según la mayoría de los estudios realizados por historiadores serios sobre la actitud del Papá, Pío XII y la Iglesia extendieron el antisemitismo. Conocidos son los episodios (relatados en este blog) de algunos casos de curas en Croacia que participaron en asesinatos masivos, teniendo como fondo una actitud que impregna el Nuevo Testamento, texto fundacional y guía del catolicismo contiene una enorme carga antisemitisma, lo que ha causado mucho daño a los judíos durante siglos. La Iglesia debe enfrentarse a esta cuestión y no mirar a otro lado y aunque la Iglesia hoy en día no pretende propagar el antisemitismo y desea mantener buenas relaciones con los judíos, en nada ayudaría a este propósito santificar a un personaje como Eugenio Pacelli.

La grotesca insistencia del actual jefe de la Iglesia Católica de santificar a un sujeto de la baja catadura moral de Pacelli es una afrenta para las minorías étnicas y religiosas con las que el Vaticano ha tratado recientemnte de reconciliarse, como son los judíos y los cristianos ortodoxos, y también representa una prueba fehaciente de la carencia de capacidad autocrítica y del necesario impulso renovador que le urge a la Iglesia Católica para mantener su vigencia en un mundo que cada vez se ve menos identificado con la rigidez de su obsoleta ortodoxia.

1 comentario:

JHT dijo...

Buenísimo Pedro. La Iglesia Católica debería ser llevada a la Corte Penal Internacional.