En el funeral Camilo Mouriño, el presidente Felipe Calderón volvió a demostrar que es un hombre muy poco adecuado para llevar adelante de manera satifactoria el liderazgo del país. El presidente aprovechó la infausta ocasión para hacer un penoso berrinche. Reprochó de forma improcedente, extemporánea e intempestiva a quienes critimos, en su momento, la infortunada designación de Mouriño a la Secretaría de Gobernación. Indigno arrebato para un hombre de Estado. La mayor parte de la gente tendrá en este momento el buen gusto de no repetir ahora las críticas que, en su momento, se dedicaron a la designación del ahora enfant difunct, pero este Oso rabioso, odioso y horroroso no tiene pelos en la lengua y sa las va a repetir como respuesta a su inopinada provocación:
Sr. Presidente, haber nombrado como responsable de la política interna del país, en un momento de grave crisis de seguridadd pública, a un muchacho tan poco experimentado y tan manifiestamente incapaz como Camilo Mouriño (QEPD) únicamente por que era su gran cuatazo del alma ha sido el segundo error más grande que a cometido en lo que llevamos de su deshadado gobierno. El más grave fue haberlo sostenido en el cargo a capa y espada después de hacerse públicas las negociaciones del finado con PEMEX en favor de una empresa contratista en la que la que tenía fuertes vínculos. Sí usted fuera un gobernante serio le hubiese pedido la renuncia de inmediato con el propósito de no entorpecer las negociaciones de reforma petrolera que eran vitales para l país, pero usted prefirió mantener, obstinadamente, a su amigocho en Gobernación y sascrificar la reforma petrolera. Esta actitud lo definió a usted como lo que es: un político de compadrazgos que gobierna con sus amiguitos, un mandatario inseguro y acomplejado, un hombre que antepone caprichos personales a los interés del país.
Sr. Presidente, Haga el favor de guardar compostura en un momento trágico y no lo aproveche para hacer ridículos reproches que sólo evidencian aún más su triste condición de mal gobernante.
6 comentarios:
Oso, tienes TODA la razón. El homenaje fascistoide le hubiera sacado ronchas a Hitler, Mussolini & Co.
Lo peor del asunto es que vimos un Presidente que no sabe distinguir entre lo personal y lo público, y que antepone su pena al bien del país.
Pero no es la primera vez que el Estado mexicano reacciona así.
Quisiera saber qué ceremonia tocaría si un maléfico día perdemos al Presidente por impericia de los pilotos licitados...pediremos la Place de la Concorde? o de plano nos iremos a Washington. Después de ese ceremonión, qué queda?
Ah, y el detalle gringoide de las banderitas a las familias, qué?
Así es, Geraldina, parecía el funeral de Gandhi, o Kennedy, y la verdad no era pa' tanto.
Deberías grabar en YouTube tu lectura de este mensaje. Sería un éxito.
la impunidad de la muerte
Fijate que tienes razón Calderon no se midió por que el que haya muerto muriño (que dios lo tenga a fuego lento) no lo exculpa de los escandalos por tu tráfico de influencias para hacerse de contratos millonarios con PEMEX, ahí la regó gacho el calderas muy acertado tu comentario
Se pasan, ustedes critican a Calderón de darle a Mouriño un valor que no tiene ("parecía funeral de Gandhi, o Kennedy") y los conceptos como "Fascistoide" o "Qué dios lo tenga a fuego lento" son exactamente lo mismo, darle un valor a Mouriño que no tiene. Vamos, como el PEJE, ni Gandhi ni Hittler. Menos extremos y más términos medios por favor
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