¡Vaya fichita es este abominable sujeto Daniel Ortega! Su segunda administración ha sido un desastre aún peor que la lamentable primera, misma que llevó a Nicaragua al agravamiento de la guerra civil y a la bancarrota. Ahora esta basura gobierna bajo el auspicio de Chávez, pero aliado a la derecha más roñosa, cómo es el caso del corrupto ex presidente Alemán y de la Iglesia Católica, a la que este izquierdista complació imponiendo la ley anti-aborto más restrictiva del continente. Otras "obras" de este aprendiz de tiranuelo han sido el injusto acoso al poeta Ernesto Cardenal (entre otros ex sandinistas connotados que se han alejado de Ortega), la cooptación del Jurado Nacional de Elecciones y el despilfarro del exiguo presupuesto público en constantes fiestas y giras internacionales. El último capitulo de un largo rosario de tropelías cometidas por este sujeto ha sido el obvio fraude electoral perpetrado en las elecciones municipales del pasado domingo, digno de los peores mapaches del PRI de la "edad de oro".
Ahora bien, yo no se por que diablos les dio a los nicaragueses por reelegir a este idiota, cuya carrera política parecía definitivamente muerta y enterrada. Tras destrozar lo que quedaba de este pobre país perdió los comicios presidenciales de 1990, en los que fue elegida presidenta Violeta Chamorro, y de ahí inició una cadenita de merecidísimas derrotas eletorales, al tiempo que sus compañeros de armas más moderados y racionales tomaban sus prudentes distancias respecto a él. Así perdió en las elecciones de 1996 cuando enfrentó al liberal Arnoldo Alemán (hoy su principal socio en el poder) y tuvo su tercera derrota en noviembre de 2001 ante Enrique Bolaños. Mucho peor fue cuando en 1998 Ortega fue centro de un escándalo cuando su hijastra Zoilamérica (¡Qué nombrecito!) Narvaez, de 30 años, le acusó ante la Justicia de infligirle abusos sexuales y diversas agresiones físicas y sicológicas desde 1979. Al presentarse ante la Jueza, el sátrapa invocó su inmunidad parlamentaria. La magistrada consideró que el supuesto delito había prescripto y dispuso archivar el expediente.
Ortega es una desgracia, todo el mundo lo sabe, pero yo voy más allá y diré que este señor es aún éticamente más despreciable que los tiranos Somoza, por ser más hipócrita. Los tachitos, al menos, no se daban baños de pureza con eso de querer hacer una "revolución social".
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