sábado, 9 de agosto de 2008

Escándalos Olímpicos


Va una breve reseña de los escándalos que han merecido medalla de oro, en esa cosa que se llama "Juegos Olímpicos":

ATENAS 1896. Los primeros Juegos de la era moderna se destacaron por la ausencia casi total de periodistas y por ser exclusivo para atletas barones. Fue muy notoria la propaganda anti turca. El Imperio Otomano aún controlaba el norte del territorio griego. Primera "pincelada" de politización de los juegos.

PARIS 1900. Considerados un anexo de la Exposición Universal, los Juegos pasaron prácticamente inadvertidos. “Es un milagro que el Movimiento Olímpico haya sobrevivido”, dijo el barón De Coubertin. El inglés Reggie Doherty se negó a disputar las semifinales del torneo de tenis contra su hermano menor, Laurie, para que éste jugara la final.

ST. LOUIS 1904. En el maratón, el neoyorquino Fred Lorz rompió todos los records. Hasta la hija del presidente Roosevelt, Alice, se hizo fotografiar a su lado. Más tarde se descubriría que Lorz había realizado parte del trayecto en auto: papelón y descalificación. Se asoma el racismo: dentro del programa se celebraron los “Días Antropológicos” para que pudieran participar negros, sirios e indios. No sólo el racismo hizo que los Juegos fueran un fracaso: de los 617 atletas, 525 eran norteamericanos.

LONDRES 1908. El ganador del maratón, el italiano Pietro Dorando Pietri, fue descalificado por asistencia ilegal, brindada por los mismos jueces de la prueba, quienes lo ayudaron a levantarse de una caída y a pasar la meta.

ESTOCOLMO 1912. El gran ausente de estos Juegos fue el boxeo, ya que una ley sueca prohibía el deporte. El maratón se disputó bajo un calor asfixiante. El portugués Francisco Lazaro, de 21 años, cayó sofocado y murió al día siguiente en un hospital.
AMBERES 1920. Los organizadores belgas no consiguieron suficientes aportes para solventar los Juegos y fijaron precios muy altos para las entradas, lo que llevó a una importante falta de público, salvo en los deportes más populares como el fútbol y el boxeo.
PARIS 1924. El británico Eric Liddell, fanático religioso, optó por no participar de la carrera de los 400 metros, que lo tenía como favorito, porque ésta se disputaba un domingo, su inapelable día de descanso.
AMSTERDAM 1928. Las mujeres participaron en atletismo y como en los 800 metros varias se desmayaron tras cruzar la meta, el presidente del COI, el conde Henri de Baillet-Latour, decidió excluir las carreras femeninas. La sexista prohibición de no participar en pruebas de más de 200 metros duró hasta 1960.
LOS ANGELES 1932. Los elevados gastos de viaje y la crisis económica hicieron que la participación de atletas fuera la menor desde 1908. Acudieron a la cita 37 países, 1400 atletas, el número de disciplinas se redujo a 14 y se limitó la participación a tres atletas por disciplina.
BERLIN 1936. La leyenda dice que los Juegos quedaron marcados por la hazaña del estadounidense negro Jesse Owens, quien, gracias a sus cuatro medallas de oro, desbarató los planes de Adolf Hitler de utilizar las olimpiadas como plataforma de propaganda política, pero lo cierto es que los nazis bien se apovecharon de las olimpiadas para hacer propaganda política de manera descarada y a nivel interno les funcionó el truco. Es célebre la indignante postura que asumió el entonces presidente del comité olímpico de Estados Unidos, Avery Brundage, un deleznable sujeto racista y gansteril que rechazó las presiones de quienes abogaban por boicotear los juegos de Hitler: "Los Juegos de Berlín buscan ser politizados por judíos y comunistas... el Olimpismo precisa mantenerse al margen de la política....¿Por qué un atleta de Estados Unidos debería convertirse en mártir por una causa que no es la suya?", se preguntaba en un escrito público que ganó una votación interna ante el pedido de boicot a Berlín que impulsaba su compatriota Ernst Lee Jahncke, otro miembro estadounidense del movimiento olímpico.

"No tengo nada contra los judíos, pero es necesario mantenerlos dentro de ciertos límites", decía a Brundage el sueco Sigfried Edstrom, importante miembro del COI. Su presidente, el conde Henri Baillet Latour, también apoyó los Juegos de Berlín, igual que el barón Pierre de Coubertin, el mítico creador del olimpismo moderno y a quien el nazismo llegó a postular para el Premio Nobel de la Paz. Esa es la verdad.
LONDRES 1948. En medio de un clima de posguerra muy austero, la BBC pagó sólo 3 mil dólares por los derechos de retransmisión. ¡Qué diferencia con la comercialización actual!
HELSINKI 1952. Quizá de las más rescatables olimpiadas. El regreso de la Unión Soviética, ausente desde la Revolución de 1917, fue considerado políticamente como un éxito diplomático del COI. Con una organización deslumbrante, fueron también los Juegos del perdón, ya que también fueron admitidos alemanes y japoneses, que habían sido vencidos en la guerra mumundial.
MELBOURNE 1956. Se produjo la primera violación de la carta olímpica sobre la unidad de lugar de los Juegos: como la ley australiana imponía una cuarentena de seis meses a los caballos provenientes del extranjero, el COI confió la organización de las pruebas de equitación a Estocolmo. La tensión reinante en Hungría tras la intervención soviética se manifestó cuando los equipos de waterpolo de ambos países se pelearon a golpes en la piscina olímpica.
ROMA 1960. También bastante rescatables. Descalzo, el etíope Abebe Bikila ganó el maratón y se convirtió en el primer negro africano en ganar una medalla de oro. Cassius Clay obtuvo la medalla de oro de los peso pesados con apenas 18 años y, como en los Estados Unidos le negaron la entrada a un restaurante de blancos, terminó tirándola a un río.
TOKIO 1964. El único reproche fue la absoluta ausencia de homenajes y actos de arrepentimineto por parte del gobierno japonés en honor a las millones de víctimas de las agresiones japonesas durante la guerra. Hasta la fecha, Japón se niega a reconocer sus crimenes de guerra.
MEXICO 1968. Los mexicanos jamás olvidaremos la brutal respresión gubernamental contra el movimiento estudiantil, que desembocó en la matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, a sólo 10 días de inaugurarse los juegos y ante la impasibilidad del COI de Brundage. Lo que sí indignó a este sujeto fueron las también inolvidables protestas contra el racismo en Estados Unidos, “Jet” Smith y John Carlos, oro y bronce en los 200 metros, ambos militantes del Black Power, que celebremente bajaron la cabeza durante el himno estadounidense y levantaron sus puños envueltos en guantes negros. Fueron expulsados por su Comité. Poco recodado, en cambio, es el incidente de la atleta yugoslava, quien incapaz de aguantar la presión en la carrera de los 800 metros, abandonó el estadio en medio de la carrera y trató de suicidarse en un puente cercano.
MUNICH 1972. Inolvidable también fue el ataque terrrista perpetrado seis días antes de la clausura por un grupo de palestinos de Septiembre Negro, que tomó como rehenes a nueve miembros de la delegación israelí, exigiendo la liberación de 200 palestinos presos en Israel. Todos los rehenes murieron tras una tentativa fallida de la policía alemana por liberarlos. El presidente del COI, el inefable Avery Brundage, lanzó una frase que terminó siendo célebre: “Los Juegos deben continuar”. Para muchos, este incidente marcó la decadencia acelerada e irreversible de los juegos.
MONTREAL 1976. Boicot africano. Boris Anischenco, mayor del ejército soviético, fue eliminado de la prueba de esgrima por trucar su florete con un sistema ideado por él mismo que iluminaba la luz que registra los aciertos en el marcador.El gigantismo de los juegos hace su apoarición quebrando ma la cidada canadiense. Se asoma el mercantilismo desbocado..
MOSCU 1980. El presidente estadounidense Jimmy Carter decidió boicotear el megaevento ruso debido a la invasión soviética de Afganistán en 1979; lo siguieron unos 28 países.
LOS ANGELES 1984. Boicot del bloque soviético y "privatización de los juegos" al involucrar a gandes trasnacionales en su organización para cubrir las exigencias del desbocado gigantismo olímpico. La suiza Gabriela Andersen concluyó la prueba de maratón deshidratada y con la mitad de cuerpo paralizado por los calambres; entró haciendo eses y en medio de una gran ovación. "Anda, córele mi borrachita", le gritó un espectador mexicano.
SEUL 1988. Hace su aparición el doping. con el positivo del canadiense Ben Johnson.
BARCELONA 1992. La aparición de la profesionalización en las olimpiadas marcan el entronizamiento definitivo de la comercialización de los juegos. Derek Redmond se lesionó en la final de los 400 metros y su padre se acercó para ayudarla a cruzar la meta. Participaron todas las federaciones y el COI embolsó por derechos televisivos 636 millones de dólares. Después de largas negociaciones con las Naciones Unidas, que habían impuesto un embargo a Yugoslavia, los serbios pudieron competir, pero sólo como “Participantes Independientes” y no en los deportes de equipo.
ATLANTA 1996. Los Juegos "Coca Cola" en los que pareció importar más la comercialización que el deporte.
SYDNEY 2000. Gigantismo, comercialización, dopaje y, cómo siempre, la política empañaron a los juegos
ATENAS 2004: La comercialización llega a límites intolerables. En los estados se prohibe beber, utilizar o consumir cualquier cosa que no sea produida por las marcas patrocinadoras.
PEKÏN 2008: Just ask in Tibet, por no hablar de la contaminación y las ansias del Partido Comunista chino de demostrarnos que sus sistema político es el mejor.

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