lunes, 23 de septiembre de 2013

Alemania y su "Mutti"


 
Confieso que nunca he sido fan de Angela Merkel. Sí, ayer esta mujer que ganó de forma apabullante  un tercer mandato casi con mayoría absoluta y gobernará al país más rico de la pobre Europa tiene argumentos para sostener que es la dirigente política más talentosa de su generación y probablemente de Occidente, comparada, por ejemplo- con esa dos grandes desilusiones que han sido Obama o Cameron, con esa nulidad que es Hollande y ya por no hablar de gente como Rajoy o Berlusconi. Se habla del “enigma” Merkel, pero en realidad su éxito es el triunfo de la pazguatería y la mediocridad pequeño burguesa en un país que es hiper conformista y corto de alcances. El sueño alemán es mantener empleo y estabilidad económica, nada más. Y no es que esto esté mal, pero solo si estuviésemos hablando de algún país periférico compo tantos que hay por ahí. Alemania es la cuarta economía mundial, la locomotora de Europa y la ausencia de una visión global terminará por perjudicarle gravemente. Al tiempo.

Cierto que con su sencillez campesina y su look tan espantosamente convencional  "Mutti" (mamá, como la apodan los germanos) protege y tranquiliza a sus compatriotas, pero su falta de enfoque global y su incapacidad de asumir riesgos -como lo hiciera su predecesor Schroeder con las históricas reformas de la Agenda 2010- van a revertírsele a los alemanes. El paisaje político alemán está peligrosamente adormecido. Eso no es bueno para la democracia, y el peor síntoma de esto es, quizá, la ausencia de una voluntad de parte de Alemania por asumir un  el liderazgo internacional y europeo en momentos en los que el viejo continente tanto necesita de un rumbo. En todos los foros internacionales donde participa (OTAN, G8, G20, ONU) Alemania se conforma casi siempre un convidado de piedra, y en cuanto a la integración europea, este país que fuera por mucho tiempo uno de sus principales promotores opta hoy  por una Europa políticamente menos integrada. Siguiendo la posición de la esa mayoría de alemanes, que piensan que el costado económico de la integración europea es genial, pero que el costado político es cada vez más siniestro, Merkel recula en Europa. Y ese es otro de los defectos de Mutti, tan común a tantos políticos: gobernar a golpe de encuesta. Pero esta postura hacia Europa es arriesgada porque descansa sobre el inexacto presupuesto de que la integración económica y la integración política pueden separarse, cuando la lección más elemental que deja la crisis del euro es que una no es posible sin la otra.

En resumen, el legado de la muy popular Merkel hasta ahora es un vergonzante e insostenible abstencionismo estratégico, gobierno para complacer a las encuestas, recetas para enfrentar la crisis del Euro que han provocado  graves daños colaterales y un giro hacia un insano bilateralismo dentro de la Unión Europea que pone en peligro la supervivencia misma de la UE. Pero Alemania no puede ni debe pretender ser una "Suizota", es decir, un país con mucha lana pero con pocos o nulos alcances internacionales e incapaz de adquirir los compromisos internacionales de una verdadera potencia mundial.

La Alemania de Merkel  rechaza cualquier ambición geopolítica. Cierto que en esta decisión mucho pesan las sombras de la historia, pero ha llegado el momento de que el gigante económico germano renuncie a ser un enano político. Para asumir esa responsabilidad histórica se necesita mucho más que la figura sosa y maternal de Angelita.

jueves, 12 de septiembre de 2013

La Encrucijada de la India



Pedro Arturo Aguirre
 
Las potencias emergentes tienen problemas. Brasil desacelera su economía y enfrenta graves protestas ciudadanas en las calles, Rusia enfrenta poderosos cuellos de botella y su economía es demasiado dependiente de los hidrocarburos, China entra en una etapa de menor crecimiento y posibles turbulencias. Situaciones similares se encuentran en Turquía, Sudáfrica y los países de la ASEAN. Pero el caso más preocupante de problemas económicos lo presenta la India, el segundo país más poblado del mundo el cual parecía hasta todavía hace poco estar en una espiral de crecimiento imparable de desarrollo y ahora padece serios problemas y las perspectivas para los próximos meses son bastante malas. La paridad de la rupia ha sido sumamente inestable durante las últimas semanas, las ventas de las emergentes empresas del país han caído estrepitosamente y las perspectivas en el índice del crecimiento del PIB son cada vez más reducidas. El evidente deterioro de la economía ha dejado al descubierto profundos y crónicos dilemas, los cuales han sido soslayados durante los años recientes de bonanza. La India padece de una infraestructura obsoleta, una legislación laboral anquilosada y un mercado inmobiliario peligrosamente sobrevalorado. Por su parte, las  mastodónticas empresas del Estado siguen siendo demasiado ineficientes, poco productivas y muy mal preparadas para la competencia internacional.

El gobierno acaba de subir el precio de los combustibles y de otros productos importados que cotizan en dólares. Las congestionadas y ruinosas rutas del país y el desastroso suministro del servicio eléctrico son dos renglones  que son buena muestra del lamentable estado de las infraestructuras. Los transportes tardan demasiado tiempo en llegar a los puertos debido a que las tan prometidas autopistas nunca se construyeron. Y  el pésimo estado de caminos y puentes para conectarse con el interior del país no son el único problema de infraestructura. El precio del fluido eléctrico es verdaderamente exorbitante en virtud a que no existen en este enorme país suficientes plantas generadoras. La situación de los puertos también es desastrosa. El costo de los alquileres para las empresas está sobrevaluado y los servicios de agua, alcantarillado, seguridad y transporte aéreo también dejan mucho que desear.

El alto precio de la propiedad y el costo de la energía eléctrica les deja a las empresas muy poco margen para pagar sueldos decorosos a los trabajadores y seguir siendo competitivas. También es cierto que la burocracia sigue siendo enorme y, en muchos casos, obstructiva. La corrupción gubernamental es rampante. Hay grandes desafíos en torno a los temas de integración religiosa y regional, fin del sistema de castas y superación de la discriminación de la mujer, asuntos que ponen en peligro la continuación del desarrollo económico de este gigante. Más grave es la pobreza. El desarrollo económico ha logrado hacer crecer a la clase media de este país en una escala impresionante. Se calcula que unas 300 millones de personas pertenecen a los estratos medios. Sin embargo, el 28% de la población vive bajo la línea de pobreza (otras mediciones aseguran que esta cifra supera el 35%). Hay muchos programas sociales destinados a cambiar esta situación, pero más importante es que el gobierno está consciente de que no lo puede hacer todo y que es menester abrir nuevas oportunidades a las empresas para que éstas produzcan más riqueza y más empleo.

Con un ritmo de crecimiento demográfico que triplica al de China, India para el 2025 se convertirá en el país más poblado del mundo. Si pretende lograr que todo este potencial humano se desarrolle de forma equilibrada clave será enfatizar la necesidad de que las nuevas generaciones acentúen el arraigo de una mentalidad emprendedora que supere de forma definitiva ideas fatalistas y mentalidades conformistas que esperen a que el gobierno todo les resuelva. Y esto es bueno tanto para la India como para el resto del mundo, sea desarrollado o no.

No está de más recordar que India surgió como potencia emergente gracias a que en los años 90 cambio de forma radical su mentalidad económica. Abandonó un paradigma estatista donde el gobierno concentraba todo el poder económico y adoptó una estrategia en la que se dieron nuevos impulsos al sector privado y se abrieron nuevas y numerosas oportunidades para las empresas y las inversiones extranjeras, proceso que corrió en paralelo con la apertura comercial y la globalización. Fundamental en esta transformación histórica fue un cambio de mentalidad en muchos indios. Una nueva cultura empresarial ha logrado arraigarse en los sectores más modernos de la población y hoy es una nueva generación de emprendedores la que lidera el crecimiento de la India. Los jóvenes progresaron, en buena medida, a partir de Internet y la industria del software. Pero si este enorme país pretende seguir en la vanguardia mundial necesita cobrar un nuevo y definitivo ímpetu renovador.

domingo, 1 de septiembre de 2013

La Derrota Histórica de Tony Blair




La semana pasada se verificó un voto excepcional en la Cámara de los Comunes: una mayoría parlamentaria veto, por primera vez desde el siglo XVIII, una acción militar de envergadura solicitada por el primer ministro del Reino Unido. Sin duda, este ingente desaguisado debilitará, aún más, al inefectivo e impopular gobierno de David Cameron, cuyo error de cálculo y falta de liderazgo fueron artífices de tan bochornoso fracaso, pero debe decirse que, sobre todo, este histórico momento representa un incuestionable acto de admonición política y moral contra el ex primer ministro del Reino Unido, el controvertido Tony Blair.

Como le pasa a mucha gente tengo sentimientos encontrados con este Tony Blair. Admiro al líder capaz que hizo renacer al Partido Laboristas de las cenizas en la que lo dejo la loony left en los años ochenta, de llevar a buen puerto la compleja negociación de paz en Irlanda del Norte, de haber entendido que las reformas de Thatcher eran irreversibles (sólo dizque trató de dales un rostro, digamos, más “humano”) y de manejar de forma tan magistral su figura mediática. Pero de este mismo señor me repugna el tufillo de su moralina, su ridículo espíritu de cruzado, la “seguridad sacerdotal de la que hace gala constantemente, sobre todo cuando se equivoca” (Norman Birbaum Dixit). Es un hombre sin sentido el sentido del humor, inteligencia profunda y abismal cultura de otros verdaderos estadistas británicos como Disraeli, Churchill, Pitt, Palmerston o Salisbury. Es heredero de la estricta moralidad del aburrido Gladstone. Esta gente tan gazmoña es muy peligrosa. Para acabarla, hace algunos años se convirtió al catolicismo en medio de gran parafernalia. ¡Quién carajo, a estas alturas, se convierte al catolicismo, con un demonio!

Tras el voto en contra de la acción punitiva en Siria de los Comunes, se abrirá un debate nacional sobre el papel que va a desempeñar el Reino Unido en el mundo durante las próximas décadas y sobre la naturaleza de la pretendida “relación especial” que ha protagonizado este país con Estados Unidos. Lo que es indiscutible es el ridículo mundial de Cameron. Fue precisamente él quien más se empeñó en convencer a Obama sobre una acción contundente en Siria. Cameron cometió el garrafal error de convocar al Parlamento cinco días antes de la apertura formal de la legislatura para tratar el tema de Siria sin calibrar la oposición  que ese paso podía suscitar no solo entre la oposición laborista, sino principalmente entre sus correligionarios conservadores y sus socios de gobierno liberales. La votación de los Comunes se tradujo en 285 votos en contra de la moción del Gobierno y 272 a favor. Integraron el bando de los hostiles 30 diputados tories (a los que hay que sumar la abstención de otros tantos) y nueve liberales. El gobierno desestimo el pésimo recuerdo que dejó tanto en Westminster como en la opinión pública británica la pésima experiencia de la guerra contra Irak.  

En efecto, el principal argumento esgrimido por los parlamentarios que votaron en contra de la idea de bombardear Siria fue la ausencia de pruebas “convincentes” sobre la implicación real del régimen de asir Al Asad en el ataque con armas químicas. El propio Cameron tuvo que admitir que aún no existía un “cien por cien de certeza”. De ahí que sus  críticos hicieron perturbadores paralelismos con la guerra de Irak de 2003 y evocaron las manipulaciones perpetrados a los informes del espionaje en las que incurrió Tony Blair para justificar la participación del Reino Unido en la cruzada contra Saddam Hussein.

El político que mejor expresó su consternación ante la posibilidad de cometer un nuevo error internacional fue, paradójicamente,  Jack Straw, quien fuera ministro de Exteriores en la Administración de Blair y al que le tocase ser uno de los principales defensores de tan insensata guerra: “¿Qué pretende exactamente el presidente Obama, y cuál es la misión a la que pide que Reino Unido se sume? Es muy fácil implicarse en una acción militar, pero muy difícil salirse de ella. Yo todavía tengo las cicatrices de Irak”, declaró de forma contundente. Una declaración que queda como un estigma decisivo en el legado político de Blair. Por supuesto, el arrogante ex primer ministro seguirá, como lleva años haciéndolo, sin reconocer que la estúpida invasión de Irak fue un aberración de dimensiones colosales, pero allá él. A fin de cuentas será como escribió el escritor danés Johannes Jensen: “Sobre el soberbio siempre se abate el glacial soplo del olvido.”

jueves, 22 de agosto de 2013

México Merece un Referéndum (segunda parte)






 
 
 
 



La oportunidad se nos presenta para derribar dos tabúes en un solo movimiento: uno, el mito nacionalistoide petrolero mediante un legítimo e incuestionable procedimiento democrático; otro, que en México somos incapaces de utilizar mecanismos de democracia directa en virtud a que somos demasiado estúpidos.

Es cierto que el mecanismo del referéndum no está vigente en México de acuerdo a nuestra legislación positiva, pero su adopción sí está contemplada dentro de los acuerdos del Pacto por México firmados por los principales partidos políticos. Impúlsese la idea para que se legisle a su favor y se reglamente a la brevedad. Me atrevería a pensar, incluso, que simplemente con que se decidiera a dar el tan trascendental paso de encabezar la instauración de esta innovación política Peña Nieto pasaría a la historia como un buen presidente, sí, sólo eso, nada de “grande”. Modesto, tal vez, pero dados los últimos personajes que han ocupado Lo Pinos quizá eso de “buen presidente” ya sea para dar altos brincos.

La mayor parte de las democracias representativas actuales utilizan el mecanismo del referéndum para decidir sobre cuestiones axiales. Es de lamentarse, pero este es el caso del tema petrolero en México. No debería, pero así es nuestra triste realidad. Por ello merecemos un referéndum. A fin de cuentas todos los países tienen sus tabúes, sus taras, sus clichés nacionalistas. De ninguna manera somos los únicos. Ahí tenemos Estados Unidos y su obsesión por las armas, los temores anti inmigracioncitas europeos, los complejos nacionales de tantos países que han sido dominadas por potencias extranjeras (el caso más escandaloso: China). En fin, no se crea que la nuestra necedad petrolera es una “excepcionalidad”.

Y argüir que el asunto del petróleo es demasiado "técnico" para dejarlo al criterio de la gente es un argumento asaz falaz y autoritario. Llevar esa lógica a sus conclusiones últimas nos obligaría a pensar que lo mejor para los países es ser gobernados por una dictadura de "tecnócratas ilustrados" y eso ha sido desmentido por la historia una y otra vez, incluso por los casos más “exitosos” de tal experimento, como lo pueden ser China o Singapur.

¿Por qué en Europa se celebran referéndums para temas tan "técnicos” como lo son, por ejemplo, la moneda única, los subsidios agrícolas o el mercado interior único sin que nadie diga nada y aquí se dice que estos temas tan complejos quedan muy lejos de la comprensión de 110 millones de retrasados mentales? No, lectores queridos, es la hora de derribar tabúes y de superar nocivas práctica. Empecemos con este par: la obcecación petrolera y los reflejos autoritarios de los gobernantes.

México Merece un Referéndum


En lo personal estoy completamente a favor de la apertura en el tema energético, pero creo que lo justo y democrático es un referéndum. A fin de cuentas de eso se trata la democracia. Yo tengo la esperanza de un triunfo del Sí, pero si el noble y generoso pueblo de México no quiere, pues tiene todo el derecho, faltaba más. Aquí la pregunta es. ¿Somos o no somos demócratas? Yo lo soy, con todo el escepticismo del mundo, pero lo soy.

No crean, en una de esas los mexicanos no somos tan insensatos. A fin de cuentas, lo partidos que apoyan la reforma representan dos terceras partes del electorado, ¿O no? démosle una oportunidad al pueblo y callémosle la boquita en las urnas al Duce de Macuspana de una buena vez. Y si el pueblo vota No, repito, es su pleno derecho, su facultad, su sino, ¡Carajo! ¡Qué el pueblo junte todo el gas y el petróleo que habita en su subsuelo y le prenda un cerillo si esa es su regalada gana! ¿Somos demócratas o no, amigos? ¿Lo somos o no lo somos? Ese es el quid. Respondámonos a esa pregunta honestamente. Yo soy demócrata y me atengo a las consecuencias del resultado de una consulta popular. En lo personal me parece RIDÍCULO el nacionalismo petrolero mexicano, pero acato, como el vil ciudadano de a pie que soy, la voluntad mayoritaria.

Insisto: yo creo que ganaría el Sí y sería de una utilidad histórica extraordinaria: superaríamos un absurdo tabú e iniciaríamos una práctica de democracia directa que es bastante útil en varias democracias avanzadas del mundo. Para los mexicanos votar Sí en un eventual referéndum sobre la reforma energética sería como llegar a la luna: una hazaña que nos liberaría de estúpidos atavismos y nos ubicaría camino a la modernidad. ¡Qué gran paso hacia adelante! Y logrado por nosotros como adultos que, se supone, somos.

Y si no somos demócratas y pensamos que el pueblo es irremediablemente estúpido y hay que guiarlo porque no sabe por sí mismo a dónde ir, entonces lo que pensamos es en una dictadura o un régimen autoritario. Noticias: ya tuvimos uno y fue un fiasco. Entre otras cosas nos heredó los prejuicios y clichés del llamado “nacionalismo revolucionario” con los que ahora tanto batallamos. Con mentiras como esta del nacionalismo petrolero nos engañaron por más de seis décadasmpara legitimar su hegemonía.

A fin de cuentas, los sistemas autoritarios y las dictaduras son un mal mayor ante las democracias, ciertamente despreciables, pero males menores.

Celebremos un referéndum y convirtámonos en uno de los pocos países del mundo que han sabido superar sus atavismos y mitos demagógicos y nacionalistoides de forma democrática. Se puede. Sería como un nuevo renacer, un verdadero día de la independencia. Un Estado de derecho se fundamenta en la voluntad de las mayorías, y una decisión de la envergadura del tema energético necesita, en nuestro país, del consenso de las urnas. Es una pena, pero la cuestión petrolera tiuene un innegable peso histórico, político, hasta psicológico en el mexicano. Yo digo que le demos la oportunidad de liberarse de este pesado fardo por sí mismo. ¡Qué importante sería eso! ¿Se dan cuenta? Y de ganar el No, pues eso nos confirmaría en el fatalismo de los complejos y el "ahí se va", pero ¡muy nuestro gusto, chingao!

México merece un referéndum. ¡Celebrémoslo, ya!

jueves, 1 de agosto de 2013

Chucho Benítez y el Qatargate


 
La lamentable e inusitada muerte de Chucho Benítez en Qatar (sí, con “Q”, ¡toma esa, RAE!) complica el escándalo internacional que estalló hace unos años con la sorpresiva y muy sospechosa designación por parte de la FIFA de este próspero estado del Golfo Pérsico como sede del Campeonato Mundial de Fútbol para 2022. En efecto, las circunstancias muy poco claras de lo sucedido con el ex estrella del América, y que pueden deberse a graves negligencias médicas y algunas cosas quizá peores, seguramente van a dar fuerza a quienes exigen que las autoridades del futbol mundial corrijan su decisión y le retiren a Qatar el privilegio de organizar el torneo, para otorgárselo a un país que cuente con condiciones verdaderamente óptimas.  

Lo del Chucho puede convertirse en un clavo más en el ataúd de las aspiraciones qataríes de confirmar la sede. A principios de este año, la revista France Football acusó abiertamente a Qatar de comprar la votación. “Qatargate”, tituló el semanario francés este reportaje de 20 páginas en el que denuncia la participación en el fraude de la FIFA, del gobierno francés de aquel entonces y en el que habrían participado personalidades como Zinedine Zidane y del presidente de la UEFA, Michel Platini.

El reportaje de marras afirma que pocos días antes la reunión de la FIFA en donde de manera completamente inusual y equívoca  se iban a elegir en una misma sesión dos sedes (para los torneos de 2018 y de 2022) se celebró una elegante cena en el Palacio del Eliseo, convocada por el a la sazón presidente galo Nicolas Sarkozy, en el que estuvieron presentes Platini, el emir de Qatar (el tan feo como rido sheikh Hamad Al Thani) y otros dirigentes de la FIFA. El compromiso concreto al que supuestamente se arribó en este ágape fue que a cambio del voto de Platini los qataríes invertirían dinero en el fútbol francés. Y de hecho así ha sido, con la compra del equipo Paris Saint Germain por la empresa Qatar Sport Investments. Platini no negó haber acudido a una cena, pero descartó por completo haber llegado a un acuerdo en torno al Mundial 2022. “Un día fui invitado por Sarkozy y, ¡zas! también estaba el sheik”, contó  el ex astro del fútbol francés para inmediatamente aclarar “Pero El señor Sarkozy no me pidió dar mi voto a Qatar, ¿Eh?, No crean, yo voté por Qatar porque creo que ya es hora de llevar el Mundial a esa parte del mundo”. Nobles intenciones las de Platini, ¡Qué duda cabe!

Qatar ganó la concesión del Mundial 2022 gracias al voto de 14 de los 22 miembros del ejecutivo de la FIFA. Los otros candidatos eran Australia, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos, que era favorito pero sólo recibió ocho votos. Así perdió el otrora imperio, ¡Cómo cambian los tiempos!

Por supuesto que en cuanto se supo la noticia de que un país sin tradición futbolística que cuenta con menos de dos millones de habitantes y donde la temperatura media a la sombra en los meses de verano (cuando se organizan los mundiales de fútbol) es de 45 grados a la sombra provocó un alud de críticas en todo el mundo, por no hablar de sospechas de corrupción, mismas que poco después fomentó aún más el expresidente de la CONCACAF, un señor de nombre Jack Warner, quien hizo correr el rumor de que cuatro miembros del comité habían recibido un total de 20 millones de dólares a cambio de votar por Qatar y hasta dio nombres: el camerunés Issa Hayatou, el paraguayo Nicolás Leoz, el argentino Julio Grondona y el guatemalteco Rafael Salguero.

Total, el escándalo se hizo tan grande que la FIFA ya declaró que no vuelve a pasar, de ninguna manera, nada de volver a elegir dos sedes para mundiales en un solo día y además se van a cambiar los sistemas de votaciones para la designación de futuras sedes de la Copa del Mundo. “Los próximos Mundiales ya no se elegirán con el voto de los 25 miembros del Comité Ejecutivo, sino con el voto de los 209 presidentes de cada federación de la FIFA. El Comité Ejecutivo se limitará a hacer un filtro para dejar en un máximo de tres países en los candidatos finales a organizar un Mundial”, explicó Joseph Blatter, el capo di tutti capi de esa mafia que es la FIFA. Pero todavía está pendiente que, de veras, la FIFA inicie una investigación que prometió después de publicado el reportaje Qatargate. Todavía se está a tiempo para corregir el error y reasignar la sede del mundial 2022. ¡Ojalá!

lunes, 29 de julio de 2013

La Pena de Bélgica


 
Bélgica tiene nuevo rey. Se trata de Felipe, hijo de Alberto II, quien abdicó hace poco tiempo a la corona. Se trata del segundo monarca europeo que abdica este año en favor de su primogénito, Ya lo había hecho Beatriz de Holanda en su hijo Guillermo-Alejandro. Esto de abdicar puede convertirse en moda. Mucho se habla de que la siguiente podría ser Isabel II, sobre todo ahora que ya tiene herederos hasta para tres generaciones, y muchos señalan con el dedo a Juan Carlos, el de España, Ya se verá. Lo que sí es seguro es que el nuevo rey Felipe llega en el momento más delicado en la historia de su pequeño, aunque prospero, país afectado por un serio conflicto separatista. La pena de Bélgica, como el título de aquella extraordinaria novela de Hugo Claus que trata sobre el colaboracionismo flamenco con los nazis. Aunque, que no cunda el pánico, amantes de la cerveza de alta fermentación. Yo no creo que Bélgica desaparezca. Este país nació gracias a necesidades geopolíticas concretas y se mantendrá en virtud a conveniencias económicas todavía más concretas.

Me explico. Las potencias necesitaban un “Estado colchón” entre ellas, y los flamencos y valones precisaban unirse para subsistir en una Europa conflictiva e inestable. Lo que hoy son Bélgica y Holanda eran una sola nación, hasta su separación en los siglos XVI y XVII consecuencia la disputa religiosa entre el norte (protestante) y Flandes (católico). Más tarde sobrevino la proclamación de los “Estados Belgas Unidos”, en 1790, que sólo sirvió para disimular el dominio austríaco sobre esos territorios durante los siete años siguientes, hasta que Napoleón se apoderó de Bélgica. En 1815, el famoso Congreso de Viena conformó los llamados Países Bajos, uniendo de nuevo a Bélgica y Holanda de una manera muy artificial. En 1830 los belgas obtuvieron la soberanía como un Estado neutral. Este matrimonio de conveniencia entre flamencos y valones funcionó a las mil maravillas pese a las diferencias lingüísticas y étnicas. A fin de cuentas, la alianza ayudo al país a sobrevivir a las contantes guerras y tensiones internacionales, a pesar de haber sido invadidos y ocupados dos veces por sus amables vecinos alemanes. Los belgas no sólo sobrevivieron, sino que hicieron dinero, y mucho. La expansión económica belga comenzó hacia 1885 explotando de forma criminal el territorio del Congo. Con ello, los belgas se pasaron de tales y perpetraron uno de los genocidios más espantosos de la historia. Fue un holocausto que costó la vida, según los historiadores, a 10 millones de personas, aproximadamente, además de que otros tantos millones fueron mutilados y torturados sin piedad por sus crueles opresores, sin distinción a que fueran flamencos o valones. El principal responsable de este latrocinio sin castigo, Leopoldo I, de quien todavía pueden verse lindas estatuas en varias ciudades del país, tanto flamencas como Valonas. La falta de escrúpulos no conoce diferencias de ningún tipo lingüístico o étnico, de eso ni hablar.

Esta Bélgica tan “próspera y humanista” fue clave en la creación de la Comunidad Económica Europea (Hoy Unión Europea) y un socio muy activo de la OTAN. Pero al final de la guerra fría, los flamencos empezaron a ver a los relativamente más pobres valones como una lacra, cómo unos “mantenidos” buenos para nada. A final de cuentas, el gran y honestísimo, negocio de la explotación de los diamantes africanos está en Amberes, ciudad flamenca. Es así que los ocultos conflictos étnicos que habían sido soterrados por los años de progreso y de peligros externos salió, repentinamente, a la superficie y han debilitado la estructura nacional. Desde los noventas, los gobiernos del país han sobrevivido a base de acuerdos de convivencia siempre provisionales y que en esencia han concedido a los flamencos cada vez mayores poderes de autonomía. Es cierto que hoy los valones están más hartos que nunca de consentir y de conceder cada vez más prerrogativas a sus encantadores “paisanos” quienes, impulsados por demagogos de extrema derecha, han asumido posiciones cada vez más soberbias y egoístas.

Hace algunos años, The Economist publicó un artículo a favor de la separación definitiva de este país el cual, según el semanario, ya había cumplido con su misión histórica. Pero muchos analistas más cínicos que los de The Economist (y el The Economist suele ser bastante cínico) piensan que tal cosa no sucederá por una sencilla razón: el complejo estatus de Bruselas, la capital del país y, más importante a estas alturas del partido, sede de la burocracia europea. Bruselas es la única región auténticamente bilingüe del país, cuyo estatus, en caso de separación, sería muy difícil de definir. Ahora bien, ser sede de las euro instituciones ha sido un negocio redondo para los belgas, uno que no se querrán perder almas tan caritativas como las que han demostrado tener los flamencos a lo largo de su tierna historia, y ni siquiera los valones, tildados de “ingenuos” no sólo por los mamones flamencos, sino por buena parte de Europa (¿El idiota de la familia?).

Así que, por conveniencia económica de ambas partes, tendremos Bélgica para rato. ¡Qué bueno! Una división complicaría aún más las de por sí maratónicas eliminatorias Europeas para el mundial y la Eurocopa.¡ Hasta Kazajstán, sí, el país centro asiático de Borat, se siente con derechos futbolero-europeístas!

lunes, 22 de julio de 2013

Detropía


 
La semana pasada la ciudad de Detroit se declaró formalmente en quiebra. Se esperaba. Como le pasa a mucha gente, yo también tengo fascinación por las imágenes de decadencia. Hoy la otrora relumbrante Detroit expone en sus calles imágenes que bien podrían haber sido sacadas de alguna de esas películas post apocalípticas. La que fue la cuarta ciudad más grande e importante de los Estados Unidos padece una debacle que, a su modo, no deja de ser bella. Desde sus días de gloria como la capital automovilística de Estados Unidos, Detroit ha perdido casi dos terceras partes de su población. Hay en la vieja Motown  800,000 estructuras vacías, la mayoría en estado ruinoso. Algunas de estas construcciones son verdaderamente magníficas. El deterioro de los antes antes los formidables edificios tiene un potencial artístico fenomenal e incluso ya está atrayendo cierto tipo de turismo sigamos “voyerista”. Mucho se ha fotografiado últimamente la decadencia de Detroit, y ciertamente hay algo de voyerismo en la fascinación por la decadencia de tan magníficas construcciones. Las ruinas aparecen ya hasta en las guías: la Estación Central de Michigan, la Planta Automotriz Packard, el Edificio Metropolitan, los más lujosos hoteles de principios de siglo, teatros, cines y residencias que van desde el estilo neogótico al Art Decó. Y lástima que algunos de los mejores ejemplos ya no existen, como fue el caso de los almacenes Hudson (demolidos en 1998) y del grandioso hotel Detroit Statler (derruido en 2005). Y es que La época dorada de Detroit fue verdaderamente excepcional. Después de Nueva York y Chicago los grandes arquitectos iban a Detroit. Se construía de acuerdo a los dictados de las modas de la época, con materiales de calidad de la mejor calidad y excelentes diseños. Por eso es que las ruinas de hoy son tan hermosas.

Hay cada vez más especialistas en fotografiar el ocaso de Detroit. Entrar en ellos, para fotografiar su letárgico derrumbe, debe ser es una experiencia abrumadora, como visitar la Acrópolis o las runas de Persépolis. El chileno Juan Carlos Vergara ha exhibido miles de fotografías. Incluso hace poco presentó una exposición sobre el tema en el Museo Nacional de Arquitectura de Washington bajo la rúbrica Detroit is no dry bones (Detroit no es hueso desnudo). También hace poco salió publicado el libro The Ruins of Detroit, que recoge fotografías de los franceses Yves Marchand y Romain Meffre, quienes muestran a través de sus instantáneas la cruda realidad de una ciudad cada vez más abatida y solitaria. Heidi Ewing y Rachel Gradyy filmaron un interesante un documental titulado Detropia, la revista Time dedicó hace un par de años un número completo a las imágenes de tan impresionante la decadencia urbana e incluso el cine ha incursionado en el tema, recuérdese la estupenda película Gran Torino, con Clint Eastwood.

En la historia del urbanismo, mucho se ha escrito sobre los temas de cómo ampliar eficazmente los grandes centros urbanos, pero poco hay sobre el fenómeno de la contracción de ciudades, y esta se está convirtiendo en una historia común tanto en el Medio Oeste norteamericano como en otros países (la ex RDA en Alemania, Rusia, el noreste de Inglaterra), ciudades ubicadas en zonas de clima poco acogedor pero que en su día atrajeron gente gracias a el auge de la industrialización. Así se expandieron Cincinnati, Búfalo, Detroit, Cleveland y Pittsburgh. Pero tras terminada la Segunda Guerra Mundial comenzaron un lento declive. Menos fábricas y menos oportunidades de trabajo significaron menos población. Las clases altas y medias optaron por emigrar a los suburbios. Así, el descenso de la población en una ciudad presenta muchos desafíos: se recaudan menos impuestos, el aparato gubernamental deja de estar equipado y no puede prestar servicios, la ciudad se convierte en un lugar menos apetecible para vivir. Detroit se ha convertido en la segunda ciudad más violenta de Estados Unidos. La más violenta no se halla muy lejos, ya que se trata de Flint, Michigan. El desempleo es galopante (con un índice real del 50%) y con un 36% de los residentes viven por debajo del nivel de la pobreza. Así, los que se quedan en Detroit lo hacen porque no tienen más remedio que permanecer ah, es gente con pocos recursos o emigrantes llegados de las guerras gringas como las de Oriente Medio o Indochina, tal y como se ve, precisamente, en Gran Torino. Y las locuras no se hacen esperar. La destrucción por festejar un triunfo deportivo de los Tigres en Beisbol o de los Red Wings en Hockey es de escándalo, lo mismo que las celebraciones de Halloween, donde algunos pobladores se divierten provocando pavorosos incendios en las casa deshabitadas.

Detroit, la Motown, la urbe invencible y esplendorosa de la General Motors, Ford y Crysler, cuna de los seductores Cadillac y de la música (entre otros) de John Lee Hooker es la perfecta metáfora distópica del siglo XXI. Su florecimiento duró unos 70 años. Hoy, avanzar por sus ruinas, casas incendiadas, rascacielos vacíos, sus espacios ignotos y su downtown pleno de soberbios edificios moribundos hoy sólo habitados por indigentes, alimañas y hasta coyotes debe ser una de las emociones más fuertes con las que puede enfrentarse un viajero aventurado.

viernes, 19 de julio de 2013

¡Italia no Merece a esa Ministra!


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Hace algunos días comentábamos en El Oso Bruno (y en el Diario Digital www.30dias.net) editorial de 30 Días sobre innumerables e ignominiosos insultos machistas que debió tolerar la ex primera ministra australiana Julia Gillard durante su gestión como jefa de gobierno. Pues bien, esos denuestos tan abominables se quedan cortos comparados con lo que la ministra de Integración italiana, Cecile Kyenge, debe enfrentar en Italia, un país otrora grande por sus aportaciones a la cultura universal pero que hoy es (des) gobernada por una caterva de bandoleros y patanes de la peor ralea personificados en la repugnante personita del “Cavalier” Silvio Berlusconi.

Desde que Cecile Kyenge fue nombrada la primera ministra de raza negra el pasado abril, esta política de origen congoleño ha tenido que soportar denigrantes apodos xenófobos y sexistas como “orangután congoleño” o “integrante de la república de bonga bonga”. Ambos comentarios provienen de miembros de la Liga del Norte, una organización populista de lo más pedestre surgida a finales de los años ochenta en las regiones norteñas italianas que desde su fundación se ha caracterizado por su racismo y por incitar el odio a todo lo que no “piensa” como sus impresentables militantes y líderes. Más grave fue la declaración del senador Roberto Calderoli, también de la infame Liga Norte y (por añadidura) vicepresidente del Senado, quien afirmó que afirmaba que Kyenge “estaría mejor trabajando como ministra en el Congo, ya que pretende imponer en Italia sus tradiciones tribales”. Para redondear la diatriba, este remedo de legislador hizo una comparación entre los rasgos de Kyenge y los de un orangután: “Cuando veo fotografías de la susodicha ministra no puedo evitar pensar en los rasgos de un orangután”. Sobre el particular, no resisto decir que después de ver la cara anodina y algo idiotizada de Calderoli no pude pensar sino que el senador no está para criticar las apariencias de nadie. Y aquí no acaba la cosa una ¡mujer! dirigente regional de la Liga Norte, una tal Dolores Valandro, escribió un mensaje en Facebook expresamente se preguntaba: “¿Por qué no viola alguien a Kyenge para que pueda entender cómo se sienten las víctimas de estos horribles crímenes?”. Con ello, Valandro hacía alusión a que la mayoría de los asaltos a mujeres en Italia provienen de inmigrantes. Y el linchamiento verbal no acaba en los políticos, las redes sociales italianas  han sido una plataforma de duros ataques contra la ministra italiana de Integración escritos por una buena cantidad de ciudadanos italianos “de a pie”.

 

Kyenge, ha reaccionado con inteligencia y clase. No pidió la renuncia de Calderoli, sino que pidió a todos los políticos que “reflexionen sobre el uso de la comunicación”, puesto que sus palabras “pesan”, especialmente aquellas dichas por los políticos de más alto rango. “deberían darse cuenta de que hablan representando a los ciudadanos y a Italia y que dan al país mala fama con este tipo de incidentes”. A la pregunta que le hizo en una entrevista la Deutsche Welle de si consideraba a Italia un país racista, la ministra, cautelosa, respondió: “Es una pregunta difícil, pero yo siempre he dicho que, pese a todo, Italia no es un país racista sino una sociedad que necesita saber más sobre inmigración y el valor de la diversidad. Quizás lo que más nos falta es una cultura de la inmigración. Solo después de que el país haya progresado en estos ámbitos podremos juzgar si es racista o no. Además, en todo caso hay que comprender que el fenómeno de la inmigración en Italia es relativamente nuevo, en comparación con otros países europeos. Recuérdese que en 1990, el porcentaje de extranjeros en la población italiana era de aproximadamente un 2 por ciento. A día de hoy ha aumentado a un 7.5 por ciento.”

La estatura moral y política exhibida por Kyenge demuestra que por lo menos uno de los estúpidos comentarios hechos con el propósito de denigrarla tiene algo de razón: ella debería ser ministra en el Congo y no en Italia, pero porque Italia sobradamente en los útimos años  ha demostrado ser una democracia en franca decadencia que no merece tener en su gobierno a una persona de tan alta categoría. Italia lo que merece es a Silvio Berlusconi, ese su espejo, un individuo chabacano que  no tiene miedo ni vergüenza en exhibirse como un vulgar machista e ignorante, un cínico que disfruta sin pudores de la corrupción y que es un fanfarrón de antología.

Berlusconi encarna una especie de versión caricaturizada del ideal de vida italiano. Y, justamente porque es una caricatura se le permiten ciertas exageraciones. Los italianos lo escuchan, lo observan en la plenitud de su vulgaridad y quedan encantados. Se ven en él. No merecen más.