Recibí una respuesta del distinguido maestro Federico Anaya respecto a nuestro diálogo sobre Chávez. Me invita mi interlocutor a dejar moralismos y puritanismos a la hora de enjuiciar al mandatario bolivariano. Con gusto lo hago y mi conclusión del personaje tras hacer un descarnado análisis desde la perspectiva de la realpolitik es: ¡El Sr. es, también y para colmo, un pésimo alumno de Maquiavelo! Mis respuestas van en las consabidas rojitas chavistas.
Ene. 17, 201028 Nivoso del Año 222 de la Gran RevoluciónMatlaktli-wan-ome-Malinalli (12-Hierba)Atemostli (Mes en que se esconden las aguas)Matlaktli-wan-sé-Tochtli-Ílwitl (Año 11-Conejo)México-Tenochtitlan, Distrito Federal, República Mexicana Pedro y alterem compañerosSALUD Y REPÚBLICA
En general, se critica a Chávez que maniobre políticamente y manipule en su beneficio las normas jurídicas ó constitucionales y las reglas de la convivencia política. Me parece legítimo hacer la crítica. Sin embargo, tal posición quedará “desencantada” en los dos sentidos de la palabra, es decir, desilusionada y despojada de su magia, cuando recordemos que en la realidad todos los políticos hacen lo mismo.
Me adelanto a los críticos que ya desde ahora sacan sus afilados cuchillos anti-pragmáticos: mi posición no asume que sea cierto el apotegma cínico de que como todos hacen igual, es legítimo que yo haga el mal. Para ser cínico hay que aceptar un referente moral (que no ético) con el cual es posible marcar de “buenas” ó “malas” ciertas prácticas; y luego decir cínicamente que me da lo mismo ser bueno o malo. NO. Yo parto de una postura más “dura” para quienes gustan de juzgar moralmente el mundo (ó para aquéllos que lo hacen en automático, sin darse cuenta): NO existe referente válido que separe el “bien” del “mal” en abstracto. Las reglas morales, en este sentido, SON SIEMPRE FALSAS e inaplicables para todos aquéllos que no las acepten de entrada. El ejemplo más claro de aquésto son los europeos cristianos que llaman “diabólicos” los ritos de la religión mexica. ¡¿A los mexica qué “diablos” les importa este juicio?! ¡Nada! (Acabo de releer mi La Conquista de América: El problema del Otro de Tzevan Todorov.) Dicho al revés: las acciones que el juzgador ve como inmorales el actor las puede ver como morales en tanto que usa otro referente. Así las cosas, estamos en una trampa: ¿es posible juzgar los actos políticos? Mi respuesta es que sí es posible, pero éticamente, es decir partir de la construcción una base valorativa adecuada al caso y de un proceso de análisis que permita comprender a todos los actores en el escenario político. Es decir, para hacer juicios éticos sobre la sociedad política moderna debemos allegarnos de análisis antropológicos y sociológicos lo más complejos y lo más serios posibles. Con ese instrumental podremos juzgar de modo más efectivo… y no será con polaridades simples de “bueno” y “malo” sino con instrumentales más delicados. Se me ocurre que ante la lucha política, quien observa y pretenda juzgar debe comprender la situación de todos los actores, cómo se ve a sí mismo cada uno de ellos y cómo se interrelacionan todos. Luego debe cuestionarse si, en el contexto descrito, los actores aplicaron lo que los británicos llaman fair-play. Y finalmente, debe evaluar si la relación entre dolor causado y dolor evitado en la mayor parte de las personas humanas involucradas permite concluir que un acto político valía la pena.
Federico, lo que expones aquí es un relativismo radical y no otra cosa. Dices de forma clara y contundente “NO (las mayúsculas son tuyas) existe referente válido que separe el “bien” del “mal” en abstracto. Las reglas morales, en este sentido, SON SIEMPRE FALSAS (las mayúsculas son tuyas, again) e inaplicables para todos aquéllos que no las acepten de entrada”. Si aceptamos esa premisa, entonces todo es justificable. ¿Por qué nos enojamos con los gringos, si para ellos es una virtud ser dominantes (eso les enseñaron en su destino manifiesto)? ¿Por qué nos desgarramos las vestiduras ante las iniquidades del capitalismo, si para los grandes capitales lo único bueno es hacer dinero y explotar al prójimo? ¿Por que denunciamos a los racistas y los maltratos a las minorías étnicas, si para los racistas su raza es la superior?
Pero está bien, amigo, seamos relativistas. De hecho, me encanta la idea, más de lo que te imaginas.
Prevenido contra el ataque de ser cínico, quiero decir que los argumentos de Pedro respecto al chavismo pecan de parciales. Unos, por detenerse retóricamente en el lugar adonde no hay modo que el juzgado quede bien ó pueda reivindicarse. Tal es el caso del comentario “¡qué oportuno!” sobre las leyes habilitadoras sacadas en contexto del desastre natural. La pregunta, para un observador que realmente conozca el juego político, es si ese tipo de maniobra cuadra en el fair-play posible en el escenario político venezolano de hoy en día. Mi respuesta tentativa (porque no me considero experto en el juego político venezolano) es que la medida de Chávez sí cuadra en el fair-play posible.
Me explico. Descrito como lo hace Pedro, el acto de Chávez es un “abuso evidente” pues se aprovecha de un desastre natural para obtener poderes legislativos especiales por año y medio. Pero hay algo más que no dice ni Pedro ni nuestro periodista comprometido estadounidense (que indudablemente escribe como propagandista de Chávez). Resulta que los últimos resultados electorales no fueron tan buenos para el chavismo como aparentaban las nuevas que Tirios y Troyanos publicitaron. La nota preponderante fue que el Chavismo seguía dominando y que la oposición tan sólo había logrado quitar a los chavistas la mayoría calificada que requerían para dar a su Presidente “leyes habilitadoras”. En números, la nota era que Chávez dominaba dos tercios del espectro electoral y que la oposición sólo un tercio. El problema es que este es solamente el reflejo parlamentario de las votaciones. En términos de voto emitido, la elección fue un empate muy cerrado: cercano al 50/50 e incluso con una ligera ventaja para la oposición.
Esto es lo que más me preocupa del fenómeno chavista desde el punto de vista de la realpolitik: 10 años regalando dinero a manos llenas, y Chávez tiene una oposición del 50%. ¡La mitad de sus gobernados no lo quiere! Y eso que ha vivido bonanza económica. ¿Pués que clase de “Hombre de Poder es”. Hitler, el Duce, Fidel, Mao y tantos más gozaron de popularidades muy, pero muy superiores en sus buenos tiempos. Sí así es ahora, ¿Cómo le irán las cosas al Comandante cuando el petróleo baje de precio?
Hace años, el buen Juan Pedro Viqueira, en un trabajo de análisis de tendencias de largo plazo en las elecciones chiapanecas, nos recordaba que las elecciones más interesantes no son aquéllas en que el ganador gana por una holgada ventaja (2 a 1), sino aquéllas en que la diferencia entre el primero y segundo lugares es de menos del 10%. En esas localidades, recordaba, la posibilidad de un cambio en la siguiente elección son altísimas. Más en profundo, esas elecciones señalan que el electorado no ha formado un consenso general a favor de nadie y que, en cualquier momento, podría cambiar de opinión.
El chavismo ha leído correctamente el mensaje. Sus opositores podrían muy bien posicionarse en la siguiente elección como mayoría. Serán probablemente una mayoría marginal, igual que hoy el oficialismo es mayoría marginal. En consecuencia, la maniobra de las leyes habilitantes por un año y medio tiene cierto sentido. (Lo que quiero resaltar es que, estando la Constitución Venezolana como está, en el futuro un gobierno anti-chavista tendrá la misma oportunidad de ganar para sí leyes habilitantes similares. Por eso mi General Cárdenas y su roja legislatura eliminaron esa institución en el México de los 1930’s.)
Qué pena que hayan tenido que hacer tantos malabares para ganar unas tristes elecciones legislativas. Pésima señal.
Antes de completar el sentido de fair-play que veo en el caso, quisiera decir que Pedro dejó de aprovechar los datos que nos aportó acerca de las malas consecuencias de las políticas chavistas para fortalecer su posición. Es muy probable que sean esos defectos del desempeño gubernamental venezolano lo que permite a los opositores recoger mayor cantidad de votos en este momento.
Bueno Federico, en virtud a que andamos en los plácidos terrenos del relativismo no te voy a sermonear con todas esas pavadas de división de poderes, check and balances, etc. A mí lo que me llama la atención, insisto, y hablando desde el más puro maquiavelismo, es que Chávez ya ofreció limitar la habilitante a cinco meses. Además, se echó para atrás en lo concerniente a abolir la libertad de cátedra en las universidades. Lo hace porque a más de diez años en el poder el señor tiene a la mitad de la población en contra pese a su clientelismo…..no, basta de eso, llamémosle pese a sus medidas “en beneficio de los pobres”. Chávez no puede imponerse, y no por demócrata o “buena gente” ya que quedamos en que esos términos son relativos. Desde su punto de vista su revolución bolivariana debe prevalecer a como dé lugar. No puede ¿Qué pasa?
Algo le falla al hombre de poder, y no cualquier cosa. Esos “defectos del desempeño gubernamental”, como los llamas, han de ser bastante graves para tener a la mitad de la gente enojada.
En la sección más amplia de sus comentarios, Pedro se extiende al explicarnos los defectos de la política económica de Chávez. No siendo experto en Venezuela, y no teniendo otra fuente de información, me inclino hoy por concederle veracidad a sus dichos. Lo que no me cuadra es su opening statement: «gracias al uso clientelar, meramente asistencialista y sesgado que el régimen chavista dio a la riqueza generada por el boom petrolero verificado entre los años 2004-2008…» Es de suyo obvio que los tres juicios son juicios de valor … de ésos que el campo social que suele hacer críticas como las que aquí vemos estipula que no deben hacerse, por cierto. Clientelar, asistencialista, sesgado…
Me parece completamente honesto, lógico y congruente que en una democracia los partidos políticos y sus líderes sean leales a sus clientelas. (Por eso me saca de balance que el Sr.Obama siga beneficiando a quienes no son sus clientes, pero esa es otra república americana y no la que estamos debatiendo hoy.) Ahora bien, cuando las clientelas son demográficamente pequeñas, económicamente bien dotadas y políticamente bien conectadas, su relación de los gobiernos a ellas afines no requiere mayores aparatos ni logística. A veces, en los sistemas políticos más primitivos, la liga entre clientes y líder es hasta familiar. Los económicamente poderosos no dejan de recordar las ventajas de esto, como el Sr.Servitje y sus hijas y nietos… pero eso es aún otra república y no Venezuela. Lo que aquí me interesa decir es que cuando la clientela de un político es todo lo contrario, es decir, cuando es demográficamente grande, económicamente débil y políticamente desconectada; ligarse a ella requiere la construcción de una logística, de un aparato y de una serie de “correas de trasmisión” que no están ni previstas en la sociedad ex-ante ni controladas por los mecanismos democráticos. (Este es un “pecado” de las democracias burguesas que suelen pagar muy caro cuando excluyen a mucha gente…)
Sobre el cargo de asistencialismo avanzo sólo una imagen. Se suele decir, entre las ONG’s bienpensantes y aborrecedoras del populismo (que las hay Pedro, que las hay y no son pocas) que no debemos dar al hambiento un pescado, sino enseñarle a pescar. Yo contesto siempre: al hambriento no le vendría mal ese pescado mientras que termina el curso de pesca y averiguamos en dónde es que podrá pescar nuestro pescador graduado.
El problema es que te quedes en darle el pescado sin enseñarle a pescar. Chávez y los populistas se quedan en el regalo. Naciones como los tigres asiáticos, Chile, Brasil, India y otras más ofrecen alternativas de desarrollo. No solo ofrecen asistencialismo. Educan, construyen infraestructuras, exportan, diversifican la economía.
La desigualdad del ingreso (en cuyos récords Latinoamérica es líder) es tal que toda política social seria debe considerar transferencias netas de ingreso a los pobres. Y esto, por donde queramos verlo, es asistencialismo. No hay de otra. (Tema para la Academia: hay una línea de continuidad entre las tareas gubernamentales de asistencia social y las de desarrollo social, no se trata de opuestos.) En esto, recomiendo que meditemos seriamente las propuestas del ingreso ciudadano universal que aseguraría una base mínima de consumo necesario a todos los seres humanos. Esta discusión, Pedro, requiere despejar de nuestras mentes las telarañas moralistas que nuestros ancestros malamente cristianos nos dejaron: no todos los ingresos del ser humano deben provenir de su “honesto trabajo”, un mínimo de ellos le es propio por su llana dignidad como persona.
Sobre el cargo de sesgado, me repito en lo ya aclarado: ¡obviamente sesgado! En la competición política es válido usar mis políticas públicas para sostenerme en el poder. El régimen democrático controlará el abuso que cause este sesgo. For the problems of Democracy, dicen los estadounidenses, more Democracy.
Y a santo de ésto sí digo que Pedro abusa de su crítica e injustamente menosprecia el sistema democrático venezolano al decir que Chávez es un dictador … “Cierto que aún mantiene cierta fachada democrática, pero todo el sistema electoral está diseñado para beneficiar al oficialismo tal como sucedió por décadas en México con el PRI.”
Pedro acaso no lo recuerde, pero en Regeneración, (por supuesto que me acuerdo y por ello mucho te admiro hasta la fecha) un grupillo de la Fac de Derecho de la UNAM de los años 1986-87, solíamos decir que “todo por servir se acaba” y que los regímenes políticos son como los buenos puros “dulces al principio y amargos al final”. Los regenerados fuimos ceuístas y neocardenistas casi de inmediato porque en aquéllos fines de los 1980’s, el régimen de la postrevolución estaba casi completamente descascarado. Pero sabíamos –porque recordábamos algunos de nosotros el contexto de nuestros padres ó abuelos– que antaño habríamos sido callistas contra los cristeros y los vasconcelistas; así como cardenistas empistolados contra los partidarios reaccionarios de Almazán. El fair-play político depende de las correlaciones de fuerza realmente existentes. Los liberales británicos de 1900 no tenían empacho en considerar a Oliver Cromwell un héroe y le levantaron estatuas que horrorizaban las buenas conciencias de los que adoraban la memoria del decapitado Rey Carlos I.
La democracia venezolana, me parece, no es fachada. Tan no lo es, que la oposición puede jalar la mitad de los votantes en 2010 y, poco antes, parar la reforma constitucional que habría dado a Chávez la presidencia perpetua. Esta es una de las características extrañas (hay que estudiarla, no sólo despreciarla) de los nuevos regímenes populistas latinoamericanos.
Por otro lado, revisemos cómo se han comportado las contrapartes anti-populistas en todos estos países. No son dechados de la pureza democrática que presumiría un posicionamiento como el de Pedro. (Porque, reconozcamos la realidad política en la que los debatientes nos encontramos, no podemos dejar de ubicar nuestras personas respecto de aquéllos a quienes juzgamos.) Quedándonos en Venezuela, sólo señalo que quienes rompieron la legalidad y perpetraron un golpe de Estado en 2002 son quienes hoy se dicen defensores de la democracia. (Y no me digan que como Chávez lo intentó igual, ahora ellos tenían derecho a hacerlo, porque entonces ya no serían congruentes con su propio argumento y estarían cercanos al mío. Chávez pagó su infracción ahora ellos deben pagar la suya. Simple fair-play.)
Siguiendo la afirmación de dictadura que hace Pedro, aunque no tengo las cifras, ¿alguien me puede decir qué porcentaje del espectro radioeléctrico dominan aún las compañías privadas en Venezuela hoy día y cómo ha ido evolucionando el régimen de propiedad del mismo en el último medio siglo? Cuando el escándalo de la no-renovación de una concesión de TV luego del fallido golpe, me parece haber leído que, incluso sin esa concesión, la mayor parte del espectro era dominado por los privados. ¿A dónde la dictadura?
Es indudable que contar con el gobierno de un Estado nacional implica una enorme fuerza para cualquier actor socio-político. Precisamente por ello las elecciones abiertas, periódicas y serias son tan importantes. De hecho, el conundrum de la democracia representativa en todas las sociedades analizadas por los occidentales, de la Roma republicana a nuestros días, es encontrar el modo en que un sistema sea verdaderamente representativo sin que se vuelva instrumento de la venganza social de los excluidos económicamente. (Ahhh, pero eso de la representatividad es tan relativo) No otra cosa se planteaban los patricios sensatos que apoyaban a los hermanos Graco; no otra cosa representaba Cayo Mario (aunque él sí terminó su vida en plan de vindicta popularis); no otra cosa es lo que defendieron y lograron imponer los cesarianos. No los aburro, pero encontrarán exactamente el mismo problema en la Revolución Holandesa contra el Rey Católico en los siglos XVI-XVII; en la Revolución Inglesa de los levellers y Cromwell de mediados del siglo XVII; entre los radicales de Nueva Inglaterra entre 1776 y 1789; y por supuesto en las tres grandes revoluciones canónicas del socialismo internacional: la Francesa de 1789 y 1793; la Rusa de 1917 y la China maoísta circa 1950. Y, aunque a la criollada mexicana no le guste, la misma tragedia con el mismo argumento base escenificamos nosotros entre 1914 y 1917 durante lo que llamamos “la crisis de facciones” de nuestra propia y nada despreciable Revolución.
No me extraña que lo mismo ocurra en la tropical Venezuela.
Pedro nos dice, y dice bien, en resumen, que Chávez aprovechó el boom petrolero de 2004-2008 para hacer transferencias monetarias masivas a sectores antes excluidos; y que estos sectores mejoraron su posición en esos años. Agrega, un poco más adelante, siguiendo los datos de la estadística oficial venezolana, que las mejoras entre los pobres se dieron a lo largo de la década 1997-2007. Pongamos seria atención en esto: Pedro nos dice que el gobierno venezolano (ese que con tan “mal gusto” mezcla elecciones periódicas y competidas con faramallas de political bully desde la palestra presidencial) hizo algo bien por los pobres de su país. No dije todo.
Pedro acota sus dos concesiones al hecho de que las mejoras de la década 1997-2007 eran sólo «“puerta para adentro” de sus casas, puesto que en lo que se refiere a servicios públicos, vivienda, vialidad, sistema de recolección de basura, las cosas han empeorado en los últimos años». De nuevo, no soy experto en Venezuela, pero asumo por propia la probanza de mi oponente. Sin embargo, redarguyo: (perdón por la expresión leguleya, pero acabo de tropezar con ella y no deseo desperdiciarla). El diagnóstico de Pedro nos indicaría que, dentro del instrumental de políticas públicas disponible, el gobierno tiene cierto control y eficacia en las transferencias monetarias. Es decir, puede aumentar el ingreso de las familias marginales. Sin embargo, no tiene capacidad ni instrumentos para transformar las infraestructuras mayores –ó buscar esa capacidad lleva al extremos de regimentar excesivamente la relación entre Gobierno jecutivo y sociedad civil (lato senso: incluye ONG’s burguesas y organizaciones sociales variopintas). Un ejemplo de lo anterior serían las cocinas comunitarias, cuyo eficiente funcionamiento requiere de una distribución de insumos diaria y territorialmente amplia que sólo las fuerzas armadas están en condición de proveer –dado que el mercado no lo hace porque no hay allí ganancia. (Por cierto, Adam Smith señalaría, ante ese problema específico, que es propio y correcto que el Gobierno intervenga [incluso su sección logística dura y uniformada] para prestar el servicio público que logre la igualdad de los actores del mercado. Leamos completa La Riqueza de las Naciones… ya es hora.)
De hecho, el argumento de Pedro claramente construye el escenario que señalo: Nos dice que hay una tendencia de mejoría para los pobres venezolanos en un periodo largo (1997-2007) y que en la última parte del mismo (2004-2008) se aprovecha el boom petrolero para lanzar las misiones de una manera más sistemática. ¡A mí me parece un ejemplo muy claro de no-non sense policies! Hago algo de manera sistemática, pero no llego más que de puertas-adentro; apenas tengo excedentes en cash, lo derivo a ese mismo sector. La cosa es ayudar… es igualar, … lo que implica crear condiciones de igualdad para la participación de más gente en los mercados. Lo mismo aplica con la crisis de 2008: apenas no tengo dinero, me retrotaigo. Y sí, es probable que la baja en mi capacidad de atención implique una baja en mi simpatía electoral. Nada más natural, entonces que el resultado 50/50 de 2010. Una mitad sigue agradecida de lo recibido (que hace diferencia política legítima ante el desprecio del sistema de partidos burgueses previo); otra mitad busca alternativas y vota por los opositores. Simple no-nonsense.
Aquí la crítica de Pedro es que Chávez no ha despetrolizado la economía venezolana. Lo concedo. La pregunta relevante es si ese objetivo debe tener prioridad por sobre las políticas igualitarias. Creo, con toda sinceridad, que la argumentación de Pedro le queda mucho mejor a Carlos Andrés Pérez, quien gozó en su primer mandato de un boom petrolero más prolongado y sistémicamente favorable –logrando un equivalente “mal resultado” en materia de petrolización SIN BENEFICIAR A LAS MAYORÍAS. (Por cierto, ¡este es precisamente el argumento original del movimiento chavista contra el viejo régimen electoral caraqueño!) (Otro por cierto: nada más por esto deberían exigir que cuando finalmente entierren el fiambre del Viejo Adeco, le quiten las insignias nacionales… los símbolos cuentan.)
Y, como sería yo incapaz de guardar dardos polémicos, quisiera que pensáramos con seriedad que, a veces, lo perfecto es enemigo de lo bueno y lo urgente necesariamente quita el asiento a lo importante. Un Estado nacional geopolíticamente subordinado tiene menos instrumental para atender sus crisis sistémicas. (Ojo: incluso los grandes gobiernos de las grandes potencias están de algún modo atados de manos: check-out Enron and BP scandals.) En malas condiciones, es relevante que un gobierno latinoamericano ponga por prioridad las transferencias monetarias y la construcción (incluso a tontas y locas keynesianas) de infraestructuras mínimas. Lo triste (para la gente) y bueno (para los analistas) es que tenemos casos-ejemplo de contraste. México es uno dellos. La crisis 2008-2011 nos ha pegado igual que a Venezuela, pero nuestros pobres no habían reducido su mala situación como los de allá. En este contexto, la relativa despetrolización de nuestra economía no me parece tan bella…
Y México tenía ventajas comparativas en 1982 que le permitían despetrolizar mejor y más rápido… (la geopolítica existe). Pero mi dardo no es el ejemplo mexicano,… sino el libio.
Kadafi es impresentable de entrada (y aquí me refiero a ese extraño modo de envejecer que tiene, nada más); pero su revolución verde así como su política de transferencias a partir de una petrolizadísima economía me parecen relevantes para nuestro debate. El desierto libio poco (si no es que nada) deja aparte del petróleo. La Jamarijiyya (creo que así se dice) aseguró por una buena temporada (no estoy actualizado, mis datos se terminan a mediados de los 1990’s) un reparto bastante igualitario de las ganancias petroleras. Eso, más el hecho de que había poquísimos libios involucrados en el problema (ayuda ser desierto y tener poca población –lo que es un pleonasmo en Castellano antiguo), mostraría que hay “buenas” petrolizaciones.
Comentario general: los argumentos rational-choiceros, que siempre se asoman detrás de estos debates, cometen el “pecado-argumentativo” de prohibir toda ideologización salvo la propia. Son ciegos al hecho de que son tan ideológicos como sus oponentes. Acaso la diferencia es que su ideología es tan simplona (shalow) que parece inexistente. Cuidémonos de recordar que cada caso debe ser analizado en su contexto completo y que, como decía un viejo Chief Justice en Washington, D.C.: siempre hay, por lo menos, dos versiones de la misma historia.
Aparte de lo anterior, Pedro toca algunos otros temas de paso. Igualmente me refiero a ellos.
No señor, ya me bajé (o me subí, si prefieres) al carro del reltivismo y de ahí no me bajo. Nada de ideología. Este fenómeno del populismo no nació con Chávez. Ha aparecido y seguirá apareciendo en el mundo desde hace mucho y seguirá apareciendo, a la izquierda y derecha de los espectros políticos. La razón es sencilla. Gobierna regalando dinero y serás popular. Tienes recursos, alivias problemas a la gente más desprotegida, repartes, compras lealtades y votos, y ya está. El problema es que el cuerno de la abundancia suele agotarse y si para entonces no has construido una alternativa viable para la distribución sostenible del ingreso todo se cae como un castillo de naipes.
Citas México y tu loable experiencia en Regeneración. Pues pasó en México, que los recursos empezaron a escasear, la gente (hasta en la facu de Derecho) de pronto empezó a ver lo horrible que era el sistema y lo cambio por otro. De haber seguido habiendo recursos, todos felices, pero el Estado quebró y nos dimos cuenta que éramos una economía petrolizada con unas cifras sociales pavorosas. Se cayó el teatrito. Y así llueven los ejemplos. Regímenes democráticos, autoritarios, de derecha, de izquierda, que se dedicaron a transferir capitales a las masas con estrategias asistencialistas sin preocuparse de construir infraestructuras, desarrollar estrategias productivas de largo plazo o preparar a la población para la creciente competencia internacional acaban perdiendo el poder y abominadas por la gente. El PRI es un caso. El bipartidismo venezolano Adecos-Copei fue otro. Por el contrario, regímenes que tienen la sabiduría de construir para el futuro y no solo regalar dinero a manos llenas a los pobres sobresalen a final de cuentas: ¿Qué pasó en Coera del Sur, que en 1960 no tenía ni la mitad del PIB mexicano de aquel entonces y hoy es una potencia donde la pobreza ha dejado de ser el principal problema nacional? ¿Qué pasa en Chile, Brasil, Taiwan, China, Singapur, la India? Pues que no se conforman con el mero asistencialismo, sino que forman, educan, construyen, exportan, compiten, etc. Para estadistas como Lew Kuan Yew, Deng Xiao Ping, Chiang Kuo, Park Chun Hee lo más importante no eran pendejadas como los derechos humanos, la democracia y esas cosas tan relativas. Ellos querían construir un sistema que perdurara en el tiempo. Lo lograron.
Ahora bien, volviendo a Venezuela, como sabes y citas el populismo no nació con Chávez. Carlos Andrés Pérez también fue clientelar a morir. Repartió a los pobres dinero a manos llenas y se hizo muy, muy popular por algún tiempo….claro, hasta el crack petrolero. Vendió, cómo hoy lo hace su némesis Chávez, la ilusión de riqueza y cuando esta se evaporó la gente casi lo lincha. Mala estrategia para cualquier régimen que pretenda eternizarse en el poder depender meramente de las inestables clientelas, tan volubles y tan dependientes de los vaivenes de la economía internacional.
Libia es otro caso de un dictador ineficiente. Presenta mejores cifras sociales en relación al resto de África, pero es un país sumamente improductivo, dependiente al 100% de sus reservas energéticas y ni así es capaz de darle empleo a todos sus habitantes, por otra parte no demasiado numerosos. La emigración de libios a Europa crece con las horas
Lo objetivo, más allá de moralismos, es que Venezuela fracasa en diversificar su economía ya que el régimen está muy preocupado en mantener a sus clientelas con subsidios facilones. Esto se le revirtió a CAP en los ochentas, con mayor razón se le revertirá a un caudillo que a más de diez años de gobierno intensamente clientelar....no, perdón, digamos popular y benefactor de las mayorías tiene al 50% de la población en contra. Simple common sense
A. NED, la conspiración estadounidense y la subversión antichavista.-
No nos hagamos vanas ilusiones. El imperialismo existe y funciona de manera muy irracional. El profesor Mujal-León, experto georgetownita en Cuba, melancólico, me dijo un día que al final del camino, la única razón por la que el embargo estadounidense seguiría (¡era 1993!) era porque los cubanos se habían atrevido a decirle a Washington que harían lo que ellos querían y que eso era “inaceptable”… Antes del boom de estudios sobre la intervención de EUA en Latinoamérica (consultar los trabajos de Kate Doyle y el National Security Archive), sólo teníamos los testimonios muy poéticos de Eduardo Galeano y la sistematización de Gregorio Selzer; pero hoy hay documentos duros. Lo de Assange y Wikilieaks, pese a su masividad, es sólo la emergencia de un iceberg inmenso, que corrobora y da contexto sobre el decision-making process del US-DOE.
Ahora bien, el argumento de Pedro de que las filtraciones de Assange no hacen prueba dura me recuerda el dicho de mi viejo maestro Gutiérrez y González: estamos diciendo que son cabrones, no que sean pendejos. Pero no hay bronca, gracias a Doyle y a muchos otros, sabemos en qué terminaron las malas opiniones de los informantes diplomáticos-et-al de la república imperial (y aquí sigo a Gore Vidal, no a Chomsky, para no ofender a quienes me lean y no sean de Izquierdas).
Yo me sostengo en el relativismo. Estados Unidos no atosiga a Chávez como lo hizo, en su oportunidad, con Castro no porque de repente se haya vuelto “buena onda”, sino porque el poder del otrora cruel y omnipresente imperio ya no es el mismo. Más allá de las bobadas de Assange y de indemostrables teorías de conspiración te voy a dar un dato duro: el inicuo imperialismo es, hoy por hoy, a diez años de revolución bolivariana, el principal socio comercial de Venezuela. Según la Energy Information Administration (brazo estadístico del Departamento de Energía de Estados Unidos), para abril Venezuela era el quinto proveedor de hidrocarburos a ese país, por debajo de Canadá, México, Arabia Saudí y Nigeria. Y aunque, en sus peroratas, Chávez ha dicho que busca nuevos mercados para sus hidrocarburos, lo cierto es que siendo sumamente alta la porción de sus ventas que destina a EEUU.
En cuanto a la particiación norteamericana total en el comercio exterior venezolano las últimas cifras de la Cámara Venezolano Americana de Comercio e Industria (Venamcham) indican un constante incremento de las exportaciones de Venezuela al imperio. De hecho, se reporta en 2009 un incremento de 42.91% en relación con el año antecedente, 97.49% corresponde a bienes petroleros y 2,51% a bienes no petroleros. Rara forma la gringa de tratar de aplastar a una dizque revolución: comerciando con ella en estas dimensiones ¿No crees?
B. Venezuela y Colombia.-
Dice Pedro que la Inteligencia Colombiana ya lleva 10 mil folios de documentación de la ingerencia chavista en territorio dizque dominado por los bogotanos. En esto de creerle a los organismos de inteligencia de los Estados nacionales me parece que hay que seguir a Sabina, que dijo algo así como que cuando se ponen de acuerdo la KGB y la CIA, sólo sale ganando la policía. A menos, claro, que trabajemos para ésta última.
Pero aún en el caso último mencionado, debemos debatir. Porque, aunque se me espanten las buenas conciencias educadas con los muy propios textos de Mde. de Staehl, M. de Chateaubriand, M. de Maistre y M. de Tocqueville; había una diferencia fundamental entre los servicios secretos de Metternich y los de Fouché: el último servía a la Revolución –malgré-tout.
Bueno, pero si nos valen gorro las buenas conciencias, ¿Qué carajo importa que Chávez apoye o no a la guerrilla colombiana? A final de cuentas, utilizada de forma hábil, puede ser una ficha muy útil en el ámbito de la big picture internacional. No ha sido así. El tema colombiano sólo ha servido para desprestigiar a Chávez a nivel internacional sin que haya recibido beneficios objtivos desde el punto de vista estratégico
Y eso que Fouche sirvió a la revolución….sólo hasta cuando le convino, como debe de ser. Por cierto, acabo de leer una biografía de Metternich ¿Sabes que se desvivió por lograr dejar a Napoleón en como emperador? (y por consiguiente, al hijo de Maria Luisa de Austria como sucesor) ¡Esos SÍ qué sabían hacer Realpolitik!
Conclusión.
Despojado de cualquier moralismo, instalado en el más crudo relativismo, adoptando todos los cánones de la Realpolitik y ajeno a las lecciones de Mde. de Staehl, M. de Chateaubriand, M. de Maistre y M. de Tocqueville te lo digo: Chávez me cae gordo también por pendejo, porque no ha sido capaz en diez años de repartir dinero a manos llenas de construir una mayoría cómoda entre la población, y porque no tiene la megalomanía (dejémonos de otra cosa) de pensarse como un estadista respetado en el futuro por haber establecido bases sólidas para que su régimen sobreviva al primer bajón real de los precios del petróleo
Federico Anaya Gallardo
Gracias, amigo, por esta oportunidad de dialogar contigo
lunes, 17 de enero de 2011
¿Por qué los mexicanos no apoyan la lucha antinarco?
Inició convocada por el caricturista Rius, (que tantas veces a metido la pata aclamando dictadores y diciendo barrabasadas) una campaña que, en general, creo vale la pena: que los ciudadanos coloquen en un lugar visible de su espacio vital o ciberespacio una leyenda que diga No Más Sangre. No sé que tanta repercusión tenga dicha iniciativa, pero creo que sus motivos son legítimos. Los mexicanos estamos cansados de la guerra contra el narco tal y como la esta efectuando el gobierno de Calderón y ha llegado el momento de que los ciudadanos demos una llamada severa llamada de atención. Claro, de forma muy justificada muchos cuestionarán la campañita con preguntas como ¿Entonces ustedes pretenden que se pacte con criminales? No. Desde m punto de vista no es que se invite al gobierno a dejar de perseguir criminales y a pactar con ellos. Eso es falso, aunque no culpo a quien esto deduzca a falta de explicaciones más convincentes de parte de los organizadores de la campañita antisangre. Yo creo que se debe exigir al gobierno a cambiar de estrategia, sustituyendo la actual tan sesgada, opaca, errática y sangrienta por una que le ofrezca a los ciudadanos mayor transparencia en cuanto a las formas y los fondos de la guerra antinarco, que sepa convencernos como afecta el narcotráfico a la gente común y por qué debe combatirse con toda energía, que explique las repercusiones internacionales del problema y las razones por las que en Estados Unidos (principal destino de las drogas) no se hacen campañas de esta envergadura y que, además, conduzca a un debate serio sobre la posibilidad de legalizar las drogas.
Faltan transparencia, honestidad intelectual, claridad de propósitos y fines. Se anuncia una guerra cruenta contra un enemigo invencible que ha demostrado una y mil veces ser una hidra de mil cabezas. Bueno, pues que el gobierno me explique y me demuestre de forma convincente que es posible derrotar al narco, que el sacrificio vale la pena, que la opción de legalizar es peor. No lo hace. Sólo sabemos de muertos y violencia y nadie está convencido de que sea por algo que lo merezca. Ese es el punto. Increíblemente (porque, efectivamente, es increíble) el gobierno mexicano no tiene legitimidad en su lucha contra el narco. Carece de ella porque no ha sabido explicar, convencer, iluminar sobre las razones que hacen a este "flagelo" tan perjudicial para los mexicanos y que la opción de legalizar es ilusoria o inviable, por lo menos por el momento. ¿Eso de quien es culpa?
El problema de la campaña antinarco es su opacidad de tácticas, su errática ejecución, su carencia de fines y medios inteligibles. No es que se convoque, repito, a pactar con los narcos, sino a cambiar la estrategia de forma radical por una que cuente con un auténtico consenso nacional gracias, sobre todo, a su transparencia. Claro, el Oso Bruno desconfía profundamnte de los grupos que convocan a esta campaña (no sólo es el tal Rius), cuyo origen es la izquierda rabiosa. Hablo como el simple ciudadano de a píe que soy. Ahora bien, aunque los convocantes y sus intenciones son cuestionables, lo cierto es que todo esto puede servir como una severa llamada de atención, una jaladita de orejas a la errática e inepta campaña gubernamental antidroga. Y lo bueno, de donde venga.
Faltan transparencia, honestidad intelectual, claridad de propósitos y fines. Se anuncia una guerra cruenta contra un enemigo invencible que ha demostrado una y mil veces ser una hidra de mil cabezas. Bueno, pues que el gobierno me explique y me demuestre de forma convincente que es posible derrotar al narco, que el sacrificio vale la pena, que la opción de legalizar es peor. No lo hace. Sólo sabemos de muertos y violencia y nadie está convencido de que sea por algo que lo merezca. Ese es el punto. Increíblemente (porque, efectivamente, es increíble) el gobierno mexicano no tiene legitimidad en su lucha contra el narco. Carece de ella porque no ha sabido explicar, convencer, iluminar sobre las razones que hacen a este "flagelo" tan perjudicial para los mexicanos y que la opción de legalizar es ilusoria o inviable, por lo menos por el momento. ¿Eso de quien es culpa?
El problema de la campaña antinarco es su opacidad de tácticas, su errática ejecución, su carencia de fines y medios inteligibles. No es que se convoque, repito, a pactar con los narcos, sino a cambiar la estrategia de forma radical por una que cuente con un auténtico consenso nacional gracias, sobre todo, a su transparencia. Claro, el Oso Bruno desconfía profundamnte de los grupos que convocan a esta campaña (no sólo es el tal Rius), cuyo origen es la izquierda rabiosa. Hablo como el simple ciudadano de a píe que soy. Ahora bien, aunque los convocantes y sus intenciones son cuestionables, lo cierto es que todo esto puede servir como una severa llamada de atención, una jaladita de orejas a la errática e inepta campaña gubernamental antidroga. Y lo bueno, de donde venga.
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México ese lugar sin remedio
viernes, 14 de enero de 2011
Respuesta al distinguido Don Federico Anaya Galllardo
Recibí en mi correo electrónico de Gmail de parte mi distinguido amigo Don Federico Anaya Gallardo la siguiente comunicación, misma que comparto con ustedes junto con mis comentarios.
Ene. 12, 2010
23 Nivoso del Año 222 de la Gran Revolución
Chikwey-Tochtli (8-Conejo)
Atemostli (Mes en que se esconden las aguas)
Matlaktli-wan-sé-Tochtli-Ílwitl (Año 11-Conejo)
México-Tenochtitlan, Distrito Federal, República Mexicana
Don Pedro
SALUD Y REPÚBLICA
Para seguir el debate aquél…
¿Por qué le cae a Usted mal el señor Chávez?
Federico
Mi querido Federico, con mucho gusto le seguimos al debate que iniciamos a fines del año pasado. Voy a subirlo a mi blog del Oso Bruno, si no tienes inconveniente. Comentó párrafo a párrafo lo dicho por el reportero en la nota que me hiciste el favor de enviar a mi mail privado y que se llama "Sin Permiso ¿Por qué Washington odia a Chávez?" De Mike Whitney. Mis notas van en rojo (rojo chavista, se entiende):
Sin Permiso
¿Por qué Washington odia a Chávez?
Mike Whitney
Mike Whitney es un analista político independiente que vive en el estado de Washington y colabora regularmente con la revista norteamericana CounterPunch.
09/01/11
[ Este artículo podrá comentarse en nuestra página en facebook: http://www.facebook.com/pages/SinPermiso/106764166044474 ]
A fines de noviembre, Venezuela fue golpeada por lluvias torrenciales e inundaciones que dejaron 35 muertos y cerca de 130.000 desplazados. Si George Bush hubiera sido el presidente en lugar de Hugo Chávez, los desplazados hubieran sido llevados a punta de pistola a campos prisión improvisados –como el Superdomo— como lo fueron después del Huracán Katrina. Pero esa no es la manera en la que trabaja Chávez. El Presidente Venezolano aprobó rápidamente "leyes potenciadoras" que le daban poderes especiales para llevar ayuda de emergencia y vivienda a las víctimas de las inundaciones. Sí, unas leyes impuestas con el pretexto de una emergencia que extenderán su vigencia por año y medio para abarcar absolutamente todos los ámbitos legislativos nacionales, no sólo los que tienen que ver con el desastre. ¡Qué oportuno!
Luego, Chávez salió del palacio presidencial y lo convirtió en la vivienda de 60 personas, o lo que equivale a convertir la Casa Blanca en un refugio para indigentes. Demagógico gesto que no resuelve ningún problema si consideramos que fueron más de 70,000 los damnificados Las víctimas de desastre ahora están bien alimentadas y atendidas hasta que puedan reconstruir sus vidas.
Fue grotesca la imparcialidad como se distribuyo la ayuda a los damnificados. En Falcón, donde gobierna una chavista, la ayuda llegó a raudales y sin trabas mientras que en Miranda, donde gobierna un opositor, todo se demoró menos las insidiosas acusaciones de Chávez de que el gobierno local no hacía nada. Fue hasta varios días después de ocurrida la tragedia que, por la presión de la opinión pública, el gobierno se vio obligado a declarar a la zona de Miranda área en estado de emergencia.
Los detalles de los esfuerzos de Chávez han pasado prácticamente inadvertidos por los medios de comunicación estadounidenses, donde, de hecho, él es frecuentemente demonizado como un "hombre fuerte de izquierda" o un dictador. Los medios de comunicación rehúsan reconocer que Chávez ha reducido la brecha de ingresos, ha eliminado el analfabetismo, ha proporcionado salud a todos los venezolanos, ha reducido la desigualdad y elevado el estándar de vida en general. Mientras que Bush y Obama estaban extendiendo sus guerras en el extranjero y presionando para que se mantengan o extiendan las reducciones fiscales para los más ricos, Chávez estaba ocupado mejorándole la vida a los pobres y necesitados a la vez que se defendía de las últimas agresiones de los Estados Unidos.
¡Pamplinas! Vamos poniendo las cosas un poquito en su lugar en este tema del desarrollo social con Chávez. Es cierto que gracias al uso clientelar, meramente asistencialista y sesgado que el régimen chavista dio a la riqueza generada por el boom petrolero verificado entre los años 2004-2008, unos ocho millones de pobres lograron levantar sus ingresos y mejorar sus condiciones de vida, pero durante los últimos dos años esa realidad ha comenzado a esfumarse debido al enfriamiento de la economía, el vertiginoso ascenso de la inflación que evapora los salarios, el deterioro de los servicios públicos y una creciente criminalidad que golpea con mayor inclemencia a los sectores más humildes de país.
Veamos cifras: un salto de más del doble que tuvo la tasa de homicidios en la última década y que llevó el registro oficial de asesinatos a más de 12 mil en 2009. Debe decirse que ocho de cada diez homicidios enlutaron a las familias que habitan las barriadas más pobres.
Ahora bien, cuando decimos que el combate chavista contra la pobreza es meramente asistencial y clientelar nos referimos a que atacan exclusivamente necesidades perentorias y de corto plazo sin atender la urgencia de establecer en el país condiciones para que el desarrollo social sea sustentable y de largo plazo. Según estadísticas oficiales la pobreza pasó de 60.3% en el primer semestre de 2004, a 33.1% en igual periodo de 2008. Asimismo, la pobreza extrema descendió de 28% en 2004 a 9.2% en 2008. Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ubicaron la pobreza para 2009 alrededor de 30%. Pero la realidad es que si bien los sectores más humildes mejoraron su situación entre 1997-2007, eso sólo se logró de la “puerta para adentro” de sus casas, puesto que en lo que se refiere a servicios públicos, vivienda, vialidad, sistema de recolección de basura, las cosas han empeorado en los últimos años. Las viviendas hechas de materiales de desecho, conocidas en Venezuela como “ranchos” o “chabolas”, pasaron de 140 mil en 1997 a 407 mil en 2007, según los estudios a nivel nacional realizados por el instituto de la UCAB. De igual forma, para 1997, 9% de las familias que estaban en pobreza extrema habitaban viviendas con piso de tierra, y diez años después esa proporción se elevó a 22%. Otro dato significativo: el 63.2% del estrato E (personas de pobreza extrema) tenía acceso al servicio de agua para 1997, y esa relación bajó a 41.4% en 2007.
A partir de 2004 el gobierno de Chávez impulsó a cerca de una decena de programas sociales, conocidos como las “misiones” y unas redes de mercados estatales, que beneficiaron de manera directa a decenas de miles de personas en todos los estados del país y permitieron paliar momentáneamente las deficiencias de los servicios de salud y los efectos de la inflación. A esto se sumó el favorable desempeño que tuvo la economía entre 2004 y 2007, años en los que se dieron crecimientos entre diez y ocho puntos; el desempleo abierto pasó de 20% a 10% y los incrementos salariales que se dieron en ese periodo, que se mantuvieron por debajo de la inflación, lo que permitió preservar el poder de compra de los venezolanos. Pero los años de prosperidad económica comenzaron a hacer agua a partir de 2008 tras estallar la crisis financiera mundial que originó el desplome de los precios del petróleo, que financian 94 de cada cien dólares que ingresan al país por exportaciones. ¡Y luego nos indignamos de la dependencia mexicana respecto al petróleo! ¿Y que decimos de Venezuela, progres de mi vida, que no ha sido capaz de construir una economía diversa con su socialismo dizque del siglo XXI?
El primer impacto de la crisis se observó en el vertiginoso incremento que tuvieron los precios de los bienes y servicios básicos, que hicieron saltar la inflación al cierre de 2008 a 30% y el año siguiente a 25%. De acuerdo con cifras del Banco Central de Venezuela, el ingreso de la población viene sufriendo desde 2008 un progresivo deterioro a consecuencia de la inflación, situación que se profundizó en el segundo trimestre de este año con la caída de 7.7% del poder de compra. A final de cuantas el espejismo chavista se difuminará sin que se haya logrado superar la pobreza al largo plazo y sin lograr que la economía sea sustentable para un futuro sin petróleo.
Washington detesta a Chávez porque éste no está dispuesto a entregar los vastos recursos naturales de Venezuela a las elites corporativas y banqueras. Esa es la razón por la que la administración Bush intentó deponer a Chávez mediante un fallido golpe de estado en 2002, y es la razón por la que el cándido Obama continúa lanzando ataques encubiertos contra Chávez, hoy.
Washington quiere un cambio de régimen para poder instalar a una marioneta que entregue las reservas Venezolanas a las grandes petroleras a la vez que les hace la vida imposible a los trabajadores.
Documentos recientemente publicados por Wikileaks muestran que la administración Obama ha aumentado su intromisión en los asuntos internos venezolanos. A continuación mostramos un extracto de una publicación reciente de la abogada y autora Eva Golinger:
"En un documento secreto escrito por el actual Vicesecretario Asistente de Estado para el Hemisferio Occidental, Craig Kelly, y enviado por la embajada en Santiago en junio de 2007 al Secretario de Estado, a la CIA y al Comando Sur del Pentágono, además de otras embajadas estadounidenses en la región, Kelly proponía 'seis prioridades de acción que el gobierno de los Estados Unidos (USG) debía implementar para limitar la influencia de Chávez' y 'reestablecer el liderazgo estadounidense en la región'".
En su informe, Kelly, quien desempeñó un papel primordial como "mediador" durante el último golpe de estado en Honduras contra el Presidente Manuel Zelaya, describe al Presidente Hugo Chávez como un "enemigo".
"Conocer al enemigo: debemos entender mejor cómo piensa Chávez y cuáles son sus intenciones... para contrarrestar efectivamente la amenaza que representa, debemos conocer mejor sus objetivos y cómo pretende lograrlos. Esto requiere mejor inteligencia en todos nuestros países".
Más adelante en el memorándum, Kelly confiesa que el Presidente Chávez es un "enemigo formidable", pero, añade, "ciertamente podemos 'encargarnos' de él". (Wikileaks: Documentos confirman planes estadounidenses contra Venezuela, Eva Golinger, Postcards of the Revolution).
Los cables del Departamento de Estado muestran que Washington ha venido financiando grupos anti-Chávez en Venezuela a través de organizaciones no gubernamentales (ONG) que pretenden estar trabajando en pro de las libertades civiles, los derechos humanos o la promoción democrática. Estos grupos se esconden bajo una fachada de legitimidad, pero su propósito real es el de hacer caer el gobierno de Chávez, que fue elegido democráticamente. Obama apoya este tipo de subversión tan alegremente como lo hacía Bush. La única diferencia es que el equipo de Obama es más discreto. El siguiente es otro extracto de Golinger con algunos detalles sobre el rastro monetario:
"En Venezuela, los Estados Unidos han venido apoyando a grupos anti-Chávez por más de 8 años, incluyendo aquéllos que ejecutaron el golpe contra el Presidente Chávez en abril de 2002. Desde entonces, el financiamiento ha aumentado substancialmente. En un informe de mayo de 2010 que evaluaba la ayuda extranjera para grupos políticos en Venezuela, encargado por el Fondo Nacional pro Democracia de los Estados Unidos, reveló que anualmente se enviaba más de $40 millones a grupos anti-Chávez, la mayoría a través de agencias estadounidenses..."
Venezuela sobresale como el país Latinoamericano donde NED (National Endowment for Democracy) invirtió más en financiar grupos de oposición en 2009, con $1.818.473, más del doble que el año anterior... Allen Weinstein, uno de los fundadores originales de NED, reveló en una ocasión al Washington Post, "Lo que hacemos hoy, hace 25 años lo hacía clandestinamente la CIA…" (America's Covert "Civil Society Operations: US Interference in Venezuela Keeps Growing", Eva Golinger, Global Research).
No hay un solo documento de Wikileaks que confirme, pruebe u ofrezca indicios inobjetables de que Estados Unidos complota para derrocar a Chávez con planes concretos. Todo es simple palabrería, opiniones, puntos de vista, pero ¿Dónde están los indicios claros de las grandes conspiraciones? No existen. Wikileaks lejos de confirmar que Estados Unidos trabaja en lo oscurito para deshacerse de Chávez confirma que no se está haciendo absolutamente nada concreto, real, verificable, en su contra.
La NED lleva años financiando de forma completamente abierta y legal grupos pro democracia en América Latina. Ese es el caso de Venezuela, donde el dinero (menos de dos millones de dólares) lo recibe de acuerdo con las leyes del país aun vigentes, y por cierto que no representan ni una migaja de los recursos que el oficialismo recibe del gobierno para comprar votos cada que hay elecciones. ¿Por qué el reportero no dice nada sobre cómo se compra el voto en Venezuela a favor del PSUV? ¿Por qué, progres de mi corazón, nos indignamos tanto cuando el clientelismo lo hace el PRI y aplaudimos a rabiar cuando lo hace Chávez?
¿Y cuál “subversión” ninguno de los grupos de oposición chavista apela a la subversión ni al terrorismo. O díganme, ¿Cuáles fueron los atentados? ¿Cuántos muertos hubo? ¿Dónde? Es obvio que el reportero tergiversa, dice verdades a medias y miente todo el tiempo.
El lunes, la administración Obama revocó la visa del embajador venezolano en Washington en retaliación por el rechazo de Chávez del candidato a embajador estadounidense en Caracas, Larry Palmer. Palmer ha sido abiertamente crítico de Chávez diciendo que existían vínculos claros entre miembros de la administración Chávez y las guerrillas izquierdistas en la vecina Colombia. Ésta es una manera indirecta de acusar a Chávez de terrorismo. Y, peor aún, el historial de Palmer sugiere que su designación podría representar una amenaza para la seguridad nacional venezolana. Si no, considere los comentarios de James Sugget de Venezuelanálisis en Axis of Logic:
"Vea los antecedentes de Palmer: trabajó con los oligarcas respaldados por los Estados Unidos en República Dominicana, Uruguay, Paraguay, y Sierra Leona, Corea del Sur y Honduras, 'promocionando el Tratado de Libre Comercio de Norte América (NAFTA).' Del mismo modo que la clase gobernante de los Estados Unidos designaron a un afroamericano, Barack Obama, para reemplazar a George W. Bush y manteniendo todo lo demás intacto, Obama, a su vez, designa a Palmer para remplazar a Patrick Dudy, quien estuvo involucrado en el fallido golpe contra el Presidente Chávez en 2002 y enemigo de los venezolanos durante todo su mandato como Embajador de los Estados Unidos para Venezuela."
Desde ya, Venezuela está llena de espías y saboteadores, Otra vez, ¿Cuáles espías y saboteadores? ¿A cuántos han expulsado o detenido? ¿Con qué pruebas? que no necesitan ayuda de los agentes que trabajan dentro de la embajada. Chávez hizo lo correcto al rechazar a Palmer, además que Chávez acababa de criticar las falaces acusaciones de Palmer justo la semana previa cuando extraditó al comandante del ELN Nilson Albian Terán Ferreira, alias "Tulio", a Colombia, "la primera extradición de un guerrillero colombiano hacia su país" (Colombia Reports). La historia no apareció en ningún medio de comunicación de occidente (porque demuestra que Chávez no respalda a los grupos paramilitares que operan en Colombia).
Las pruebas del apoyo de Chávez a la guerrilla colombiana son multiples y palmarias. El Departamento de Inteligencia de Colombia ha levantado un expediente que ya supera los 10,000 folios.
La nominación de Palmer es sólo "más de lo mismo"; más interferencia, más subversión, más creación de problemas, ya que el Departamento de Estado estuvo directamente involucrado en las así llamadas revoluciones en Ucrania, Líbano, Georgia, Kirguizstán, etc.; todos ellos eventos 'hechos para la televisión', que enfrentaban los intereses de los capitalistas contra los de los gobiernos electos. ¡Por favor! Cualquiera que conozca mínimamente la situación de los países citados sabrá que ahí se verificaron poderosos movimientos sociales y civiles contra regímenes autoritarios e impopulares. Tratar de explicarnos, como intenta el reportero, movimientos cívicos tan amplios como los citados apelando a las absurdas teorías conspiracionistas de que “todo lo organizó la CIA para la tele” es considerarnos, de plano, retrasados mentales.
Ahora la pandilla de Hillary quiere intentar la misma estrategia en Venezuela, y depende de Chávez el detenerlos, y esa es la razón por la que ha presionado para que se aprueben leyes que "regulan, controlan o prohíben el financiamiento externo de actividades políticas". La única manera en la que puede defenderse contra la interferencia estadounidense y proteger la soberanía venezolana es tomando medidas severas contra las ONG. ¡Ya me imagino a nuestros progres la forma en que saltarían si alguien en México pidiera “tomar medidas severas” contra las ong!
Chávez también está usando sus nuevos poderes para reformar el sector financiero. Aquí tenemos una parte de un artículo titulado "La Asamblea Nacional Venezolana aprueba una ley que declara a la banca como un 'Servicio Público'":
"La Asamblea Nacional de Venezuela aprobó el viernes una nueva ley que define a la banca como una industria de 'servicio público', que obliga los bancos en Venezuela a contribuir más a los programas sociales, a los esfuerzos de construcción de viviendas y a otras necesidades sociales, haciendo al mismo tiempo más fácil la intervención del gobierno cuando un banco incumple las prioridades nacionales...
La nueva ley protege los activos de los clientes de los bancos en caso de irregularidades de parte de los propietarios... y estipula que el Superintendente de Instituciones Bancarias debe tomar en cuenta el interés mayor de los clientes y no solamente el de los accionistas... cuando se toman decisiones que afectan a las operaciones de un banco".
Entonces, ¿por qué Obama no hace lo mismo? ¿Es que le teme demasiado al cambio de verdad o es sólo un lacayo de Wall Street? Aquí sigue el mismo artículo:
"En un intento de controlar la especulación, la ley limita la cantidad de crédito que los bancos pueden prestar en cualquier momento a personas naturales o empresas a 20% de su capital. La ley también limita la formación de grupos financieros y prohíbe que los bancos mantengan intereses en sociedades agentes de bolsa y en compañías de seguros.
La ley también estipula que el 5% de las utilidades brutas de todos los bancos se dediquen exclusivamente a proyectos elaborados por consejos comunales. Asimismo, el 10% del capital de cada banco debe reservarse en un fondo para pagar salarios y pensiones en caso de quiebra.
Según las cifras de 2009 proporcionadas por Softline Consultores, el 5% de las utilidades brutas de la industria bancaria venezolana hubiera significado 314 millones de bolívares adicionales ($73,1 millones), para programas sociales que beneficiarían a la mayoría de venezolanos pobres."
"¿Controlar la especulación"? ¡Vaya que esa es una idea innovadora! Naturalmente que los líderes de la oposición están llamando a la ley "un ataque contra la libertad económica", pero son patrañas. Chávez, simplemente, está protegiendo a la población de las prácticas depredadoras de los banqueros. ¡La mayoría de estadounidenses desearía que Obama hiciera lo mismo! Otra vez el autor asume que somos unos ignorantes. La mayoría de los norteamericanos rechazó el bail out bancario y abomina la intervención estatal en la economía, esa es la verdad. Afirmar que los norteamericanos quieren más estatismo en sus bancos es mentir de forma flagrante.
Según el Wall Street Journal, "Chávez ha amenazado con expropiar a los grandes bancos en el pasado si no aumentaban los préstamos a las pequeñas empresas y eventuales propietarios de vivienda, esta vez está aumentando la presión públicamente para mostrar su preocupación por la falta de vivienda para 28 millones de venezolanos".
Caracas sufre de un déficit masivo de vivienda que ha empeorado con las recientes inundaciones. Decenas de miles de personas necesitan refugio ahora, y es la razón por la que Chávez está presionando a los bancos a dar una mano. Por supuesto que los bancos no quieren ayudar, por lo que han optado por hacer berrinche. Pero Chávez no les va a hacer caso y ya les ha dado una "aviso". De hecho, el martes lanzó esta advertencia:
"Al primer banco que falle… lo expropio, así sea el Banco Provincial, o Banesco o el Banco Nacional de Crédito".
Bravo, Hugo. En la Venezuela de Chávez las necesidades básicas de la gente trabajadora ordinaria anteceden al lucro desmedido de los bánksters. ¿Todavía se pregunta por qué Washington lo odia?
Acabará nacionalizando los bancos porque el socialismo dizque del siglo XXI de Chávez es exactamente una calca del viejo socialismo estatista, totalitario, controlador, asfixiante e ineficiente que fracasó de forma tan estrepitosa el siglo pasado.
CONCLUSIONES:
Me preguntas, Federico, por qué me cae gordo Chávez. Te respondo: porque el señor es un dictador megalómano cuya única virtud es haber aprovechado la riqueza generada por un efímero boom petrolero para fomentar su popularidad mediante un grosero clientelismo, descuidando en el camino las inversiones de largo plazo que garanticen la sustentabilidad del desarrollo social y económico de su país al futuro.
Me cae gordo porque no ha sabido superar la excesiva dependencia de la economía venezolana respecto al petróleo: más del 90% de los ingresos vienen del rubro energético a más de 10 años de régimen chavista.
Porque el señor se ha convertido en un dictador. Cierto que aún mantiene cierta fachada democrática, pero todo el sistema electoral está diseñado para beneficiar al oficialismo tal como sucedió por décadas en México con el PRI. Este artículo mucho habla de las limosnas que los grupos antichavez reciben, reitero que legalmente, por parte de la NED pero no dice ni una palabra de las carretadas de millones que recibe el oficialismo por parte del gobierno para derrotar en las urnas a sus adversarios a base de comprar el voto. Cuando esto sucede en México, ¡vaya que nos indignamos, Federico! ¿Por qué entonces callamos o incluso aplaudimos cuando lo hace Chávez?
Me cae gordo porque recurre a la vieja estratagema de hacerse víctima del imperialismo cuando incluso los dichosos wikileaks aquí citados no ofrecen ni una sola prueba sólida o convincente que indique apoyo norteamericano a complots ilegales, campañas terroristas, sabotajes o cualquiera otra forma de atosigar a un gobierno.
Y, finalmente me cae godo porque su famoso socialismo del siglo XXI no es sino la vieja fórmula socialista de consolidar al Estado como el agente todo poderoso controlador de la vida, obra y destinos de los habitantes de una país en aras de una supuesta “justicia social” que nunca llega. Un experimento social deleznable que naufragó ante los ojos de la humanidad entera de forma espectacular e inobjetable el siglo pasado
Gracias, amigo, por la nota. Te envío un cordial saludo
lunes, 10 de enero de 2011
El Oso Del Mundo
A infamias como la que sucedió en Tucson es a lo que pueden llevar los discursos de intolerancia y odio en política. Una de las seis víctimas fatales del tiroteo, Christina Taylor Green, nació -paradoja cruel- el 11 de septiembre de 2001, el mismo día de los ataques de Al-Qaeda a las Torres Gemelas. Hoy está muerta porque un demente seguramente acicateado por la demagogia exaltada y falaz de la ultraderecha disparó a mansalva contra un grupo pacífico de ciudadanos que asistía a un evento organizado por una congresista liberal. Eso sí, hubiesen visto a los animales de FOX NEWS lo compungidos que estaban tras el atentado. Vean nada más este mapa que mandó publicar la estúpida de Palin antes de las elecciones del año pasado, en la que incluye a la congresista Giffords como una de los "objetivos a disparar" y que ya se ha hecho mundialmente célebre.
La obcecación y miopía de Ratzinger no tienen límites. Y luego se preguntan por qué los ateos hacen campañas para defenderse. El Papa está en plena campaña en contra de los que el llama "intolerancia del relativismo" y “el fuerte laicismo, un anticlericalismo y un secularismo muy fuerte y agresivo". Recuérdese su desastrosa visita reciente a España en la que comparó la situación actual de la "pobrecita" iglesia católica española con la prevaleciente en la segunda república, y eso a pesar de que el Estado español la subsidia con más de 8 mil millones de dólares anuales e innumerables facilidades fiscales.Hoy aparecen en la prensa mundial unas declaraciones de Razinger completamente inauditas: "La educación sexual amenaza la libertad religiosa en Europa".
La Iglesia se hace la víctima de una presunta intolerancia para promover su bien conocida y secular intolerancia. Muchos critican que los ateos y laicos hagan campañas para defenderse de las iglesias, e incluso no faltan quienes comparan a defensores del ateísmo como Hitchens con los Testigos de Jeovah. Pero con estas andanadas (por otra parte tan comunes) de la intolerante Iglesia Católica, apelar a la defensa propia resulta más que legítimo
Me topé con esta nota personal que escribí sobre Calderón cuando lo conocí en 1999, cuando era yo director de Voz y Voto: "Un hombre desabrido, de escasa cultura, pobres ideas y encogidas maneras pero, eso sí, cargadito de complejos"
Mucha razón tenía Montesquieu con aquello de que solo son felices los pueblos que tienen una historia aburrida (por alguna razón, siempre que pienso esto me acuerdo de Noruega) y la nuestra se esta convirtiendo, otra vez, en preocupantemente entretenida.
Después de décadas de meter la pata, Rius tiene una buena idea: escribir ¡BASTA DE SANGRE! en una cartulina y ponerla, visible, a partir del 10 de enero.
Lo mejor de la horrorosa década de los noughties que acaba de terminar fue la bella nostalgia que tuvimos los diez años de los magníficos años noventa, y muy poco más.
martes, 4 de enero de 2011
El contraste de dos poderosas damas
El cambio de año nos ha ofrecido un contraste interesante entre dos de las mujeres dedicadas a la política más importantes del mundo. Por un lado tenemos a la nueva presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, cuya primera decisión importante luego de tomar posesión fue dar a conocer su plan de privatizar los aeropuertos, una medida sumamente significativa porque marca una distancia con Lula, quien siempre rehuyó tomar este tipo de decisiones por miedo a ser considerado un "privatizador". De hecho, aplicar este calificativo fue estrategia del PT frente a sus rivales del partido socialdemocrata PSDB, del expresidente Fernando Henrique Cardoso. Bien por la presidenta, a quien le urge demostrar que es algo más que una protegida de su popular antecesor.
Y esto es una nueva muestra, una más, de que más allá de la parafernalia demagógica de los neopopulistas, de los lugares comunes de la izquierda y de tanto bla, bla, bla, la verdad es que los gobiernos progresistas de América Latina gobiernan obedeciendo a pie juntillas los cánones contenidos en el perverso "Consenso de Washington" (ñaca, ñaca).
Más desapercibida, pero sin dejar de ser importante, pasó la noticia de la derrota del candidato republicano al Senado en el estado de Alaska, el loquito Joe Miller, un ultraconservador que ganó la nominación del partido republicano apoyado por Sarah Palin derrotando a la senadora en funciones Lisa Murkowski, republicana moderada y enemiga de Palin. La senadora no se resignó a su derrota en las primarias y decidió postularse como candidata independiente. Dentro de uso ideario político, Miller asegura que el calentamiento global es un fraude, que el aborto debe ser declarado ilegal incluso en casos de incesto, violación y cuando esté en peligro la vida de la madre, y se aventó la puntada de poner a la extinta RDA como un buen ejemplo de control efectivo sobre el flujo de tráfico en las fronteras.
Después de un complicado recuento, Murkowski fue declarada vencedora el 30 de diciembre. La derrota de su protegé justo en el estado donde fue gobernadora pone, otra vez, en perspectiva la victoria republicana de este año: los ultraconservadores como Palin tienen una muy limitada fuerza electoral y no todo el Tea Party debe se identificado con estos fanáticos. Palin fue una de las derrotadas de los comicios de este año, pese lo que algunos opinólogos ignorantes y superficiales en México afirmen lo contrario.
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Libros de Pedro Aguirre: Consolidación Democrática y Gobernabilidad en América Latina
Consolidación Democrática y Gobernabilidad en América Latina
Fundación por la Socialdemocracia de las América
2004
El tedioso texto del prefacio dice:
"El cambio democrático que ha vivido América Latina durante la última década ha resuelto una buena cantidad de interrogantes pero ha abierto a la vez un abanico de desafíos.
Los sistemas democráticos en América Latina afrontan serios problemas de funcionamiento con sus instituciones. No son capaces de entregar los servicios que la ciudadanía reclama y ello afecta su legitimidad y genera una insatisfacción con la democracia. Se trata de una debilidad estructural del Estado y de sus burocracias que, implica, entre otras cosas, una escasa capacidad para democratizar sociedades con una historia de desigualdad que demandaría un Estado fuerte para combatirla y no un Estado ausente para tolerarla.
Al mismo tiempo, los gobiernos democráticamente electos han descubierto en la última década que el poder real que detentan es cada vez mas limitado frente a los desafíos de la gobernabilidad democrática. Y por paradójico que suene, algunos han querido atribuirle con ligereza dichas limitaciones a los procesos propios de la consolidación democrática. La nostalgia de poderes ejecutivos omnipotentes propios del autoritarismo, es una página que por fortuna ha quedado atrás por cuenta de la independencia de las otras ramas del poder, organismos de control autónomos, sociedad civil que ocupa nuevos espacios, etc. Media docena de presidentes se han ido por la acción de poderes institucionales de la democracia sin golpe de estado de por medio.
En los noventas, el hecho de haberle quitado la prioridad a la reforma política en la agenda de desarrollo llevó a que los intentos reformistas en la región fueran superficiales en su mayoría, de corto plazo y al servicio de intereses políticos particulares. La misma reforma del Estado que se anunció hace una década con bombos y platillos, muchas veces terminó también como ejercicio “técnico” ajeno a lo político, incapaz de descubrir los intereses políticos detrás de la estrategia reformista; de evaluar las implicaciones políticas de la reforma; o de anticipar la repercusión sobre la distribución del poder en la sociedad. En suma, se ha querido hacer reforma económica, reforma social e incluso reforma del Estado, sin valorar la incidencia gigantesca de la variable política.
La globalización reclama instituciones públicas que permitan ser el punto de partida de resultados económicos y sociales que la hagan inclusiva. La ola democratizadora en un mundo globalizado coincidió en mala hora con las reformas económicas orientadas a la liberalización de los mercados. Ello ha sido una infeliz coincidencia porque ha implicado que la cuenta de cobro de los débiles resultados del modelo económico en materia de crecimiento y lucha contra la pobreza, se la han pasado a la democracia. En parte se debe también a que la consolidación de la democracia ha pasado de una concepción minimalista y procedimental –elecciones periódicas y libres- a otra que sin ser maximalista pueda garantizar resultados económicos y sociales. Lo único claro es que mantener la política aislada de la economía y de la sociedad es un ejercicio suicida.
Desde otro aspecto, académicos como Pzreworsky sostienen que la posibilidad de que la democracia se mantenga crece con la mejora del nivel de vida de los ciudadanos, al punto que nunca ha caído un régimen democrático con una renta per cápita de más de US $ 6.000. La riqueza es pues uno de los factores que mantiene la democracia. Desde la otra cara, la pobreza que era antes sólo ausencia de ingreso hoy es parte del déficit de participación, de voz y, por supuesto, de democracia. En consecuencia, la pobreza tiene hoy causas y consecuencias legales y políticas que sitúan la exclusión en el marco de la negación de los derechos civiles y políticos tanto como económicos y sociales. La exigibilidad de estos últimos derechos es el mayor desafío que viene para la globalización y su respuesta es de nuevo eminentemente política.
El pecado de la década pasada fue relegar las conquistas de la democracia a lo estrictamente político, sin sincronización alguna con la agenda económica. Lo social quedó al margen de la agenda de la democracia, para no hablar de la agenda económica que -como lo ha reconocido recientemente el padre putativo de la receta mal llamada “Consenso de Washington”, John Williamson-, excluyó deliberadamente los temas de la distribución del ingreso del decálogo neoliberal porque “no había unanimidad respecto de su deseabilidad”. Esta fórmula pensó que la economía podía andar suelta de la política y que lo social podía esperar.
El desarrollo del “capital político” y las acciones para evitar que este se esfume como el capital financiero dependen de la capacidad de amarrarlo a partidos políticos fuertes, modernos y legítimos. La realidad de hoy es que los partidos siguen distanciados del interés general, entre otras cosas porque la agenda de desarrollo de la última década subestimó el rol de los partidos.
Dicha agenda al achicar los márgenes de acción política contribuyó al debilitamiento de la capacidad representativa de los partidos. Para acabar de complicar el asunto, el modelo Collor- Salinas-Fujimori-Menem fue la “vieja política” al servicio de la supuesta “nueva economía”. Sin embargo, la esperada modernización económica no trajo la modernización política y la vieja política continuó siendo inelástica frente a la reforma económica. Por ello, la mala y la vieja política siguió haciendo de las suyas frente a un modelo económico que subestimó y que finalmente no produjo los resultados deseados.
En síntesis, la reforma política en América Latina tiene que hacer parte de la agenda de desarrollo porque la democracia es una condición indispensable para lograr el crecimiento y luchar contra la pobreza. El menosprecio por la política debe enterrarse en el mismo sitio con la ortodoxia del modelo neoliberal hoy en crisis.
En su texto, Aguirre plantea la necesidad de establecer fórmulas constitucionales y electorales que procuren un mejor funcionamiento del régimen democrático y las cuales no se aprobarán por si mismas y además no ofrecerán todas las soluciones. Establece la necesidad de una clase política profesional y sensata que anteponga los intereses del país a los caprichos individuales, y de una sociedad que sea capaz de educarse en la democracia, que conciba al gobierno no como panacea o fin en sí misma, sino como un medio para conseguir los fines sociales deseados. Finalmente, plantea la necesidad de arribar a una reforma del Estado que incluya la adopción de diferentes fórmulas constitucionales y electorales que podrían funcionar en México dentro de las nuevas condiciones de competitividad. De nuevo llega la hora de analizar la viabilidad de mecanismos constitucionales que coadyuven una relación más fluida entre los poderes de la Unión".
"El cambio democrático que ha vivido América Latina durante la última década ha resuelto una buena cantidad de interrogantes pero ha abierto a la vez un abanico de desafíos.
Los sistemas democráticos en América Latina afrontan serios problemas de funcionamiento con sus instituciones. No son capaces de entregar los servicios que la ciudadanía reclama y ello afecta su legitimidad y genera una insatisfacción con la democracia. Se trata de una debilidad estructural del Estado y de sus burocracias que, implica, entre otras cosas, una escasa capacidad para democratizar sociedades con una historia de desigualdad que demandaría un Estado fuerte para combatirla y no un Estado ausente para tolerarla.
Al mismo tiempo, los gobiernos democráticamente electos han descubierto en la última década que el poder real que detentan es cada vez mas limitado frente a los desafíos de la gobernabilidad democrática. Y por paradójico que suene, algunos han querido atribuirle con ligereza dichas limitaciones a los procesos propios de la consolidación democrática. La nostalgia de poderes ejecutivos omnipotentes propios del autoritarismo, es una página que por fortuna ha quedado atrás por cuenta de la independencia de las otras ramas del poder, organismos de control autónomos, sociedad civil que ocupa nuevos espacios, etc. Media docena de presidentes se han ido por la acción de poderes institucionales de la democracia sin golpe de estado de por medio.
En los noventas, el hecho de haberle quitado la prioridad a la reforma política en la agenda de desarrollo llevó a que los intentos reformistas en la región fueran superficiales en su mayoría, de corto plazo y al servicio de intereses políticos particulares. La misma reforma del Estado que se anunció hace una década con bombos y platillos, muchas veces terminó también como ejercicio “técnico” ajeno a lo político, incapaz de descubrir los intereses políticos detrás de la estrategia reformista; de evaluar las implicaciones políticas de la reforma; o de anticipar la repercusión sobre la distribución del poder en la sociedad. En suma, se ha querido hacer reforma económica, reforma social e incluso reforma del Estado, sin valorar la incidencia gigantesca de la variable política.
La globalización reclama instituciones públicas que permitan ser el punto de partida de resultados económicos y sociales que la hagan inclusiva. La ola democratizadora en un mundo globalizado coincidió en mala hora con las reformas económicas orientadas a la liberalización de los mercados. Ello ha sido una infeliz coincidencia porque ha implicado que la cuenta de cobro de los débiles resultados del modelo económico en materia de crecimiento y lucha contra la pobreza, se la han pasado a la democracia. En parte se debe también a que la consolidación de la democracia ha pasado de una concepción minimalista y procedimental –elecciones periódicas y libres- a otra que sin ser maximalista pueda garantizar resultados económicos y sociales. Lo único claro es que mantener la política aislada de la economía y de la sociedad es un ejercicio suicida.
Desde otro aspecto, académicos como Pzreworsky sostienen que la posibilidad de que la democracia se mantenga crece con la mejora del nivel de vida de los ciudadanos, al punto que nunca ha caído un régimen democrático con una renta per cápita de más de US $ 6.000. La riqueza es pues uno de los factores que mantiene la democracia. Desde la otra cara, la pobreza que era antes sólo ausencia de ingreso hoy es parte del déficit de participación, de voz y, por supuesto, de democracia. En consecuencia, la pobreza tiene hoy causas y consecuencias legales y políticas que sitúan la exclusión en el marco de la negación de los derechos civiles y políticos tanto como económicos y sociales. La exigibilidad de estos últimos derechos es el mayor desafío que viene para la globalización y su respuesta es de nuevo eminentemente política.
El pecado de la década pasada fue relegar las conquistas de la democracia a lo estrictamente político, sin sincronización alguna con la agenda económica. Lo social quedó al margen de la agenda de la democracia, para no hablar de la agenda económica que -como lo ha reconocido recientemente el padre putativo de la receta mal llamada “Consenso de Washington”, John Williamson-, excluyó deliberadamente los temas de la distribución del ingreso del decálogo neoliberal porque “no había unanimidad respecto de su deseabilidad”. Esta fórmula pensó que la economía podía andar suelta de la política y que lo social podía esperar.
El desarrollo del “capital político” y las acciones para evitar que este se esfume como el capital financiero dependen de la capacidad de amarrarlo a partidos políticos fuertes, modernos y legítimos. La realidad de hoy es que los partidos siguen distanciados del interés general, entre otras cosas porque la agenda de desarrollo de la última década subestimó el rol de los partidos.
Dicha agenda al achicar los márgenes de acción política contribuyó al debilitamiento de la capacidad representativa de los partidos. Para acabar de complicar el asunto, el modelo Collor- Salinas-Fujimori-Menem fue la “vieja política” al servicio de la supuesta “nueva economía”. Sin embargo, la esperada modernización económica no trajo la modernización política y la vieja política continuó siendo inelástica frente a la reforma económica. Por ello, la mala y la vieja política siguió haciendo de las suyas frente a un modelo económico que subestimó y que finalmente no produjo los resultados deseados.
En síntesis, la reforma política en América Latina tiene que hacer parte de la agenda de desarrollo porque la democracia es una condición indispensable para lograr el crecimiento y luchar contra la pobreza. El menosprecio por la política debe enterrarse en el mismo sitio con la ortodoxia del modelo neoliberal hoy en crisis.
En su texto, Aguirre plantea la necesidad de establecer fórmulas constitucionales y electorales que procuren un mejor funcionamiento del régimen democrático y las cuales no se aprobarán por si mismas y además no ofrecerán todas las soluciones. Establece la necesidad de una clase política profesional y sensata que anteponga los intereses del país a los caprichos individuales, y de una sociedad que sea capaz de educarse en la democracia, que conciba al gobierno no como panacea o fin en sí misma, sino como un medio para conseguir los fines sociales deseados. Finalmente, plantea la necesidad de arribar a una reforma del Estado que incluya la adopción de diferentes fórmulas constitucionales y electorales que podrían funcionar en México dentro de las nuevas condiciones de competitividad. De nuevo llega la hora de analizar la viabilidad de mecanismos constitucionales que coadyuven una relación más fluida entre los poderes de la Unión".
Libros de Pedro Aguirre: La Alternativa Socialdemócrata
La Alternativa Socialdemócrata
Fundación por la Socialdemocracia de las Américas
Primera edición 2002; segunda edición, 2004
Texto de la introducción:
"Debemos renunciar al sueño de una sociedad futura que sea “completamente” distinta y en la cual los hombres sean “completamente” diferentes a como han sido hasta ahora y son aún hoy. Tenemos que aprender a vivir en la duda, pues es productivo dudar. Tenemos que dejar de buscar una única verdad y aprender a vivir con las diversas verdades que forman nuestra vida."
Willy Brandt
"La Fundación por la Socialdemocracia de las Américas publica la segunda edición, corregida y actualizada, de este libro, el cual pretende, como en su primera edición, ofrecer al lector un panorama general del desarrollo de la socialdemocracia en el mundo, así como una reflexión sobre su situación actual y un análisis sobre su viabilidad en México y América Latina. La importancia de la socialdemocracia como una de las grandes tendencias del pensamiento político universal es incuestionable. Su presencia en Europa ha sido fundamental y, a pesar de sus vaivenes electorales, nadie duda de su viabilidad hacia el siglo XXI tanto a nivel de los gobiernos nacionales como en la construcción de la unidad económica y política europea, la cual no podría concebirse sin la poderosa influencia que en ella han tenido las ideas de la socialdemocracia. México y el resto de América Latina han sido testigos de la eclosión de numerosas organizaciones y corrientes de orientación socialdemócrata las cuales, al igual que otras corrientes ideológicas y políticas que han surgido en las incipientes democracias latinoamericanas, en la mayor parte de los casos han conocido grados muy cuestionables de aceptación popular y éxito político.
Ahora que los mexicanos debemos consagrarnos a la labor de consolidar nuestro aún equívoco régimen democrático, la construcción de opciones políticas viables, responsables y modernas se hace condición imprescindible. Sin duda alguna la socialdemocracia, entendida como una alternativa progresista empeñada en conciliar la necesidad de respetar la libertad individual con el imperativo de implantar equilibrio social y bienestar compartido, será una de estas opciones.
Las primeras partes del libro se dedican a estudiar a la socialdemocracia como tendencia de pensamiento político fundamental en la historia contemporánea. El primer capítulo hace un breve recorrido por la historia y desarrollo de la socialdemocracia en Europa desde el histórico Congreso de Gotha de 1875 hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial. En el segundo se aborda el tema del Estado bienestar, desde su auge una vez terminada la Segunda Guerra Mundial hasta su crisis, evidenciada por la recesión internacional de los años setenta. El tercer capítulo analiza los vaivenes electorales socialdemócratas que se ha verificado en Europa en el transcurso de las dos últimas décadas. El cuarto trata sobre la polémica que se ha generado en torno a la renovación de la socialdemocracia, la aparición de la tercera vía y el estilo de gobernar de los actuales dirigentes socialdemócratas europeos. Los dos últimos capítulos están consagrados a reflexionar sobre la viabilidad de la socialdemocracia en América Latina y México.
Características muy distintas en los renglones económico, social, político y cultural presenta nuestra región en relación a las sociedades europeas. Las desigualdades sociales (muchas veces abismales), la inexistencia de cultura y de tradiciones democráticas arraigadas, la debilidad de los sistemas de partidos, las palmarias imperfecciones constitucionales, el personalismo, el cuadillismo y la concepción patrimonialista del poder son, entre otros, factores que obstruyen al desarrollo de la democracia en América Latina. En este contexto, pensar en la construcción de una alternativa de centro izquierda viable debe, como premisa fundamental, tener en cuenta el ominoso peso de nuestras realidades.
A pesar de los grandes obstáculos que la democracia debe enfrentar en América Latina, esta región ha sido testigo del surgimiento de opciones inspiradas en la socialdemocracia europea. Sin embargo, estas opciones han contado con poca fortuna en el momento de ocupar el gobierno, ya sea por que caen en la tentación populista o por que se ven compelidas a aplicar las recetas neoliberales.
Por otra parte, se ha afirmado que en México el PRI, durante las décadas que ha gobernado al país, ha adoptado algunas de las políticas propias de la socialdemocracia. Sin embargo, el PRI gobernó al país, fundamentalmente, bajo una lógica autoritaria y clientelista por completo ajena a la socialdemocracia.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos y de los fracasos, pensar en la construcción de alternativas socialdemócratas en América Latina tiene sentido, precisamente por las profundas desigualdades sociales que nos afectan y por la necesidad que tenemos de arraigar auténticos regímenes democráticos. La socialdemocracia tiene como fundamental premisa la instauración de un estado social democrático y de derecho que no renuncie bajo ninguna circunstancia a su compromiso como garante de parámetros mínimos de derechos y bienestar para la población. Ese es él al que los socialdemócratas latinoamericanos deben dedicar su actividad política, frente a la palmaria realidad que presenta una derecha incapaz de presentar propuestas verdaderamente integrales y de largo alcance en lo concerniente a la política social, y que no esta interesada en respetar y tolerar de manera irrestricta las decisiones que los ciudadanos toman respecto a su vida personal.
La socialdemocracia latinoamericana deberá adaptarse a las realidades que cada país de la región presenta en los terrenos económicos, políticos y sociales. Una socialdemocracia mexicana que pretenda tener éxito ajustarse a estos imperativos, Constituir una alternativa incluyente y flexible que sepa alejarse lo más posible de ataduras ideológicas. Sin embargo, inmersos, como estamos, en una etapa de transformaciones históricas, en el contexto de un mundo globalizante en constante y vertiginosa evolución, deberá defender valores que se mantienen imperturbables: tiene la obligación de aspirar a una sociedad en la que el hombre, como individuo, alcance plena dignidad en la cultura, en el trabajo, en la seguridad y en la salud; y, como integrante de la sociedad, afirme los sentimientos de solidaridad, tolerancia y de búsqueda del bienestar colectivo.
En lo político, la socialdemocracia deberá ser patrocinadora de la democratización, pero en el entendido de que esta labor requiere de ritmos adecuados para garantizar su éxito. En México, es vital para nuestro futuro democrático el saber acompasar los cambios. Lo que está en juego es la construcción de una nueva cultura política basada en la tolerancia y en la pluralidad. Se trata, sin duda, de un proceso largo y complejo que demanda la participación activa y constante de toda la sociedad. Se debe insistir en que la tarea de la transformación nacional es un ejercicio de corresponsabilidad, que a todos involucra y a todos compromete.
Por eso es que se deberá procurar impulsar reformas que no descuiden el problema de la gobernabilidad. La búsqueda de la gobernabilidad democrática es una de las prioridades esenciales hacia el siglo XXI de nuestro país. La democratización necesitará de una etapa de maduración para garantizar su arraigo y estabilidad. Para ello, se deberá trabajar en la construcción de un régimen de partidos verdaderamente fuerte y representativo, en el desarrollo de diseños constitucionales capaces de asegurar en la mayor medida posible el buen desempeño de la actividad gubernamental, en fortalecer nuestro federalismo y en fomentar la responsabilidad política de los principales actores sociales. Si no somos capaces de lograr esta gobernabilidad democrática, México será susceptible de caer, nuevamente en la tentación autoritaria.
En lo económico, la propuesta socialdemócrata tiene que ver, sobre todo con el papel que desempeña el Estado en la economía. La crisis del denominado “Estado bienestar” nos ha obligado a repensar sobre los alcances y límites de la actividad gubernamental. Resulta claro que el Estado propietario y omnímodo que en todo pretende intervenir e influir ya no corresponde a las necesidades impuestas por las realidades del fin de siglo. La revolución científica y tecnológica, la intensificación de los vínculos comerciales y económicos entre las naciones, y la necesidad de incrementar nuestra capacidad competitiva con el exterior son algunos de los factores que nos han obligado a emprender una redimensionamiento del aparato estatal. En nuestros días, ya es inconcebible un Estado obeso, despilfarrador y propietario. Se imponen criterios de racionalidad en la distribución de los recursos, eficiencia administrativa e impulso al sector privado.
Sin embargo, esto no significa que el Estado deba abandonar por completo su injerencia en el desarrollo económico y social de un país en un país en vías de desarrollo, como es el nuestro. El Estado moderno debe efectuar sus funciones de forma eficaz, para disminuir costos y maximizar beneficios para la sociedad. Necesita saber impulsar al sector privado, para convertirlo en el motor principal de la actividad económica, pero también es indispensable que se preocupe en propiciar igualdad de oportunidades a través de una justa distribución del ingreso. No es posible concebir una nación justa sin un Estado que dedique buena parte de sus energías y recursos a atender las demandas sociales más elementales, como son salud, educación y vivienda. En México, la lucha contra la pobreza y la inequidad es, y seguirá siendo, una de las misiones estatales fundamentales.
Finalmente, una alternativa de socialdemocracia renovada en México deberá siempre actuar con aquella altura intelectual de los partidos que no asumen un “credo de cruzada”, sino una actitud profundamente crítica del entorno real, y, como lo propuso Crossman, utilizando una filosofía “escéptica pero no cínica; independiente, pero no neutral; racional, pero no dogmáticamente racionalista”.
Fundación por la Socialdemocracia de las Américas
Primera edición 2002; segunda edición, 2004
Texto de la introducción:
"Debemos renunciar al sueño de una sociedad futura que sea “completamente” distinta y en la cual los hombres sean “completamente” diferentes a como han sido hasta ahora y son aún hoy. Tenemos que aprender a vivir en la duda, pues es productivo dudar. Tenemos que dejar de buscar una única verdad y aprender a vivir con las diversas verdades que forman nuestra vida."
Willy Brandt
"La Fundación por la Socialdemocracia de las Américas publica la segunda edición, corregida y actualizada, de este libro, el cual pretende, como en su primera edición, ofrecer al lector un panorama general del desarrollo de la socialdemocracia en el mundo, así como una reflexión sobre su situación actual y un análisis sobre su viabilidad en México y América Latina. La importancia de la socialdemocracia como una de las grandes tendencias del pensamiento político universal es incuestionable. Su presencia en Europa ha sido fundamental y, a pesar de sus vaivenes electorales, nadie duda de su viabilidad hacia el siglo XXI tanto a nivel de los gobiernos nacionales como en la construcción de la unidad económica y política europea, la cual no podría concebirse sin la poderosa influencia que en ella han tenido las ideas de la socialdemocracia. México y el resto de América Latina han sido testigos de la eclosión de numerosas organizaciones y corrientes de orientación socialdemócrata las cuales, al igual que otras corrientes ideológicas y políticas que han surgido en las incipientes democracias latinoamericanas, en la mayor parte de los casos han conocido grados muy cuestionables de aceptación popular y éxito político.
Ahora que los mexicanos debemos consagrarnos a la labor de consolidar nuestro aún equívoco régimen democrático, la construcción de opciones políticas viables, responsables y modernas se hace condición imprescindible. Sin duda alguna la socialdemocracia, entendida como una alternativa progresista empeñada en conciliar la necesidad de respetar la libertad individual con el imperativo de implantar equilibrio social y bienestar compartido, será una de estas opciones.
Las primeras partes del libro se dedican a estudiar a la socialdemocracia como tendencia de pensamiento político fundamental en la historia contemporánea. El primer capítulo hace un breve recorrido por la historia y desarrollo de la socialdemocracia en Europa desde el histórico Congreso de Gotha de 1875 hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial. En el segundo se aborda el tema del Estado bienestar, desde su auge una vez terminada la Segunda Guerra Mundial hasta su crisis, evidenciada por la recesión internacional de los años setenta. El tercer capítulo analiza los vaivenes electorales socialdemócratas que se ha verificado en Europa en el transcurso de las dos últimas décadas. El cuarto trata sobre la polémica que se ha generado en torno a la renovación de la socialdemocracia, la aparición de la tercera vía y el estilo de gobernar de los actuales dirigentes socialdemócratas europeos. Los dos últimos capítulos están consagrados a reflexionar sobre la viabilidad de la socialdemocracia en América Latina y México.
Características muy distintas en los renglones económico, social, político y cultural presenta nuestra región en relación a las sociedades europeas. Las desigualdades sociales (muchas veces abismales), la inexistencia de cultura y de tradiciones democráticas arraigadas, la debilidad de los sistemas de partidos, las palmarias imperfecciones constitucionales, el personalismo, el cuadillismo y la concepción patrimonialista del poder son, entre otros, factores que obstruyen al desarrollo de la democracia en América Latina. En este contexto, pensar en la construcción de una alternativa de centro izquierda viable debe, como premisa fundamental, tener en cuenta el ominoso peso de nuestras realidades.
A pesar de los grandes obstáculos que la democracia debe enfrentar en América Latina, esta región ha sido testigo del surgimiento de opciones inspiradas en la socialdemocracia europea. Sin embargo, estas opciones han contado con poca fortuna en el momento de ocupar el gobierno, ya sea por que caen en la tentación populista o por que se ven compelidas a aplicar las recetas neoliberales.
Por otra parte, se ha afirmado que en México el PRI, durante las décadas que ha gobernado al país, ha adoptado algunas de las políticas propias de la socialdemocracia. Sin embargo, el PRI gobernó al país, fundamentalmente, bajo una lógica autoritaria y clientelista por completo ajena a la socialdemocracia.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos y de los fracasos, pensar en la construcción de alternativas socialdemócratas en América Latina tiene sentido, precisamente por las profundas desigualdades sociales que nos afectan y por la necesidad que tenemos de arraigar auténticos regímenes democráticos. La socialdemocracia tiene como fundamental premisa la instauración de un estado social democrático y de derecho que no renuncie bajo ninguna circunstancia a su compromiso como garante de parámetros mínimos de derechos y bienestar para la población. Ese es él al que los socialdemócratas latinoamericanos deben dedicar su actividad política, frente a la palmaria realidad que presenta una derecha incapaz de presentar propuestas verdaderamente integrales y de largo alcance en lo concerniente a la política social, y que no esta interesada en respetar y tolerar de manera irrestricta las decisiones que los ciudadanos toman respecto a su vida personal.
La socialdemocracia latinoamericana deberá adaptarse a las realidades que cada país de la región presenta en los terrenos económicos, políticos y sociales. Una socialdemocracia mexicana que pretenda tener éxito ajustarse a estos imperativos, Constituir una alternativa incluyente y flexible que sepa alejarse lo más posible de ataduras ideológicas. Sin embargo, inmersos, como estamos, en una etapa de transformaciones históricas, en el contexto de un mundo globalizante en constante y vertiginosa evolución, deberá defender valores que se mantienen imperturbables: tiene la obligación de aspirar a una sociedad en la que el hombre, como individuo, alcance plena dignidad en la cultura, en el trabajo, en la seguridad y en la salud; y, como integrante de la sociedad, afirme los sentimientos de solidaridad, tolerancia y de búsqueda del bienestar colectivo.
En lo político, la socialdemocracia deberá ser patrocinadora de la democratización, pero en el entendido de que esta labor requiere de ritmos adecuados para garantizar su éxito. En México, es vital para nuestro futuro democrático el saber acompasar los cambios. Lo que está en juego es la construcción de una nueva cultura política basada en la tolerancia y en la pluralidad. Se trata, sin duda, de un proceso largo y complejo que demanda la participación activa y constante de toda la sociedad. Se debe insistir en que la tarea de la transformación nacional es un ejercicio de corresponsabilidad, que a todos involucra y a todos compromete.
Por eso es que se deberá procurar impulsar reformas que no descuiden el problema de la gobernabilidad. La búsqueda de la gobernabilidad democrática es una de las prioridades esenciales hacia el siglo XXI de nuestro país. La democratización necesitará de una etapa de maduración para garantizar su arraigo y estabilidad. Para ello, se deberá trabajar en la construcción de un régimen de partidos verdaderamente fuerte y representativo, en el desarrollo de diseños constitucionales capaces de asegurar en la mayor medida posible el buen desempeño de la actividad gubernamental, en fortalecer nuestro federalismo y en fomentar la responsabilidad política de los principales actores sociales. Si no somos capaces de lograr esta gobernabilidad democrática, México será susceptible de caer, nuevamente en la tentación autoritaria.
En lo económico, la propuesta socialdemócrata tiene que ver, sobre todo con el papel que desempeña el Estado en la economía. La crisis del denominado “Estado bienestar” nos ha obligado a repensar sobre los alcances y límites de la actividad gubernamental. Resulta claro que el Estado propietario y omnímodo que en todo pretende intervenir e influir ya no corresponde a las necesidades impuestas por las realidades del fin de siglo. La revolución científica y tecnológica, la intensificación de los vínculos comerciales y económicos entre las naciones, y la necesidad de incrementar nuestra capacidad competitiva con el exterior son algunos de los factores que nos han obligado a emprender una redimensionamiento del aparato estatal. En nuestros días, ya es inconcebible un Estado obeso, despilfarrador y propietario. Se imponen criterios de racionalidad en la distribución de los recursos, eficiencia administrativa e impulso al sector privado.
Sin embargo, esto no significa que el Estado deba abandonar por completo su injerencia en el desarrollo económico y social de un país en un país en vías de desarrollo, como es el nuestro. El Estado moderno debe efectuar sus funciones de forma eficaz, para disminuir costos y maximizar beneficios para la sociedad. Necesita saber impulsar al sector privado, para convertirlo en el motor principal de la actividad económica, pero también es indispensable que se preocupe en propiciar igualdad de oportunidades a través de una justa distribución del ingreso. No es posible concebir una nación justa sin un Estado que dedique buena parte de sus energías y recursos a atender las demandas sociales más elementales, como son salud, educación y vivienda. En México, la lucha contra la pobreza y la inequidad es, y seguirá siendo, una de las misiones estatales fundamentales.
Finalmente, una alternativa de socialdemocracia renovada en México deberá siempre actuar con aquella altura intelectual de los partidos que no asumen un “credo de cruzada”, sino una actitud profundamente crítica del entorno real, y, como lo propuso Crossman, utilizando una filosofía “escéptica pero no cínica; independiente, pero no neutral; racional, pero no dogmáticamente racionalista”.
Libros de Pedro Aguirre: Ocho en la Cumbre
Ocho en la Cumbre
Nuevo Horizonte Editores
1998
La segunda edición, actualizada, verá la luz en 2011
1998
La segunda edición, actualizada, verá la luz en 2011
Texto del Prefacio:
"Inaugurado en 1975 como un mecanismo sui generis de alto nivel para propiciar la reunión periódica de los líderes de las principales democracias industrializadas del mundo, el Grupo de los Siete (hoy, de los Ocho) se ha convertido en una institución axial en el desarrollo político y económico internacional, por lo que su estudio es fundamental para la comprensión del mundo contemporáneo.
La historia del G8 no ha estado exenta de crisis y altibajos: recesión, la creciente saturación de su agenda y el inusitado impacto que tuvo el fin de la guerra fría propiciaron graves problemas estructurales y formales a las Cumbres, particularmente a las celebradas entre 1988 y 1994, pero la institución, paulatinamente, ha recuperado presencia y viabilidad en un mundo necesitado de contar con un instrumento de consulta directa que ayude a arribar a decisiones rápidas para enfrentar los cada vez más complejos de la sociedad contemporánea. El G8 ha comprobado ser un foro de útil en la tarea de estrechar los vínculos de cooperación intergubernamental, en la promoción del entendimiento mutuo y en fomentar la conciliación de esfuerzos para enfrentar los retos de nuestros tiempos, sobre todo los relativos al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales. Asimismo, la reciente inclusión de Rusia lo ha fortalecido como órgano idóneo de interlocución entre los países más poderosos del mundo.
Aunque la recesión y los problemas derivados del fin de la guerra fría cuestionaron su existencia, la fortaleza del G8 radica en su naturaleza relativamente informal, la cual, paradójicamente, lo convierte en un eficaz mecanismo de consenso entre las grandes potencias, que pueden deliberar y eventualmente decidir de manera directa y sin mayores trámites o intermediarios sobre cuestiones trascendentales.
Ahora que la reforma a las Naciones Unidas está empantanada, sobre todo en lo concerniente a la conformación del Consejo de Seguridad, el G8 asume un nueva dimensión en problemas de seguridad y política internacional, lo cual, aunado a su renovado protagonismo en los temas de la sociedad posindustrial (defensa del medio ambiente, combate al narcotráfico, prevención de enfermedades contagiosas, etc.) lo convierte en un prominente instrumento global en el escenario del fin de siglo, muchas veces por encima de otras instancias y organizaciones formales, y sin considerar mecanismos económicos que involucran a los grandes consorcios multinacionales. De hecho, muchos piensan que con la eventual incorporación de China al denominado “Club del Poder”, éste desplegará todas sus potencialidades.
Claro, desde el principio la integración de un club tan “exclusivo” provocó protestas del resto de la comunidad internacional. Por un lado, de las potencias económicas medias (como los Países Bajos, Bélgica o Suecia) y de los países en vías de desarrollo más habitados (India, Indonesia y China), que se sentían con suficiente derecho y representatividad para ser considerados miembros del grupo; por otra parte, del mundo en desarrollo, que reprocha al G8 su supuesta pretensión de hablar y decidir en nombre de la humanidad; y, por último, de aquellos que consideran que se está relegando a la ONU y al resto de los organismos internacionales a un segundo plano en beneficio de los países más ricos.
Es por esta razón que prácticamente desde la primera cumbre, el tema de las relaciones entre los países desarrollados y el tercer mundo fue incluido en la agenda de conversaciones. Grandes ideas y proyectos de asistencia se han discutido cumbre tras cumbre, pero lo cierto es que los resultados han dejado mucho que desear. En lo que respecta a la cooperación internacional con las naciones en vías de desarrollo es donde el grupo de los poderosos entrega los resultados más magros.
Por otra parte, es importante subrayar que el G7/8 nunca ha tenido la pretensión de tomar decisiones excluyendo al resto de la humanidad, ni de constituir un organismo hegemónico que suplante la tarea de Naciones Unidas y sus órganos especializados. El grupo nació por la necesidad que existe en el mundo de contar con un mecanismo de deliberación y consulta que involucre a las principales potencias mundiales con capacidad de ejercer un liderazgo global o regional, del cual no emanan directrices terminantes o categóricas y cuyas conclusiones no son necesariamente ni obligatorias ni vinculantes.
Concebida inicialmente como un evento consagrado a tratar temas exclusivamente económicos, la agenda del G78 ha variado considerablemente con el tiempo. Respondiendo a las demandas de los tiempos, muy pronto cobraron preeminencia los temas de política y seguridad internacional, y más recientemente los asuntos derivados de la globalización
Este libro constituye un esfuerzo por publicar un estudio que explique y analice a fondo el origen, historia, características, naturaleza, evolución y perspectivas del Grupo de los Siete, enfatizando su papel en lo concerniente a los temas de política internacional. Se trata de un trabajo realizado en México ante la necesidad que tenemos en nuestro país de actualizar el estudio de las tendencias mundiales a la luz de los grandes acontecimientos que la humanidad ha vivido durante la última década."
"Inaugurado en 1975 como un mecanismo sui generis de alto nivel para propiciar la reunión periódica de los líderes de las principales democracias industrializadas del mundo, el Grupo de los Siete (hoy, de los Ocho) se ha convertido en una institución axial en el desarrollo político y económico internacional, por lo que su estudio es fundamental para la comprensión del mundo contemporáneo.
La historia del G8 no ha estado exenta de crisis y altibajos: recesión, la creciente saturación de su agenda y el inusitado impacto que tuvo el fin de la guerra fría propiciaron graves problemas estructurales y formales a las Cumbres, particularmente a las celebradas entre 1988 y 1994, pero la institución, paulatinamente, ha recuperado presencia y viabilidad en un mundo necesitado de contar con un instrumento de consulta directa que ayude a arribar a decisiones rápidas para enfrentar los cada vez más complejos de la sociedad contemporánea. El G8 ha comprobado ser un foro de útil en la tarea de estrechar los vínculos de cooperación intergubernamental, en la promoción del entendimiento mutuo y en fomentar la conciliación de esfuerzos para enfrentar los retos de nuestros tiempos, sobre todo los relativos al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales. Asimismo, la reciente inclusión de Rusia lo ha fortalecido como órgano idóneo de interlocución entre los países más poderosos del mundo.
Aunque la recesión y los problemas derivados del fin de la guerra fría cuestionaron su existencia, la fortaleza del G8 radica en su naturaleza relativamente informal, la cual, paradójicamente, lo convierte en un eficaz mecanismo de consenso entre las grandes potencias, que pueden deliberar y eventualmente decidir de manera directa y sin mayores trámites o intermediarios sobre cuestiones trascendentales.
Ahora que la reforma a las Naciones Unidas está empantanada, sobre todo en lo concerniente a la conformación del Consejo de Seguridad, el G8 asume un nueva dimensión en problemas de seguridad y política internacional, lo cual, aunado a su renovado protagonismo en los temas de la sociedad posindustrial (defensa del medio ambiente, combate al narcotráfico, prevención de enfermedades contagiosas, etc.) lo convierte en un prominente instrumento global en el escenario del fin de siglo, muchas veces por encima de otras instancias y organizaciones formales, y sin considerar mecanismos económicos que involucran a los grandes consorcios multinacionales. De hecho, muchos piensan que con la eventual incorporación de China al denominado “Club del Poder”, éste desplegará todas sus potencialidades.
Claro, desde el principio la integración de un club tan “exclusivo” provocó protestas del resto de la comunidad internacional. Por un lado, de las potencias económicas medias (como los Países Bajos, Bélgica o Suecia) y de los países en vías de desarrollo más habitados (India, Indonesia y China), que se sentían con suficiente derecho y representatividad para ser considerados miembros del grupo; por otra parte, del mundo en desarrollo, que reprocha al G8 su supuesta pretensión de hablar y decidir en nombre de la humanidad; y, por último, de aquellos que consideran que se está relegando a la ONU y al resto de los organismos internacionales a un segundo plano en beneficio de los países más ricos.
Es por esta razón que prácticamente desde la primera cumbre, el tema de las relaciones entre los países desarrollados y el tercer mundo fue incluido en la agenda de conversaciones. Grandes ideas y proyectos de asistencia se han discutido cumbre tras cumbre, pero lo cierto es que los resultados han dejado mucho que desear. En lo que respecta a la cooperación internacional con las naciones en vías de desarrollo es donde el grupo de los poderosos entrega los resultados más magros.
Por otra parte, es importante subrayar que el G7/8 nunca ha tenido la pretensión de tomar decisiones excluyendo al resto de la humanidad, ni de constituir un organismo hegemónico que suplante la tarea de Naciones Unidas y sus órganos especializados. El grupo nació por la necesidad que existe en el mundo de contar con un mecanismo de deliberación y consulta que involucre a las principales potencias mundiales con capacidad de ejercer un liderazgo global o regional, del cual no emanan directrices terminantes o categóricas y cuyas conclusiones no son necesariamente ni obligatorias ni vinculantes.
Concebida inicialmente como un evento consagrado a tratar temas exclusivamente económicos, la agenda del G78 ha variado considerablemente con el tiempo. Respondiendo a las demandas de los tiempos, muy pronto cobraron preeminencia los temas de política y seguridad internacional, y más recientemente los asuntos derivados de la globalización
Este libro constituye un esfuerzo por publicar un estudio que explique y analice a fondo el origen, historia, características, naturaleza, evolución y perspectivas del Grupo de los Siete, enfatizando su papel en lo concerniente a los temas de política internacional. Se trata de un trabajo realizado en México ante la necesidad que tenemos en nuestro país de actualizar el estudio de las tendencias mundiales a la luz de los grandes acontecimientos que la humanidad ha vivido durante la última década."
Libros de Pedro Aguirre: Una reforma electoral para la democracia.
Una reforma electoral para la democracia. Argumentos para el
Consenso
Consenso
Pedro Aguirre, Ricardo Becerra, Lorenzo Córdova y José Woldenberg (no me merecían estos coautores, pero ya ni modo)
1995
Instituto de Estudios para la Transición Demorática, IETD
Instituto de Estudios para la Transición Demorática, IETD
Dice en la página del IETD:
"La pluralidad política que cruza al país no puede ni debe ser exorcizada. Hay una diversidad que reclama un marco normativo e institucional para expresarse, convivir y competir de un modo más civilizado. Es necesario edificar los acuerdos para una reforma electoral que sea capaz de ofrecer cauces a dicha pluralidad.
Convencidos de lo anterior, y a partir de la Propuesta de Agenda para una nueva Reforma Electoral, presentada en noviembre de 1994 por los consejeros ciudadanos del Instituto Federal Electoral, los autores de este documento, conocedores del problema, reflexionan en torno a dicho cambio.
A diferencia de otros trabajos que se han escrito sobre el tema, Una reforma electoral para la democracia, más allá de ser sólo un catálogo de reformas a emprender, apuntala cada propuesta en la experiencia reciente, así como en la idea de que a la democracia se le construye en la acción política y con proyectos. Se trata, así, de ofrecer argumentos para el consenso."
Convencidos de lo anterior, y a partir de la Propuesta de Agenda para una nueva Reforma Electoral, presentada en noviembre de 1994 por los consejeros ciudadanos del Instituto Federal Electoral, los autores de este documento, conocedores del problema, reflexionan en torno a dicho cambio.
A diferencia de otros trabajos que se han escrito sobre el tema, Una reforma electoral para la democracia, más allá de ser sólo un catálogo de reformas a emprender, apuntala cada propuesta en la experiencia reciente, así como en la idea de que a la democracia se le construye en la acción política y con proyectos. Se trata, así, de ofrecer argumentos para el consenso."
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