¿Votar po no votar? Pronto en México celebraremos elecciones federales para renovar en su totalidad la Cámara de Diputados y algunas gubenaturas y por eso es bueno plantearse la pregunta de si vale la pena tomase la molestia de ir a sufragar por alguna de las deleznables opciones políticas registradas que tenemos en México.
Desde luego, este impertérrito blog desprecia olímpicamente a todos los partidos que actualmente cuentan con registro. Sin embargo, y aunque resulte paradójico, piensa ir a votar por la opción menos mala. Me explico: Ante la pregunta ¿Qué podemos hacer los ciudadanos que no estamos de acuerdo con ninguno de los partidos políticos registrados? Una parte importante de los ciudadanos reponde pues anular el voto, o de plano no tomarse la molestia de ir a la urna. y, desde luego, anular el voto es una forma muy respetable de manifestar descontento ante el actual nauseabundo sistema de partidos. Es tentador mandar al demonio a estas organizaciones clientelares, corporativistas, corruptas e ineficaces que padecemos en México. Sin embargo, creo que igualmente válido es ir a votar útil por el partido que consideremos menos malo.
Anular el voto ha sido recurso de los descontentos con el sistema desde los tiempos de la hegemonía priísta y ni entonces ni ahora ha sido en México (y casi en ninguna parte, dicho sea de paso) una llamada de atención que realmente preocupe a la clase política. Las participaciones electorales van a la baja en todos lados sin que se perciban repercusiones políticas mayores. De hecho, muchos encuestólogos, analistas y políticos cínicamente lo toman como un signo de que “la gente está tan contenta que no se toma la molestia de votar o, de plano, anulan su voto”. Por otro lado, no debemos cegarnos ante el hecho de que, a fin de cuentas yunqe no nos guste, la triada partidista mexicana recibe más del 90% de los votos. Según las encestas, la gente identifica perfectamente estas opciones como las más representativas de izquierda-centro-derecha y si bien los ciudadanos rechazan a los actuales partidos de forma mayoritaria, repudian aún más la posibilidad de tener partidos nuevos.
La realidad es que los casos donde se han dado movimientos efectivos que han logrado subvertir a los partidos políticos es en la naciones que han atestiguado insurrecciones cívicas violentas (como la campaña “Que se vayan todos” en Argentina), o donde un poder se da a la tarea de desmantelar estructuras corruptas (Italia y la campaña mani poluti que inicio el Judicial), o donde han surgido líderes carismáticos populistas (Chávez, Fujimori) .Como es bien sabido, los resultados finales no han sido muy alentadores en ninguno de estos casos. Mucho peor ha sido el remedio que la enfermedad, ¿O no?
En lo personal siempre he desconfiado del discurso antipolítica por maniqueo. Es falso que la sociedad siempre sea buena y los políticos sean siempre malos. Me dan risa algunos de ustedes que se dan aires de pureza ante los perversos partidos. Siempre debemos huir del maniqueísmo. Respeto mucho la decisión de quienes han decidido anular su voto, pero pienso que es un gesto inútil. En lo personal aborrezco a todos y cada unos de nuestros partidos registrados. ¡Qué más quisiera yo que desparecieran estas miasmas y en su lugar florecieran opciones ciudadanas serias! Pero en México, pese a lo que se diga, no existen las condiciones para un movimiento ciudadano de envergadura. De hecho, habría que hacerse la pregunta de cuantos ciudadanos verdaderamente cabales existen en este país.
En todo caso, deberíamos fijarnos como objetivo concreto exigir la promulgación de una ley de partidos que, entre otras cosas, les retire el financiamiento a priori. México es el único país del mundo que le otorga cuantiosos recursos económicos a los partidos antes de las elecciones. Obviamente, eso los corrompe, ¡Y en qué forma! Los muy respetables esfuerzos que realizan algunos de ustedes por concientizar al ciudadano con rollos como “no te pases los altos” o “ponga la basura en su lugar” son nobles pero creo que se queda en el puro wishfull thinking, como dicen los anglosajones.
Votar, la mayor parte de las veces, en casi todos lados y en todas las épocas, es y seguirá siendo un ejercicio para elegir al menos malo. En lo personal he votado tapándome las narices casi siempre. En 2006 voté a Calderón como el menos malo frente a ALMO y pese a lo bestia que es Felipe, créanme que lo volvería a hacer. Mucha gente de izquierda que conozco y que detesta al Peje le votó por ser, a fin de cuentas, una oportunidad para que la izquierda (una izquierda) llegara al poder. Muy respetable. En 2000 mucha gente sin ser de derecha votó al pendejote de Fox sólo para deshacerse del PRI. Muy respetable. Ahora hay quienes votarán PAN pare evitar el regreso del PRI (al que consideran un mal mayor), o PRI para, por lo menos, tratar de evitar que la mochilanquería panista se refuerce. Todavía hay gente de izquierda (mucha) que ve en el PRD su menos pior opción o, incluso, hay quen aún cree en el Peje y votarán al par de porquerías a las que se asoció, aunque no les guste ni (c) Anaya ni Dantesco.
El llamado voto útil tiene sus razones muy sólidas y arraigadas. Es una opción muy respetable, más en el México actual, donde no se ve la insurgencia ciudadana por ningún lado, por lo menos, más allá del feisbú. Votaré tapándome las narices por la opción que me parezca menos mala. Votaré consciente de que rara vez aparecen Obamas o seres maravillosos que nos convenzan al 100% o nos enamoren con su oratoria, personalidad y propuestas. Votaré con asco al menos malo y triste de ver como los mexicanos nos conformamos con estas porquerías. Ojalá algún día bajen ángeles del cielo a postularse como candidatos, o surja un partido ciudadano más preocupado en las propuestas que en las prerrogativas, pero mientras eso sucede y no haya en el país un movimiento ciudadano sólido, bien estructurado, que pugne por propuestas concretas -como es el caso de impulsar una ley de partidos moderna- y no se limite a buenos deseos, seguiré votando por el menos malo.
1 comentario:
Votar, no votar, o anular el voto resulta francamente inútil. Los tres principales partidos son juez y parte de cualquier elección. La SCJN, el TRIFE y el IFE ya están al servicio de esos partidos. Cualquier manipulación al sufragio será avalada por ellos y las pruebas del "manoseo" reservadas por 20 ó más años.
Si no votas, ellos, los partidos, votarán por ti. Si votas por el menos peor, anularán o cambiarán tu voto. Si anulas tu voto, lo harán válido para alguno de los tres partidos.
La democracia ya no es una opción para cambiar la situación de abuso que impera entre los políticos. Los empresarios, los únicos que tienen el derecho y el deber de hacer algo, no saben qué hacer. Como último recurso está la insurrección de toda la sociedad pero, aunque lograran derribar el actual estado de cosas, vendría a crearse otro estado similar, pero con otras caras.
El verdadero cambio está en los empresarios, pero los empresarios de verdad.
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