Dice Lujambio que las Telenovelas son un instrumento importante para abatir rezago educativo, ¡Y yo que tanto tiempo perdí leyendo! ¡Qué bueno que al menos vi Rina, El Premio Mayor y Los Ricos También Lloran!
domingo, 20 de marzo de 2011
viernes, 18 de marzo de 2011
Japón y sus políticos de tercer mundo
Los japoneses afirman, no sin razón, que su país en una potencia económica del primer mundo donde funciona un sistema político del tercer mundo. En efecto, a pesar de que en este país ha funcionado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial una democracia representativa intachable desde el punto de vista de las amplias libertades ciudadanas que permite y de la limpieza electoral con la que funciona, lo cierto es que la recurrencia de los escándalos de corrupción, la penetrante injerencia de los intereses empresariales y financieros en política y el antidemocrático predominio del aparato burocrático sobre los órganos de representación ciudadana han tergiversado los procedimientos democráticos y permitido que una gris clase política lleve a la deriva a un gran país que en los años ochenta apuntaba para ser la gran potencia mundial del siglo XXI ¿Se acuerdan?
Hoy que Japón padece la triple tragedia terremoto-tsunami-crisis nuclera se ha hecho evidente como nunca antes la mediocridad y falta de liderazgo de los gobernantes nipones. Japón enfrenta su mayor desafío desde la Segunda Guerra al padecer desastres da tal maginitud que exigen, de entrada, una movilización nacional para organizar la búsqueda, el rescate y la reubicación de habitantes y un enorme esfuerzo para encontrar soluciones improvisadas en un territorio nuclear desconocido, en el que la crisis de múltiples reactores plantea un conjunto de problemas de ingentes proporciones. El gobierno japonés se ha desempeñado de una manera lamentable al exhibir desconcierto e impericia y desplegar una ineficaz y oscura política de comunicación que empieza a recibir reproches literalmente de todo el mundo. Los políticos, basándose casi por completo en la empresa Tepco (dueña de la dañada central de Fukushima) para conseguir información, sólo han podido comunicar aquello que pesta le dice, y con frecuencia de manera poco convincente. Se extraña la presencia de una voz firme y dueña de plena credibilidad capaz de tranquilizar a los ciudadanos, encabezar las labores de rescate y orientar de forma persuasiva a la población. Lo único que ha quedado claro es que se mantienen la viejas rivalidades entre entre burócratas y políticos y entre diversos ministerios que tienden a funcionar como feudos individuales de sus titulares.
Claro, no todo es tan negro para Japón, un pueblo admirable que ha sabido levantarse de peores situaciones en el pasado. Pero sin lugar a dudas en el futuro inmediato el sol naciente tendrá que profundizar los cambios que le permitan a su política ser más eficaz y transparente y a su economía mantenerse como una de las más productivas y competitivas del orbe. Pero si bien es cierto que nunca se debe descartar del todo a Japón, también lo es que el sueño de muchos ultranacionalistas japoneses que en los ochentas esperaban ver a su país convertirse en una gran superpotencia mundial compitiendo con Estados Unidos por el dominio mundial ha pasado a ser sólo una anécdota.
jueves, 17 de marzo de 2011
Mera expresión geográfica
A 150 años de la gesta del Risogimento, políticamente Italia ha vuelto lo que antes era: una mera expresión geográfica.
A 150 años de la gesta del Risogimento, políticamente Italia ha vuelto lo que antes era: una mera expresión geográfica.
miércoles, 16 de marzo de 2011
Khadafi: ¿Impunidad garantizada?
Llevo días tratando de terminar el capítulo “Khadafi” para mi blog de historia mundial de la megalomanía y confieso que el personaje se me complica. Se trata de un megalómano complejo, sobreviviente singular cuya astucia, a la par que su infamia, ha quedado más que acreditada a lo largo de las largas cuatro décadas que ha ocupado el poder. Un líder infinitamente más inteligente que, digamos, Saddam Hussein, quien conoce a fondo los entresijos de la política internacional y sabe jugar muy bien con ellos. Es falso que Khadafi sea únicamente un loco desconectado de la realidad, como opinaron muchos analistas occidentales luego de ver la delirante intervención del líder blandiendo su famoso libro verde y amenazando a los alzados con la pena de muerte en su primera aparición pública tras estallar la revuelta democrática. Lo cierto es que este déspota tiene los pies bien plantados en la tierra, ha respondido a la crisis con gran determinación y ha sabido mover inteligentemente sus fichas, para desgracia no sólo del sufrido pueblo libio, sino de las emergentes aspiraciones libertarias de los pueblos árabes. También el resto de la comunidad internacional tiene razones de sobra para desear el derrocamiento del tirano, pese a lo cual no han hecho nada concreto para propiciarla, más allá de aprobar un paquete de sanciones. Occidente no ha tenido el estómago para intervenir militarmente en Libia. Estados Unidos está entrampado en Irak y Afganistán como consecuencia funesta de los errores de Bush Jr. Europa demostró otra vez y como nunca antes su inoperancia e impotencia como potencia mundial y las potencias emergentes reiteraron su absoluta falta de compromiso con los valores de la democracia y la defensa de los derechos humanos.
Es cierto que una intervención militar tiene grandes riesgos, pero las consecuencias de un triunfo de Khadafi serían sumamente negativas. La lección que occidente deja al mundo por su pasividad es que las naciones que aspirar a la libertad nada pueden esperar de las potencias. Se sanciona la tolerancia a la represión y a la brutalidad de los sátrapas que se nieguen a dejar el poder y apelen al uso de la fuerza bruta. Los primeros en entender este triste mensaje han sido los autoritarios gobernantes de Arabia Saudita, que han enviado tropas a Bahrein para apoyar la labor represiva del régimen en contra de sus ciudadanos. La impunidad parece garantizada.
miércoles, 9 de marzo de 2011
martes, 1 de marzo de 2011
Khadafi: Cruza entre Benito Mussolini y Michael Jackson
La mejor definición que he leído sobre la verdadera naturaleza de Muammar Khadafi: una cruza entre Benito Mussolini y Michael Jackson
martes, 22 de febrero de 2011
sábado, 19 de febrero de 2011
Alimentos: el auténtico tema del siglo
Comentábamos en el pasado blog que el verdadero acicate de las revoluciones árabes era el fracaso de economías autárquicas incapaces de ofrecer crecimiento, empleos y horizontes plausibles a los jóvenes, aunado al aumento inusitado de los alimentos que ha registrado en los últimos años, fenómeno que será, sin duda alguna, uno de los grandes retos del siglo XXI y al que debemos prestarle especial atención, particularmente en América Latina, donde la carestía alimentaria produce ya inestabilidad política en Bolivia. En los años 2007-08 el precio de los granos se duplicó y después de una breve tregua todo indica que la tendencia alcista se recrudecerá en 2011. Según me explicó el experto en el tema alimentario y distinguido amigo mío, Leonel Ramírez (director de la consultora Agromonkey) durante mucho tiempo la producción de cereales fue empatando con el crecimiento demográfico. En el siglo XX se experimentó un crecimiento explosivo de la población mundial al mismo tiempo que se logaron notables aumentos en la producción per capita de alimentos gracias a innovaciones tecnológicas y organizativas como lo fue la llamada Revolución Verde y sus novedosas técnicas (hibridización de los cereales, uso intensivo de agroquímicos, difusión de variedades de cultivos, mejoras en la irrigación, etc.) Últimamente, el desarrollo de cultivos genéticamente modificados ha permitido lograr variedades más resistentes y más nutritivas de cereales.
En buena medida, el aumento de precios que padecemos hoy se debe precisamente al cambio de dieta de la población mundial, sobre todo en los países de desarrollo reciente como los gigantes demográficos India y China, que han viste crecer el poder adquisitivo de buena parte de su población y, en consecuencia, el consumo per capita de cereales e incluso de carne, que demanda un uso más intensivo de la tierra que los granos (se necesitan siete kilos de cereales para producir un kilo de carne, me explicó Leonel).
Las sociedades han podido lograr mejoras tecnológicas e institucionales que tienden a optimizar su situación alimentaria, frenadas ocasionalmente por factores climáticos adeversos (como las sequías o inundaciones) o por medidas equivocadas de tipo institucional (verbigracia el fracasado sistema comunista o la muy fallida reforma agraria mexicana). Ahora son justamente malas decisiones gubernamentales y medidas erróneas adoptadas por muchos de países productores de alimentos los que han contribuido a la actual escalada de precios, tales como la aplicación de las políticas de "precios máximos", el aumento de los impuestos a la exportación o la prohibición de su comercio (proteccionismo). Estas medidas tienden siempre a desalentar la producción en los países donde son aplicadas y aunque pueden beneficiar el consumo interno a corto plazo, en el largo tienen efectos negativos sobre el potencial de producción. A estas medidas negativas deben agregarse los subsidios y las exenciones impositivas a los biocombustibles que aplican muchos países (entre ellos Estados Unidos, Brasil y varias naciones europeas), los que han servido de incentivo ineficiente para su producción, y generan una competencia con los consumidores por el uso de las especies utilizadas para su fabricación, como el maíz.
La situación alimentaria mundial es preocupante. Muchos países pobres, como los árabes y varios latinoamericanos, sufren ya las consecuencias de contar con poblaciones desocupadas y ahora mal alimentadas. No queda sino esperar más revoluciones si los gobiernos de los países menos productivos e importadores netos de alimentos (como México) no toman medidas eficaces como aumentar el nivel de reservas de emergencia, reforzar las redes de protección social y, sobre todo, incentivar el aumento de la productividad y de la inversión en la agricultura.
El destino ya nos alcanzó
More swedish poetry, with Karen Victoria Silvstedt nude
Poem From the Shore
En stranddikt
by Edith Södergran
Mitt liv var så naket
som de gråa klipporna,
mitt liv var så kallt
som de vita höjderna,
men min ungdom satt med heta kinder
och jublade: solen kommer!
Och solen kom och naken låg jag
den långa dagen på de gråa klipporna -
det kom en kall fläkt från det röda havet:
solen går ned!
Translation (english)
My life was as naked
as the gray rocks,
my life was as cold
as the white heights,
but my youth sat there, cheeks hot,
shouting: the sun is coming!
And the sun came and naked lay I
on that long day on the gray rocks –
there came a cool breeze from the red sea:
the sun is setting!
lunes, 14 de febrero de 2011
El primer "gran hombre" del siglo XXI
Mucha razón tienen quienes señalan que estas admirables e inusitadas revoluciones que han estallado en el mundo árabe tienen la característica de carecer de grandes líderes o de adalides carismáticos como sucedió, por ejemplo, en el principal ejemplo de revuelta popular que hasta hoy ha dado el mundo musulmán: la revolución fundamentalista dirigida por el carismático Ayatollah Jomeini. El héroe principal de este drama, quien puede ser considerado desde ya el primer gran hombre del siglo XXI, es un anónimo vendedor de frutas, Mohamed Buazizi, que con 26 años se suicidó inmolándose. Cómo escribió Vargas Llosa, la traviesa historia nos vuelve a dar sorpresas y desmiente a Carlyle. Una parte del mundo que parecía irremediablemente pétrea e inamovible se estremece hasta las entrañas por el gesto individual de un personaje anónimo, sí, pero fiel reflejo de la desesperación de millones de jóvenes que, como él, han sido víctimas del estancamiento económico y social del mundo árabe (emiratos del Golfo Pérsico excluidos). Buazizi desencadenó un movimiento social sin precedentes que derrumbó todos los estereotipos que teníamos sobre la supuesta incompatibilidad del islam con la democracia y ha iniciado un proceso cuyas repercusiones nadie es todavía capaz de prever.
Mucho de habla, con algo de razón, de la importancia del internet y de las comunicaciones modernas como protagonistas centrales de estas revoluciones, pero no debe perderse de vista que el factor principal ha sido la estructural ineficacia económica de estos sistemas dictatoriales, autárquicos, corrompidos, centralizados, ineficaces y todavía altamente estatizados. Los países árabes no crecen, la generación de empleos no existe, no se capacita ni educa a la población su población. A este marasmo habrá que aunar el aumento de la inflación, particularmente grave en el caso del incremento en los precios de los alimentos. Las consecuencias las estamos viendo ahora: revolución. Tras décadas de aguante, la gente grito ¡Basta! Tras haber sido humillado por la policía, Mohamed Buazizi se subió encima de su puesto en el mercado, se roció con gasolina, y se prendió fuego. Durante su agonía comenzó a crecer como símbolo a la par que su tragedia fue conociéndose. Lo llevaron a un hospital de la capital, donde el presidente y su despreciada y despreciable esposa pasaron a visitarlo. Esta hipocresía sólo atizó más el fuego del descontento. Con un muchacho desafortunado se moría por culpa de un podrido sistema político y económico la presencia frente a su lecho de muerte de de la parejita presidencia solamente podía ser considerada como obscena.
Inició así una revolución no inspirada por religiones, ideologías o anhelos nacionalistas, sino por el cansancio de una población empobrecida y hastiada. Y debe decirse que con toda esta vorágine se pone punto final a los espejismos heredados por las grandes ideas de la independencia nacional o del socialismo árabe, esto último particularmente cierto en Egipto, donde se prohijó la formación de un Estado nacional laico, pero absolutamente ineficaz en el terreno del desarrollo económico. Llega a su fin la era instaurada por Gamal Abdel Nasser, hipercarismático gran dirigente de destemplado discurso antiimperialista, amigo de los pueblos que forjó alianza armamentista con los rusos al mismo tiempo que impulsaba junto a Nehru, Nkruma, Tito y Sukarno el movimiento de los No Alineados, para mayor lustre de su adorada persona. Recuperó el Canal de Suez para Egipto, pero se derrumbo cuando fue apaleado por Israel en la guerra de los seis días. Del Nasserismo y su gloria antiimperialista solo quedó el estatismo exacerbado, causa original de la parálisis y la estagnación que perduran hasta nuestros días. Cierto es que sus sucesores intentaron algunas tímidas e incompletas aperturas, pero se quedaron en intentos, siempre diseñados principalmente a beneficiar a la cúpula en el poder. Hoy los pueblos árabes despiertan y están listos para pedir cuentas.
Inició así una revolución no inspirada por religiones, ideologías o anhelos nacionalistas, sino por el cansancio de una población empobrecida y hastiada. Y debe decirse que con toda esta vorágine se pone punto final a los espejismos heredados por las grandes ideas de la independencia nacional o del socialismo árabe, esto último particularmente cierto en Egipto, donde se prohijó la formación de un Estado nacional laico, pero absolutamente ineficaz en el terreno del desarrollo económico. Llega a su fin la era instaurada por Gamal Abdel Nasser, hipercarismático gran dirigente de destemplado discurso antiimperialista, amigo de los pueblos que forjó alianza armamentista con los rusos al mismo tiempo que impulsaba junto a Nehru, Nkruma, Tito y Sukarno el movimiento de los No Alineados, para mayor lustre de su adorada persona. Recuperó el Canal de Suez para Egipto, pero se derrumbo cuando fue apaleado por Israel en la guerra de los seis días. Del Nasserismo y su gloria antiimperialista solo quedó el estatismo exacerbado, causa original de la parálisis y la estagnación que perduran hasta nuestros días. Cierto es que sus sucesores intentaron algunas tímidas e incompletas aperturas, pero se quedaron en intentos, siempre diseñados principalmente a beneficiar a la cúpula en el poder. Hoy los pueblos árabes despiertan y están listos para pedir cuentas.
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