La estrategia del miedo volverá a ser central en la
campaña de Trump, presidente fracasado, pero hábil a la hora de propalar temores,
mentiras y odios. La idea es recuperar
a los votantes suburbanos blancos en los estados cruciales del Medio Oeste. En
2016, Trump ganó la elección gracias a los sufragios de este sector, pero desde
entonces su apoyo ha mermado, particularmente el de las mujeres. Por eso, de nuevo
el miedo. "Si la izquierda gana el poder, demolerán los suburbios,
confiscarán sus armas y nombrarán a jueces que borrarán la Segunda Enmienda (derecho
a poseer y portar armas) y otras libertades constitucionales", dijo Trump
en su espeluznante discurso de aceptación.
Pero es una estrategia con grandes riesgos la cual, de
hecho, ya ha cobrado sus primeras víctimas mortales. En Kenosha, escenario de
disturbios raciales recientes, un joven “vigilante” disparó y mató a dos
manifestantes, y pocos días después una persona fue asesinada en Portland
cuando partidarios del presidente realizaron una caravana en la ciudad. En
lugar de tratar de desescalar las tensiones, Trump pasó el domingo twitteando
mensajes de odio, describió a sus violentos partidarios como “GRANDES PATRIOTAS”
y se abstuvo de condenar la violencia. El lunes defendió al asesino de Kenosha:
“Seguramente actuó en defensa propia”, afirmó el supuesto jefe del mundo libre.
Está por verse si el aumento del caos beneficiará a
Trump. La violencia como estrategia para la reelección puede muy fácilmente salirse
de carril. Los tweets, junto con las actitudes y declaraciones imprudentes, reflejan
una extraordinaria abdicación de responsabilidad de quien, a fin de cuentas, es
actualmente el presidente en funciones, es decir, la máxima autoridad a cargo de mantener la paz en el país. En una
encuesta de Yahoo!/YouGov, el 48 por ciento de los entrevistados ven a Trump
como "la fuente del caos", y sólo el 21 por ciento cree en su imagen
de “protector”. Fue tomada antes los últimos acontecimientos. En un sondeo más
reciente de ABC News/Ipsos, el 59 por ciento desaprueba el mensaje incendiario
del Partido Republicano y el 62 por ciento considera deben verse los incidentes
de Kenosha con una óptica más amplia en torno a la cuestión racial en Estados
Unidos.
Con la economía en recesión, el coronavirus desatado, una
desventaja aun apreciable en los sondeos (unos 8,8 puntos porcentuales por
detrás de Biden) y a menos de 70 días para las elecciones, Trump se aferra a la
violencia como as bajo la manga para su victoria. Sin duda, el mensaje le gusta
a tan atrabiliario personaje pero, ¿funcionará? Una cosa también es cierta, en
mucho dependerá de la reacción de Biden, quien deberá robustecer su táctica electoral.
No le bastará al demócrata ser “Mr Nice Guy”.
Pedro Arturo Aguirre
Hombres Fuertes
2 de septiembre de 2020