Los escándalos han ido desde el incontable ofrecimiento de sobornos o irregularidades financieras hasta acusaciones de violación y acoso sexual, que le constaron hace un par de años al entonces presidente en funciones, Mohse Katzav. Destaca también el caso del fracasado ex premier Ehud Olmert, quien ha sido señalado por diversos casos de sobornos y tráficos de influencia, al grado que debió presentar su dimisión y adelantar comicios parlamentarios. Entre estos destaca la compra de una propiedad inmobiliaria millonaria en Jerusalén a un precio inferior al del mercado. Olmert también enfrentó acusaciones por la venta del banco Leumi en 2005 y, a principios de este mes, el director de la Autoridad Fiscal israelí, un fuerte aliado de Olmert, fue arrestado junto a otros funcionarios bajo sospecha de haber pagado sobornos.
Al ex presidente Moshe Katzav se le acusó hace dos años, ni más ni menos, de violación, agresión y acoso sexual, fraude, quiebra de confianza, grabaciones ilegales a empleados, acoso de testigos y aceptación de sobornos para liberar a presos. Una acusación quizá sin precedentes en una nación democrática.
Pero hay más casos. El ex comandante en jefe del Ejército, Dan Halutz, vendió sus acciones en bolsa después de que Hizbulá secuestrara a dos soldados, sabiendo ya que la guerra iba a comenzar. Se le exigieron explicaciones por haber utilizado información privilegiada para ganar dinero. La indignación y el repudio de estos hechos se han hecho sentir en la sociedad israelí. "La corrupción que se está dando es terrible. Es indiscutible es daño que ha sufrido la imagen internacional de Israel y acerca de la seriedad de sus funcionarios. La segunda consecuencia es un deterioro de la imagen ante el público de la clase política, la erosión de la credibilidad de los funcionarios electos y consecuencias aún impredecibles. Desde luego, la más importante se dió en los pasados comicios (adelantados, coo decíamos, justo a causa de los escándalos de corrupción) en la que el radical Netanyahu salió vitorioso y muy probablemente gobierne con la decreha más estrema del país, con lo que podría irse al traste cualquier intento por reacctivar el de por sí escuálido proceso de paz
¿Por qué ha ocurrido todo esto? Una de las explicaciones que se han ensayado algunos expertos políticos es de que la lucha contra la corrupción no ha sido un tema prioritario en la agenda política israelí. Confiados en la tradición de una administración generalmente limpia y eficiente, la mayor parte de la atención y la preocupación de los electores israelíes se ha centrado en el tema de la seguridad, de las relaciones con sus vecinos y en el problema palestino. Hay poco espacio para otros temas."Las líneas que separan lo que es corrupción de lo que no lo es están muy difuminadas", ha señalado el profesor Asher Arian, del Instituto Israelí de Democracia en Jerusalén.
Claero, debe decirse que en comparación con otros países del mundo, la corrupción en Israel continúa siendo relativamente baja. Sin embargo, para sus propios parámetros, sí acusa un nivel preocupante de aumento. Hace 10 años, Israel ocupó el décimo puesto en el ranking de honestidad elaborado por la organización anticorrupción Transparencia Internacional.Ha caído desde entonces hasta la posición número 34. El ranking de Transparencia Internacional comprende un total de 163 países.
Ojalá, por el bien de la humanidad, Israel recupere la cordura
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