"Si quisiéramos conceder un premio a la mejor idea jamás concebida, ese premio, antes que a Newton, Einstein o cualquier otro, correspondería ciertamente a Darwin" Daniel Dennet .
Es inceíble que en pleno 2009, año del bicentenario de Darwin, las iglesias, que basan su raison de etre en absurdas leyendas creacionistas, sigan tenidendo el poder y la influencia que tienen. Mas allá de las celebraciones, en este "año de Darwin" se dibujan dos grandes polémicas que han adquirido notable virulencia. Una es la que enfrenta a evolucionistas y creacionistas. La otra polémica divide a quienes aspran a mantener las ideas darwinianas en el ámbito biológico y los continuadores del darwinismo social, que tratan de explicar las conductas humanas a la luz del evolucionismo. En el primero podemos percibir los ecos del célebre "juicio del mono", ocurrido en 1925 cuando el profesor de secundaria John T. Scopes fue acusado ante los tribunales de Tnnessee por violar una ley que prohibía enseñar ideas que desconocieran la creación divina, fue el primer enfrentamiento jurídico: ¿Sí o no a Darwin? La obra teatral Heredarás el Viento y la posterior película dieron amplia difusión a ese combate legal, que recrudeció con tremenda fuerza en los últimos años del siglo XX, cuando los fundamentalistas llevaron adelante poderosas campañas en Estados Unidos para prohibir la enseñanza de la evolución. El juicio contra Scopes fue encabezado por el célebre abogado, políticpo populista y orador William Jennings Bryan. La sentencia en primera instancia fue contraria a Scopes. Pero si bien el creacionismo fue después derrotado en la apelación, durante las décadas posteriores logró imponerse en distintos estados norteamericanos e increíblemnte se prohibió enseñar a Darwin en numerosas escuelas.
En la década de 1980, el recrudecimiento del fundamentalismo auspiciado desde el gobierno de Ronald Reagan encontró respuesta en un fallo de la Corte Suprema que dictaminó que la enseñanza del creacionismo en las escuelas era una intrusión de la religión en la educación pública. Sin embargo, más allá de ésa y otras victorias de las postras tolerantes en los tribunales, el creacionismo continuó ganando influencia entre el gran público de los Estados Unidos, especialmente durante el infame gobierno de George W. Bush.
¿Qué caracteriza al creacionismo actual? En primer lugar los creacionistas realizaron una eficaz operación de enmascaramiento de sus ideas. En tiempos en que la ciencia adquirió aceptación amplia y consenso social, buena parte de los fundamentalistas religiosos dejaron a un lado la crasa literalidad de los primeros adeptos. Jennings Bryan ya les había enseñado el camino: en el juicio de Scopes manifestó que los días en que Dios había creado todas las cosas debían ser interpretados como una metáfora por tiempos mucho más extensos. Surgi entonces la idea de una "ciencia creacionista", que pretendió acceder a las escuelas en pie de igualdad con respecto a la biología evolucionista. Si se trata de una ciencia, ¿por qué no enseñarla al mismo tiempo que el evolucionismo? "El profesor de Biología expone las ideas de Darwin; pues bien, nosotros queremos dar otra mirada científica, la sustentada en la Biblia", es su grito de batalla. Con este argumento se desarrollan actualmente los mayores enfrentamientos a todo lo largo y lo ancho de Estados Unidos ¡En pleno siglo XXI! La Academia Nacional de Ciencias, la Asociación de Profesores de Biología y la Sociedad para el Estudio de la Evolución, entre otras entidades, reconocen que el creacionismo es una fuerza ideológica en crecimiento, especialmente en los estados del Sur, el Medio Oeste y la costa del Pacífico. En México actualmente ni siquiera hay discusión y, salvo excepciones, es notoria la ausencia de la cuestión de la evolución en los establecimientos de enseñanza media (incluso en las confesionales). Pero la verdad es que quienes dentro de la Iglesia católica y las potestantes que, en alguna medida aceptan la validez de la evolución disrazan, sin embargo, su vocación creacionista en lo que se ha dado en llamar la teoría del "diseño inteligente", creada por William Paley a principios del siglo XIX. Darwin refutaba así los argumentos de Paley: "No podemos seguir afirmando que la bella charnela de una concha bivalva es el resultado de la creación de un ser inteligente, igual que la bisagra de una puerta es resultado de la mano del hombre. La variabilidad de los seres vivos, y la acción de la selección natural, parecen no tener otro diseño que la dirección hacia donde sopla el viento". cualquier intento de conciliación entre el crstianismo y la teoría darwiniana de la evolución conlleva violentar o bien la evolución o bien la religión.
El enfrentamiento entre evolucionistas y creacionistas no es la única gran polémica generada por las ideas de Darwin. La otra pelea tiene un bando que quiere mantener la teoría de la selección natural en el estricto campo para la cual fue creada, es decir, la biología, y otro bando que, inspirado en el pensador decimonónico Herbert Spencer, intenta aplicarla a la explicación y justificación de las conductas humanas. Teoría biológica en Darwin, teoría biologista en Spencer. Se ha convertido casi en un lugar común unir ambas miradas y finalizar atribuyendo a Darwin responsabilidad por las ideologías racistas y eugenésicas inspiradas en el darwinismo social. Inclusive, entre los creacionistas circula el argumento propagandístico de que las formulaciones nazis sobre la superioridad alemana estarían inspiradas en el naturalista inglés, sobre todo por una parte radical de los creacionistas y por religisos fanáticos. Es otra de sus justificaciones para querer prohibir el evolucionismo en las escuelas. Los conceptos implícitos en el darwinismo social han sido calificados como "falacia naturalista", un tipo de razonamiento que sostiene que lo que es de determinada manera debería ser, por lo tanto, naturalmente correcto. Y que si algo ocurre, ello es algo que debió sucder. Los biólogos evolucionistas, inspirados en Darwin, piensan justamente lo contrario: lo que sucedió en la evolución de la vida fue un proceso impredecible, el cual al ser mirado en retrospectiva nos da la ilusión de tener un sentido.
No por ser una idea añeja, el darwinismo social ha perdido vigencia. Muy por el contrario, está cómodamente instalado en parte de lo que llaman "imaginario popular", a diferencia del darwinismo estrictamente biológico, que vive y se desarrolla en ámbitos académicos. Los conceptos de "lucha por la vida" y "selección de los más aptos" que Darwin acuñó para explicar la evolución de los seres vivos suelen ser utilizados habitual y abusivamente en referencia a las conductas humanas. Pero, ¿Son los seres humanos nuna especie animal como cualquier otra?. Quizá no, y sólo digo quiza, yo el Oso Bruno. Tal vez tengan razón quienes afirman que al ser evidente quelas clases de pensamiento y las formas de conciencia de las que son capaces los humanos son muy diferentes de las que caracterizan a las otras criaturas terrestres", lo que, según ellos, acreditan a la raza humana con una especie de "superioridad" define algo que por muchos es llamado "libertad".
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