¿Se acuerdan los mexicanos del Fobaproa? ¡Pero cómo olvidarlo, si lo seguimos pagando! Bueno, pues algo parecido ha tenido que inventar el declinante gobierno de Bush Jr. para salvar al sistema financiero. Fobaproa, pero a los bestia, eso sí. Se trata de una masiva y perentoria intervención del Gobierno norteamericano que pomne en duda las concepciones fundamentalista de los neoliberales más radicales. Avanzar en la desregulación de un mercado como fórmula exclusiva de asegurar su liberalización está en el origen de esta crisis confirma lo que ya se sabía pero se había decidido olvidar: el mercado, por sí solo, no asigna adecuadamente los recursos ni corrige de forma automática los ciclos de expansión y depresión. Está idea es central en la socialdemocracia moderna.
La experiencia de la crisis del 29 demostró que el experimento de desregular el mercado financiero -mientras que, por cierto, no se mantenía un discurso parecido respecto del comercio internacional- acaba invariablemente en desastre. Hay un patrón que lleva al colapso del mercado que sólo se rige por sus propias reglas sin intervención estatal, Así lo han postulado socialdemócratas.
Para los neoliberales a ultranza esta debe ser una medida que vendría a completar el credo de la desregulación, no a ponerlo en tela de juicio: prescindir de reglas ajenas al mercado, opinan, sigue siendo lo correcto, sólo que este principio debe completarse con la asignación de una nueva función al Estado como garante último de la solvencia del sistema. Para los socialdemócratas insisten en que el rescate del sistema se trata de un intento de salvar la crisis a la desesperada, cuya eficacia está aún por demostrar.
Lo cierto es que las cifras que el Gobierno de Bush está obligado a manejar para evitar el colapso financiero no salen de la nada, y está por ver en qué se traduce un endeudamiento de estas proporciones. Más allá de cómo evolucionen las cosas en términos económicos, la intervención del Gobierno de Estados Unidos tiene un valor político: tras identificar una prioridad para hacer frente a la crisis, el Tesoro norteamericano ha adoptado una estrategia pragmática y de gran calado para abordarla, con una inédita inyección de 700,000 millones de dólares, el gobierno se propone estabilizar su tambaleante sistema financiero. Los críticos no dan por seguro el éxito de la operación, ya que gran parte de sus métodos nunca han sido aplicados.
Los próximos días serán decisivos para la mayor economía del mundo, y por lo tanto también para el resto del planeta. Estos son algunos de los puntos más controvertidos del paquete:
-Los elevados costos: el gobierno de Bush ya destinó más de 300,000 millones de dólares para apagar incendios puntuales en el marco de la crisis, como la intervención de los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac. El precio de la nueva medida eleva la factura en 700.,000 millones de dólares, y se auguran nuevas cargas para los contribuyentes. El déficit fiscal podría alcanzar los 11.3 billones de dólares. A pesar de todo, los expertos creen que se trata de un "mal menor". Y el propio Bush subrayó: "El riesgo de no hacer nada es mucho mayor". Veamos que dice the Financial Times:
-La campaña electoral: el paquete de rescate restringirá sensiblemente el margen de acción del próximo presidente de Estados Unidos. Por eso, a pesar de su apoyo, demócratas y republicanos reclaman conocer los detalles del plan. "Las consecuencias serán más impuestos, menos gastos o una mezcla de ambos", advirtió la experta Carmen Reinhart, de la Universidad de Maryland. La economía se ha transformado ahora en el principal tema de la campaña. El candidato demócrata, Barack Obama, exige ayudas "para el ciudadano común y el pequeño propietario", y no sólo para Wall Street. Los diarios, en tanto, rebosan de cartas de lectores que preguntan cómo es posible que no haya dinero para seguridad social, infraestructura y educación, pero de repente se destinen ingentes sumas para salvar a los bancos.
-Sistema financiero: durante un buen tiempo habrá más movimientos en el mundo financiero, según los expertos, que esperan nuevas quiebras, fusiones y adquisiciones, aunque quizá menos espectaculares que en las últimas semanas. La crisis crediticia está lejos de terminar: el plan del gobierno quitará a las entidades estadounidenses sus deudas "tóxicas", pero es probable que para hacer la transferencia efectiva se necesiten más correcciones contables millonarias.
-Economía real: la crisis financiera es, para el historiador económico Robert Aliber, totalmente nueva. A diferencia de lo que ocurrió durante la Gran Depresión de 1930, la crisis actual, hasta el momento, forzó una desaceleración en la economía real, pero sin hundirla. "El tren de la recesión ya partió, pero su viaje durará 18 meses en lugar de cinco años", estima el profesor de economía Nouriel Roubini.
-Controles : las voces a favor de una regulación más estricta de los mercados financieros se oyen cada vez más fuerte también en Estados Unidos. La tradicional resistencia de Washington y Londres a los mayores controles propuestos por muchos países de la UE parece declinar. Las perspectivas de una mejor supervisión son buenas: la creencia en el libre mercado se tambalea en el mismo bastión del capitalismo. "La gente dice ahora: «El mercado es el problema, el gobierno es la solución»", resumió el historiador financiero Richard Sylla.
-Bolsas : el riesgo de colapso de muchas entidades financieras obligó al secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, y al presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, a dar un espectacular giro de 180 grados. Los mercados celebraron el viernes la solución propuesta, pero esta semana se verá si se trata sólo de fuegos artificiales. "Si los mercados vuelven a caer, la cosa se verá muy mal."
1 comentario:
Parece preocupante que el gobierno de Estados Unidos pretenda tomar esas medidas (para mi gusto) tercermundistas. No descarto la sospecha de que Bush tenga otros intereses de trasfondo que lo motiven a actuar así.
No soy un experto en la materia pero no hace falta ser una eminencia para darse cuenta de que “regalar” así el dinero de los contribuyentes no puede llevar a nada bueno, es una medida desesperada para frenar el pánico, pero deberían pensar también en las consecuencias que eso acarrea.
Por otro lado, me sorprende la ligereza con que el secreatrioAgustín Carstens (SHCP) está tomando la situación; yo creo que únicamente intenta tranquilizar al pueblo mexicano y tal vez a alguno que otro inversionista con sus comentarios de optimismo. Por lo pronto ya está aceptado que la economía Mexicana no está exenta de peligro, pero ya veremos por cuánto tiempo más puede sostener el teatrito y empieza a hacer frente a la cruda realidad, pues desde aquí el panorama se ve oscuro para los mexicanos en los próximos meses.
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