Que los políticos se metan en graves problemas y sean susceptibles a perder gran cantidad de votos en la urnas por decir la verdad es algo que debería movernos a meditar sobre el carácter de nuestras democracias. Hace poco, Obama dijo una verdad tan contundente e irrefutable como las montañas rocallosas: "Mi incapacidad para atraer al electorado obrero se debe a que muchos de ellos se sienten frustrados por las condiciones económicas. No es sorprendente que por padecer restricciones económicas la gente esté amargada y resentida, se refugie en las armas o la religión o la antipatía hacia quienes no son como ellos o en un sentimiento contra la inmigración o contra el comercio internacional como forma de explicar sus frustraciones". Bueno, pues este comentario que es tan cierto como el sol que nos alumbra todas las mañanas se le va a revertir al senador por Illinois. La deseperada Hillary no tardó nada en saltar con avidez de leona hambrienta sobre la presa y ya describió a su contrincante como "el típico abogado de Harvard arrogante, elitista y con aires de superioridad".
¡Qué lástima que el éxito electoral siempre este reñido con la verdad! ¡Qué pena que para ganar elecciones se tengan que seguir las tácticas de políticos profesionales como, digamos, Hillary Clinton, quien se dedica a decir cosas únicamente con el propósito de complacer al auditorio al que se dirije! ¡Y qué paradojico resulta que decir verdades tan dramáticas e irrevocables como la que dijo Obama sea considerado un gaffe en la democracia!
1 comentario:
http://www.PetitionOnline.com/Justicia/petition.html
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