Ya estamos acostumbrados cada inicio de septiembre a que el gobierno federal ofrezca un desfile de cifras alegres sobre la situación nacional, pero millones de mexicanos comprueban en la cotidiana realidad que enfrentan verdades radicalmente opuestas. Por encima del triunfalismo oficial millones de jóvenes enfrentan hoy una tremenda violencia que los margina de las posibilidades de desarrollo personal y les roba la posibilidad de soñar con un futuro promisorio. Son estos jóvenes los más propicios de ser víctimas de la delincuencia. Un tercio quienes han muerto en estos años de guerra tienen menos de 20 años, mientras que en lo que va del sexenio se ha detenido a cuatro mil 44 menores de edad por estar relacionados con delitos como delincuencia organizada, tráfico de drogas homicidio, portación de armas de fuego, etc. Y se calcula que al menos 75 mil jóvenes están enrolados en las filas del narcotráfico y forman su brazo armado. Estas son las cifras “se olvidan” en los informes oficiales.
Los procesos de exclusión y desigualdad social son siempre manifestación explícita o implícita de violencia.
El rezago social que padece el México real encuentra su más grave expresión en la pavorosa situación que presenta nuestro sistema educativo. Las cifras, los indicadores y los porcentajes que incluye el quinto informe de gobierno en educación no retratan los bajos índices de calidad en la que se encuentra el sector educativo en todos sus niveles. Por ejemplo, según la OCDE 7 millones 226 mil jóvenes de entre 15 y 29 años no estudian ni trabajan. Se trata de un enorme y valiosísimo potencial inutilizado de población juvenil mexicana que corre el riesgo de caer en el desempleo crónico, en los vicios, por lo que sus opciones más cercanas son emigrar a Estados Unidos o caer en las garras del crimen organizado. Por otro lado, México es la nación de la OCDE con el gasto público total en educación más bajo en relación con el producto interno bruto (PIB). Nuestra nación canaliza 24%, mientras que en los demás países el promedio es de 43%.
México se localiza en la segunda posición de en las tasas de graduación más bajas en enseñanza media superior de los países de la OCDE con 45 por ciento. Sólo 52 por ciento de alumnos concluyen sus estudios en el tiempo estipulado, contra 68 por ciento, en promedio, de las demás naciones. Más allá de la retórica, los datos duros hablan de un avance muy lento en rubros como la construcción de espacios educativos y la ampliación de la cobertura. Además, por lo menos el 60 por ciento de las escuelas en México se encuentran en condiciones lamentables; requieren reparaciones urgentes a su infraestructura física, dotarlas de equipo y mobiliario.
De acuerdo con el Censo de Infraestructura Educativa, 27 mil escuelas de educación básica en el país presentan condiciones entre malas y pésimas, tomando en consideración el estado de los muros, techos, sanitarios y aulas.
En las escuelas indígenas la situación se agrava, ya que el 50 por ciento de las primarias requieren impermeabilización urgente, un 15 por ciento de ellas sufren inundaciones y en su mayoría no cuentan con servicio sanitario.
Además, el gobierno deja fuera del análisis lo que ocurre en el terreno de la calidad, donde los alumnos de enseñanza básica y media mantienen estándares sumamente deficientes. Se acaban de dar a conocer los resultados de la última prueba Enlace sencillamente son catastróficos: el 60% de los alumnos no califica en español y el 63% en matemáticas. En secundaria el problema crece, con el 88.9% de reprobados en español y el 84.2% en matemáticas.
La violencia se cierne sobre nuestros jóvenes sin educación ni futuro. De acuerdo a cifras de muertes violentas publicadas por el INEGI, el homicidio ya es la primera causa de muertes en jóvenes en México. En el año 2005 se había registrado un ligero aumento, pero a partir de 2007 esta tendencia se reinvirtió y hubo sólo 2 mil 977 jóvenes asesinados. Para 2009 esta cifra creció a 7 mil 348 lo que representó un incremento del 147% respecto a la de 2007. Entre 2007 y 2009 el homicidio en adolescentes de entre 15 y 19 años creció 124%. De 20 a 24 años 156%; y de 25 a 29 años un 152%.
Jóvenes de 15 a 29 años asesinados
Destaca el bajo perfil educativo de las víctimas: 4% de los jóvenes asesinados de 2007 a 2009 carecían de instrucción escolar; 31% habían concluido algún grado de primaria; 8% no acabo la secundaria; de los asesinados entre 25 y 29 años apenas 6% contaba con estudios profesionales; 70% sólo tenían educación primaria, secundaria o no recibió instrucción escolar.
<><>>
<><>>
Año | No. de jóvenes asesinados | Edad | Porcentaje del total de ejecuciones de ese año. |
2007 | 366 | 16 a 30 años | 14.1 |
2008 | 1, 638 | 26.5 |
2009 | 2,511 | 28.2 |
2010 | 3,741 | 28.4 |
Este es el México de la realidad, un lugar muy, pero muy alejado de los informes presidenciales.