miércoles, 1 de julio de 2020

Donald Trump y su “Banana Republic”



Are we now living next door to a banana republic? | Madawaska ...

Donald Trump prometió “volver a hacer grande a América”, pero  a causa de su fallida presidencia Estados Unidos se parece cada vez más a una república bananera.

La muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco en Minneapolis ha provocado una furiosa ola de violencia racial como no se había visto en Estados Unidos durante décadas, la cual ha sido exacerbada aún más por la retórica racista y autoritaria del presidente. Trump paga así el costo de su estrategia de constante polarización y discurso de odio. Es una buena lección para otros líderes proclives a recurrir a estas prácticas.

Las protestas atraviesan la base social del país y llegan hasta la verja exterior de la Casa Blanca. Estados Unidos arde y nadie sabe cómo acabará la pesadilla. Arde justo cuando por culpa de una mala planeación gubernamental, la otrora líder y paradigma del mundo libre es la nación del planeta con más muertes y contagios por la pandemia del Covid-19.
Para colmo, crecen los temores en torno a las elecciones presidenciales de noviembre, e incluso algunos analistas advierten sobre los serios peligros de un desplome del régimen democrático.

Trump cuestiona la integridad del sistema electoral, sobre todo de los mecanismos de voto por correo. Según las encuestas recientes, más de la mitad de los votantes estadounidenses desean votar por correo para evitar al coronavirus, pero el magnate acusa a esta forma de emisión de sufragios como “propensa a la manipulación”, eso sí, sin presentar una solo prueba o argumento sólido para sustentar sus afirmaciones.

De hecho, la ya célebre disputa entre Trump y Twitter se origina precisamente en una advertencia de la red social sobre la verosimilitud de un mensaje del presidente donde advertía sobre las supuestas “consecuencias fraudulentas” del voto por correo.

Ante este oscuro panorama, el Partido Republicano mantiene una total sumisión ante su “Caudillo”. Los republicanos han demostrado fehacientemente estar dispuestos a plegarse ante cualquier capricho de Trump, por ello no sería difícil atestiguar su complicidad con alguna artimaña presidencial de último momento para torcer el resultado electoral como, por ejemplo, una declaratoria el estado de emergencia en los estados más disputados o prohibir reuniones de más de diez personas a causa de un eventual rebrote de la pandemia.

Los más pesimistas temen la posibilidad de ver a Trump ensuciar los comicios en caso de una disputa cerrada, donde el escrutinio de las papeletas enviadas por correo sea lento. Incluso no descartan el inicio de investigación criminal contra Biden por parte del fiscal general Barr, quién ya ha demostrado su absoluta incondicionalidad a Trump.
Obviamente, una disputa poselectoral digna de Honduras o Gabón representaría un golpe fatal al, de por sí, menguante liderazgo mundial estadounidense.

Pedro Arturo Aguirre
Columna Hombres Fuertes
Publicada 3 de junio de 2020

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