Este es el texto de la propuesta para la apertura del sistema de partidos que un grupo de ciudadanos mexicanos presentamos al Senado de la República. Lo hicimos preocupados por la tendencia que exhiben los tres grandes partidos políticos a cerrar aún más la posibilidad de que nuevas organizaciones políticas tengan la posibilidad de participar en elecciones. Si se lee y entiende bien el texto, se verá qu no se trata de formar nuevos negocios que medren del erarario público (de hecho, solicitamos eliminar el subsidio a priori las elecciones), sino de eliminar las injustas trabas que prevalecen actualmente para la formación de partidos emergentes que los obligan, entre otras cosas, a recurrir a pactos corporativos y clientelares para poder participar en las elecciones.
México D.F., a 9 de marzo de 2010
SEN. CARLOS NAVARRETE RUÍZ
Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República
Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática
SEN. GUSTAVO ENRIQUE MADERO MUÑOZ
Presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República
Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional
SEN. SENADOR MANLIO FABIO BELTRONES RIVERA
Presidente del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República
Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional
SEN. FRANCISCO AGUNDIS ARIAS
Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Verde Ecologista de México
SEN. LUIS MALDONADO VENEGAS
Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Convergencia
SEN. ALBERTO ANAYA GUTIÉRREZ
Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo
P R E S E N T E S
Asociarse pacíficamente, así como participar en elecciones para votar y ser votados son derechos elementales de los ciudadanos en cualquier democracia y están expresamente consagrados en nuestra Constitución. Resulta por ello necesario, en el marco de un ánimo generalizado de participar en la reforma política del país, que en el tema de la representación estos elementos prevalezcan. No deben ser ni el gobierno, ni mucho menos los partidos políticos ya existentes, los que determinen quienes deben participar en los comicios, sin escuchar la voz del ciudadano. Esta voz exige más espacios de participación, requisitos sencillos para organizar nuevos partidos y competir en condiciones de equidad, independencia y pluralidad como principios fundamentales del sistema democrático.
Desde la promulgación de la ley electoral federal de 1946, han regido disposiciones destinadas a restringir la creación y participación de nuevos partidos. De hecho, nuestra legislación electoral ha sido un caso sui generis a nivel internacional, pues prácticamente en ninguna democracia del mundo se exigen tantos requisitos para la constitución y registro de nuevos partidos, al mismo tiempo que se mantiene el monopolio de registro de candidatos a favor de los partidos existentes. En las democracias consolidadas, existen criterios diferenciados para el registro de los partidos políticos. Se exigen diferentes condiciones para participar en elecciones, para recibir recursos públicos y/o para lograr acceder a la representación parlamentaria.
Nuestro marco legal vigente establece que para constituir un partido político se deberá formular una declaración de principios, un programa de acción y estatutos, así como contar con 3,000 afiliados en por lo menos veinte entidades federativas, o 300 afiliados en por lo menos 200 distritos uninominales. Esto, sin que el número total de afiliados pueda ser inferior al 0.26% del Padrón Electoral Federal. Además de realizar asambleas en ese mismo número de entidades o distritos, con un elevado número de asistentes y en presencia de notarios públicos o funcionarios electorales.
Las condiciones que impone la ley, de afiliar y celebrar asambleas estatales o distritales en un tiempo límite, han tergiversado la naturaleza de la participación ciudadana, que debe sustentar el origen y derecho al registro legal de los partidos. En la práctica, ha obligado a las organizaciones que aspiran a constituir un nuevo partido político a depender de grupos y corporaciones con capacidad de movilización, utilizando métodos innobles, como efectuar rifas, sorteos y eventos populares o, descaradamente, pagar por la presencia de los supuestos afiliados.
Mantener un criterio restrictivo, privilegiando dinámicas del pasado, favorece la petrificación y esclerosis del actual sistema de partidos, quienes están lejos de representar la pluralidad existente en nuestra sociedad. Si aspiramos a vivir una democracia plena, debemos acabar con ese círculo vicioso que pervierte a los institutos políticos desde su creación, levantar las restricciones que aún pesan sobre el ejercicio del derecho de asociación política y permitir la participación de candidatos independientes a cargos de elección popular. Ofrezcamos más canales de participación a nuevos actores que, de manera individual o colectiva, quieren participar en la transformación nacional.
Es imperativo garantizar la consolidación de un sistema de partidos fuerte y representativo con el propósito de trabajar en favor de la gobernabilidad, pero también es importante ampliar los canales de participación. Hay formas de abrir la competencia sin debilitar el sistema de partidos, como lo prueban las experiencias de otros países en donde participar en elecciones es fácil, pero no lo es tanto acceder al parlamento y/o recibir financiamiento público. Urge abrir el abanico de opciones sin que esto implique mayores recursos del contribuyente. Por ello, pedimos se considere volver a adoptar en nuestro país el modelo de “registro condicionado al resultado en las elecciones” para nuevos partidos políticos. Por ello, proponemos a esta H. Soberanía:
1. Establecer requisitos asequibles a la ciudadanía y a sus organizaciones políticas para tener derecho a participar en elecciones, lo cual no implica utilizar recursos públicos para ello. Esto es, que una organización política pueda obtener “registro condicionado” y aparecer en las boletas electorales como partido político nacional acreditando el apoyo en firmas de un porcentaje mínimo del padrón (0.5%), contar con declaración de principios, programa y estatutos y comprobar actividad política previa a nivel nacional.
2. Que un partido político con registro condicionado pueda validar su registro y obtener el reembolso de gastos de campaña si, y sólo si, cumple cabalmente con las obligaciones establecidas en ley en materia de transparencia y rendición de cuentas, hasta por el monto que para tal efecto se haya establecido, y siempre y cuando haya obteniendo al menos el 1% de la votación efectiva.
3. Que un partido con registro condicionado tenga el derecho a la asignación de legisladores por el principio de representación proporcional cuando obtenga al menos el 2% de la votación nacional efectiva.
4. Establecer que los partidos políticos con registro local puedan postular candidatos a diputados federales y senadores en el ámbito de la entidad federativa que corresponda, recibiendo en consecuencia las prerrogativas y financiamiento en condiciones de equidad respecto de los partidos políticos nacionales.
El esfuerzo de una reforma política quedaría inconcluso si no se aprovecha la oportunidad histórica de abrir el sistema de partidos y de acercar a éstos a los ciudadanos. Retomemos el espíritu de la reforma política de 1977 y apostemos a un México plural. Oxigenemos la vida política de México fortaleciendo y fomentando la participación, abriendo más opciones para los ciudadanos.
ATENTAMENTE,
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