La demagogia es tan vieja como las organizaciones sociales humanas, de hecho es hermana gemela de la mentira y únicamente desparecerá el día que los humanos fenezcan. Comentamos en la pasada entrada como el fenómeno populista de ninguna manera se constriñe a las llamadas “naciones en vías de desarrollo”, sino que también goza de cabal salud en las democracias consolidadas de lugares tan desarrollados como Japón. La vieja fórmula de prometer lo imposible sigue siendo sumamente eficaz para ganar elecciones en cualquier lugar del mundo. Alemania, otra potencia económica con altos niveles de educación y de “politización”, también nos dio el fin de semana pasado prueba de que a la gente le encanta que le mientan. Se celebraron elecciones locales en tres estados de la federación germana, preámbulo de lo que serán los comicios federales, a celebrarse a finales del mes de septiembre que hoy comienza. En ellos destacó la buena actuación del partido denominado como La Izquierda (Die Linke), el cual nació hace algunos años como resultado de la fusión entre los ex comunistas que gobernaron con mano de hierro la extinta RDA con un sector de disidente de los socialdemócratas liderado por el estentóreo demagogo Oskar Lafontaine. Particularmente destacado fue el desempeño en las urnas de Die Linke en el pequeño estado federado alemán de El Sarre, donde el mentado Lafontaine tiene su "elegante" residencia (Ver foto) y el cual ya fue gobernado por este curioso político - gran vividor, por otro lado- en los años ochenta y noventa cuando aún era uno de los más destacados dirigentes del hoy tan devaluado SPD. Mucha ha sido siempre la preocupación social de Lafontaine, ¡qué duda cabe!, por eso los irónicos alemanes han bautizado el bodrio donde Oskar vive como el “El Palacio de la Justicia Social” (Palast de Sozialen Gerechtigkeit).
Tal como sucedió con Yukio Hatoyama en Japón, las propuestas electorales de Lafontaine se pueden reducir a una sola idea: repartir dinero, pero a manos llenar, sin escrúpulo alguno faltaba más, que para eso somos de izquierda. Y así podemos ver en las plataformas electorales de Die Linke maravillas tales como salario mínimo de 1,400 euros, ingreso ciudadano garantizado para todos de 750 euros para solteros y 1,900 euros para familias con hijos, mensualidad extra de 800 euros para pensionistas y jubilados, garantía a todo egresado de educación media un lugar de capacitación para realizar una carrera corta con costo pagado por el Estado, marcha atrás a las reformas liberalizadoras introducidas por el pasado canciller socialdemócrata, -el odiado por Lafontaine- Gerhard Schröder- aumento sustancial a las ayudas para desempleados, y así un mar de ocurrencias maravillosas.
Cuando Lafontaine es cuestionado sobre la viabilidad financiera de tan quiméricos programas responde necedades tales como “si tan sólo la rica Alemania gravara a sus ciudadanos como lo hace Estados Unidos (¿¿¿!!!¡¡¡???), el Estado germano tendría 50 mil millones de euros más en sus arcas". Según este demagogo, los nuevos gastos de su programa electoral serían financiados a través de un nuevo sistema fiscal, basado en las originalísimas ideas de imponer más impuestos a los ricos y a las corporaciones y un mayor gravamen a la herencia. Porque, eso sí, cree que su programa basado en el despilfarro ilimitado y en la irresponsabilidad fiscal es un compendio de ideas novedosísimas muy al estilo del Socialismo del Siglo XXI de Chávez. Declara, prosopopéyico, "Nada tiene mayor efecto que una idea a la que le ha llegado su hora", también asegura que quiere convertir su visión en "violencia material", lo que sucede según Marx, cuando la idea es asumida por las masas.
Hay quien lo defiende, pero la mayor parte de los políticos de la coalición gobernante CDU-SPD lo tratan como a un "leproso innombrable". El “Napoleón del Sarre”, es otro de sus apelativos, que se debe al inconmensurable ego de este señor tan desmesurado y falaz que no soportó enfrentarse a la realidad de que su momento había pasado y decidió seguir en la arena política a costa de todo y en base a propalar la demagogia más atroz y aliarse con los personajes más indignos. Igualito le pasa en México a un tal Porfirio Muñoz Ledo, un calamitoso megalómano que hoy arrastra su prestigio por el fango y da espectáculos irrisorios al lado de fulanos como Gerardo Noroña y el Pejelagarto (y, próximamente, de su ahora correligionario en el PT “Juanito”).
Tal como sucedió con Yukio Hatoyama en Japón, las propuestas electorales de Lafontaine se pueden reducir a una sola idea: repartir dinero, pero a manos llenar, sin escrúpulo alguno faltaba más, que para eso somos de izquierda. Y así podemos ver en las plataformas electorales de Die Linke maravillas tales como salario mínimo de 1,400 euros, ingreso ciudadano garantizado para todos de 750 euros para solteros y 1,900 euros para familias con hijos, mensualidad extra de 800 euros para pensionistas y jubilados, garantía a todo egresado de educación media un lugar de capacitación para realizar una carrera corta con costo pagado por el Estado, marcha atrás a las reformas liberalizadoras introducidas por el pasado canciller socialdemócrata, -el odiado por Lafontaine- Gerhard Schröder- aumento sustancial a las ayudas para desempleados, y así un mar de ocurrencias maravillosas.
Cuando Lafontaine es cuestionado sobre la viabilidad financiera de tan quiméricos programas responde necedades tales como “si tan sólo la rica Alemania gravara a sus ciudadanos como lo hace Estados Unidos (¿¿¿!!!¡¡¡???), el Estado germano tendría 50 mil millones de euros más en sus arcas". Según este demagogo, los nuevos gastos de su programa electoral serían financiados a través de un nuevo sistema fiscal, basado en las originalísimas ideas de imponer más impuestos a los ricos y a las corporaciones y un mayor gravamen a la herencia. Porque, eso sí, cree que su programa basado en el despilfarro ilimitado y en la irresponsabilidad fiscal es un compendio de ideas novedosísimas muy al estilo del Socialismo del Siglo XXI de Chávez. Declara, prosopopéyico, "Nada tiene mayor efecto que una idea a la que le ha llegado su hora", también asegura que quiere convertir su visión en "violencia material", lo que sucede según Marx, cuando la idea es asumida por las masas.
Hay quien lo defiende, pero la mayor parte de los políticos de la coalición gobernante CDU-SPD lo tratan como a un "leproso innombrable". El “Napoleón del Sarre”, es otro de sus apelativos, que se debe al inconmensurable ego de este señor tan desmesurado y falaz que no soportó enfrentarse a la realidad de que su momento había pasado y decidió seguir en la arena política a costa de todo y en base a propalar la demagogia más atroz y aliarse con los personajes más indignos. Igualito le pasa en México a un tal Porfirio Muñoz Ledo, un calamitoso megalómano que hoy arrastra su prestigio por el fango y da espectáculos irrisorios al lado de fulanos como Gerardo Noroña y el Pejelagarto (y, próximamente, de su ahora correligionario en el PT “Juanito”).
7 comentarios:
Ay que horror! El regreso de los Kommis y la gente estúpida que les vota. Lo peor es que hoy, ya existen esos dispendios mágicos por parte del estado y así tengo un marido que trabaja de sol a sol para que una bola de güevones cheleen todo el día...Hace ya varios anyos cuando Joschka Fischer todavía andaba dando lata, tuvo un debate con Oskar y no recuerdo de qué iba, pero Lafontaine le dijo "te apuesto una caja de Champagne a que...X" y Fischer le respondió, bueno esa es la diferencia entre tú y yo, yo sólo tomo cerveza...
Ja! el sozi... Y ahora viene la contracampanya del bürgerliche Lager contra los rote Socken. Diver diver...
Y de ML pues es triste triste, pero cierto. Mira que acabar con Norona...
Geraldina es la mera mera de la política alemana, entre otros importantes temas
Oso - date cuenta los tiempos estan cambiando. Que Lafontaine sea un demagogo, no se. Pero esta aferrada idea tuya que el modelo economico actual es mejor que intentos de nivelar el estado socio-economico de una comunidad me parece ridiculo. Y que si el PIB baja? Sabes que el suelo del norteamericano ha bajado desde los 70 comparado a la inflacion? No debemos enfocarnos tanto en dinero. Existen otras cosas mucho mas importantes.
Tienes razón anónimo, pero la receta de que el Estado gaste y gaste y gaste no resuelve nada y a la larga provoca la quiebra de todo el sistema.
Anónimo, creo que no puede aplicarse la misma receta en todos lados en todos los tiempos. En México es necesario nivelar el ingreso, pero sobre todo las oportunidades, en la medida en que todos puedan acceder a la educación y la salud, podrás, en el futuro tener una nivelación en el ingreso y la brecha entre los mega slim y los pobres de la montana de Guerrero será menor. PERO en países como Alemania todos tienen ya las mismas oportunidades, el sistema educativo es muy bueno y el sistema de salud funciona, nadie se queda sin su terapia, OP o medicina. El problema es que esas ayudas del Estado provocan irresponsables sociales, que tienen todo para salir adelante pero prefieren a) vivir del dinero de desempleo y tener trabajos de 1 euro para comprarse sus lujos (cervezas, chocolates, cigarros) b) vivir del kindergeld (dinero de menores) mujeres que se embarazan de diferentes hombres para vivir de ser madre o c) definitivamente tirarse a la calle y pedir limosna.
Alemania es el país en que se cobra el porcentaje más alto de impuestos y ayuda social y hoy, que ya las oportunidades son iguales, los que trabajan no estan dispuestos a mantener a aprovechados que tienen todo para salir, pero no quieren, porque claro, es más cómodo quedarse en casa bebiendo cervezas, viendo la tele (que por cierto ellos no pagan impuesto para la TV y Radio).
Así pues, creo que el gasto social, como la affirmative action, debe ser para generar igualdad, y después, desaparecer...
Geraldina: Sería interesante conocer qué porcentaje de la población alemana incluye a los irresponsables sociales.
En cualquier sociedad los habremos. Mi punto es: ¿es realmente representativo su número?
Respecto a lo que afirmas que Alemania es el país con el más alto impuesto al ingreso, te puedo decir que estás equivocada. Una palabra: Escandinavia.
Me voy con una propuesta de tema mamerto para ustedes bloggeros: La importancia de la mediocridad en las sociedades de bienestar y su bienestar.
Manuel sinceramente desconozco el porcentaje de irresponsables sociales, pero me basta con ver por mi ventana a los 5 borrachines que están allí diario bebiendo...o a los 2 hombres que beben diario en el jardín de la casa de la esquina o a la que me pide dinero en la esquina con una chamarra que yo no puedo comprar. O a los cientos de casos que salen diario en la TV.
Lo de los altos impuestos si pero no, me explico. Efectivamente en Alemania se paga un impuesto sobre la renta más bajo que en muchos países Escandinavos PERO además se sustraen cuotas sociales (Sozialbeiträge) de los sueldos, por lo que si sumas ambas contribuciones, el porcentaje del sueldo que se da al estado es en Alemania más alto (por un 5% no más) que en cualquier país de Europa. Voy a buscar el dato, pues lo leí en el Tageschau pero no tengo la nota a la mano. Y el punto no es quién paga más, no sé cómo sea en Escandinavia. Yo te digo como es aquí y no me parece que sea necesario aumentar los regalos en efectivo como propone Lafontaine, esa no es la solución a nada.
Yo no digo que se deba desaparecer la economía social de mercado, considero que el apapacho social genera parásitos y eso no puede ser bueno para nadie. Y aunque sean pocos, por qué habrán unos de vivir del trabajo de otros?
Me parece que regalar dinero jamás sacará del hoyo a nadie. Y lo que Die Linke con Lafontaine propone es lo mismo que Chávez, generar incompetentes básicos.
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