miércoles, 2 de septiembre de 2009

No todos los políticos son iguales.


No todos los políticos son iguales. Aunque este blog tiene como una de sus citas la famosa frase de Goethe "El poder es el complemento de los mediocres" y está de acuerdo con la reflexión camusiana de "Los verdaderamente grandes hombres rara vez se dedican a la política" lo cierto es que, de vez en cuando, se da el caso de políticos dueños de una indiscutible limpieza ética que de verdad entregan su vida por un ideal superior y que son capaces de renunciar a comodidades privilegios y a la vida misma por mejorar las condiciones de sus prójimos. Nelson Mandela, desde luego, es uno. La semana pasada murió otro de estos titanes y el Oso Bruno no quiere dejar pasar la oportunidad de hacerle un modestísimo homenaje: se trata del ex presidente de Corea Kim Dae Jung

Alguna vez mi querido y lamentablemente extinto prematuramente amigo Oscar Hinojosa (maestro de periodistas) me comentó que le parecía injusto que el premio Nobel de la paz del año 2000 se le hubiese concedido únicamente a el presidente surcoreano Kim Dae Jung y no compartido con el sátrapa del Norte, el enternecedor Kim Jong Ill, ¿Qué no fueron ambos los que tuvieron la iniciativa de reunirse?, me preguntó Oscar. Pero mi amigo pensaba, erróneamente, que al Kim del Sur le otrorgaban el premio únicamente por aquella histórica reunión que juntó a ambos líderes coreanos, y no fue así. El Nobel se lo dio como reconocimiento a una larga y azarosa vida en favor de la democratización de su país.

Cuando Kim Dae Jung fue electo presidente surcoreano en 1997 coronaba una portentosa lucha en la que sobrevivió varios atentados contra su vida (uno de los cuales lo dejó cojo), años en prisión, privaciones, amenazas, derrotas electorales y todo tipo de adversidades. De hecho, en alguna ocasión estando a punto de ser arrojado al mar por agentes de la policía política coreana. Sólo la oportuna intervención del gobierno norteamericano le salvó espectacularmente la vida en el último momento. Años más tarde, En 1980, una corte marcial lo condenó a muerte bajo cargos de sedición, pero la sentencia fue conmutada por una de prisión perpetua y luego reducida a 20 años de cárcel. Tómese en cuenta que Kim, antes de ingresar en la política en 1954, era un hombre de negocios exitoso que manejaba su propia empresa naviera. Renunció a su cómoda vida por su ideal democratizador Nacido en 1925 cerca de la ciudad de Kwangju estudió economía en la Universidad de Kyunghee, ¡Y a pesar de ser economista fue un hombre bueno! Fue artífice clave en la democratización de un país que a partir de los años sesenta empezó a conocer tasas de crecimiento económico espectaculares como efecto de su estrategia industrializadora orientada a la exportación, pero que mantenía un férreo régimen militar dictatorial. Sufrió fraudes electorales y acosos severos por parte de las autoridades toda su vida. Sin embargo, como Mandela, fue un hombre de perdón que no buscó ningún tipo de revancha contra sus enemigos al llegar al poder. Por cierto que como presidente, y contra o que muchos temía, rehuyó de las soluciones fáciles de la demogogia. Arribó al poder justo en el momento en que su país se encontraba hundido en una grave recesión, de la cual salió gracias a que la administración de Kim Dae Jung supo implementar medidas acertadas y responsables.

Desde luego, por lo que más se le recuerda ahora es por haber sido el primer jefe de Estado surcoreano en viajar a Pyongyang, donde el 15 de junio de 2000 firmó una declaración conjunta que marcó el acercamiento entre ambas Coreas. Kim Dae Jung era un pacifista convencido de la necesidad de la reconciliación. "Es la mejor manera de poner fin a la tragedia nacional y de reunificar la patria", declaró en su último discurso presidencial.

No estimados amigos, no todos los políticos son iguales.

4 comentarios:

jose ahumada dijo...

muy buen post. en efecto, cuando los políticos resultan indistinguibles es momento de preocuparnos.

Geraldina GV dijo...

Me gusta.

Mario Arriagada Cuadriello dijo...

A mí también me gusta

Anónimo dijo...

A mi también Bruno, Bru-no.