Siempre llama la atención como a los megalómanos les gusta autoengañarse. Esta semana el inefable Sivio Berlusconi anduvo muy dicharachero. Se soltó a decir una serie de barbaridades cosa que, desde luego, no es nada rara en él, pero de las cuales destaca una gran mentira con la que él se engaña a sí mismo de forma hasta cierto punto insospechada. Por cierto, parte de sus absurdos decires los pronunció en plena conferencia conjunta con el babas de Zapatero, quien jamás podrá rivalizar en color y chabacanería con el payasón de Silvio. El jefe de gobierno español es aburrido como ostión. Eso sí en cuanto a los mal que gobiernan a sus respectivos países, ahí sí que se dan un "quien vive" estas dos tan disímbolas personlidades. Pero volviendo al tema, Silvio dijo esta semana dos grandes mentiras, una de las cuales es completamente inocua dado que no se la cree ni él. Aseguró que había sido el mejor jefe de gobierno de Italia en toda su historia. Bueno, vaya y pase como una más de las gracejadas de este simpático señor, pero la otra mentira es infinitamente más grave porque es una falacia con lo que el hombre más rico de Italia se engaña a a si mismo, y es seria la cosa porque uno pensaría que un hombre tan cínico y vivido como éste debería estar perfectamente consciente de que las mujeres se acuestan con él únicamente por dinero.
No Silvio, no te engañes, tú has pagado por sexo toda tu miserable vida. No sé si te encuadres a lo que México llamamos "putañero" (¿verdad, Froylán?), es decir aquellos finos caballeros que son asiduos clientes de las damas que venden sexo, un comercio por demás noble y respetable como pocos. Un amigo mío (Antonio Guerrero) alguna vez me dijo que no hay amor más puro, sincero y noble que el comprado. Milenios de existencia humana sobre la faz de la tierra han corroborado la infinita sabiduría de esta inmortal sentencia. Pero, Silvio, a ti te han dado sexo toda tu vida por dinero, no sé si como parte de un comercio directo y sin ambajes y bajo una establecida previa, características que hacen de este tipo de amor uno tan impoluto como el que describe Don Antonio, pero lo que es obvio para todo el mundo menos para ti, oh gran príncipe del cinismo, es que la inmensa mayoría de las mujeres que se han acostado contigo lo han hecho por que eres millonario y poderoso y esperan obtener favores y dinero a cambio de darte un rato de placer aunque, claro, de manera indirecta y embozada. Mueve a risa que presumas ser todo un Casanova de esos que, según tus graciosos dichos de esta semana, tanto abundan en tu bella tierra. Puedes llamar a eso "prostitución disfrazada" o "transacción comercial disimulada" si quieres, pero de que es una forma de pagar por sexo no queda ninguna duda.
Es tan respetable la opinión de quienes prefieren conquistar que pagar por sexo tanto como aquellos que no tienen escrúpulos en "mocharse con una feria por el brinco", pero lo que no es inteligente es autoengañarse. Mi amigo el Guayabo me asegura que jamás ha ido con putas y que el nomás de tuerce de lo que caiga de buena fe como producto de sus encantos y simpatías naturales (ver foto arriba). Y es que Guayabo, que no es millonario ni muchísimo menos, cuenta para sus conquistas amorosas sólo con las armas que le dan su gran labia, su amplia cultura, su inigualable buen gusto y su extraordinario sentido del humor (aunque seguramente el Guayabo incluiría en esta lista otro tipo de "armas"). Berlusconi tiene en su haber de conquistador no mucho más (pero no mucho menos) que millones en sus cuentas bancarias.
Yo te pregunto amable lector, ¿A quien creerle cuando dice que nunca a pagado por sexo, A Berlusconi o a El Guayabo?
5 comentarios:
Mi querido oso, sabes muy bien que "there is no such a thing as a free ride"
Sabio como siempre, Pepe.
Con todo respeto, jose ahumada no es sabio, es listo; sabio es BRUNO, BRU-NO.
El Guayabo me parece que además de sus múltiples e indiscutibles cualidades, también se ha ganado la lotería, al menos una vez en la vida.
Ah y Antonio Guerrero no ha conocido el amor(sentencia sin tomo moralino y sí, admito, de una cursilería rosa, muy ro-sa pero tan legítima como la suya).
Ahora bien, atendiendo a la pregunta de la nota: Le creo al Guayabo.
Saludos.
No le creo a ninguno.
JHT sí es sabio.
BRU-NO, Bru-no.
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