El gobierno socialista español quiere revolucionar la lengua castellana. Primero fue la ministra de Igualdad con eso de "Miembras". Ahora es Zapatético, que no se cansa de buscar e inventar sinónimos a la paralbra "crisis", y eso en plena campaña por hacer que el castellano sea reconocido como la lingua franca de todos los españoles(a lo quel propio Zapatero pone .-todavía- oidos de cañonero). En efecto, los españoles se están dando cuenta tarde de los efectos de la crisis mientras siguen celebrando el título de la selección en la Eurocopa, sin ser conscientes de que la verdadera fiesta, la de una década de crecimiento, como dice The Economist, que que arremete muy dúramente contra el presidente del Gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, apunta que, entre otras cosas, la pérdida de popularidad del jefe del ejecutivo se debe a su negativa a usar la palabra crisis. A su vez, indica que el acercamiento del líder del PP, Mariano Rajoy, hacia el centro, le ha permitido superar en popularidad al Presidente.
Ante la coyuntura económica reinante y la negativa del Gobierno a no recortar en el gasto público, el the The Economist señala a la privatización, mayores límites en el número de burócratas y la congelación de sueldos de los funcionarios como alguna de las posibles medidas para compensar gastos, aunque cabe decir que todo ello no son sino anatemas para los socialistas.
La publicación señala a un comentario del Banco de España, en el que dijo que la necesidad de la economía es el control del crecimiento de los sueldos y el dar facilidades a las empresas para poder realizar despidos de un modo más barato, y apunta que Zapatero ya ha pedido a sindicatos y empleadores que empiecen a dialogar. Ante el difícil panorama que se le presenta al presidente de gobierno español, The Economist dice que Zapatero podría tener como soluciones más fáciles a su falta de popularidad ser más duro con las autonomías, especialmente con aquellas con tintes nacionalistas, y endurecer las medidas contra la inmigración con planes tales como impedir a los inmigrantes que se traigan a sus padres o hijos adultos, de modo que se desanime a nuevos inmigrantes a buscar un futuro mejor en España. De ahí que Zaptero haya sido entusasta partidario de las recientes directivas de la UE para lograr un mayor control de la inmigración. Y es que ser duro en inmigración siempre será la manera más fácil de mantener el nivel de popularidad en comparación con la promoción de reformas económicas no deseadas. El chivito expiatorio de siempre: el inmigrante. Ya lo vimos también en Italia con la fascistoide persecución de gitanos.
Por otra parte, ¡Enorabuena España, por esa Eurocopa!. Y ahora ¡A por el mundial!
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