Las ominosas FARC se encuentran en vías de extinción, afortunadamente. Lo que llevamos de este año han sido funesto para ese grupo criminal. Como haya sido, el exitoso operativo de rescate reveló la fragilidad militar de las FARC. Era impensable, tiempo atrás, inflitrar y manipular de esta manera a la mayor guerrilla latinoamericana. Pero es cierto que en los últimos meses la guerrilla sufrió bajas y deserciones que inevitablemente iban a tener consecuencias negativas.
En marzo pasado, en el marco de un polémico operativo militar, las fuerzas armadas colombianas mataron a Raúl Reyes, "número dos" de las FARC. Además, secuestraron material informático de su campamento, donde la guerrilla guardaba sus mejores secretos, desde sus negocios con el narcotráfico hasta sus conexiones internacionales.
Menos de una semana después, se confirmó que otro miembro de la dirección rebelde, Iván Ríos, fue asesinado por un guardaespaldas que buscaba el pago de la recompensa ofrecida por Bogotá.
Y ese mismo mes, "Tirofijo", máximo jefe y fundador de las FARC, murió presuntamente por causas naturales y dejó vacante el liderazgo de la guerrilla, que fue ocupado por Alfonso Cano.
A la fuerte desestabilización que sufrió este año el Secretariado General -como se conoce a la cúpula de mando de la guerrilla-, hay que sumarle una gigantesca ola de deserciones.
Según el gobierno, más de 1450 rebeldes de las FARC han desertado en lo que va del año, lo que representa casi un 20% de sus efectivos. Bogotá estima que las FARC han visto reducidas sus filas a unos 8000 combatientes, es decir, la mitad que hace una década, cuando con frecuencia asaltaban y arrasaban puestos militares.
Además, las FARC también perdieron el apoyo del payasito Hugo (rila) Chávez, quien recientemente condenó los secuestros y afirmó que la guerrilla jamás logrará tomar el poder por las armas (cuando meses antes demandaba el reconocimiento de las FARC como fuerza beligerante legítima). "Si las cosas siguen así, la guerrilla habrá desaparecido en dos años", declaró hace poco Diego Canizares, quien fue el segundo mando de uno de los batallones de las FARC hasta marzo, cuando decidió abandonar las armas y la selva
Así, tras ir de derrota en derrota, el rescate de Ingrid es el más severo golpe político para estos narcoguerrilleros, aún idolatrados por la parte más obtusa de la "progresía" latinoamericana.. ¡ENHORABUENA COLOMBIA!
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