viernes, 11 de diciembre de 2009

El valiente y certero discurso de Obama


Obama ha tenido sus altibajos desde que llegó a la presidencia, pero antier en la ceremonia del Nobel dijo uno de sus mejores discursos, que en mucho podría borrar la mala impresión que dio cuando, días antes, anunció en West Point el incremento de tropas en Afganistán con una pieza oratoria débil e inconvincente. Obama fue directo, desterró cualquier tipo de fácil hipocresía al que podría haber dado lugar el momento y reafirmó la convicción que todo buen estadista debe tener al cumplir con sus responsabilidades de mando y que se resume en el adagio latino Si vis pacem para bellum

Obama, defendió la muchas veces ineludible necesidad de ir a la guerra en ciertas ocasiones, y dijo algunas valiosas verdades: "Enfrento el mundo como es y no puedo permanecer sin hacer nada frente a las amenazas al pueblo estadounidense. Un movimiento no violento no podría haber frenado a los ejércitos de Hitler. Las negociaciones no pueden convencer a los líderes de Al-Qaeda a deponer sus armas. Decir que la fuerza a veces es necesaria no es cinismo: es un reconocimiento de la historia y de las imperfecciones del hombre y los límites de la razón", Y claro que este discurso estuvo lejos de ser cínico, como afirman algunos simplones. Fueron las palabras sinceras de un hombre que sabe poner los puntos sobre las íes y evitó caer en triunfalismos, hipocresías y exhibicionismos (ah, y no menos importante: en cursilerías).


"La creencia de que la paz es deseable, rara vez es suficiente para lograrla". Implacable verdad, y otra más "A veces la guerra es necesaria, y en cierta medida la guerra es una expresión de los sentimientos humanos", apuntó Obama, para añadir que en ciertas circunstancias, "los instrumentos de la guerra tienen un papel que desempeñar en la preservación de la paz". Y aclaró: "La guerra en sí misma nunca es gloriosa y nunca debemos presumir de ella como tal". E incluso encaró a la otra gran polémica en torno al galardón: que se le hubiera concedido cuando apenas lleva 11 meses en el cargo y sus logros concretos aún son limitados. "Sería negligente si no reconociera la considerable controversia que su generosa decisión ha generado. En parte, esto es porque estoy al comienzo, no al final, de mis labores en el escenario mundial", reconoció que sus logros "son escasos" en comparación con otros galardonados anteriores, como Martin Luther King o Nelson Mandela, e indicó que recibía el premio con "profunda gratitud y una gran humildad". Y aunque elogió el camino de no violencia seguido por los dos mencionados, acotó: "Como jefe de Estado he prometido proteger y defender mi nación, no puedo dejarme guiar sólo por sus ejemplos"

Pues bien, me pareció estupendo el discurso, pero le faltó algo: un justo reproche a algunos de sus más torpes antcesores a la hora de abusar del instrumento de la guerra, aquellos que con el pretexto de iniciar guerras "preventivas" o inician conflictos injustos, cruentos y duraderos, acre lección que ha padecido Estados Unidos varias veces en la historia, la última con la inicua decisión de Bush Jr de invadir Irak a base de mentiras.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Es hora de proscribir a la Iglesia católica


Pocas cosas me repatean más que la hipocresía de la Iglesia católica, que con tanto fervor persigue a las mujeres que se ven obligadas a abortar, pero solapa de buen grado los abusos de los curas y tolera la violencia contra las mujeres, entre otras de las muchas vilezas que podemos reprocharle. La última felonía de esta gran asociación delictuosa promotora de mentiras fue develada por un informe oficial del gobierno de la pía Irlanda sobre decenas de sacerdotes que han abusado de centenares de niños durante años con la complicidad de la jerarquía eclesiástica, la cual encubrió cuidadosamente estos hechos con la complicidad de la policía. Alrededor de 450 niños fueron víctimas de abusos sexuales practicados por una cincuentena de sucios sacerdotes entre 1975 y 2004. Y los autores de estas sevicias fueron protegidos por los cuatro arzobispos que se han sucedido en la diócesis de Dublín en esta larga etapa. ¡Cuán repugnante! Y eso no es todo, el informe es publicado seis meses después de otra investigación, que reveló decenas de abusos desde los años 1930 hasta los años 1990 en las instituciones para niños dirigidas por la perversa Iglesia católica. El informe narra cosas tan repugnantes como la de aquel padrecito que sometía a una niña pequeña para insertarle brutalmente un objeto en su vagina, y luego en su ano. El objeto, por supuesto, era su crucifijo. Se trata del curita de la localidad de Glendalough (y responsable de la escuela primaria), y se mantuvo al frente de estas responsabilidades más de tres años después de que los padres de la niña se quejasen del repugnante delito ante el arzobispo de Dublín, Desmond Connell. Esto en años 1990. Y así abundan anécdotas por el estilo en todo el informe.

Gran escándalo en Eire, pero sólo por el momento. Como tantas veces, el Vaticano tratará de enterrar y solapar el asunto. Hipócritas cretinos. ¡Qué razón tiene Fernando Vallejo cuando exige la proscripción de esta aborrecible institución!

sábado, 5 de diciembre de 2009

Sorteo tramposo


Ese sorteo fue un fraude, ¡Qué casualidad que el equipo local abre el mundial contra el equipo más pendejo!

jueves, 3 de diciembre de 2009

Evo y su indiginismo radical rumbo a la reelección


Evo Morales va que vuela para conseguir su reelección como presidente de Bolivia en las elecciones del próximo domingo. Su populismo y su indigenismo radical siguen cotizándose alto en un país tan vilipendiado como, sin duda, lo ha sido Bolivia. Los pueblos indígenas de América han sido marginados, olvidados y maltratados durante siglos, y es indiscutible que muchas de sus reivindicaciones son perfectamente justas y legítimas, pero los intentos "justicieros" del populista Evo de reparar las consecuencias de los famosos 500 años de de iniquidades sufridas por los pueblos originarios dejan abiertas muchas interrogantes, las cuales saltan a la vista con hacer una lectura a la nueva Constitución boliviana aprobada por Evo este año. Es de dudarse la viabilidad, prudencia y equidad de esta política pretendidamente reivindicatoria. Por ejemplo, el artículo 1 de esta nueva Constitución define a Bolivia un "Estado unitario social de derecho plurinacional comunitario". El artículo 5 establece que los idiomas oficiales son el castellano más otras treinta y seis lenguas indígenas, algunas de las cuales representan a un número muy pequeño de ciudadanos. Los artículos 1 y 178 establecen el principio de "pluralismo jurídico", que abre la puerta a que "la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción indígena-originario-campesina gozarán de igual jerarquía" (artículo 179), y pone el derecho consuetudinario indígena en un pie de igualdad con el derecho positivo del Estado boliviano, con el agravante de que no hay uno sino múltiples derechos consuetudinarios de los pueblos originarios bolivianos, códigos ancestrales no escritos de los cuales se desprenden algunas penas violatorias de derechos humanos, como el linchamiento e incluso la crucifixión. Este problema lo hemos tenido en México con la rebelión zapatista y da lugar a la pregunta: ¿Hasta dónde es válido respetar los usos y costumbres indígenas que, por ejemplo, denigran la condición de la mujer, o los que dan lugar a la legitimización del linchamiento? ¿Recuerdan aquella célebre declaración del Peje cuando, ante un linchamiento, mencionó que ante las costumbres de los pueblo "más valía no meterse"?
En Bolivia, de acuerdo con el informe de 2008 de la Human Rights Foundation, durante el último lustro se registraron una cincuentena de linchamientos, cuyos perpetradores invocaron leyes antiguas. Entre ellos está el caso del alcalde de Ayo Ayo, Benjamín Altamirano, que en 2004 fue golpeado, apedreado, colgado y quemado vivo por acusaciones de corrupción nunca comprobadas. Y aunque el artículo 15 prohibe la tortura y los tratos degradantes, y agrega que no existe la pena de muerte, en los hechos los linchamientos no se reprimen. Asimismo, los latigazos, forma tradicional de castigo en gran cantidad de comunidades indígenas, tampoco son objeto de limitaciones o repimendas oficiales.
¡Cuidado! El romanticismno jurídico que entraña estos intentos de reparación a los pueblos indígenas pueden acarrear una catástrofe humana sin precedentes en nuestro subcontinente. No hay que irse con la finta.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Dios es puto


El presidente emérito de una cosa que se llama "Consejo Pontificio para los Operadores Sanitarios del Vaticano (tendrá que ver algo con los escusados de la Santa Sede, supongo)" declaró que los homosexuales jamás entrarán al “Reino de los Cielos” dizque por "actuar contra la dignidad del cuerpo". Déjeme decirle una cosa, Sr. Cardenal: tengo firmes sospechas de que Dios es puto, y si no, explique usted el por qué de toda esa constante apología a lo masculino que encontramos en las tres religiones que llamamos "del libro (judíos, cristianos y musulmanes)". ¿A que viene el desprecio tan abierto y esa filosofía tal hostil hacia la mujer y lo femenino? Además, claro está, qué de ser cierto lo que dice el cardenal se estaría condenando por lo menos al 90% de los curas católicos al infierno, a más, inclusive, suponiendo que "su eminencia" considere a la pederastía como un acto contra la dignidad del cuerpo, aunque con estos chicos nunca se sabe. Mucho cuidado, cardenal, que el pez por la boca muere, no vaya a estar regándola y ande quedando mal con el mero Jefe.

viernes, 27 de noviembre de 2009

México y el desprecio a las instituciones


México tiene un sistema de gobierno podrido porque carece de instituciones sólidas y dueñas de plena credibilidad, y la clase política no se preocupa en lo más mínimo por fortalecerlas, antes al contrario, las hace objeto de disputa y mercadeo para solaz de partidos y grupos de poder. La construcción y consolidación de las instituciones en una democracia implica limitaciones en los comportamientos de los factores de poder. Las instituciones son productos históricos y surgen de la necesidad de crear órdenes en los que las personas puedan interactuar y reducir el costo de sus intercambios. Las instituciones permiten estructurar y coordinar las opciones de los factores de poder y del resto de los actores sociales. Uno de los códigos informales, pero esenciales, sobre los cuales descansan las instituciones democráticas requiere que los actores se autolimiten para preservar las reglas y vigorizar la legitimidad del sistema en su conjunto. Y aunque la principal regla dentro de un sistema democrático es el gobierno de la mayoría, ésta no es la única, coexiste con otras, tales como los derechos de las minorías. Hay criterios que podríamos llamar “contramayoritarias” diseñados a preservar los derechos de las minorías ante avances de mayorías circunstanciales.

Todas las reglas en una verdadera democracia deben estar por encima de las urnas, justo para evitar que se conviertan en vil botín político. De esta forma, mientras que las mayorías se modifican de acuerdo con las preferencias expresadas por los ciudadanos en cada elección, el conjunto de derechos se preserva fuera del debate coyuntural que las anima. Por eso nunca es justificable que una mayoría electoral vulnere derechos básicos, como lo son las garantías individuales, ni convierta una institución encargada arbitrar por encima de los acores políticos y sociales en mercado de negociaciones políticas entre los partidos. Hoy, bajo el gobierno panista, somos testigos de cómo una instancia que en los años noventa se había distinguido por haber recuperado independencia y legitimidad como es la Suprema Corte de Justicia de la Nación es ahora objeto de las disputas y negociaciones de toma y daca entre los partidos. Calderón, lejos de entender que debe autolimitarse para designar los nuevos ministros en la Corte Suprema, ha decidió impulsar el nombramiento de personas afines a la ideología conservadora de su partido, cuyas acreditaciones profesionales son cuestionables. Incluso en algún caso promueve el nombramiento de un viejo conocido suyo, un maestro (¿Hermano Lelo?), extendiendo a tan trascendental instancia, y de forma particularmente nociva para el país, su deleznable costumbre de nombrar amiguitos cercanos y personajes de sus círculos íntimos en puestos de alta responsabilidad pública. El asunto se agrava cuando vemos al principal partido de la oposición (¿?¡, el inefable PRI, aceptar este tipo de nombramientos a cambio de privilegios y ventajas en otros ámbitos políticos e institucionales.
La democracia requiere mayorías, pero también requiere reglas, sobre todo requiere reglas, entendidas éstas como instituciones que, entre otras cosas sean capaces de establecer prácticas y garantías contramayoritarias, y la principal "agencia" encargada de aplicarlas no debe estar sujeta al humor de las mayorías circunstanciales. Esta "agencia" es el Poder Judicial, y es por eso debe impugnarse con todo rigor las pretensiones de los partidos hoy mayoritarios a negociar en base de intereses particulares cortoplacistas el nombramiento de los ministros. El problema viene cuando uno se asoma al páramo intelectual e ideológico ese que es la izquierda mexicana con la esperanza de encontrar un firme y eficaz contrapeso contra estas pretensiones de alienar a las instituciones del país y vemos al Duce de Macuspana mandar al diablo a las instituciones, al PRD cada vez más desgajado por sus riñas internas y a los distinguidos hooligans que integran la bancada del PT, ¿Dónde están el Peje, Muñoz Ledo, Ñoroña y el resto de la (auténtica) fauna ahora que, por ejemplo, las legislaturas locales están limitando la libertad de decidir sobre sus derechos reproductivos de las mujeres? ¿Qué iniciativas han tomado para frenar el secuestro de la Suprema Corte por parte de la derecha más retrógrada? No, amigos míos, la deplorable izquierda mexicana no sirve para nada.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Europa hace el ridículo


¡Qué bajo ha caído Europa con la elección de esta pareja de nulidades! Se sabía que los mediocres dirigentes europeos actuales iban a optar por el bajo perfil en lo que concernía a estos nombramientos, ¡Pero no que iban a desplomarse hasta el sótano! Con estos dos Europa ha renunciado definitivamente a ser un protagonista de primer orden en el devenir de los asuntos mundiales, cediendo toda la iniciativa al recién inaugurado G2 USA-China.

Cuando uno ve a esta horrorosa pareja de burócratas caras-de-castor en la cima del andamiaje institucional del otrora continente más poderoso del mundo, y además voltea contemplar el entorno político internacional para toparse con las nulidades que vemos gobernando por aquí y por allá (Obama y a Lula excluidos, ojo) uno se pregunta qué podemos esperar de las clases gobernantes venidera: personajillos grises e intercambiables con muchas presuntas "habilidades" técnicas (se supone) pero sin conocimientos profundos sobre el mundo que les rodea. Gente fea, gris, insustancial, anticarismática, sin imaginación y muy, muy aburrida. Ahora tendremos en el escenario mundial a una Europa sin personalidad, sin voluntad ni voz, fácil de controlar, calladita y sumisa. Lo peor de todo es que este nombramiento es la coronación de una execrable tendencia que se ha venido reforzando durante toda esta década Paris Hilton que se acaba: la apoteosis del "bajo perfil", la mediocridad como una meta a conseguir en vez de un defecto a evitar a toda costa, como si lo ideal fuera pasar desapercibido en la vida en vez de lanzarte hacia su conquista.
La clase policía europea se mexicaniza. Las viejas reglas de la inmunda “cultura poítica priísta parecen ser estar siendo calcadas por los nuevos gobernantes europeos. El no hacer olas, el no moverse para poder salir en la foto, la disciplina hasta la ignominia, la falta de ideas y de color para no levantar sospechas, todo esto es lo útil para conseguir el éxito en política. Pobre, la Europa de las nulidades.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Paris Hilton, Persona "Oso Bruno" de la década


Se acaba una década horrenda. Estos primeros 10 años del siglo y del milenio, que alguien muy acertadamente propuso bautizar como los noughties (las nulidades) a falta de un numeral ad hoc que los nombrase se acabará en un mes aunque, claro, no faltará el nerd que alegue con pedantesca precisión matemática que la década en realidad se acaba hasta el 31 de diciembre de 2010, ¡Pero qué teto se necesita ser, caramba!

Se va una época de fracaso y de paranoia colectiva, de grandes catástrofes naturales, desesperanza y, sobre todo, de mediocridad, de mucha mediocridad, que empezó con la polémica elección de Dubya Bush (ya sin discusión, uno de los peores presidentes que ha tenido Estados Unidos en su historia) con su parejita Dick Cheney, y siguió con el escándalo de Enron, los atentados del 11-S, la infame paranoia, la estúpida cruzada dizque antiterrorista en Afganistán e Irak, el Tsunami y anexas, el calentamiento global, las colas en los aeropuertos, la Baurin Merkel, el taxista Sarko, ¡¡Berlusconi!!, Chávez, los Kirchner, Putin, Brown, Bernie Maddoff y un largo etcétera de gente mediocre, vulgar, irrelevante, petulante y/o cínica, sin olvidar las valiosas aportaciones mexicanas: Felipillo, el Peje y Chente Fox. Sin olvidar, desde luego, que la principal herencia de la década será la peor crisis económica en 80 años. ¡El mundo lleva diez años que apesta del carajo! ¡Maldita década perdida de darkies y emos, cuyas aportaciones artísticas y literarias son muy contadas (detacaría la arquitectura y algunos compositores interesantes de música clásica)! ¡Pa su madre! De seguir así, oremos porque sean ciertos los pronósticos mayas sobre el fin del mundo en 2012.

Por eso es que humildemente, como le corresponde este ignorado Oso, proponemos el nombramiento de quien mejor representa la vacuidad, superficialidad, mediocridad y esterilidad ética e intelectual de ésta época; de quien encarna mejor que nadie eso que los pedantes llaman el Zeitgeist de este podrido inicio de milenio, como PERSONA DE LA DÉCADA DE LAS NULIDADES (Noughties): Paris Hilton

Y adiós, década de porquería

jueves, 19 de noviembre de 2009

Ya que tanto nos cuestan, obliguemos a los partidos a abrirse.


La Cámara de Diputados argentina acaba de aprobar una reforma para hacer obligatorias, abiertas y simultáneas las elecciones primarias para elegir a los candidatos presidenciales en todos los partidos que gocen de personería jurídica, tal y como sucede en Uruguay desde la reforma constitucional de 1997. En general es una buena idea esa de celebrar primarias abiertas. Es cierto que en México PRD y PRI, con las sucias prácticas a las que son tan afectos, nos han dado ejemplos muy claros de lo como no deben realizarse elecciones primarias, y el PAN –por antonomasia un partido “cerrado”- se obstina en celebrar sus procesos de forma cerrada, es decir, en la que participan exclusivamente los militantes del partido, y no como debería de ser, extendiendo ese derecho a cualquier ciudadano interesado bajo la lógica de que se trata de entidades de “interés público” que viven a expensas del erario nacional. Los vicios que hemos presenciado en lo concerniente a los comicios internos mexicanos muy bien podrían corregirse si responsabilizamos al IFE (libre ya de la incompetencia de “maguitoUgalde) de la organización, supervisión y sanción de estos comicios y si los convertimos en mecanismos abiertos y simultáneos, es decir, en elecciones que se celebrarían obligatoriamente en todos los partidos que disfrutan (¡y vaya que lo disfrutan!) de registro, abiertos a cualquier ciudadano que quiera participar en ellos (con la limitante de que sólo podría sufragar en la elección primaria de un único partido político) y celebradas simultáneamente en una única fecha electoral. Eso ayudaría a democratizar a instituciones tan cuestionadas por sus malas prácticas, derroches y crisis de representatividad.

La crisis de los partidos es uno de los sucesos políticos cardinales del fin de siglo. Rebasados por el vertiginoso desarrollo que experimentan las sociedades democráticas contemporáneas, los partidos han sido relativamente lentos en adaptarse a tantos y tan profundos cambios. Sin embargo, ni de lejos han aparecido, instituciones que logren sustituirlos eficazmente. Incluso para los más escépticos, los partidos son “males necesarios” cuya supervivencia está garantizada aún por mucho tiempo, sobre todo si es que logran responder a las demandas de nuestra época y superan el dilema de representatividad por el que atraviesan al establecer vínculos más plausibles con la sociedad.

En efecto, el principal problema de los partidos se refiere a la representatividad. Los nuevos electores y grupos sociales no se sienten necesariamente identificados con los partidos tradicionales, de ahí que defeccionen hacia opciones de la llamada “antipolítica” (ecologistas, chauvinistas, humanistas, milenaristas etc.), se dejen engañar por “el canto de las sirenas” del personalismo demagógico o autoritario (desgraciadamente tan socorrido aún en América Latina) o, simplemente, se abstengan de cualquier participación política, como sucedió en México con nuestros castos anuladores del voto, que vimos actuar con motivo de las elecciones de este año. Es por ello que en la actualidad presenciamos en todo el mundo, en mayor o menor medida, una tendencia a la democratización de las estructuras internas de los partidos políticos, los cuales pretenden perfeccionar su relación con la sociedad y reducir la casi siempre desproporcionada influencia de las burocracias partidistas, señalada por muchos como la principal responsable de esta crisis de representatividad. Por décadas se estimó que los partidos eran una especie de “ejércitos” para los cuales era imprescindible una estructura férrea y una incuestionable disciplina si es que querían salir victoriosos de la “guerra democrática”. Recuérdese, por ejemplo, la célebre ley de hierro de la oligarquía enunciada por Robert Michels: “quien dice organización dice tendencia a la oligarquía” y la descripción de Max Weber de los partidos, a los que definió como “cuerpos que luchan por el poder marcados por la tendencia a dotarse de una estructura marcadamente dominante”. Ahora bien, uno de los efectos más trascendentes que experimentan, o deberán experimentar, los partidos como parte fundamental de su proceso de adaptación a las circunstancias sociales contemporáneas es el progresivo declive del “aparato”. Para sobrevivir, tarde o temprano los partidos deberán transformarse para dejar de ser los andamiajes rígidos y burocratizados descritos por Michels, Ostrogorski y Weber y convertirse en organismos dinámicos marcados por la desideologización y la descentralización de las decisiones. Los partidos del futuro necesariamente serán menos rígidos y estructurados, pero muy probablemente sean más eficientes en su relación con la sociedad. Desde luego, esta flexibilización no deja de tener sus riesgos. Partidos más laxos podrían caer ante los embates del personalismo, ser más dóciles frente a la excesiva influencia de los medios de comunicación, más proclives a vender la imagen de candidatos como si se tratara de detergente, y más dispuestos a caer en la tentación de convertirse en organizaciones “atrapa todo” dedicadas al oportunismo electoral o a cubrir únicamente necesidades coyunturales. No obstante los riesgos, los partidos están en transición y los cambios se refieren fundamentalmente al reordenamiento de sus estructuras organizativas.

Uno de los aspectos fundamentales de la modernización de los partidos se refiere a la selección de candidatos. Precisamente es en este rubro donde las tendencias oligárquicas mencionadas por los estudiosos se han hecho presentes en la vida de los partidos con mayor evidencia. La selección de candidatos a puestos de elección popular en la inmensa mayoría de los partidos ha estado muy lejos de satisfacer plenamente los principios democráticos, al atender la necesidad de mantener la unidad de acción y criterio de la organización frente al reto que supone la competencia en las urnas. Sin embargo, en la actualidad las fórmulas tradicionales de selección de candidatos son poderosamente impugnadas, incrementándose las voces de quienes opinan deben instituirse mecanismos más democráticos. Las elecciones primarias abiertas son un instrumento indispensable para fortalecer los vínculos de los partidos con la sociedad. Y cada vez son consideradas por más gente como la fórmula del futuro para partidos de todas las latitudes, aunque, reitero, el mecanismo no ha estado exento de problemas, errores y otros obstáculos. No todos lo defienden, y es cierto que en algunos casos los resultados han sido francamente contraproducentes. Lo hemos visto en México, pero eso se debe a que no se ha responsabilizado al IFE de su organización y supervisión.

Pugnemos por hacer obligatorias, abiertas y simultáneas las elecciones primarias o internas de los partidos mexicanos como una forma de hacer efectivo aquello de que se trata de instituciones dizque de interés público, digo, ya que le cuestan tanto a nuestros vapuleados bolsillos.

lunes, 16 de noviembre de 2009

El PRI es lo que siempre ha sido: un tugurio repugnante


Extraordinario el artículo de Jesús Silva Herzog (padrino de este blog) en el Reforma de hoy. Lo reproduzco íntegro en vista a que los cavernícolas de ese períodico tienen la mala costumbre de cobrar para poder entrar a muy deficiente versión en línea. Lo que más indigna de la actitud del PRI en el caso del aborto no es tanto el pedestre oportunismo de los gobiernos y dirigencias estatales priístas, sino el hecho de que dentro de un partido que, se supone, tiene la consecución de un Estado laico como una de sus prioridades programáticas nadie, pero absolutamente nadie haya alzado la voz para protestar contra esta indigna y obvia complicidad de su partido con la extrema derecha. Y ni que decir de la gorda Paredes, mujer, dirigente nacional de ese sucio bodrio, quien siempre ha presumido ser muy "de avanzada". La verdad es que los militantes del garito priísta mantienen incólume como su código perpetuo de conducta las aberrantes bases de la "cultura política" que engendró su partido y que ha arraigado tan profundamente en la sociedad mexicana: el servilismo, el agandalle, la lambisconería, la disciplina a ultranza, la exaltación de la mediocridad y el más vulgar de los arribismos.


Parto o Cárcel

por JSHM

Con velocidad inaudita, prácticamente en silencio se han reformado un buen número de constituciones de los estados. Una curiosa sintonía ha puesto de acuerdo a las más diversas legislaturas. El matrimonio del PRI y del PAN ha acelerado los cambios. No se trata de reformas constitucionales para que los estados hagan frente a la crisis económica; no son transformaciones institucionales para rendir cuentas a la ciudadanía; no son cambios para agilizar los procesos penales, para transparentar el uso de recursos públicos o para profesionalizar los órganos representativos. Son cambios que an forma de ley al dogma religioso. PAN y PRI aliados en la demolición del Estado laico. 17 constituciones locales han seguido el dictado de la Iglesia católica para incorporar a su texto la consigna eclesiástica de que la vida humana empieza desde el instante mismo de la concepción y considerar al cigoto—antes inclusive de su implantación en el endometrio—como un ser humano con plenos derechos.
Las apresuradas reformas tratan evidentemente de cerrarle al paso a la despenalización del aborto como se hizo en el Distrito Federal. Se trata de impedir que una simple mayoría pudiera eliminar el castigo a quien termina voluntariamente un embarazo. Resguardar la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte tiene también por efecto cancelar la posibilidad de legislar en materia de eutanasia, asunto igualmente herético para los clérigos. Sacralizar la vida desde la fecundación hasta la muerte natural para arrancarle a los hombres el derecho de disponer de su cuerpo. No cuestiono que una agrupación religiosa considere que la vida no nos pertenece. Los hombres de fe pueden creer que nuestra vida es un préstamo de Dios y que no somos nadie para abreviar nuestro paso por el mundo. Pero un estado laico no puede asumir esa interpretación del mundo para imponer a las mujeres el deber de aceptar los hijos que le caigan o para impedir que se auxilie a los sufrientes a bien morir.
El efecto de estas reformas en materia de aborto es gravísimo. No se trata solamente de impedir la despenalización sino de contrarreformas de consecuencias insospechadas. En los estados que han aprobado estos cambios, una mujer violada que resulte embarazada por la violenta invasión de su cuerpo no tendrá la opción de elegir si continúa o termina con el embarazo. Una mujer tampoco podrá decidir si sigue adelante con un embarazo que ponga en peligro su propia vida. El piadoso Estado le impone la obligación de parir. La irreflexión con la que se legisló es tal que México puede haberse convertido en el país donde existe las penas más cruenta contra quienes practican el aborto. Diego Valadés ha detectado el absurdo jurídico que se desprende de la conversión automática de una prédica religiosa en regla de derecho. Identificar la unión de dos células con la vida humana plena y equiparar el régimen de sus derechos es un absurdo monumental. Una mujer que por descuido ingiriera alimentos que provoquen la muerte del embrión deberá ser considerada homicida imprudencial. Si se provocara voluntariamente el aborto estaría cometiendo un homicidio con todos los agravantes imaginables y podría pasar 50 años en la cárcel. Pensemos, como sugiere Valadés, en los médicos que participan en procesos de fecundación in vitro. En el caso de que el manejo del material fecundado condujera a la muerte del cigoto, estaríamos igualmente en presencia de un asesinato, posiblemente de un asesinato múltiple. Se trata pues, de monstruosas reformas apresuradas e irreflexivas que tienen como propósito congraciar a la clase política con la jerarquía católica.
Es entendible que las entidades de la república regulen de manera distinta el aborto. Esa es una de las bondades del régimen federal: legislaciones a tono con el clima de la opinión local. No sería por eso extraño que un país tan diverso existieran regulaciones distintas en esta materia tan polémica y tan compleja. Ese es precisamente el espacio que la Suprema Corte de Justicia abrió en esta materia: sean los estados quienes normen asunto tan delicado. Pero lo que hemos visto en semanas recientes no es el despliegue de la legítima autonomía local sino la imposición del dogma religioso sobre una clase política conservadora y oportunista. El conservadurismo religioso del PAN no es ninguna sorpresa. Lo es tal vez su incapacidad de vestir su fe con trajes seculares para redactar normas que no sean sólo compatibles con sus creencias sino propias de un Estado secular que no impone a todos el prejuicio de unos. Lo que resulta más aberrante es el oportunismo del PRI que difícilmente puede seguirse presentando como defensor del Estado laico después de esta abdicación. Con esta cascada de reformas, el PRI se ha convertido en la bisagra de la ultraderecha mexicana.