sábado, 17 de octubre de 2020

Nuevos Autoritarismos y Libertad de Expresión

 


 

Los nuevos autoritarismos no suelen tener su origen en revoluciones, golpes  de Estado o guerras civiles. Son producto de un proceso paulatino de degradación de la democracia y sus instituciones. No llegan dictadores actuales a apoderarse de un país mediante la súbita aplicación de la ley marcial, el Estado de sitio y supresión inmediata de instituciones de representación política. Caudillos como Hugo Chávez, Daniel Ortega, Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdogan, Viktor Orban y varios más han sido electos democráticamente en las urnas, pero con el paso del tiempo concentran en sus manos una cantidad desmesurada de poder. Se suprimen gradualmente la independencia del Poder Judicial, la relevancia del Legislativo, la autonomía de las instituciones electorales y se pierde todo el resto de los contrapesos sociales e institucionales. La deriva autoritaria incluye el progresivo exterminio de la libertad de expresión.

Buen ejemplo del proceso de cómo se aniquila una democracia de acuerdo a estos los cánones lo ofrece Turquía. Con la democratización del país en los años noventa comenzó una buena época para la libertad de expresión y los derechos humanos en este país de arraigada tradición autoritaria. Pero con la llegada de Erdogan al poder las cosas empezaron a cambiar, aunque no de inmediato. Al principio se verificaron avances democráticos con el aliciente de un posible ingreso a la Unión Europea. Pero tal cosa nunca se concretó y Erdogan optó por el nacionalismo exacerbado y tratar de convertir a su país en una potencia regional.

Comenzó en Turquía un paulatino proceso de supresión de la libertad de expresión. No se clausuraron periódicos de un día para el otro, ni se encarcelaron periodistas, ni se decretó una censura generalizada. Inició un proceso de estigmatización y acoso a veces sutil, a veces declarado, contra los medios independientes y los opinadores críticos. Se les acusó de ser cómplices de la vieja clase política y de la corrupción. Asimismo, el Estado chantajeaba a los propietarios de los principales medios de comunicación, empresarios con presencia en otros rubros económicos. También para doblegar a algún medio incómodo se le iniciaban arbitrarias inspecciones fiscales e imponían multas desproporcionadas.  

Según Freedom House el deterioro de la libertad de expresión en Turquía inició a partir del 2007 y fue in crescendo los años siguientes. Para 2012 Turquía era ya el país con más periodistas en prisión del mundo, y con el golpe de Estado de 2016 la libre palabra fue definitivamente aniquilada.

Estrategias muy similares han sido aplicadas en otras naciones gobernadas por hombres fuertes como Hungría, Rusia, Nicaragua, Venezuela, etc. Por esto la ONU y la CIDH han denunciado la estigmatización, las restricciones legales ilegítimas y los medios indirectos de censura  como violaciones claras contra la libertad de expresión.

Pedro Arturo Aguirre

publicado en la columna Hombres Fuertes

23 de septiembre de 2020

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