El partidismo es mucho más notable en el caso de los
jueces republicanos. Como lo señaló el New York Times, son de los más
conservadores desde la Segunda Guerra Mundial. Muestras de su fervor sectario
lo han dado en temas como los derechos al voto, financiamiento de las campañas electorales
y anulación de legislaciones en materia laboral, antimonopolio y justicia penal.
Actualmente, penden de un hilo el Obamacare, el derecho al aborto y, sorprendente
para la supuesta democracia más importante del mundo, la posibilidad de
perpetrarse un fraude electoral.
Trump quiere apurar el nombramiento en el Senado de la
conservadora Amy Coney Barrett para antes de las elecciones porque quiere ganar
los comicios a como dé lugar y contar, para ello, con una mayoría sólida de
jueces republicanos. Su plan para
rechazar la legitimidad de la elección, si pierde, es afirmar la
ilegitimidad de millones de votos emitidos por correo. Podría iniciar una
controversia ante la Corte al estilo de la verificada entre George Bush y Al
Gore, pidiendo detener el escrutinio de votos antes de finalizarse el conteo de
las boletas emitidas por correo.
Pero esta ofensiva
para dominar a la Suprema Corte de forma tan perentoria podría resultarle
contraproducente a los republicanos. En una encuesta de Washington Post-ABC
News, el 58 por ciento de los encuestados se manifestaron porque el
nombramiento de quien ocupe la vacante efectuado por el presidente entrante. Si
los republicanos desafían a la opinión pública e insisten en impulsar, a
ultranza, una designación para antes de las elecciones podrían ser castigados
en las urnas, y no solo en lo concerniente a la elección presidencial, sino
también en varias competencias senatoriales reñidas y comprometer su dominio de
la Cámara Alta.
Otro dato interesante:
el 64 por ciento de los votantes demócratas consideran la perspectiva de una
mayoría conservadora reforzada en la Corte Suprema como un aliciente adicional
para votar a Biden, y solo el 37 por ciento de los republicanos afirman algo
similar respecto a Trump. La precipitación del presidente podría movilizar al
voto demócrata.
Pedro Arturo Aguirre Ramírez
publicado en la columna Hombres Fuertes
30 de septiembre de 2020
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