sábado, 7 de noviembre de 2009

El padrote que engañó a occidente





Hamid Karzai tiene una pinta de padrotón que no puede con ella, gracias a la cual se hizo del poder en Afganistán. Se acaba de reelegir en una elección fraudulenta, confirmando su jerarquía como uno de los gobernantes más corruptos e ineficaces del mundo. Para mantener su deleznable gobierno, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN se gastan millones y millones de dólares, por no hablar del creciente número de vidas humanas que pierden las fuerzas de la coalición en una guerra que se complica día a día. Estas son ironías y no bromas: los campeones de la democracia y la libertad enfangados en una atroz guerra para sostener a un inepto que se roba elecciones. ¡Vaya con este Karzai, gran defraudador de occidente! El hombre de las elegantes capas de seda y de esos preciosos gorritos llamados "karakul". Me encanaría tener un karakul y ponérmelo para salir a la calle y que la gente diga "Karakules, que bien se ve ese tipo". A Karzai le funcionó en Estados Unidos. Causó gran admiración en esta frívola sociedad en la que se impone aún eso de "Cómo t ven, te tratan" e incluso hoy sigue siendo considerado por las revistas del corazón como uno de los hombres mejor vestidos del mundo.

Sus elegantes vestimentas, su inglés exquisito y sus perfectos modales hacían que Karzai comparara muy bien frente a los pedestres y malolientes talibanes, de eso ni hablar. Pero tras cinco años de pésimo gobierno, cortesía de las grandes democracias occidentales, el pueblo afgano sigue igual o más jodido que nunca. La corrupción se multiplica, el comercio del opio está más boyante que nunca e inclusive la situación de la mujer no ha mejorado casi nada, como lo denuncian una buena cantidad de ONGs feministas. Esta guerra, que parecía ganada hace apenas unos años ante el beneplácito de la misma comunidad internacional que rechazó de tan vehemente forma la intervención militar en Afganistan, ahora resulta que se está perdiendo frente a esos burdos horrorosos fanáticos de barba desalineada y sucios turbantes. Todo para mantener en el poder a un inepto que se reeligió con un escandaloso fraude producto de su alianza con los llamados "señores de la guerra" quienes, entre otras cosas, controlan el lucrativo mercado de Opio.

Occidente creyó que llevaba la democracia a las montañas de Afganistan, pero el padrotín que los enamoró y convenció para que lo pusieran en el poder resultó ser un desastre. Hace poco, Karzai mandó aprobar una ley que contentaba a los chiíes hazaras más conservadores, en la que la mujer podía ser privada de alimento en caso de negar el favor sexual a su marido. Para eso están perdiendo la vida las fuerzas de la OTAN.

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