Se verificó en la Ciudad de México una historia fantástica que podría ser argumento ideal para una película de Fellini o Werner Herzog: los luchadores profesionales enanos Espectrito y Parkita -quienes eran, por añadidura, hermanos gemelos- fueron envenenados en un cuartucho del inmundo Hotel Moderno (en el Centro Histórico de la Ciudad de México) por dos putas obesas y estrafalarias. Ni la imaginación más escabosa pudo heber imaginado esto. Los empleados del hotel descubrieron a los "chiquiluchadores" sin vida recostados y desnudos sobre las camas. Les cayó la verdadera parca a este par en un escenario que fue la apoteosis de lo grotesco. De por sí es esperpéntica la lucha libre mexicana, con toda su parafernalia kitch, su exaltación del mal gusto y su absurda violencia histriónica. Ahora bien, a alguna brillante mentalidad se le ocurrió refinar aún más el espectáculo haciendo que fueran enanos quienes se dieran con todo en el ring. Así nacieron las "Chuiquiluchas", las cuales se han convertido en un complemento ideal para las no menos sórdidas campañas pólíticas mexicanas.
Fue justamente para festejar su brillante actuación en el cierre de campaña de un candidato priísta que Parkita y Espectrito conectaron a las dos asesinas en Garibaldi. Se prometía una orgía de época. Imaginen ustedes el encuentro sexual entre estos minigladiadores en un tugurio del decadente Centro Histórico con dos damas descritas como "macabras" por quienes tuvieron la oportunidad de verlas entrar en el hotelucho. Una es una cuarentina costeña, obesa, de alrededor de 1.40 de estatura y la otra aún más orda y chaparra que su compañera de andanzas, pero de más de 60 años. Al parecer se trata de integrantes la famosa banda de "Las Goteras”, responsables de unos 70 homicidios y cuyo sello característico es depositar gotas de refractilofteno en las bebidas alcohólicas para dormir a sus víctimas y robarles, pero el año pasado cayó el líder de esta banda y se creía que había sido desmantelada. Más bien ha sido que el modus operandide las goteras ha hecho escuela y empieza a ser imitada por todo tipo de meretrices ciminales, desde las fellinescas de La Merced hasta las mejores "call girls" de Nueva York y Europa las cuales, como bien lo saben ya Eliot Spitzer y Berlusconi, ¡Pueden llegar a ser letales, y sin necesidad de goteros!
3 comentarios:
Lo que me deja peor es pensar en qué tan sólo se debe sentir una persona para contratar una prostituta de la calidad de estas gordas decrépitas
Claro, una persona contrata a una prostituta de belleza monumental no por soledad, sino por su buen gusto.
Si supieras lo que a cada persona le excita sexualmente, te aseguro que no cumpliría con los "estándares" "universales." Cada persona es diferente. ¿O por qué te llamas "ladiferente"?
No vamos lejos. El autor de este blog no esconde su amor incontrolable por los osos. ¿De dónde habrá nacido esa relación? ¿En un bosque?
Te equivocas Manuel, nació con un affaire que tuve con la Osa Mayor
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