domingo, 1 de junio de 2008

¡Cría cuervos, Mariano...!


Hay que hablar claro: el Partido Popular de España perdió las elecciones generales del pasado mes de marzo porque equivocó la estrategia de hacer oposición. Eligieron hacer durante cuatro años una política de abierta e irreconciliable crispación al no poder encajar la derrota de 2004, y esa crispación fue la que hundió a Rajoy, a pesar de que la primera administración de Zapatero fue, en muchos sentidos, desastrosa. Hoy el PP escenifica una gravísima crisis interna en la que los duros -prohijados y consentidos por Rajoy en el marco de la estrategia de crispación- buscan destituirle a toda costa a base de la táctica que bien conocen: insultos y enconada animadversión contra el adversario y, lo más grave, azuzados por una radiodifusora (la Cope), que está en poder de los obispos y de el periódico El Mundo, el segundo en circulación en el país. ¡Cría cuervos, Mariano...!


El PP es un partido de 750,000 militantes y 10.3 millones de votantes, con mucho poder territorial y local, con una perspectiva evidente de poder ganar las elecciones generales. Por eso es gravísimo que le hagan crisis desde la periferia de su propia estructura. Si Rajoy hubiera flaqueado y aceptado que le hicieran la crisis desde fuera, la democracia española se habría resentido en su propia esencia, porque se habría vulnerado la voluntad popular y esos mismos intransigentes que exigen democracia interna habrían dado un golpe de gracia a la misma democracia que dicen defender.


Fue El Mundo, con la Cope haciéndole la segunda, el periódico que pretendió llevar a la sociedad española por el camino de una “Teoría de la Conspiración” en la que ETA estaba detrás de los atentados de marzo de 2004, estrategia que, muy torpemente, compraron y sostuvieron casi hasta el final buena parte de los intransigentes del PP y que resultó ser una manipulación sin precedentes y un engaño sin contemplaciones del que el mayor beneficiario fue José Luis Rodríguez Zapatero. Porque esa manipulación y ese engaño condujo al PP a un permanente estado de contradicción interna en el que por un lado quería huir de la trampa y, por otro, se vio inmerso en ella sin posibilidad de escape porque, entre otras cosas, algunos de sus dirigentes seguían a pies juntillas la estrategia que marcaban dos medios ya citados. Quienes alentaron aquella orgía de engaños y mentiras se sirvieron inmoralmente de las víctimas de aquellos atentados para engordar sus propios intereses y beneficiar indirecta pero enormemente al PSOE.


Porque esta es la realidad, y no otra. Si alguien obtuvo beneficio de estos cuatro años de absurda oposición a ultranza fue el Partido Socialista. Y sería bueno que algunos explicaran los motivos por los que se empeñaron en conducir a la opinión pública por un camino equivocado, y si lo hicieron a conciencia y, de ser así, qué ocultaban o a quienes. Porque es evidente que al PP le hicieron un flaco favor los mismos que se atreven a asegurar que, de haberse puesto a ello, hubieran llevado a Rajoy a La Moncloa. ¡Ya! El mismo flaco favor que le están haciendo ahora los que, de pronto, han descubierto las virtudes de la democracia interna en el PP a cuenta de conjuras de salón y contubernios de pasillo. Los ejercicios de manipulación se repiten, pero ahora la estrategia ya pasa, directamente, por encender la mecha de la rebelión interna en las filas populares.


Rajoy debe continuar y liderar el PP hasta que él o su partido decidan cuando debe dejarlo, por una cuestión de higiene democrática. De lo contrario se pondrá en serio peligro la autonomía de uno de los partidos políticos más importantes de Europa.Y también sería deseable que dirigentes moderados como Rajoy y Ruiz Gallardón (el estupendo alcalde de Madrid tan vilipendiado por los intransigentes de su partido) trabajen para hacer del Partido Popular una organización absolutamente laica e inequívocamente liberal, que para eso le falta mucho (¡muchísimo!).

No hay comentarios: