martes, 15 de diciembre de 2009

¿Son necesarias dos vueltas?


Dentro del paquete de reformas políticas que acaba de presentar Calderón se incluye la posibilidad de instituir la elección presidencial a dos vueltas. No debe sorprendernos. A final de cuentas, la mayoría de los regímenes presidenciales y semi presidenciales utilizan en la actualidad este mecanismo para la designación del jefe de Estado. Es por ello importante que los actores políticos realicen un análisis exhaustivo sobre las virtudes y defectos del sistema de dos vueltas para la elección presidencial, sobre todo a la luz de la experiencia internacional, que es bastante elocuente al respecto. Asimismo, vale la pena reflexionar acerca de la conveniencia de adoptar las dos vueltas no sólo a nivel presidencial, sino también para la conformación de los órganos legislativos.

La idea fundamental de la elección a dos vueltas reside en evitar que un presidente llegue al poder con un porcentaje minoritario o relativamente reducido de la votación, lo cual, para muchos analistas, lo deslegitimaría frente al electorado. Según esta lógica, cuando un candidato llega a ganar una elección presidencial con, digamos, un 35 o 40% del a votación esto querrá decir que un porcentaje mayoritario habría votado por alguno de los adversarios y, por lo tanto, indirectamente están en contra de que el ganador gobierne al país. La celebración de una segunda vuelta con los candidatos mejor ubicados daría la seguridad de que el elegido tendría la su favor a mayoría absoluta de los votos y, por lo tanto, mayor legitimidad.

El primer país importante en adoptar la elección presidencial a dos vueltas fue Alemania durante el período de entreguerras. Los redactores de la Constitución de Weimar diseñaron un sistema político que funcionaría en un esquema multipartidista con la presencia de un presidente directamente electo por el pueblo, que serviría, teóricamente, de contrapeso efectivo ante un parlamento (Reichstag) demasiado fragmentado. Como ninguno de los partidos que prevalecieron en la Alemania weimeriana tenía la fuerza suficiente como para conseguir por si mismo un porcentaje demasiado grande de la votación en una primera vuelta, se diseño la realización de una segunda ronda con los dos candidatos mejor ubicados en la preliminar para garantizar que el jefe de Estado llegaría con un máximo de apoyo popular. Sin embargo, el presidente de la República, el general Von Hindenburg, jamás sirvió como una “balanza efectiva” frente al atomizado y anárquico Reichstag, en virtud, entre otras poderosas razones, a que no se identificaba prácticamente con ninguno de los partidos que lo habían postulado en la segunda vuelta como el “mal menor” y, de hecho, ni siquiera era afecto a la República misma.

Décadas más tarde, al establecerse en Francia la V República, se instaura el sistema de dos vueltas para elección presidencial y también para la conformación de la Asamblea Nacional. Como sucedió en la República de Weimar, la segunda vuelta empieza a funcionar en Francia en un escenario multipartidista exacerbado. A partir de entonces, las dos vueltas funcionan con gran éxito: han coadyuvado a simplificar el sistema de partidos y a propiciar en Francia un muy largo período de estabilidad que ha prevalecido incluso en las épocas de “cohabitación”. Vale decir, sin embargo, que el caso francés es único y de cierta manera irrepetible, a pesar de lo que digan algunos adoradores de los mecanismos de V República. Recuérdese que el éxito del sistema en mucho dependió de la presencia al principio de un “hombre fuete”, el general De Gaulle, y no se pierda de viste la enorme madurez que presenta el sistema de partidos francés.

También es importante destacar que el sistema a dos vueltas contribuyó a la simplificación del sistema de partidos francés no tanto por estar vigente para la elección presidencial, sino por que es el método para la integración del parlamento. Al ser electos los diputados en distritos uninominales a dos rondas, los partidos tienen un poderoso incentivo para la formación de coaliciones eficientes y duraderas. Asimismo, no debemos olvidar que el régimen semipresidencial francés implica la presencia de un primer ministro responsable ante el parlamento, lo cual obliga a los partidos a mantener sus coaliciones después de las elecciones.

Siguiendo el ejemplo francés, la segunda vuelta ha sido instituida por el resto de las naciones semipresidenciales europeas (excepto Finlandia) y por la mayor parte de los estados latinoamericanos. Actualmente, México, República Dominicana, Panamá, Paraguay, Venezuela, Honduras y Nicaragua son las naciones latinoamericanas donde aún se resuelve la elección del presidente con mayoría relativa en una sola jornada, mientras que en Brasil, Colombia, Ecuador El Salvador, Guatemala, Haití, Perú y Uruguay se requiere de una segunda vuelta en caso de que ningún candidato alcance la mayoría absoluta. En Argentina, un candidato se declara vencedor si gana por lo menos el 45 por ciento de los votos en la primera vuelta, y en Costa Rica basta con que rebase el 40 por ciento, de lo contrario, en ambos casos se procede a una segunda ronda. Por último, Bolivia presenta un caso único en el subcontinente, aquí es el Congreso quien decide el nombre del ganador cuando ningún candidato consiga mayoría absoluta en las urnas.

Los defensores del sistema de mayoría relativa aseguran que las dos vueltas en América Latina, lejos de ayudar a consolidar un sistema de partidos fuerte, contribuye a la fragmentación política. El problema fundamental de nuestros países reside consiste en que al no adoptarse las dos vueltas para conformación de la parlamento (ningún país latinoamericano lo hace) y al tampoco funcionar con sistemas semipresidenciales, con un primer ministro responsable ante el parlamento, se pierden los incentivos para mantener coaliciones permanentes, es por ello que la alianzas suelen ser efímeras y construidas al calor del oportunismo electoral. Coaliciones armadas únicamente alrededor de una coyuntura específica y cimentadas tan sólo por el carisma de un candidato popular están condenadas a desaparecer al mudar las fortunas políticas y la popularidad del jefe de Estado.

Se afirma, además, que la mayoría relativa permite a los electores elegir una opción política coherente sobre alternativas claras de gobierno, lo cual permite, a la larga, la consolidación del sistema de partidos. En base a la realización de un exhaustivo estudio empírico, los politólogos Matthew Shugart y John Carey llegaron a la conclusión de que las elecciones de mayoría relativa, contra lo que pudiera pensarse “tienden a inducir la formación de dos bloques en la elección presidencial, mientras que los comicios a dos vueltas, por lo general, son considerablemente más fragmentadas.…Irónicamente, mediante la mayoría relativa es más probable obtener a un ganador por una mayoría electoral genuina que con el método de dos vueltas El candidato que eventualmente emerge ganador de una segunda vuelta por lo general queda muy lejos de obtener una mayoría clara en la primera ronda y, de hecho, casi siempre queda cerca de obtener sólo un tercio de los votos o menos” .

Obtener una cifra relativamente baja de votación en la primera ronda hace a los candidatos que califican a la segunda demasiado dependientes del apoyo de los partidos medianos y pequeños que fueron eliminados. Asimismo, otro problema que emerge con las dos vueltas es que se agudiza el problema de la personalización de la política, al darse, como de hecho se da, mucha más importancia a la persona del candidato que a los programas y propuestas de gobierno. Si bien es cierto este fenómeno esta presente en casi todos los regímenes políticos actuales, por su naturaleza es lógico que en las dos vueltas se acentúa aún más la importancia del candidato sobre los programas.

La experiencia latinoamericana con las dos vueltas a partir de la democratización de los años ochentas y noventa da claros ejemplos de la inestabilidad que puede generar la elección de un presidente que ha ganado únicamente en base a su carisma pero que no cuenta con una base partidista sólida. Los casos de Collor de Mello en Brasil, Fujimori en Perú, Bucaram en Ecuador, Aristide en Haití y Serrano Elías en Guatemala son pruebas más que convincentes de que las dos vueltas de ninguna manera constituyen un remedio infalible contra la inestabilidad. Por el contrario, las naciones que conservan la mayoría relativa han logrado mantener, en mayor o menor grado, una estabilidad política aceptable, incluso en los casos en los que el presidente no cuenta con mayoría en las cámaras legislativas. Hasta la fecha, todos los casos graves de enfrentamiento entre los Poderes en países de América Latina suscitados a raíz de la última democratización, se han dado en naciones con elección presidencial a dos vueltas.

Desde luego, esto no quiere decir que todas las naciones que utilizan la segunda vuelta están condenadas a experimentar enfrentamientos graves entre los Poderes y que los países con mayoría relativa sean irremediablemente estables. Brasil es un buen ejemplo de una nación multipartidista con elección presidencial a dos vueltas donde el sistema político funciona bien, aunque esto mucho debe al talento político que ha demostrado el presidente. Lo importante es entender que no hay nada escrito en cuanto a la eficacia de las fórmulas electorales, y que sostener empecinadamente que el sistema de dos vueltas son mejores per se es producto de un prejuicio.

En el caso particular de México, pienso que el sistema de partidos no está maduro aún para plantearse la instauración del sistema de dos vueltas, ni para la elección presidencial, ni para la conformación del Congreso de la Unión. Piénsese que, por lo menos hasta el momento, vivimos un régimen tripartidista protagonizado por tres grandes formaciones nacionales sumamente disímbolas ideológicamente entre sí. Imaginar una segunda vuelta en el actual escenario mexicano nos lleva a pensar en un presidente electo necesariamente con el apoyo de dos de los tres actores principales, el cual obtendría un triunfo pírrico muy probablemente condenado a enfrentar una grave situación de inestabilidad una vez que la alianza que lo llevó al poder quiebre ante los primeros intentos de llevar a cabo un programa común de gobierno.

Trabajar por un sistema presidencial estable pasa primero por diseñar mecanismos constitucionales que hagan más viable la relación entre Ejecutivo y Legislativo, más que en insistir en el experimento de las dos vueltas. En el proceso de reforma del Estado que esta por comenzar debemos evitar caer en extrapolaciones y en imitaciones insensatas. Hay que anteponer la necesidad que tenemos de garantizar la gobernabilidad democrática mediante en el establecimiento de un sistema de partidos fuerte y representativo y en la construcción de una clase política capaz y responsable.

viernes, 11 de diciembre de 2009

El Peje, ¿Menos malo que Fecal?


Este Oso desprecia profundamente a Andrés Manuel López Obrador por inculto, autoritario, mesiánico, demagogo, irresponsable, berrinchudo, populista y varias razones más. Sin embargo, empieza a sospechar que, pese a todo, quizá (sólo quizá) hubiese sido un presidente menos malo que el acomplejado enanito que nos cargamos desde hace tres años. Calderón es un sujeto de una insuperable inseguridad personal. Todos los comentaristas políticos respetables de este país, e incluso algunos que no lo son han señalado la preocupante afición de este sujeto a rodearse exclusivamente de sus amiguitos y de los güeritos quetanto le gustan, pero al menos había seguido la sana práctica de nombrar a una figura con credenciales impecables al nombrar al secretario de Hacienda, y aunque Carstens ha dejado mucho que desear con su mediocre manejo de la crisis, debemos al menos reconocerle que tiene una estatura académica e intelectual mucho mayor que la del corderito que nombro el mediocrazo de Calderón para sucederlo. ¡Y todavía nos faltan 3 años de Felipe Calderón!
Es aquí cuando uno añora la eficacia del sistema de parlamentario, donde basta con un voto de censura para echar del poder a un gobernante inepto. Aquí no hay pa’ donde hacerse: tres años más de es te acomplejado ineficiente y borrachín como jefe del país, timón roto e inservible de un barco a la deriva (¡hasta le da por plagiar al Jolopo!).

Mucho me temo que debo rendirme a las evidencias y sumarme a la petición de los hooligans Porfirio y Noroña para que se le haga juicio político a este señor y se le declare mental, moral y psicológicamente incapacitado para continuar al frente de lo que queda de este infortunado país. ¡Caray! Y pensar que cuando yo era un adolescente quería ser presidente! Ahora que soy viejo, cuando veo a pendejazos como Calderón, Fox, el Legítimo o el copetudo del Edomex ascender a tales instancias me digo a mi mismo: “Pos en qué diablos estaba pensando ese chamaco baboso cuando quería ser presidente? No cabe duda que cada día tiene más razón Goethe con eso de que el poder es el complemento de lo mediocres.

El valiente y certero discurso de Obama


Obama ha tenido sus altibajos desde que llegó a la presidencia, pero antier en la ceremonia del Nobel dijo uno de sus mejores discursos, que en mucho podría borrar la mala impresión que dio cuando, días antes, anunció en West Point el incremento de tropas en Afganistán con una pieza oratoria débil e inconvincente. Obama fue directo, desterró cualquier tipo de fácil hipocresía al que podría haber dado lugar el momento y reafirmó la convicción que todo buen estadista debe tener al cumplir con sus responsabilidades de mando y que se resume en el adagio latino Si vis pacem para bellum

Obama, defendió la muchas veces ineludible necesidad de ir a la guerra en ciertas ocasiones, y dijo algunas valiosas verdades: "Enfrento el mundo como es y no puedo permanecer sin hacer nada frente a las amenazas al pueblo estadounidense. Un movimiento no violento no podría haber frenado a los ejércitos de Hitler. Las negociaciones no pueden convencer a los líderes de Al-Qaeda a deponer sus armas. Decir que la fuerza a veces es necesaria no es cinismo: es un reconocimiento de la historia y de las imperfecciones del hombre y los límites de la razón", Y claro que este discurso estuvo lejos de ser cínico, como afirman algunos simplones. Fueron las palabras sinceras de un hombre que sabe poner los puntos sobre las íes y evitó caer en triunfalismos, hipocresías y exhibicionismos (ah, y no menos importante: en cursilerías).


"La creencia de que la paz es deseable, rara vez es suficiente para lograrla". Implacable verdad, y otra más "A veces la guerra es necesaria, y en cierta medida la guerra es una expresión de los sentimientos humanos", apuntó Obama, para añadir que en ciertas circunstancias, "los instrumentos de la guerra tienen un papel que desempeñar en la preservación de la paz". Y aclaró: "La guerra en sí misma nunca es gloriosa y nunca debemos presumir de ella como tal". E incluso encaró a la otra gran polémica en torno al galardón: que se le hubiera concedido cuando apenas lleva 11 meses en el cargo y sus logros concretos aún son limitados. "Sería negligente si no reconociera la considerable controversia que su generosa decisión ha generado. En parte, esto es porque estoy al comienzo, no al final, de mis labores en el escenario mundial", reconoció que sus logros "son escasos" en comparación con otros galardonados anteriores, como Martin Luther King o Nelson Mandela, e indicó que recibía el premio con "profunda gratitud y una gran humildad". Y aunque elogió el camino de no violencia seguido por los dos mencionados, acotó: "Como jefe de Estado he prometido proteger y defender mi nación, no puedo dejarme guiar sólo por sus ejemplos"

Pues bien, me pareció estupendo el discurso, pero le faltó algo: un justo reproche a algunos de sus más torpes antcesores a la hora de abusar del instrumento de la guerra, aquellos que con el pretexto de iniciar guerras "preventivas" o inician conflictos injustos, cruentos y duraderos, acre lección que ha padecido Estados Unidos varias veces en la historia, la última con la inicua decisión de Bush Jr de invadir Irak a base de mentiras.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Es hora de proscribir a la Iglesia católica


Pocas cosas me repatean más que la hipocresía de la Iglesia católica, que con tanto fervor persigue a las mujeres que se ven obligadas a abortar, pero solapa de buen grado los abusos de los curas y tolera la violencia contra las mujeres, entre otras de las muchas vilezas que podemos reprocharle. La última felonía de esta gran asociación delictuosa promotora de mentiras fue develada por un informe oficial del gobierno de la pía Irlanda sobre decenas de sacerdotes que han abusado de centenares de niños durante años con la complicidad de la jerarquía eclesiástica, la cual encubrió cuidadosamente estos hechos con la complicidad de la policía. Alrededor de 450 niños fueron víctimas de abusos sexuales practicados por una cincuentena de sucios sacerdotes entre 1975 y 2004. Y los autores de estas sevicias fueron protegidos por los cuatro arzobispos que se han sucedido en la diócesis de Dublín en esta larga etapa. ¡Cuán repugnante! Y eso no es todo, el informe es publicado seis meses después de otra investigación, que reveló decenas de abusos desde los años 1930 hasta los años 1990 en las instituciones para niños dirigidas por la perversa Iglesia católica. El informe narra cosas tan repugnantes como la de aquel padrecito que sometía a una niña pequeña para insertarle brutalmente un objeto en su vagina, y luego en su ano. El objeto, por supuesto, era su crucifijo. Se trata del curita de la localidad de Glendalough (y responsable de la escuela primaria), y se mantuvo al frente de estas responsabilidades más de tres años después de que los padres de la niña se quejasen del repugnante delito ante el arzobispo de Dublín, Desmond Connell. Esto en años 1990. Y así abundan anécdotas por el estilo en todo el informe.

Gran escándalo en Eire, pero sólo por el momento. Como tantas veces, el Vaticano tratará de enterrar y solapar el asunto. Hipócritas cretinos. ¡Qué razón tiene Fernando Vallejo cuando exige la proscripción de esta aborrecible institución!

sábado, 5 de diciembre de 2009

Sorteo tramposo


Ese sorteo fue un fraude, ¡Qué casualidad que el equipo local abre el mundial contra el equipo más pendejo!

jueves, 3 de diciembre de 2009

Evo y su indiginismo radical rumbo a la reelección


Evo Morales va que vuela para conseguir su reelección como presidente de Bolivia en las elecciones del próximo domingo. Su populismo y su indigenismo radical siguen cotizándose alto en un país tan vilipendiado como, sin duda, lo ha sido Bolivia. Los pueblos indígenas de América han sido marginados, olvidados y maltratados durante siglos, y es indiscutible que muchas de sus reivindicaciones son perfectamente justas y legítimas, pero los intentos "justicieros" del populista Evo de reparar las consecuencias de los famosos 500 años de de iniquidades sufridas por los pueblos originarios dejan abiertas muchas interrogantes, las cuales saltan a la vista con hacer una lectura a la nueva Constitución boliviana aprobada por Evo este año. Es de dudarse la viabilidad, prudencia y equidad de esta política pretendidamente reivindicatoria. Por ejemplo, el artículo 1 de esta nueva Constitución define a Bolivia un "Estado unitario social de derecho plurinacional comunitario". El artículo 5 establece que los idiomas oficiales son el castellano más otras treinta y seis lenguas indígenas, algunas de las cuales representan a un número muy pequeño de ciudadanos. Los artículos 1 y 178 establecen el principio de "pluralismo jurídico", que abre la puerta a que "la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción indígena-originario-campesina gozarán de igual jerarquía" (artículo 179), y pone el derecho consuetudinario indígena en un pie de igualdad con el derecho positivo del Estado boliviano, con el agravante de que no hay uno sino múltiples derechos consuetudinarios de los pueblos originarios bolivianos, códigos ancestrales no escritos de los cuales se desprenden algunas penas violatorias de derechos humanos, como el linchamiento e incluso la crucifixión. Este problema lo hemos tenido en México con la rebelión zapatista y da lugar a la pregunta: ¿Hasta dónde es válido respetar los usos y costumbres indígenas que, por ejemplo, denigran la condición de la mujer, o los que dan lugar a la legitimización del linchamiento? ¿Recuerdan aquella célebre declaración del Peje cuando, ante un linchamiento, mencionó que ante las costumbres de los pueblo "más valía no meterse"?
En Bolivia, de acuerdo con el informe de 2008 de la Human Rights Foundation, durante el último lustro se registraron una cincuentena de linchamientos, cuyos perpetradores invocaron leyes antiguas. Entre ellos está el caso del alcalde de Ayo Ayo, Benjamín Altamirano, que en 2004 fue golpeado, apedreado, colgado y quemado vivo por acusaciones de corrupción nunca comprobadas. Y aunque el artículo 15 prohibe la tortura y los tratos degradantes, y agrega que no existe la pena de muerte, en los hechos los linchamientos no se reprimen. Asimismo, los latigazos, forma tradicional de castigo en gran cantidad de comunidades indígenas, tampoco son objeto de limitaciones o repimendas oficiales.
¡Cuidado! El romanticismno jurídico que entraña estos intentos de reparación a los pueblos indígenas pueden acarrear una catástrofe humana sin precedentes en nuestro subcontinente. No hay que irse con la finta.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Dios es puto


El presidente emérito de una cosa que se llama "Consejo Pontificio para los Operadores Sanitarios del Vaticano (tendrá que ver algo con los escusados de la Santa Sede, supongo)" declaró que los homosexuales jamás entrarán al “Reino de los Cielos” dizque por "actuar contra la dignidad del cuerpo". Déjeme decirle una cosa, Sr. Cardenal: tengo firmes sospechas de que Dios es puto, y si no, explique usted el por qué de toda esa constante apología a lo masculino que encontramos en las tres religiones que llamamos "del libro (judíos, cristianos y musulmanes)". ¿A que viene el desprecio tan abierto y esa filosofía tal hostil hacia la mujer y lo femenino? Además, claro está, qué de ser cierto lo que dice el cardenal se estaría condenando por lo menos al 90% de los curas católicos al infierno, a más, inclusive, suponiendo que "su eminencia" considere a la pederastía como un acto contra la dignidad del cuerpo, aunque con estos chicos nunca se sabe. Mucho cuidado, cardenal, que el pez por la boca muere, no vaya a estar regándola y ande quedando mal con el mero Jefe.

viernes, 27 de noviembre de 2009

México y el desprecio a las instituciones


México tiene un sistema de gobierno podrido porque carece de instituciones sólidas y dueñas de plena credibilidad, y la clase política no se preocupa en lo más mínimo por fortalecerlas, antes al contrario, las hace objeto de disputa y mercadeo para solaz de partidos y grupos de poder. La construcción y consolidación de las instituciones en una democracia implica limitaciones en los comportamientos de los factores de poder. Las instituciones son productos históricos y surgen de la necesidad de crear órdenes en los que las personas puedan interactuar y reducir el costo de sus intercambios. Las instituciones permiten estructurar y coordinar las opciones de los factores de poder y del resto de los actores sociales. Uno de los códigos informales, pero esenciales, sobre los cuales descansan las instituciones democráticas requiere que los actores se autolimiten para preservar las reglas y vigorizar la legitimidad del sistema en su conjunto. Y aunque la principal regla dentro de un sistema democrático es el gobierno de la mayoría, ésta no es la única, coexiste con otras, tales como los derechos de las minorías. Hay criterios que podríamos llamar “contramayoritarias” diseñados a preservar los derechos de las minorías ante avances de mayorías circunstanciales.

Todas las reglas en una verdadera democracia deben estar por encima de las urnas, justo para evitar que se conviertan en vil botín político. De esta forma, mientras que las mayorías se modifican de acuerdo con las preferencias expresadas por los ciudadanos en cada elección, el conjunto de derechos se preserva fuera del debate coyuntural que las anima. Por eso nunca es justificable que una mayoría electoral vulnere derechos básicos, como lo son las garantías individuales, ni convierta una institución encargada arbitrar por encima de los acores políticos y sociales en mercado de negociaciones políticas entre los partidos. Hoy, bajo el gobierno panista, somos testigos de cómo una instancia que en los años noventa se había distinguido por haber recuperado independencia y legitimidad como es la Suprema Corte de Justicia de la Nación es ahora objeto de las disputas y negociaciones de toma y daca entre los partidos. Calderón, lejos de entender que debe autolimitarse para designar los nuevos ministros en la Corte Suprema, ha decidió impulsar el nombramiento de personas afines a la ideología conservadora de su partido, cuyas acreditaciones profesionales son cuestionables. Incluso en algún caso promueve el nombramiento de un viejo conocido suyo, un maestro (¿Hermano Lelo?), extendiendo a tan trascendental instancia, y de forma particularmente nociva para el país, su deleznable costumbre de nombrar amiguitos cercanos y personajes de sus círculos íntimos en puestos de alta responsabilidad pública. El asunto se agrava cuando vemos al principal partido de la oposición (¿?¡, el inefable PRI, aceptar este tipo de nombramientos a cambio de privilegios y ventajas en otros ámbitos políticos e institucionales.
La democracia requiere mayorías, pero también requiere reglas, sobre todo requiere reglas, entendidas éstas como instituciones que, entre otras cosas sean capaces de establecer prácticas y garantías contramayoritarias, y la principal "agencia" encargada de aplicarlas no debe estar sujeta al humor de las mayorías circunstanciales. Esta "agencia" es el Poder Judicial, y es por eso debe impugnarse con todo rigor las pretensiones de los partidos hoy mayoritarios a negociar en base de intereses particulares cortoplacistas el nombramiento de los ministros. El problema viene cuando uno se asoma al páramo intelectual e ideológico ese que es la izquierda mexicana con la esperanza de encontrar un firme y eficaz contrapeso contra estas pretensiones de alienar a las instituciones del país y vemos al Duce de Macuspana mandar al diablo a las instituciones, al PRD cada vez más desgajado por sus riñas internas y a los distinguidos hooligans que integran la bancada del PT, ¿Dónde están el Peje, Muñoz Ledo, Ñoroña y el resto de la (auténtica) fauna ahora que, por ejemplo, las legislaturas locales están limitando la libertad de decidir sobre sus derechos reproductivos de las mujeres? ¿Qué iniciativas han tomado para frenar el secuestro de la Suprema Corte por parte de la derecha más retrógrada? No, amigos míos, la deplorable izquierda mexicana no sirve para nada.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Europa hace el ridículo


¡Qué bajo ha caído Europa con la elección de esta pareja de nulidades! Se sabía que los mediocres dirigentes europeos actuales iban a optar por el bajo perfil en lo que concernía a estos nombramientos, ¡Pero no que iban a desplomarse hasta el sótano! Con estos dos Europa ha renunciado definitivamente a ser un protagonista de primer orden en el devenir de los asuntos mundiales, cediendo toda la iniciativa al recién inaugurado G2 USA-China.

Cuando uno ve a esta horrorosa pareja de burócratas caras-de-castor en la cima del andamiaje institucional del otrora continente más poderoso del mundo, y además voltea contemplar el entorno político internacional para toparse con las nulidades que vemos gobernando por aquí y por allá (Obama y a Lula excluidos, ojo) uno se pregunta qué podemos esperar de las clases gobernantes venidera: personajillos grises e intercambiables con muchas presuntas "habilidades" técnicas (se supone) pero sin conocimientos profundos sobre el mundo que les rodea. Gente fea, gris, insustancial, anticarismática, sin imaginación y muy, muy aburrida. Ahora tendremos en el escenario mundial a una Europa sin personalidad, sin voluntad ni voz, fácil de controlar, calladita y sumisa. Lo peor de todo es que este nombramiento es la coronación de una execrable tendencia que se ha venido reforzando durante toda esta década Paris Hilton que se acaba: la apoteosis del "bajo perfil", la mediocridad como una meta a conseguir en vez de un defecto a evitar a toda costa, como si lo ideal fuera pasar desapercibido en la vida en vez de lanzarte hacia su conquista.
La clase policía europea se mexicaniza. Las viejas reglas de la inmunda “cultura poítica priísta parecen ser estar siendo calcadas por los nuevos gobernantes europeos. El no hacer olas, el no moverse para poder salir en la foto, la disciplina hasta la ignominia, la falta de ideas y de color para no levantar sospechas, todo esto es lo útil para conseguir el éxito en política. Pobre, la Europa de las nulidades.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Paris Hilton, Persona "Oso Bruno" de la década


Se acaba una década horrenda. Estos primeros 10 años del siglo y del milenio, que alguien muy acertadamente propuso bautizar como los noughties (las nulidades) a falta de un numeral ad hoc que los nombrase se acabará en un mes aunque, claro, no faltará el nerd que alegue con pedantesca precisión matemática que la década en realidad se acaba hasta el 31 de diciembre de 2010, ¡Pero qué teto se necesita ser, caramba!

Se va una época de fracaso y de paranoia colectiva, de grandes catástrofes naturales, desesperanza y, sobre todo, de mediocridad, de mucha mediocridad, que empezó con la polémica elección de Dubya Bush (ya sin discusión, uno de los peores presidentes que ha tenido Estados Unidos en su historia) con su parejita Dick Cheney, y siguió con el escándalo de Enron, los atentados del 11-S, la infame paranoia, la estúpida cruzada dizque antiterrorista en Afganistán e Irak, el Tsunami y anexas, el calentamiento global, las colas en los aeropuertos, la Baurin Merkel, el taxista Sarko, ¡¡Berlusconi!!, Chávez, los Kirchner, Putin, Brown, Bernie Maddoff y un largo etcétera de gente mediocre, vulgar, irrelevante, petulante y/o cínica, sin olvidar las valiosas aportaciones mexicanas: Felipillo, el Peje y Chente Fox. Sin olvidar, desde luego, que la principal herencia de la década será la peor crisis económica en 80 años. ¡El mundo lleva diez años que apesta del carajo! ¡Maldita década perdida de darkies y emos, cuyas aportaciones artísticas y literarias son muy contadas (detacaría la arquitectura y algunos compositores interesantes de música clásica)! ¡Pa su madre! De seguir así, oremos porque sean ciertos los pronósticos mayas sobre el fin del mundo en 2012.

Por eso es que humildemente, como le corresponde este ignorado Oso, proponemos el nombramiento de quien mejor representa la vacuidad, superficialidad, mediocridad y esterilidad ética e intelectual de ésta época; de quien encarna mejor que nadie eso que los pedantes llaman el Zeitgeist de este podrido inicio de milenio, como PERSONA DE LA DÉCADA DE LAS NULIDADES (Noughties): Paris Hilton

Y adiós, década de porquería