lunes, 21 de julio de 2008

El Ocaso Kirchnerista


Argentina vivió la semana pasada una jornada histórica cuando el vicepresidente del país, el ex radical Julio de los Cobos, en su carácter de presidente del Senado desempató en contra de los intereses del gobierno una votación sobre los exhorbitantes impuestos que los populistas K pretendían imponer al sector agrario argentino.

El clamoroso "No" del vicepresidente Julio Cobos (digno capítulo para los "Perfiles del Coraje" kennedianos) no sólo rompió el equilibrio de votos en el Senado. La decisión también marcó un antes y un después en la gestión kirchnerista iniciada hace más de cinco años. El revés parlamentario es una señal contundente de que la presidenta Cristina Fernández deberá gobernar hasta diciembre de 2011 en un contexto muy diferente del que gozó su marido y antecesor, Néstor Kirchner. La estrategia de concentrar al máximo el poder y las decisiones, y de privilegiar la búsqueda de enemigos reales o imaginarios por sobre el consenso (la "oligarquía nacional", "los intereses foráneos"), parece agotada. Ese estilo, elogiado o tolerado durante los primeros años de la recuperación económica tras la crisis de 2001, ahora provoca un rechazo creciente en buena parte de la sociedad.

Eso se reflejó en lo que va del largo conflicto desatado con el sector agrario por el aumento y la movilidad de las retenciones a las exportaciones. Según Poliarquía Consultores, de enero a junio la imagen positiva de la presidenta se derrumbó 36 puntos; hoy está en el 20%.
La licuación de gran parte de su aprobación social no fue la única pérdida de la Presidenta en sus primeros siete meses de gestión. También sufrió la sangría de vastos sectores del Partido Justicialista (peronismo, en el poder). El recuento de daños incluye también el divorcio con el "Radicalismo K", un sector de la Unión Cívica Radical que se escindió del riñón partidario para apoyar el gobierno y cuyo exponente máximo es el vicepresidente Cobos.

A diferencia de lo que sucedía hasta hace meses, acompañar a los Kirchner ya no asegura el éxito electoral y eso estimula el éxodo. "El problema es que la mejor etapa económica del gobierno de los Kirchner parece ya haber pasado y ahora deberán enfrentar grandes desafíos con un capital político mucho menor", dice Eduardo Fidanza, titular de Poliarquía Consultores. Para peor, el abordaje de las asignaturas pendientes en la economía deberá afrontarse en medio de un cambio de tendencia de los indicadores sociales. El alza de los precios de la canasta básica de los últimos 12 meses volvió a empujar hacia arriba los índices de pobreza, que consultoras privadas ubican en torno al 30%.

El modelo económico que fue exitoso para hacer emerger al país de una crisis terminal está mostrando límites cada vez más concretos. Con un tipo de cambio alto como punto de partida de un círculo virtuoso conformado por superávits fiscal y comercial, compra de dólares y acumulación de reservas por parte del Banco Central, expansión monetaria, tasas de interés negativas y crecimiento del consumo, la economía argentina sorprendió con un crecimiento promedio anual del 8.4% en los últimos cinco años.

Pero las distorsiones acumuladas, el alza de la inflación -en torno al 25% anual- y el cambio de expectativas acentuado por el conflicto agrario están socavando las bases de ese modelo. En los últimos tres meses, la salida de depósitos obligó a los bancos a duplicar las tasas de interés de los plazos fijos, incremento que no tardó en trasladarse a los créditos al consumo. Eso, más la inflación, está retrayendo el consumo, uno de los motores del crecimiento económico. Además, la inflación está evaporando la competitividad ante la decisión del gobierno de dejar clavada la paridad cambiaria para no alimentar aún más las expectativas inflacionarias.
La derivación obvia de la desaceleración del consumo y la pérdida de competitividad es un enfriamiento de la economía, término maldito para Cristina y Néstor. Mientras en el segundo semestre del año pasado el PIB creció a un ritmo de 10.1%, en el primer trimestre de 2008 lo hizo a un ritmo trimestral anualizado del 2,6%. Para este año, las proyecciones de crecimiento rondan el 6%.

A esa desaceleración se le suman ahora las consecuencias fiscales del rechazo al aumento de las retenciones móviles. "El gobierno pretendía recaudar 2,200 millones de dólares con esta medida cuando fue lanzada y ahora se da cuenta de que no los tiene. El impacto fiscal es alto y eso obliga al gobierno a reducir el ritmo de crecimiento del gasto público, que se situó en el orden del 40% en la primera mitad del año", dice Ramiro Castiñeira, economista de la consultora Econométrica.
Para eso, el gobierno de Fernández deberá disminuir la cuenta de los subsidios, una bola de nieve que crece año a año. Según la consultora Ecolatina, los subsidios alcanzarán este año unos 11,500 millones, casi el doble que el total registrado en 2007. Además de los subsidios a empresas alimenticias y de transporte para que no trasladen a precios sus mayores costos, la mayor parte de esas transferencias se dirige al sector energético. Mantener atrasadas las tarifas domiciliarias de luz y gas, además de los combustibles, no parece una manera exitosa de redistribuir ingresos hacia los más débiles. Un ejemplo: mientras los consumos domiciliarios de las clases media y alta gozan de la tarifa congelada desde 2001, cerca de 15 millones de personas que no acceden a red de gas sufrieron el alza de la garrafa en un 250% en ese período.

¿El cachetazo recibido en el Senado provocará algún cambio en el estilo de gestión de los Kirchner? Es una pregunta que todavía no tiene respuesta. Por lo pronto, las primeras reacciones no dejan demasiado margen al optimismo. Un día después de la derrota en el Senado la presidenta sólo hizo una alusión elíptica del tema. Habló de traidores y descargó las culpas en otros que no identificó. Horas después las retenciones fueron derogadas por decreto.
El problema es que sin cambios en el estilo político y sin la oxigenación de un gabinete desgastado, recuperar el espacio perdido en la aceptación social será difícil. Para peor, a la economía le es cada vez más difícil ejercer el poder de seducción de los últimos años. De hecho, se especula con que el gobierno estaría elaborando una serie de medidas destinadas a mejorar el poder adquisitivo de la clase media, con un aumento a las jubilaciones y la suba del mínimo no imponible en el impuesto a las ganancias. El plan todavía está en discusión, pero los economistas advierten sobre su impacto fiscal ( 3,000 millones de dólares), cuando ya no se pueden contar los ingresos extra esperados a inicios del año por el incremento a las retenciones, heridas de muerte el jueves y derogadas el viernes.

El ¿ex presidente? Néstor Kirchner fue quien ideó y protagonizó la estrategia del gobierno durante el conflicto frente al sector agrario. Fue tal su omnipresencia en los últimos meses que llegó, incluso, a eclipsar la figura de la presidenta. El rotundo fracaso de la estrategia deja muy herido al ex presidente. Para algunos analistas políticos, si Kirchner sabe leer esa debilidad y tiene de aquí en adelante un rol menos protagónico, sería una muy buena noticia para el gobierno de su esposa. La ciudadanía ya dio su veredicto sobre su omnipresencia.

En la Argentina actual no todas son malas noticias. Los precios internacionales de las materias primas que este país exporta continúan por las nubes. Este es el mismo motivo por el que observadores internacionales no pueden creer que Argentina esté en crisis.
De los 46.5 millones de toneladas de soja cosechadas este año, todavía restan liquidar 28 millones, frenadas durante la crisis. Si esta liquidación finalmente se concretara, eso representaría un ingreso adicional de divisas de 2,800 millones por mes hasta fin de año, lo que podría ayudar a reducir las tasas de interés. Además, pese a los temblores, la estabilidad institucional no parece en riesgo. La gente quiere que se vuelva a la normalidad. ¿Lo entenderán esto los K?

jueves, 17 de julio de 2008

Político Borrado


¿Para que borrar a un político que de por sí está borrado?

Internet y Construcción de Ciudadanía


Citizen 2.0

From: jessesaves, 8 months ago





http://www.jess3.com/blog/2007/11/karl-rove-vs-jess3.html


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The Global Food Crisis

The Global Food Crisis

From: ratbagradio, 2 months ago




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martes, 15 de julio de 2008

Suma Gente, para una sociedad abierta


La ciudadanía se organiza ante la ineptitud de la clase política y la hediondez de los partidos. En Nuevo León se esta creando Suma Gente para una sociedad abierta, que busca efectuar un monitoreo ciudadano de las elecciones que se celebrarán en este estado el año entrante para renovar autoridades locales (empalmadas con la elección federal). Ésta experiencia se podría reproducir en otros estados cpn elecciones locales próximas y de la eventual creación de un Instituto para la Construcción de la Ciudadanía. Muy pronto estará lista la página web de la organización. Seguiremos informando.

La "Puntada" del New Yorker


El estupendo y liberal semanario The New Yorker provocó ayer una gran polémica al publicar en portada una caricatura de Barack Obama vestido como musulmán y a su esposa Michelle con un arma. En el dibujo, Obama aparece vestido con túnica y turbante blanco, y Michelle, con peinado afro y una ametralladora en su espalda. En la caricatura, se los ve festejar la victoria en el Salón Oval al chocar sus puños en gesto de complicidad y revancha. Además, en la pared hay un retrato del líder de la red terrorista Al-Qaeda, Osama ben Laden, y en la chimenea arde una bandera de los Estados Unidos.

The New Yorker puede pensar, como le explicó a The Guardian un miembro del personal de la trevista, que la portada es una sátira de cómo los críticos de la ultraderecha han tratado de caracterizar al senador Obama. Pero la mayoría de los lectores la consideran insultante y de mal gusto. Y estamos de acuerdo con eso, expresó Bill Burton, vocero de la campaña del candidato demócrata. El editor del semanario, David Remnick, difundió un comunicado para explicar el sentido editorial de la ilustración, que como todas las portadas de la revista fundada en 1925 es un dibujo sin texto. Nuestra portada sobre «La política del miedo» [como se titula la nota en el interior de la revista] quiso satirizar el uso de tácticas de miedo y de desinformación que se utilizaron en la campaña para provocar el descarrilamiento de la candidatura de Obama?, explicó Remnick, que se mostró sorprendido por las reacciones.

La portada combina una serie de imágenes fantasiosas acerca de los Obama y las muestra como obvias distorsiones. Tanto la bandera quemada, como el traje de nacionalista islámico, el choque de puños y el retrato de Ben Laden se refieren a uno u otro de esos ataques. La sátira es parte de nuestra actividad y está destinada a poner las cosas al descubierto, a presentar un espejo frente al prejuicio, al odio y al absurdo. Ese es el espíritu de la portada, agregó el editor. En tanto, el autor de la ilustración, Barry Blitt, defendió su obra e insistió en que la intención era denunciar lo ridículos que son los ataques contra el candidato demócrata.

La edición de ayer del The New Yorker incluye otros dos artículos sobre Obama. Uno, sobre cómo se convirtió en político, relata los comienzos de su carrera en Chicago. El otro cuenta los cambios de postura que tuvo sobre diferentes temas. Ambos son muy serios, comentó Remnick.
En una entrevista con el diario The Washington Post, Remnick dijo: Los lectores de la revista sabrán interpretar que el dibujo fue hecho como una sátira?. ?Creo que la idea de publicar una portada como ésta, que diga esas cosas literalmente, no estaría en el vocabulario de lo que hacemos y de lo que somos, recalcó Remnick.

Sin embargo, no todos coincidieron en que la ironía del mensaje invocada por la revista favorita de la intelectualidad de izquierda neoyorquina haya sido recibida de igual manera por los norteamericanos. Jake Tapper, editorialista del canal ABC dijo que la caricatura es incendiaria. Me pregunto qué hubiera pasado si la hubiese publicado el Weekly Standard o el National Review [dos revistas conservadoras], preguntó Tapper. Desde que Obama empezó a perfilarse como candidato a la Casa Blanca, muchos comentaristas radiales de tendencia conservadora empezaron a mencionar con insistencia su segundo nombre, Hussein, por su connotación islámica.

Incluso, circularon un sinfín de rumores de que era musulmán, que asistió en su infancia a una madraza (escuela islámica) y que juró sobre el Corán cuando asumió su banca en el Senado. Todas las acusaciones fueron desmentidas reiteradamente por el equipo de campaña de Obama.
El candidato republicano, John McCain, se solidarizó ayer con su rival en las próximas elecciones. "la portada es totalmente inapropiada y, francamente, entiendo si el senador Obama y sus seguidores la encuentran ofensiva", dijo. ?Estamos completamente de acuerdo con el equipo de campaña de Obama de que [la portada] es de mal gusto y ofensiva", señaló Tucker Bounds, vocero del equipo de McCain.

En febrero, en plena campaña para las primarias demócratas, una foto de Obama vestido con atuendo típico somalí y turbante, difundida por la página de noticias en Internet Drudge Report, había despertado una polémica similar.
La foto había sido tomada en 2006, durante un viaje del senador por Illinois a Kenya, país natal de su padre. El mes pasado, en un intento de combatir las calumnias y los rumores que circulan en Internet sobre Obama, su equipo de campaña lanzó el sitio web Fight the Smears. Como primera medida, en la página se desmintió que el senador negro fuera musulmán.

sábado, 12 de julio de 2008

Mas del Bushism


A sólo seis meses de entregar el sillón presidencial a Barack Obama o John McCain, George W. Bush no pierde las viejas costumbres de despertar el asombro, la risa o hasta el llanto. La prensa alemana (FAZ) hace un recuento de los gaffes más recientes de tan estólido personaje. Los "bushismos" han sido la base de más de una decena de libros que pueblan las más populares librerías estadounidenses. Y sin duda no quiere dar los hurras de despedida sin realizar constantes demostraciones públicas reafirmando que esos famosos "bushismos", serán una de las grandes herencias que dejará detrás cuando viaje, como un ciudadano más, acompañado de su esposa Laura y su perro Barney, hacia el rancho de Crawford, en pleno corazón de Texas.

Veamos, el FAZ cuenta que en cuestión de pocas horas, Bush y su equipo más cercano de colaboradores nuevamente dejaron estampados algunos de sus clásicos "bushismos". Y nada menos que en presencia de los mandatarios del G8. La delegación estadounidense apenas arribó a Japón para la Cumbre distribuyó, entre los centenares de periodistas, el programa oficial de actividades y entrevistas del presidente Bush y también los datos de las personalidades con las cuales mantendría reuniones concertadas de antemano. Y en ese "carretón de papeles" se deslizó el más grande " bushismo" de los últimos meses -aunque, en este caso, él no haya sido el principal responsable-cuando aludió, en una hoja con el membrete del gobierno americano, al primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi.

El encargado de la documentación en la misión de Bush entregó un "informe", extraído según lo señala, de la Enciclopedia de biografías mundiales. Y realmente lo que la comitiva Bush pensó era una evidente demostración de eficacia, celeridad y contundencia de la prensa gubernamental estadounidense, resultó una enorme "gaffe", casi diríamos imperdonable. La biografía distribuida por la comitiva estadounidense sostenía que Berlusconi "es uno de los líderes más controvertidos en la historia de un país conocido por su corrupción gubernamental y su vicio. Es principalmente un empresario con grandes propiedades e influencias en los medios de prensa internacionales, considerado por muchos como un diletante político que arribó al cargo solo por su poder en los medios nacionales. Odiado por muchos, pero respetado en general por su estilo personal y fuerza de carácter".

Pocos minutos demoraron en llegar las disculpas. "Lo escrito no representa la opinión del presidente Bush y del gobierno estadounidense o del pueblo de EE.UU."
Sin duda un episodio difícil de arreglar o de suavizar a breve plazo. La programada reunión bilateral ente Bush y Berlusconi en Japón, sin explicaciones, no se llevó a cabo, quedará para una oportunidad más propicia o cuando la Casa Blanca la ocupe un nuevo presidente.
Caso farc. Y los "tropiezos" de relaciones públicas de la Administración Bush no terminaron en el comentado epi- sodio. El embajador de Colombia en Washington, William Brownfield, pidió audiencia en la Casa Blanca para informar sobre el plan del gobierno de Uribe y los militares colombianos de rescate de 15 rehenes en manos de la FARC.

Lo recibieron el vicepresidente Dick Cheney, el hombre que más poder ha dado al cargo en la historia estadounidense, y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Ante la exposición clara del diplomático, ambos gobernantes se mostraron escépticos de los resultados y no exhibieron "muy buena cara" cuando se enteraron que entre los posibles rescatados estaban los tres soldados americanos, prisioneros desde hacía tres años en la selva.

Realmente se mostraron muy pesimistas con respecto al operativo, insinuando que "había serios riesgos de fracasar" y que no acompañaban el proyecto. Tal fue la resistencia que al despedirse en tono de absoluta incredulidad, Rice y Cheney, se despidieron con un "¡Qué tengan buena suerte!" Sin duda le erraron de "cabo a rabo" y sumaron otro tropiezo a los pasos poco populares de la Casa Blanca al fin del período de gobierno de George W. Bush.

Por cierto que los "gaffes" no nacen solo en las tiendas del Partido Republicano de Bush. Esta semana el reverendo Jesse Jackson, dos veces aspirante a la candidatura presidencial y defensor de los derechos humanos, durante un acto de apoyo a Barack Obama, con furia comento a su compañero de mesa: "¡Obama habla de forma condescendiente a la población afroamericana, si sigue así le voy a cortar los testículos!". Lo que no percibió Jackson es que los micrófonos estaban abiertos y sus palabras salieron al aire, despertando enojo y conmoción. Las disculpas no tardaron: "No quiero dañar esta campaña, mis palabras fueron hirientes e incorrectas". Difícil que ha-ya muchas apariciones conjuntas de ambos

jueves, 10 de julio de 2008

Yoko Ono ¡¡¡¿¿¿CURSI!!!???

Yoko Ono es escencialmente una cursi Sí, sé que muchos de ustedes brincarán de indignación con esta afirmación. ¡Pero si ésta "artista conceptual", transgresora como no ha habido otra, New Yorker Character es todo, todo, menos cursi! Y de ella, efectivamente, se ha dicho todo: bruja, perra, puta, fea, fodonga, manipuladora, abusiva, dominante, mala mujer, separadora de los Beatles, etc., pero jamás cursi. Pues bien, yo sostengo que es una cursi, porque su "legado" al mundo no será, de ninguna manera, ni su olvidable poesía ni su poco original "arte conceptual" (con todo y su cursilérrimo "Arbol de los Deseos"), sino ese Lennon cursi y castrado que ella construyó para beneficio personal. Un idolillo de plástico, un cantantillo comercial que dedicó los últimos años de su vida a escribir cancionzuelas que hablaban del amor, la familia y la paz, pero la paz como una mercancía en venta.

Yoko tiene un indiscutible talento comercial, heredado de su familia de banqueros. Ella amasó una fortuna explotando a su bobales e hipercursi marido. Desde luego, no le reprocho que le guste el dinero, pero si que para vender su producto lo haya convertido en un fetiche tan sentimentaloide y, a fin de cuentas, tan convencional. Un día escuchen las canciones el album Doble Fantasy con cuidado. Es la coronación de un proyecto que consistió en aburguesar al pretendido ídolo rebelde de los sesentas.Y lo mismo fue desde las campañas por la paz. El encerrón en Amsterdam empezó siendo un monumento al sentimentalismo más ramplón y terminó en algo peor: en una exhibición de intolenrancia "progre", maniqueísmo y, sí, violencia de los dos dizque "no violentos".

La ridícula boda con Lennon (pretendida sátira de la boda de McCarney) fue pionera de la comecialización de las bodas de famosos (¡¡décadas antes de la aparición de Thalia!!) Ahhh, ¡y sus sombreros! todo ello está contaminado por un irremediable tufo de cursilería, de la que ella es la única culpable, ya que su "hijo" John siempre hizo lo que ella quiso.

Yoko Ono prohijó al último John Lennon, aburguesado, confomista, cursi y mediatizado. Ella es, ante todo, una mercanchifle. Su "arte conceptual" no peca precisamente de original. Ideas que se inventaron mucho tiempo atrás (desde el Dadaísmo) y que ella sólo repitió. Será olvidada rápidamente, pero la cursilería que engendró perdurará por siempre

Imagine!

Los Ocho... y Cinco Más

La institución más sui generis que hay en el escenario internacional es el Grupo de los 8. De hecho, debo confesar que uno de los pocos libros (quizá el único) que se ha escrito y publicado sobre el tema es de un servidor "Ocho en la Cumbre", se llama. Desde luego, muchos dudan de la efectividad del G8, y califican a la cumbre anual como un acto social únicamente útil para “sacarse la foto”. De hecho, la práctica de sostener cumbres en las que participan personalmente jefes de Estado es duramente cuestionada por algunos ortodoxos de las relaciones internacionales. Uno de los principales críticos de las cumbres ha sido Harold Nicolson. Teórico fundamental la diplomacia mundial, deploró en alguna ocasión la práctica del contacto personal entre los estadistas del mundo, a la que calificó como “irrelevante, en el mejor de los casos…” “y hasta peligrosa, pues puede propiciar innecesarias desavenencias y malos entendidos”.

Pero, pese a sus muchos detractores, lo cierto es que las cumbres han servido para el propósito de acercar posturas entre dirigentes mundiales, reducir tensiones, construir consensos e intentar liderazgos colectivos. Por ejemplo, pocos cuestionan las aportaciones que a la preservación de la paz mundial efectuaron las cumbres entre los mandatarios de Estados Unidos y la Unión Soviética durante la guerra fría logradas, desde luego, no sin dificultades e incluso sufriendo eventuales retrocesos; y solamente la institucionalización de un Consejo Europeo, que no es más que la reunión semestral de los gobernantes de sus países integrantes, fue capaz de dotar a la Unión Europea de un órgano eficaz para la toma de decisiones comunitarias.

Actualmente, las cumbres periódicas se han extendido a prácticamente todas las regiones del mundo. Recuérdense, entre otras, las reuniones de la APEC, la ASEAN, la OTAN, la Organización de la Unidad Africana, el Grupo de Río y las Cumbres Iberoamericanas. Algunas más útiles y exitosas que otras, en general permiten el estrecho contacto entre los presidentes y una mejor comunicación para arribar a acuerdos para la defensa de intereses y el combate a problemas comunes.

Las cumbres son relativamente recientes en la historia de la diplomacia mundial. Analistas como John Kirton aseguran que las cumbres ”representan la tercera y, en algunos aspectos, más efectiva de las grandes olas internacionales de construcción de instituciones de la posguerra, siendo la primera de estas olas la construcción de la ONU y sus agencias especializadas en los años inmediatos al fin de la II Guerra Mundial, y la segunda la creación de organismos multilaterales complementarios a aquéllos, como el GATT, la OECD, la ASEAN, la OTAN y la Agencia Internacional de Energía (AIE), por citar algunos” .

Las cumbres aparecen como un intento de suplir las insuficiencias de los organismos multilaterales en la tarea de contener las recurrentes crisis políticas y económicas internacionales que suceden en el mundo desde los años setenta. El fracaso del FMI para salvar el sistema monetario internacional nacido en Bretton Woods, la ineficacia de las instituciones especializadas para responder efectivamente a los shocks energéticos y políticos de Medio Oriente, y la incompetencia mostrada por Naciones Unidas para manejar el nuevo orden económico internacional resultado de estas sacudidas, obligaron a establecer mecanismos más directos de coordinación en los que los mandatarios procuraran, por lo menos, intercambiar puntos de vista y darse una oportunidad para la reflexión.

En ese sentido, el G8 es un esfuerzo peculiar para otorgar un liderazgo político colectivo del más alto nivel a un mundo turbulento. Inaugurado en 1975 como un mecanismo sui generis de alto nivel para propiciar la reunión periódica de los líderes de las siete naciones más industrializadas del mundo capitalista (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido), el Grupo de los Siete (a partir de este año, de los Ocho) era concebido por sus dos principales promotores, Valery Giscard d’Estaing y Helmut Schmidt, como una instancia informal creada con el propósito de evitar los grandes e ineficaces encuentros multilaterales, que la mayor parte de las veces concluían en atrofia y burocratismo. La esencia de estas cumbres residía en agilizar las relaciones entre las potencias mediante el encuentro directo de sus jefes de Estado y en implantar, de esta forma, un mecanismo espontáneo de intercambios no burocrático y dueño de vida propia entre “los que realmente cuentan”.

Claro, desde el principio la integración de un club tan “exclusivo” provocó protestas del resto de la comunidad internacional. Por un lado, de las potencias económicas medias (como los Países Bajos, Bélgica o Suecia) y de los países en vías de desarrollo más habitados (India, Indonesia y China), que se sentían con suficiente derecho y representatividad para ser considerados miembros del grupo; por otra parte, del mundo en desarrollo, que reprocha al G8 su supuesta pretensión de hablar y decidir en nombre de la humanidad; y, por último, de aquellos que consideran que se está relegando a la ONU y al resto de los organismos internacionales a un segundo plano en beneficio de los países más ricos.

Los creadores del G7, sobre todo Giscard, pretendían que esta institución sirviera como un foro para tratar de establecer consensos entre las grandes potencias exclusivamente sobre temas de macroeconomía, política monetaria y comercio internacional. Pero, paulatinamente, los aspectos de política y de seguridad mundial, relegados en una primera parte, cobraron importancia, sobre todo a partir del inicio de la década de los ochenta, con el recrudecimiento de la guerra fría. Prueba de ello es que los acuerdos más importantes alcanzados en las cumbres del G7 tuvieron que ver con las cuestiones de política internacional. Compromisos trascendentales sobre el combate al terrorismo, el desarme, las relaciones Este-Oeste, la defensa de los valores democráticos, la guerra Irán-Irak y la invasión soviética a Afganistán fueron fruto de las conversaciones sostenidas en las cumbres.

Evidentemente, con esto no se quiere decir que el impacto del G7 en la economía internacional haya sido intranscendente. En las cumbres se han logrado importantes acuerdos, como los que permitieron destrabar, en su momento, las rondas de Tokio y de Uruguay del GATT, así como los consensos logrados para tratar de aliviar en algo el peso de la deuda externa a países en vías de desarrollo, como los alcanzados en París en 1989 y en Halifax en 1995. Dicho sea esto sin dejar de reconocer los muchos fracasos, a veces estruendosos, que ha sufrido el G7 durante su historia, e incluso la futilidad de algunas cumbres.

Fue, entonces, en los ochenta cuando se comenzó a percibir al G7 cada vez más como un organismo garante de la seguridad global, tendencia que se reforzaría en los noventa tras el fin de la guerra fría y el advenimiento de un confuso “nuevo orden internacional”. Asimismo, poco a poco los líderes de las democracias industrializadas han ido incorporando a la agenda los temas “globales” que afectan a la sociedad contemporánea, como el tráfico de drogas, la defensa del ambiente e incluso la propagación del SIDA.

La cumbre de 1998 marcó el inicio de una nueva era del G8. Fue la primera en la que Rusia participó como miembro oficial del “club”; en la que los gobernantes se encontraron verdaderamente solos, sin la presencia de ministros o asesores; y en la que se estableció una agenda limitada con temas precisos anunciados con antelación, que en esta ocasión fueron tres: empleo, lucha contra el crimen organizado y la crisis financiera asiática. El resto de los temas económicos y de política internacional fueron tratados en reuniones paralelas sostenidas por los ministros de Finanzas del G7 (de las cuales Rusia aún es excluida) y del los ministros de Relaciones Exteriores del G8.

Para bien o para mal, y ahora que la reforma a las Naciones Unidas está empantanada, sobre todo en lo concerniente a la conformación del Consejo de Seguridad, el G8 asume un nueva dimensión en problemas de seguridad y política internacional, lo cual, aunado a su renovado protagonismo económico, lo podría convertir en el instrumento global de toma de decisiones más prominente en el escenario del fin de siglo, por encima de otras instancias y organizaciones formales de carácter multilateral.

Ahora bien, a partir de la polémica Cumbre de Génova en 2001, en la que hicieron su aparición los moviientos antiglobalización, y con la eclosión e el scenario internacional de nacienes perfiladas a ser potencias económicas, se han multip´licado las voces de qines demandan la ampliación del grupo. Un G5 (México, Brasil, Sudáfrica, China e India) ha empezado a entablar reuniones paralelas a los ocho. Pero la creación de este G5, en el que participa México, y las críticas a la informalidad del G8 serán temas de un post posteriores.