viernes, 2 de agosto de 2019

El evo de Evo





“El evo tiene principio, pero no fin”.

Hace unos días el incombustible presidente de Bolivia, Evo Morales, dio inició a su campaña electoral rumbo a una nueva reelección como presidente de Bolivia.
Una candidatura a todas luces ilegal por incumplir el límite constitucional e ignorar el resultado del referéndum celebrado en 2016, el cual rechazó la reelección.

Para eludir la legalidad, Evo denunció un supuesto “engaño” del cual había sido víctima “La voluntad popular” y apeló a los “movimientos sociales”, los cuales “reclamaban” su permanencia en el cargo.

Se puso en juego una especie de “realidad paralela” para avasallar a los andamiajes legales e institucionales, argucia cada vez más común en Latinoamérica.
De esta forma, el Tribunal Constitucional boliviano avaló la reelección indefinida bajo el argumento de defender el “derecho humano” del presidente a presentarse a un cargo de elección popular.

Será la cuarta elección presidencial para Evo, quien, cabe recordar, también se impuso en un referéndum revocatorio en 2008. En aquella ocasión, Morales declaró “No tengo miedo al pueblo, que el pueblo diga su verdad, que el pueblo nos juzgue”. Y remató:  “Seguimos haciendo historia”

No es casual la larga permanencia de Evo en el poder, durante su largo gobierno se ha dado lugar a un crecimiento económico sin precedentes y a la reducción de los índices de pobreza. El PIB per cápita se triplicó, las reservas crecieron sostenidamente y la inflación quedó bajo control.
Sin embargo, la economía boliviana depende, en un porcentaje demasiado elevado,  en la exportación de gas a Brasil y Argentina. La economía no se ha diversificado, no se logró la industrialización y no hay otras fuentes de generación de ingreso más allá de las tradicionales actividades extractivas.

No se verificó ninguna transformación económica, pero por un  largo período Bolivia se vio beneficiada por el incremento en los precios de sus materias primas.
A Evo también lo ha favorecido la mala calidad de sus opositores: desunidos y desprovistos de programas de gobierno realmente alternativos.

Pero la esencia, el verdadero secreto de la perdurabilidad de Evo y otros hombres fuertes de corte populista en el poder es la capacidad de generar clientelas fuertes. Y para ello se necesitan cuantiosos recursos económicos.

Morales, Correa, Chávez, Putin, Erdogan, Ortega, todos en algún momento han declarado ser “renuentes” a la reelección, pero acaban cediendo por considerar a la alternancia como algo "peligroso" para sus “muchos logros y transformaciones sociales”.

Se sienten “indispensables”, de hecho, “providenciales”. Nadie mejor para completar la tarea de “hacer historia”, nadie más competente en la noble tarea de “emancipar a los pobres”.

Ya no se pertenecen, por eso, al final, ceden a la exigencia reeleccionista  del Pueblo y se sacrifican por una eternidad si es necesario.

Y el Pueblo manda, ¿O no?


Pedro Arturo Aguirre


Publicado en la columna Hombres Fuertes del diario ContraRéplica, 31/07/19

No hay comentarios: