viernes, 11 de febrero de 2011
No se cansa de meter la pata este menso.
Muy, pero muy desafortunado fue el gesto dizque "simbólico" o vaya a saberse lo que pretendió hacer hacer Felipe Calderón al cabalgar en una yegua junto a cadetes del Colegio Militar, tal y como hace 98 años hizo Francisco I. Madero en lo que se conoce como la Marcha de la Lealtad. ¿Qué tiene el presidente dizque en guerra con los narcos que estar proyectándose con el malogrado (a fin de cuentas) Madero? Esa calbalgata de 1913, cuando Madero enfrentaba el levantamiento armado que lo llevó a la renuncia y a la muerte, fue la marcha de un cordero yendo directo al matadero. Simboliza derrota y a un político agobiado por sus errores. ¡Vaya mensaje! "Todos los regímenes tratan de obtener beneficios del manejo simbólico de la historia, de personajes que podrían enaltecer al gobernante en turno. Sin embargo, ese simbolismo puede no ser el más afortunado y creo que en este caso justo que se conmemora la Marcha de la Lealtad el presidente baje en un caballo del Alcázar pues podría no ser una referencia simbólica muy afortunada algo que seguramente los asesores del presidente deberían comentarle, muy probablemente el presidente no sabe el desenlace del final de esa jornada", dijo Carlos Martínez Assad al comentar el desaguisado presidencial. Pues sí, ya me imagino lo limitado de los asesores de un presidente tan inculto y tan carente de una verdadera formación política, intelectual y personal como Calderón. Conozco a este tipo de pequeños políticos que gustan rodearse de sicofantes y amigos incondicionales. Sus asesores más preciados siempre serán los que sepan decir "sí señor presidente", "lo que usted diga, señor presidente" con mayor ahínco y convicción.
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