sábado, 10 de julio de 2010

Alemania multicultural y triunfadora




Este oso declara ser hincha del equipo nacional de Alemania desde su más tierna infancia, y ahora que ha terminado el feo mundial de Sudáfrica reconoce estar henchido de alegría y orgullo al ver que la Mannschaft se ha reafirmado con su tercer ligar como uno de los mejores planteles del mundo, confirmando una vez más las vocaciones que desde siempre han hecho a Alemania grande en este deporte: tenacidad, fuerza, irreductible mentalidad ganadora, efectividad, pundonor y constancia. En esta ocasión, Alemania mandó un equipo joven que en mucho supo animar un campeonato que fue bastante anodino en líneas generales y, lo más importante, que fue un fiel reflejo dela multiculturalidad que prevalece en este país centrouropeo. El plantel no se conformó exclusivamente con representantes de la Alemania profunda y "aria", sino con nacionalizados e hijos de extranjeros residentes. Se acentúa el rasgo multicultural que ya se insinuaba a principios de este siglo, en otro de los tantos síntomas sociales transformadores que sucedieron a la caída del Muro de Berlín. Entre los 23 hay decendientes de africanos (Dennos Aogo, hijo de padre nigeriano y madre alemana; Jerome Boateng, de padre ghanés, y Cacau, brasileño de Santo André); dos de ascendencia turca (Tasci y el genial Özil); Marin, nacido en Bosnia-Herzegovina; Khedira, de padre tunecino y madre alemana; y los descendientes de polacos Podolski, Klose, y Trochowski, sin olvidar al delantero Mario Gómez, de madre española.

Esta estupenda selección es una fehaciente prueba más de que las inmigraciones tienden a fortalecer más que a debilitar a las sociedades receptoras. ¡Qué así sea, siempre!

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