lunes, 7 de diciembre de 2009

Es hora de proscribir a la Iglesia católica


Pocas cosas me repatean más que la hipocresía de la Iglesia católica, que con tanto fervor persigue a las mujeres que se ven obligadas a abortar, pero solapa de buen grado los abusos de los curas y tolera la violencia contra las mujeres, entre otras de las muchas vilezas que podemos reprocharle. La última felonía de esta gran asociación delictuosa promotora de mentiras fue develada por un informe oficial del gobierno de la pía Irlanda sobre decenas de sacerdotes que han abusado de centenares de niños durante años con la complicidad de la jerarquía eclesiástica, la cual encubrió cuidadosamente estos hechos con la complicidad de la policía. Alrededor de 450 niños fueron víctimas de abusos sexuales practicados por una cincuentena de sucios sacerdotes entre 1975 y 2004. Y los autores de estas sevicias fueron protegidos por los cuatro arzobispos que se han sucedido en la diócesis de Dublín en esta larga etapa. ¡Cuán repugnante! Y eso no es todo, el informe es publicado seis meses después de otra investigación, que reveló decenas de abusos desde los años 1930 hasta los años 1990 en las instituciones para niños dirigidas por la perversa Iglesia católica. El informe narra cosas tan repugnantes como la de aquel padrecito que sometía a una niña pequeña para insertarle brutalmente un objeto en su vagina, y luego en su ano. El objeto, por supuesto, era su crucifijo. Se trata del curita de la localidad de Glendalough (y responsable de la escuela primaria), y se mantuvo al frente de estas responsabilidades más de tres años después de que los padres de la niña se quejasen del repugnante delito ante el arzobispo de Dublín, Desmond Connell. Esto en años 1990. Y así abundan anécdotas por el estilo en todo el informe.

Gran escándalo en Eire, pero sólo por el momento. Como tantas veces, el Vaticano tratará de enterrar y solapar el asunto. Hipócritas cretinos. ¡Qué razón tiene Fernando Vallejo cuando exige la proscripción de esta aborrecible institución!

1 comentario:

JHT dijo...

Es un horror que provoca nausea. Deberían ser tratados como o que son: criminales. No sé que indigna más: si sus delitos, o su proclividad a eregirse como jueces morales de toda la humanidad.