La semana pasada se celebraron eleciones en India, qué más que un país es un subcontinente. Unos 420 millones de ciudadanos concurrieron escalonadamente a las urnas en todo el país, a lo largo de una "jornada electoral" que se extiende por espacio de casi un mes. Todo transcurrió ordenadamente. mucho más que en ocasions anteriores. Las elecciones en la India suelen saldarse con decenas de muertos, cosa que ahora no ocurrió. Los resultados de los comicios nacionales culminaron con una victoria tan rotunda como inesperada del Partido del Congreso y contienen lo que parece como un mandato explícito: acelerar el proceso de modernización del país. Esto es, consolidar la estabilidad y el crecimiento. Desde el secularismo, confirman una saludable separación entre los ámbitos religioso y político.
El partido de la dinastía Nehru-Gandhi, de la mano del primer ministro Manmohan Singh, consiguió esta vez un triunfo realmente histórico. Es la segunda oportunidad en la historia que un primer ministro indio es reelegido para un segundo mandato consecutivo. El primero en lograr esa reelección fue el propio Jawaharlal Nehru, en 1977. Singh ha demostrado que no sólo es un excelente economista y un gobernante íntegro de agudo intelecto, sino también un astuto estratega electoral que logró debilitar a la oposición apuntando a su historia de sembrar divisiones en la sociedad, en lugar de impulsar los consensos que el crecimiento siempre exige.
Además, supo evitar algunas de las celadas tradicionales de la política local: el populismo, que lucra con la división social en castas y enfrenta a unos contra otros desde los resentimientos; el sectarismo hindú, que ha derivado reiteradamente en la intolerancia religiosa respecto de musulmanes y cristianos, y las intensas rivalidades regionales que habían atomizado el espectro político.
A todo esto ello cabe sumar desprenderse, casi sin costos, del Partido Comunista, que -participando en la coalición de trece partidos sobre la que edificó su primer mandato- había paralizado las principales reformas que la modernización de la India necesita. Ahora, entre otras cosas, la India podrá reducir las barreras a la inversión; eliminar algunos subsidios; ordenar las finanzas públicas; liberar selectiva y gradualmente algunos sectores aún cerrados de su economía, y profundizar las reformas de la infraestructura con participación del capital privado.
Los votos mayoritarios retribuyeron maduramente a una administración que ha acercado a la India al mundo y la ha hecho crecer, en los últimos años, a un ritmo del 9% anual, disminuido hoy al 6% por la crisis económica mundial.
Los votos mayoritarios retribuyeron maduramente a una administración que ha acercado a la India al mundo y la ha hecho crecer, en los últimos años, a un ritmo del 9% anual, disminuido hoy al 6% por la crisis económica mundial.
Para nuestro PRI la transformación del otrora Partido del Congreso como una fuerza política capaz de volver al poder y fungir como un factor transformador y democrático encierra una gran lección. ¿Tendrán los dirigentes priístas la capacidad y, sobre todo, la voluntad política para reconvertir a su partido en algo similar? Francamente, lo dudo.
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